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26. ¡Es mi novio!

26. ¡Es mi novio!

Yumichika entró en el aseo público del acuario apresuradamente y fue directo al dispensa jabón, el cual casi vacía del todo por la histeria y repulsión que sentía de solo pensar que había tocado un chicle masticado por váyase a saber quien. Tan ensimismado estaba en la tarea de limpiarse, que no se percató de que su novio había entrado detrás de el y solo reaccionó cuando notó las manos de Ikkaku rodearle la cintura desde su espalda.

-Te ves muy sexy lavándote las manos- Madarame mientras hablaba iba acercándose más y más a Ayasegawa e iba apretándolo más contra sí.

-Ya veo a donde quieres llegar Ikkaku...-decía mientras lo miraba a través del espejo que tenía enfrente-pero estos son unos aseos públicos...nos pueden pillar...

El calvito sin alejarse un ápice de su pareja, echó una ojeada a su alrededor y sonrió contento cuando vio que podían meterse en uno de los cubículos y cerrar la puerta sin problemas. El moreno como dándose cuenta de los planes de su amado, rápidamente le increpó-eso es asqueroso, no pienso hacer nada ahí, ¡¡es el inodoro!!-decía mientras movía la cabeza de un lado a otro en señal de clara desaprobación.

-¿Y si lo hacemos de pie y no tocamos nada?-Ikkaku parecía ligeramente suplicante.

-Pero nos puede oír alguien y...-Yumichika dejó de hablar ya que la mirada que le echaba su novio había conseguido convencerle, así que resignado añadió-...claro que tiene su morbo hacerlo en un lugar público-le guiñó un ojo a su amante a través del espejo y este mostrando una abierta sonrisa se separó de Ayasegawa y tras comprobar cual de los pequeños cubículos estaba más limpio y que efectivamente en ese momento solo ellos estaban en el servicio, él y el moreno se adentraron en el pequeño cubil y lo cerraron con el seguro.

Yumichika tenía muchos reparos en ese momento por culpa del escenario donde llevarían a cabo su demostración de amor, pero la excitación que sentía era mayor, así que al instante en el que ya estaban encerrados, se lanzó ansioso a los labios de un Ikkaku igual de excitado que el.

Comenzaron a desabrocharse mutuamente los pantalones, cosa que dicha sea de paso, les costaba más quitarse que la ropa de shinigami a la que estaban mucho más acostumbrados, pero por fin lo consiguieron y se los colgaron por los hombros de malas maneras, dejando a la luz que los dos estaban listos para la acción y no necesitaban muchos preámbulos ni miramientos a esas alturas.

El moreno se colocó de espaldas al calvito y muy a su pesar y por necesidad, apoyó sus manos contra la pared mientras su pierna derecha permanecía alzada sobre la tapa del inodoro.

Ikkaku se posicionó tras el y comenzó a masajear el miembro erecto de su pareja, que no podía sino emitir roncos gemidos de placer-deja de torturarme Ikkaku...-éste por su parte soltó una leve carcajada y mientras seguía con su tarea manual, se puso a recorrer con su lengua la espalda de Ayasegawa, cuya respiración se aceleró-no voy a ser capaz de estar callado....

Madarame con su otra mano libre, palpó la entrada de su novio y colocando su propio miembro justo preparado para entrar, dejó de masturbar a Yumichika y llevó la mano a la boca de este, tapándosela, mientras con la otra mano, se ayudaba a penetrarlo.

Este echo provocó que el moreno soltara un fuerte gruñido de placer y que se moviera vehemente hasta que estuvo totalmente penetrado, lo que a Ikkaku le hizo soltar un resoplido, mientras densas gotas de sudor recorrían su rostro.

El vaivén de estocadas iba aumentando de ritmo rápidamente, y Yumichika sin poder evitarlo soltaba esporádicos y sonoros jadeos, que a pesar de que su efusivo amante se preocupaba por evitar, ni siquiera el mismo era capaz de controlar los que salían de su propia boca. Estaba siendo más duro de lo que creían en principio eso de no delatarse.

Ayasegawa respiraba agitadamente, sus mejillas sonrojadas delataban lo caliente que estaba, una de sus manos automáticamente se separó de la pared y se posó en la cintura de su novio, como ayudando a impulsar el meneo que ambos realizaban. Ikkaku como podía mantenía su boca cerrada a pesar de las ganas que tenía de desahogarse como era debido. Así que centraba todos sus esfuerzos en no gemir audiblemente y en satisfacer a su enamorado con su afanosa mano libre.

Pero el momento final se acercaba, el lo sentía en su miembro y su pareja también se lo advirtió casi en placentero susurro, así que en un impulso, Ikkaku separó a Yumichika de la pared y comenzó a besarlo, haciendo así, que cuando ambos convulsionaron juntos, los gemidos se ahogaron con los ardientes besos.

Tras un largo rato siguiendo a Keikun, Renji y Byakuya, y después de que Ikkaku y Yumichika se unieran a ellos de nuevo luego de haber desparecido inexplicablemente durante un tiempo, el grupo de conspiradores continuó con el plan de espiar al trío, cada vez mas nerviosos puesto que lo planeado iba a llevarse a cabo de un momento a otro.

Byakuya por fin estaba contento, después de haber visto muchos y muchos peces, había llegado a los pingüinos que tanta ilusión le hacía ver, Renji no había abierto la boca en toda la mañana y no dejaba de observar a Keikun que parecía todo un experto en biología marina y no dejaba de guiar a su capitán, como si de un trabajador del acuario se tratara.

Muchas familias y grupos de personas se agolpaban a su alrededor y Renji, disgustado y cabizbajo apenas estaba atento a los animales blancos y negros que todo el mundo admiraba embelesado. Repasaba mil estrategias mentalmente, que le pudieran ayudar a deshacerse del insoportable peliazul, decir cualquier cosa que le hicieran evaporarse en el aire y dejarle solo con su taichou, pero no se le ocurría nada que no fuera una clara declaración de celos por su parte, cosa que, claro está, el no iba a demostrar, celoso para nada...hasta que...

El capitán del sexto escuadrón sacaba fotos distraidamente a las criaturas que le parecían tan adorables, Renji estaba pensando en las musarañas a su lado derecho y Keikun a su izquierda continuaba relatándole cosas sobre los animales del polo. Así que el peliazul tras echar un rápido vistazo y comprobar que el pelirrojo estaba lo suficientemente cerca como para escucharle, alzó la voz y dijo- Byakuya...debes saber algo...y no puedo callármelo porque te vas mañana y me arrepentiría de no hacerlo...-el moreno bajó la cámara de fotos y le dirigió una interrogante mirada a la espera de que continuara-verás...-el Tsuchiya fingiendo necesitar más contacto para poder hablar sin problemas por el bullicio de fondo, se pegó más al Kuchiki y siguió-eres la persona más increíble que he conocido nunca...y debes saber...que me gustas....y mucho- Keikun miraba fijamente a su sorprendido interlocutor a los ojos y de reojo vio complacido como Renji se giraba hacia ellos y los miraba con estupefacción, aun así eso no lo detuvo y prosiguió-¿pasarías tu última noche aquí conmigo?

1....2....3....Hasta aquí.

Byakuya ni siquiera pudo responder a la pregunta que le habían formulado, porque una furtiva ráfaga roja pasó por su lado y asestó un puñetazo en la cara del peliazul, que cayó al suelo por el impacto y provocando que todos los de alrededor se quedaran en silencio y se apartaran de la pelea, mientras observaban curiosos.

Un agitado y furioso Renji permanecía de pie junto a un atónito Keikun, que de la impresión ni se había levantado aun del suelo. Hasta que por fin salió de su sorpresa y habló.

-¿Cual es tu problema?-se notaba cierta furia en la voz del gigoló, sobretodo cuando al pasar su mano por el labio, comprobó que un hilo de sangre emanaba de el.

-¡Tu eres mi problema!¿quien te crees que eres para meterte en nuestras vidas?-Abarai sentía que en breves instantes se lanzaría sobre ese tipo y descargaría su infinita ira sobre el.

-¿Disculpa?-Keikun se levantó del suelo y se posicionó junto al moreno que estaba completamente inmóvil- que yo sepa, en la vida que me he metido es en la de Byakuya y eso no te debería de afectar para nada ¿no?

El pelirrojo no podía más, hasta aquí llegaba su límite, cerraría la boca a ese bastardo de una vez por todas y como debía hacerlo-pues si me afecta porque...porque Byakuya es...¡es mi novio! y ni tu ni nadie nos va a separar-sin mediar una palabra más y con el corazón latiéndole fuertemente en el pecho, agarró impulsivamente a su taichou de la mano y salieron de allí.

Los conspiradores se habían quedado sin habla, lograron su objetivo y mucho más. Así que cuando salieron de su asombro se acercaron a un sonriente Keikun al que felicitaron por su gran trabajo, Rukia le pidió disculpas por el puñetazo de su amigo, pero el peliazul les comunicó que no era la primera vez que le pegaban y tras despedirse del grupo se marchó. Los demás por su parte, se fueron a celebrarlo alegremente, en lo que sin lugar a dudas sería una de las celebraciones más merecidas de su vida.

Mientras, un silencioso Renji y un Byakuya en lo que parecía estado de shock, llegaban aun cogidos de la mano al hotel. Una vez allí, el furioso pelirrojo, que ni siquiera había saludado a la recepcionista al recoger la llave, entraba por la puerta de la habitación, y ya dentro...

Continuará...

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