Lo ideal es tener un plan
Pasadas dos semanas del día en que se avergonzó a sí mismo llorando como un niño frente a su personaje favorito, Lexis logró obtener toda la información que estimó conveniente de la biblioteca, bueno, todo a excepción de un mapa.
Resultó que los mapas en el mundo de la novela eran particularmente escasos, en especial en el norte, ya que no muchos cartógrafos estaban interesados en trabajar lejos del mar.
A Lexis le tomo una semana de súplicas el que Emiliano le permitiera tener un mapa del imperio. Día y noche lo persiguió por los pasillos, llegó al punto de coaccionar a Juno para que lo ayudara a convencer a Emiliano a cambio de pasearla en su espalda por todo el jardín.
Fue agotador, pero lo consiguió. Al cabo de una semana el duque se hartó de que sus hermanos pequeños no lo dejaran trabajar y finalmente cedió.
Emiliano le «prestó» a Lexis un viejo mapa que ya no se usaba porque tenía más de 40 años. No era lo mejor que había, pero era suficiente.
—Es comprensible que no quisiera torcer el brazo, no importa que tanto quieras a tus hermanos, darle a un niño un objeto tan valioso podría considerarse irresponsable —habló en voz alta Lexis mientras estiraba con cuidado el mapa en su escritorio—. Pero cómo demonios iba a saber yo que no teníamos mapas en la biblioteca, con lo grande que es, es irrazonable.
En todo el ducado solo había un total de 5 mapas, el más completo estaba en la oficina del duque, Emiliano pagó una fortuna por él, era del porte de una pared y mostraba con exactitud todo el imperio; sus ciudades, los poblados, los puertos, los caminos, las granjas, en fin, mostraba todo.
El resto, sin contar el que Lexis había obtenido, estaban bajo llave. No eran mucho más grandes que una mesa de café y solo mostraban el ducado De Castella sin mucho detalle en realidad.
El que Emiliano le dio a Lexis, por otro lado, salvo por ser viejo y pequeño como un libro abierto, mostraba todo el imperio de Seorene. Claro, con una desactualización de 40 años, por lo que lo único confiable en él eran las cosas importantes como la capital, los ducados, los puertos más viejos, las aldeas de producción agrícola que había en esa época y las minas.
—No es mucho, pero con esto es más que suficiente. Por lo menos está en buen estado, Emiliano dijo que el abuelo le pago a un mago para que imbuyera magia de conservación en él. Ah... —suspiro nervioso—. Siento que estoy jugando con la primera edición restaurada de Don Quijote. ¡Qué nervios!
Con el mapa abierto, rebusco en los cajones y saco varias hojas de papel, pluma y un tintero.
—Lo bueno es que aunque son caros, el papel y la tinta es algo que puedo a placer. Qué bueno es ser un niño rico.
Estando ya al tanto del estado económico y político De Castella con el imperio, se propuso a repasar los hechos relevantes que recordaba de la novela y con ellos trazar un plan.
Bueno, nadie dijo que Lexis fuera bueno haciendo planes.
—Me siento estúpido escribiendo lo obvio —dijo mientras remojaba la pluma en el tintero y sacaba otra hoja—. Pero bueno, por algo hay que empezar. Primero centrémonos en lo que sabemos.
Haciendo un dibujo sencillo del mapa que Emiliano le dio, Lexis comienza a relatar los hechos que recuerda.
—El imperio Seorene se extiende desde el paso de las dos torres hasta la cordillera De Castella. Tiene una gran extensión y es privilegiado en recursos, tiene muchos puertos y muchas montañas de donde sacar minerales. Cualquiera diría que lo tiene todo para vivir en paz, pero no es así.
Con pluma en mano, Lexis comienza a dibujar flechas sobre su mapa.
—Por un desacuerdo que ALGUIEN —remarcándolo como hablándole al autor— no se molestó en explicar, el imperio se la pasa en una guerra sin sentido con el Reino de Zelek. Los ducados De Biviel y Cerestia comparten territorio en la frontera, por lo que no les queda de otra que enviar a sus tropas al paso. En ocasiones solicitan ayuda a las casas nobles en el sur, pero no es la gran cosa, ya que ellos solos se las apañan bien.
Remojando la pluma en el tintero, continua.
—Como De Castella es el único ducado del norte, una guerra en el sur no nos tendría porque afectar, pero todo se complica cuando el emperador, Regis Seorene, envía una misiva exigiendo algo ridículo. Como los ducados del sur están en guerra «protegiendo al imperio», si como no —se burla Lexis—. Estos están exentos de impuestos. Dretón por su parte, tiene el segundo puerto más grande del imperio, por lo que no le importa pagar el 30% de sus ganancias anuales, siempre y cuando no lo obliguen a enviar sus barcos a invadir Zelek. De esta forma, el ducado De Castella, que es el más grande tanto en extensión como en riquezas, termina cubriendo gran parte de las necesidades financieras del estado todos los años. Pero esto no parece ser suficiente para el emperador.
—El emperador le exige al ducado De Castella que ofrezca como tributo la mina más grande que tiene. Es la que más remunera al ducado y la que tiene los minerales de mejor calidad, Seorene la que querido por generaciones, pero nunca ha logrado obtenerla.
—Como Emiliano se niega a entregar la mina, el emperador envía otra carta, esta es una amenaza excusada como un parte de guerra.
«Si el duque De Castella no entrega los derechos de la mina ni asegura un paso protegido libre de peaje a su territorio para la familia imperial de Seorene, se verá en la obligación de participar personalmente en la guerra contra Zelek, además de pagar el impuesto anual»
Lexis dio un suspiro, y con una sonrisa lamentable, siguió dibujando.
—Emiliano está entrenado como soldado y su ejército es basto, pero no está ni cerca de estar preparado para una guerra. El emperador lo sabe. Todo Castella lo sabe, aun así, Emiliano tiene los huevos más grandes y acepta las condiciones del emperador. Toma a sus hombres y marcha por cerca de mes y medio, cuando llegan a la frontera, los duques De Biviel y Cerestia, que no solicitaron su ayuda, tratan a Emiliano como un invasor que busca sacar aprovecho al inmiscuirse en una guerra que no le compete. Resulta que el emperador nunca informo al sur que el duque De Castella iría por órdenes suyas.
—Por este rencor infundado —con un creciente odio cargado de resentimiento, Lexis arrastra las palabras mientras traza un último dibujo, una calavera con una "E" por nombre—, los duques del sur, en pleno campo de batalla, abandonan a Emiliano y sus hombres en el frente, donde mueren rodeados por el enemigo. Con esto, Emiliano es asesinado a la semana de llegar a la frontera... esos malditos bastardos.
Dando un respiro, intenta calmarse.
—Con Emiliano muerto, los nobles del sur y el emperador presionan a Renard para entregar la mina a cambio del cuerpo del duque...
Las manos de Lexis tiemblan por la indignación, la pluma se carga en el papel manchándolo todo.
—Renard viaja a la capital para tomar el título de duque y hacer el intercambio, en medio de la ceremonia se revela que Renard es un apóstol del señor. Desesperado, se casa con Sarah Viesca para así reclamar el ducado y que no caiga en las manos del emperador, la casa Viesca negocia la entrega de la mina mientras él cumple sus labores como apóstol. Se supone que ellos debían proteger el ducado en lo que Renard hacía su sacerdocio y ¡ni una mierda hicieron!
Frustrado, Lexis raya el mapa con rabia hasta romper la pluma y las hojas, dejando un desastre.
—¡Aun con todo, los hijos de puta tardan más de un año en entregar el cuerpo de Emiliano! Y cuando llega al ducado, es traído en una carreta de heno y por ataúd solo una vieja caja de pino, ¡como si fuera un vulgar ladrón!
Furioso, Lexis golpea la mesa derramando el tintero sobre sus dibujos.
—Ningún noble, por muy odiado que sea, es sepultado en una caja de pino. Ninguno.
Por muy urgente que fuera el entierro, el imperio de Seorene tenía antiguas y estrictas tradiciones que debían cumplirse sin falta.
Siempre que el difunto fuera un noble, se ordenaba labrar losas de granito directo de la piedra para su eterno descanso. Y para ser trasladado, el cuerpo es puesto en un ataúd de roble o caoba, como mínimo.
Por costumbre, el cadáver de un noble es vestido con su armadura ceremonial, las manos se colocan sobre el estómago y empuñando una espada si la muerte fue en guerra. Así mismo, el féretro es cubierto por una capa roja que lleve el emblema familiar, además es transportado hasta sus tierras en una carroza funeraria oficial dada por la familia imperial.
Que Emiliano fuera mancillado de esa forma no era solo un insulto, sino una humillación. Y todo por una mina, no, todo por la codicia del emperador. Había razones de sobra para que Lexis estuviera furioso. ¿Quién no lo estaría?
Dando amplias bocanadas de aire, Lexis volvió en sí y aclaro su cabeza. No podía enojarse tanto por cosas que todavía no habían pasado.
—Cálmate, hombre —dándose golpecitos en las mejillas—. Ni siquiera es tu hermano, además esas cosas todavía no pasan. ¡Vamos! Solo tenemos que seguir el plan.
Tomando la hoja que escurría en tinta con el plan de dos pasos, leyó en voz alta:
«Paso uno: evitar los eventos canónicos».
—En otras palabras, si impedimos que Emiliano vaya a la guerra, nada malo pasará, no habrá muerte ni matrimonio forzado. Además, no es hasta que Renard va a la capital a reclamar el título de duque que es descubierto como apóstol, por lo que, si convencemos a Emiliano de que entregue la mina sin decir ni pío, evitaremos todas las desgracias y ¡fin de la historia!
Lexis se quedó tarareando una alegre tonada a la vez que ondeaba la hoja de papel con el plan como si tuviera todo resuelto. Y fue feliz hasta que se le acabó el optimismo y volvió a la realidad.
—Sí, fin de la historia... —murmuró a regañadientes.
Y, arrugando la hoja de papel con cizaña hasta hacerla una bola, tomó impulso y la lanzo con todas sus fuerzas por la ventana en lo que gritaba a todo pulmón:
—¡¿Y CÓMO CARAJOS SE SUPONE QUE HAGA ESO?!
...
Galería de imágenes.
1. El mapa que Lexis quería dibujar.
2. Lexis al planear su estrategia para salvar a Emiliano.
3. Lexis al caer en cuenta que su plan es completamnete irreal.
***Todos los memes fueron extraidos de internet y pertenecen a sus correspondientes artistas.
**Los mapas son de creación propia y se utilizo Inkarnate(versión gratuita) para su elavoración.
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