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28. Así acabó todo

28. Así acabó todo

En cuanto pusieron un pie en el Gotei, todos los shinigamis que pasaban por ahí instantáneamente posaron sus ojos sobre ellos, lo que les provocó un intenso estado de incomodidad, y más sabiendo, lo que habían hecho la noche anterior, era como si supieran lo que había pasado. Ambos habían acordado actuar como de costumbre, hasta que el capitán Kuchiki no hablase con el comandante Yamamoto, cosa que, claro está, iba a hacer enseguida.

Se dirigieron una silenciosa despedida con la mirada y partieron por distintos caminos.

Renji, como no podía ser menos, y pletórico como estaba, sin demora fue a buscar a sus amigos, empezando por Ikkaku, para contarle todo lo que había pasado y la inmensa felicidad que sentía.

Por fortuna para el, no solo se topó con el calvito, sino con el novio de este y además Hisagi y Kira.

-¡¡Ey chicos!!-Abarai sentía que jamás había tenido tantas ganas de contarle nada a nadie en su vida y se acercó rápidamente a ellos.

Como era de esperar, todos sus amigos se entusiasmaron al verle y comenzaron a bombardearle a preguntas, que el pelirrojo procuraba no responder ya que quería contarles todo lo ocurrido durante el fin de semana con pelos y señales empezando por el primer día.

Cuando por fin logró hacerlos callar, les narró todo lo acontecido desde que pusieron un pie en Tokyo. Ikkaku y Yumichika asentían como si estuvieran atentos a la historia y fuera la primera vez que la oían, Hisagi bostezaba de vez en cuando controlándose interiormente para no decirle a su amigo que fuera directamente a lo que pasó tras su pública declaración en el acuario, y Kira apenas podía miralo a la cara por si se le delataba la culpabilidad por lo de Keikun.

Renji estaba muy ansioso por desahogarse, les contó absolutamente todo y por suerte no se dio cuenta de que el interés de los que le escuchaban aumentó cuando llegó a la última noche en el hotel- así...que Byakuya y yo oficialmente estamos juntos-concluyó el pelirrojo con una inmensa sonrisa.

En el acto, sus amigos se le echaron encima muy contentos, dándole efusivos abrazos, palmaditas en la espalda y con comentarios como 'ya era hora' o 'menos mal que espabilaste'.

Y tras tantas muestras de alegría, Kira como no podía más y desde su punto de vista ya no tenía importancia, soltó lo que tanto le torturaba-al final sirvió de mucho que contratásemos a Keikun- a pesar de que lo dijo inocentemente, todas las miradas, incluida la de Shuuhei lo atravesaron, haciéndole sentir el ser más pequeño del universo.

-¿Qué hicisteis qué?-Abarai sintió como sus puños se cerraban y unas inmensas ganas de matar florecían en su cuerpo-vosotros....¿contratasteis a ese imbécil?-Yumichika automáticamente se escondió tras Ikkaku como si eso fuera a servir de algo, Kira se llevó las manos a la boca en señal de clarísimo arrepentimiento y Hisagi no sabía hacia que lado echarse a correr. Por suerte para todos, Madarame habló.

-Eh, que de no ser por ese Tsuchiya jamás habrías sido capaz de declararte a tu taichou, solo lo hicimos para que salieras de tu ensoñación y te dieras cuenta de que podías perder lo más valioso que tenías.-tras decir esto se sintió tan bien consigo mismo que tuvo que añadir- así que en vez de echarnos la bronca tendrías que darnos las gracias.

El pelirrojo no salia de su asombro, a pesar de que Keikun se las hizo pasar canutas, el calvito tenía toda la razón, así que derrotado tuvo que darles las gracias, recuperando el buen humor que tenía en un principio.

Byakuya, por su parte y como no podía ser de otra manera, había ido de cabeza a hablar con el comandante general, con la firme determinación de que pasase lo que pasase no lo separarían de Renji, al fin y al cabo, ya perdió un amor una vez y no le pasaría de nuevo, el también merecía ser feliz.

Así que tras anunciarse, y ser recibido se encontró con el capitán de la primera división, que muy alegre le preguntó por su fin de semana en el mundo humano.

-Muy bien Yamamoto taichou, conocimos muchos lugares y compramos regalos...pero....pasó algo más de lo que quería hablarle urgentemente...-había llegado la hora de la verdad, saber si su amor estaría prohibido o de lo contrario aceptado, las caras de todos sus antepasados pasaron por su mente y sintió miedo, miedo a que le negasen la felicidad que tanto deseaba, aun así se armó de valor, era ahora o nunca, no pensaba esconderse de nada ni de nadie-verá...durante el viaje...mi teniente Abarai Renji y yo...-tragó saliva y cerró los ojos, no iba a ser capaz de ver la expresión en la cara del mayor al soltar la bomba-nos dimos cuenta de que nos amamos y queremos estar juntos....con o sin su aprobación...aunque eso suponga...

-Lo apruebo-interrumpió el anciano apenas sin inmutarse, adornando sus palabras con una dulce sonrisa en el rostro, el moreno alzó la vista para verlo, no pudiendo disimular su expresión de anonadado-¿qué hay de malo en que dos personas se quieran?...además se que el objetivo de ese viaje era para que vosotros acabarais juntos por lo que tengo entendido- el labio inferior de Byakuya casi llega al suelo, mientras que Yamamoto comenzaba a reírse animadamente, tal vez al ver el efecto que habían causado sus palabras en el consternado capitán del sexto escuadrón-¿sorprendido? Yo me entero de todo lo que pasa en esta sociedad-continuaba con sus risas-puedes retirarte, no tengo ningún problema en que tú y tu teniente anden juntos, siempre y cuando no afecte a vuestro trabajo-dedicó una cálida sonrisa al Kuchiki, que solo pudo hacer una reverencia y salir de allí aun cavilando sobre lo acontecido.

Nada más salir del lugar y darse cuenta de que lo que había pasado no era producto de su imaginación, se apresuró a su mansión, al fin y al cabo ahí es donde habían quedado que se encontraría con Renji tras hablar con su superior.

Y tal como lo esperaba, ahí estaba su pelirrojo, en la sala de estar, algo nervioso. Byakuya que no podía contenerse y abrazando a Abarai con inmensa alegría le comunicó que no pasaba nada si estaban juntos, esto sentó muy bien al de rostro tatuado que además le dijo que de camino a la mansión se había topado con Kenpachi y no pudiéndose callar le había dicho a los cuatro vientos que amaba a su capitán y que por más que lo intentase no le serviría de nada, que no los separaría.

El moreno se sentía más dichoso que nunca, estaba con su ser amado y nadie de importancia para el, claro está, se oponía al amor que ambos se profesaban, no quería separarse de Abarai por nada del mundo y lo abrazó con todas las fuerzas que pudo, pero éste cortó el abrazo pillando por sorpresa al capitán, que alzó la vista y se percató de que su teniente estaba algo sonrojado y apartaba la vista.

-Etto...-Renji se notaba avergonzado, pero era algo que quería decir desde la noche anterior, no podía perder más tiempo para soltarlo-hay algo que...me gustaría que te pusieras porque te quedaban muy bien...si no te importa...

Byakuya puso cara de no entender absolutamente nada mientras que su enamorado se levantaba y sacaba algo de la maleta que había llevado al viaje-¿de que se trata?-no pudo evitar preguntar, algo preocupado por el rubor de su compañero, pero en cuanto este le enseñó que se trataba de las orejas de neko no pudo evitar esbozar una sonrisa.

FIN

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