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23. Unas chicas especiales

23. Unas chicas especiales

Cuando la pandilla de conspiradores llegó al parque se encontraron con la grata sorpresa de que el susodicho Keikun ya estaba en el lugar, les saludó educadamente y todas las dudas que podían tener cualquiera de ellos respecto a la reacción de Byakuya se difuminó en el acto. Yumichika estaba más que encantado de conocerlo, Ikkaku comprensiblemente molesto, Kira sentía tanta culpabilidad que apenas era capaz de mirarlo, Hisagi estaba ansioso de ver la cara de su amigo pelirrojo cuando viera aparecer a ese adonis, y Rukia e Ichigo ni que decir tiene que más que complacidos.

-Sentimos haberte hecho esperar mucho...¿leíste lo que te mandamos?-Rukia parecía más entusiasmada que nunca en toda su vida.

-Si...parece muy interesante este Byakuya Kuchiki- Keikun sonreía mientras sostenía frente a el un par de papeles.

-¿A qué si?...es mi hermano...mira es este-la pequeña Kuchiki sacó de un pequeño bolso la fotografía de su nii-sama, comprobando como su interlocutor alzaba una ceja en señal de aprobación al contemplarla.

-¿Y quien es el idiota que no reacciona ante alguien así?-las risas no se hicieron esperar ante el comentario del Tsuchiya.

-Este, Renji Abarai- decía Rukia divertida mientras le extendía otra foto-recuerda mi hermano es bastante especial debes acercarte de un modo...

-Tranquila- interrumpió Keikun- sé exactamente lo que tengo que hacer-se guardó la fotografía del capitán del sexto escuadrón y tras recibir el itinerario por parte de Ichigo se marchó, no sin antes recibir un último reclamo por parte de Ikkaku.

-¡Haz que el pelirrojo llore!-a ninguno le cabía duda, el plan surgiría efecto...si no ocurría una reacción por parte de su amigo...todo estaría perdido y ya nada de lo que hicieran daría resultado. Sin más dilación, el grupo se apresuró a seguir al de cabellos azules, armados con prismáticos que traía Kurosaki en una mochila, estaban decididos a espiar hasta el final todos los movimientos de la pareja y el nuevo galán que se les sumaria en un rato.

Byakuya y Renji por su parte acababan de llegar al templo Senso-ji, la habían pasado canutas al subir en el metro, por suerte unas amables jóvenes les habían echado una mano, sobretodo porque a las chicas ambos les parecían muy atractivos y no querían perder la oportunidad de pasar aunque fuera un breve periodo de tiempo con ellos. Pero por fin, ahí estaban, Kuchiki contemplando maravillado el lugar mientras Abarai no dejaba de quejarse de que tenia hambre, así que antes de lo esperado, se adentraron en el bullicioso mercado de Nakamise. Había gente por doquier, innumerables puestos de objetos variados, así como el aroma de infinidad de comidas distintas.

No hubieron dado apenas unos pasos cuando Renji a voz en grito, se acercó a un puesto donde se apreciaba su delicioso taiyaki, que obviamente no dudo en comprar y alejarse de ahí complacido y con la boca llena. Byakuya por su parte estaba ensimismado mirando a su alrededor, tantas cosas y tan increíbles que le parecían. Andaron sin rumbo fijo, hasta que ambos se detuvieron junto a un puesto en el que habían unas hermosas máscaras de varias formas, y unos bellos abanicos de colores. Abarai había terminado de comer y analizaba las máscaras y los gestos que estas mostraban, hasta que dio con una que le llamó la atención, y después de comprarla, de recuerdo, pidió a su capitán que le sacara una foto con ella puesta y haciendo gracias a la cámara. Para ser francos, ninguno podía decir que no estaban divirtiéndose, y eso que apenas se habían dirigido la palabra. Se sentían demasiado cómodos el uno junto al otro y más aun sin las formalidades de la Sociedad de Almas.

Se sentían como dos japoneses más, nadie reparaba en ellos, o al menos eso pensaban, porque de repente, entre el gentío, surgió un grito femenino dirigido hacia los dos, cuando sorprendidos desviaron la vista hacia el lugar donde había surgido semejante ruido, se encontraron con el grupo de chicas del metro, que se acercaron corriendo hacia ellos.

-¡Sabia que os volveríamos a ver!-respiraban algo agitadas, pero todas poseían un extraño brillo en los ojos que denotaba cierta curiosidad por algo que ellos no alcanzaban a comprender-se nos olvidó presentarnos antes, alguien ha escuchado nuestras suplicas de veros de nuevo-las chicas dieron varios grititos de alegría y se miraron unas a otras, Byakuya no parpadeaba y deseaba pellizcarse para saber si no estaba soñando, era algo inaudito, las locas del tren otra vez frente a ellos, pero esta vez con algo que no podía descifrar muy bien que era, si la primera vez no le habían parecido muy normales, ahora ya estaba completamente convencido. Abarai solo las miraba asustado, no sabia porqué tanto entusiasmo en esas féminas le aterraba.

-No nos presentamos antes-habló otra de las chicas-yo me llamo Orikasa, ella es Romi, ella Kaya y ella es Kumi-la chica que se había presentado parecía la cabecilla de las demás-¿vosotros sois?

-Byakuya y el es Renji- las chicas volvieron a gritar pero esta vez subieron los decibelios provocando que la gente de alrededor se parase a mirar que ocurría. Byakuya deseó que su zanpakutô hubiera aparecido junto a el y fulminar a esas muchachas en el acto...pero como dicen, no llueve a gusto de todos.

-¿Se puede saber que os pasa con nosotros?- Abarai por fin había reaccionado, quizá las miradas de la multitud sobre ellos también lo habían incomodado.

-¿No es obvio?-habló la chica que se llamaba Romi mientras se acercaba más al dúo de shinigamis- porque...¿sois pareja verdad?

Se hizo el silencio absoluto, Byakuya abrió los ojos como no sabia que podía llegar a hacerlo y Renji sintió como todo su cuerpo se ponía de un color rojo intenso.

-No lo negareis, dos chicos tan guapos, solos, juntos, de viaje turístico...apuesto que es un viaje romántico ¿verdad?

-N..n...no...no es eso-era la primera vez que Byakuya Kuchiki tartamudeaba algo y odió que fuera tan delatador-nos ganamos un viaje en una fiesta...solo somos amigos...

-¡Sí, eso!-Renji deseó que se lo tragara la tierra, no quería resultar tan tajante al hablar, pero la situación le había alterado demasiado, esas cuatro chicas habían aparecido así de la nada y habían interrumpido su extraña cita o lo que fuera con su amado capitán y encima los estaban incomodando.

Todas las chicas en el acto pusieron cara de tristeza infinita-que lástima, se ven tan bien juntos ¿de donde son?-Abarai ahí si estaba de acuerdo con ellas, hacían buena pareja, pero su taichou lo sacó de sus pensamientos.

-Somos...del norte...de muy al norte- fingió amabilidad tan bien con esas chicas, que no parecía haberle perturbado en absoluto lo que había ocurrido momentos antes-si nos disculpáis tenemos un itinerario que seguir y este mercado no es muy pequeño, no podemos desperdiciar este viaje parados aquí.

Las jóvenes rápidamente se unieron en una especie de circulo, y después de cuchichear algo, Orikasa se volvió a dirigirle la palabra a los chicos- iremos con vosotros-la mente de los shinigamis parecía una en ese momento gritando al unisono un atronador ¡No!-dejadnos acompañaros aunque sea hasta el final del mercado por favor, vamos en la misma dirección y somos cuatro chicas desvalidas e inocentes-¡si seguro!, volvieron a pensar los dos chicos a la vez.

-Esta bien, vamos, ya nos hemos detenido mucho- el moreno les dio la espalda y comenzó a andar con paso ligero, mientras se percataba de que las chicas se dirigían unas sospechosas risitas cómplices entre ellas.

Continuaron su marcha entre más puestos y llamativos objetos. Byakuya se había detenido una de las veces, y compró un pequeño y adorable chappy para regalárselo a su hermana, Renji, también había hecho lo mismo y compró unas camisetas con graciosos mensajes para sus amigos, así como unas gafas de colores que le habían hecho perder al grupo demasiado tiempo, por culpa de la indecisión del pelirrojo.

Tras otro breve rato de caminar, una de las chicas les había llamado la atención en un puesto concreto diciéndoles que debían ver lo que se vendía en ese lugar, los chicos habían aceptado no muy convencidos y comprobando que en ese sitio todo era de lo mas extraño, había una especie de sombreros de tela muy suave pero con ojitos muy tiernos, así como una montaña de peluches y ropas extrañas, al igual que muchos accesorios desconocidos para ellos. Byakuya estaba observando atentamente las pequeñas figuritas de ese puesto cuando sintió que alguien le ponía algo en la cabeza, oyó las risas de las jovencitas detrás de él y cuando se dio la vuelta para reclamarles, una de ellas sostenía un espejo a la altura de su rostro mostrándole que es lo que le habían puesto. Orejas de gato. Hizo un claro gesto de disgusto y se dispuso a quitárselas inmediatamente, pero todas las chicas soltaron un fuerte quejido.

-¡No te las quites por favor!-dijo Kumi, que era la que sostenía el espejo.

-¡Dejanos sacarte una foto!¡por lo que más quieras!-Orikasa ya sacaba la cámara tan rápido de su bolso, que las cosas que tenia dentro se desparramaron por el suelo, algo que parecía no importarle demasiado.

-¡Eres el neko más lindo que hemos visto nunca!-Kaya tenia las manos sobre la boca y no dejaba de moverse de un lado a otro.

Byakuya a pesar de que odiaba sobremanera a esas jovencitas, y que por sobretodo odiaba ser un mono de feria, se dejó llevar, tal vez por el hecho de que era un viaje en el que no quería disgustarse lo mas mínimo o quizás porque no sabia que podían hacerle ellas si se negaba a eso, tal vez, más adelante, algo peor, así que muy a su pesar asintió.

Orikasa sonriente sostenía la cámara mientras hizo señas a las demás para que se colocaran junto al moreno. Abarai, mientras, contemplaba esos raros sombreritos graciosos hasta que se dio cuenta de que había demasiado silencio junto a el, así que se giró, pero lo que vio casi le provoca un paro cardíaco, su amado taichou tenia unas orejas de gatito, lo que a sus ojos le hacían verse aun más deseable si eso era posible. Sin darse cuenta abrió la boca de la impresión y un hilillo de sangre se deslizaba lentamente por su cara huyendo de su nariz. No supo cuanto tiempo estuvo así, pero bajó de esa nube tan pronto como una fulminante luz lo dejó ciego. Tras parpadear varias veces pudo llegar a la conclusión de que Orikasa había aprovechado su estado para sacarle a el también una fotografía, y todas sonreían divertidas, lo que provocó que el pelirrojo se avergonzara.

Byakuya se quitó las orejitas molesto y centró su atención en algo que le interesaba más, peluches del emperador alga. Abarai, aprovechando un descuido de las chicas que miraban las fotos que habían sacado entusiasmadas, compró las orejas que antes había tenido puestas su capitán y las guardó alegremente en el bolsillo de su chaqueta pensando que tal vez las podía utilizar en un futuro.

El moreno no se lo podía creer, no solo había uno, había muchísimos emperadores alga, y en varias poses distintas, eso era una maravilla, podía comprar todos los que quisiera y todos serian diferentes. Uno en concreto llamó su atención y alzó la mano para verlo más de cerca, pero otra mano se chocó con la suya y ambas se apartaron rápidamente. Cuando Byakuya dirigió la vista al dueño de la mano con la que había colisionado se encontró con el atractivo rostro de un chico de pelo azulado.

-Perdona-el joven le sonrió ampliamente- también quería ver ese peluche del emperador alga ¿lo cojo yo o lo coges tú?

Byakuya no sabia que decir, era la primera vez que conocía a otra persona interesada en ese personaje, pero prefería no hablar y directamente lo cogió él- quedatelo tu si quieres, hay más donde elegir-tras decir esto extendió el peluche al chico que solo asintió con la cabeza.

El capitán del sexto escuadrón, pasado el percance siguió con lo suyo, Abarai se había unido a el y aunque no había dicho nada, Kuchiki sabia que estaba molesto, porque el muñeco verde no era de su completo agrado. Cuando se hubo decidido por cuales llevarse, los pagó y se dirigió rumbo al grupo de chicas junto con su inseparable teniente, pero alguien lo detuvo tocándole en el hombro y haciendo que tanto él como el pelirrojo se giraran. Para su sorpresa ahí estaba el joven de cabello azul, sonriéndole ampliamente de nuevo.

-Ten, esto es tuyo-mientras extendía su mano en la que sostenía el peluche que momentos antes les había hecho colisionar manualmente.

El moreno estaba estupefacto, ese desconocido le estaba dando algo que antes él había rechazado, sin conocerse de nada- es tuyo ya te dije que..

-Yo lo compré-interrumpió el chico-así que hago con el lo que quiera...por lo que te lo regalo-como si no le importara nada de lo de alrededor, cogió la mano de Byakuya y le puso el peluche en ella sin dejar de sonreír en ningún momento-me llamo Keikun.

Abarai sintió que el pulso se le aceleraba, todo había pasado en un abrir y cerrar de ojos ¿quien era ese tipo?¿qué confianzas eran esas?¿por qué cogió a su taichou de la mano? y lo más importante ¿por qué le regalaba ese peluche como si nada?

Continuará...

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