Impresión.

Baki estaba sentado en la silla, al lado de Chiharu quién por fin decidió mantenerse tranquilo. El más bajo suspiro al oír lo contado con anterioridad por el rubio.

—Entonces... Es chico, Ohma, ¿está peleando ahora con Hanayama?

Shiba miró el reloj colgante en la pared, cuyos sonidos habían sido los únicos que no mantenían el silencio eterno.

—Tal vez si, tal vez no.—respondió.—¡No sabría decirte!—exclamó y se recostó en la cama.

El rubio miró el techo, recordando su pelea con el mencionado, sintiendo todavía los puños de Ohma contra su cara, el dolor, el calor, se hicieron presentes de repente en su cuerpo. Sonrió, le emocionaba ver esas imágenes pasar por su mente, esos recuerdos, acordarse de ello lo llenaba de cierto orgullo al saber que se enfrentó a un tipo como ese.

—Ahora, estoy seguro de algo.—Baki lo miró, Shiba se giro y lo miró a los ojos.—Tokita Ohma es fuerte.

Baki, al oír esa frase, por alguna razón se estremeció un poco. Había pasado un tiempo desde que no tiene una pelea, su última lucha fue contra Ali jr. A pesar de ser un “combate a muerte” en donde no subestimo ni por un momento a su oponente, quien, como había comentado Baki luego de esa pelea, no se encontraba preparado para ese tipo de lucha, no le daba ese tipo de “satisfacción” al ganarle a alguien.

Tal vez sean sus ansias de luchar que ha estado reprimiendo solo para su padre las que lo hacen especular cosas como que ese tal Ohma es la gran cosa, pero usando la cabeza, de cierto modo, Baki teme que terminé como Ali jr.

Pero si ese hombre está, o lucho, contra Kaoru Hanayama, es porque es alguien listo para tomar todo tipo de riesgos en una pelea de ese calibre; o por lo menos esa fue la impresión de Baki en ese momento.

—... ¿Qué tipo de hombre...?

—¿Uh?—Chiharu lo miró con el ceño fruncido.

Baki suspiro y lo miró devuelta a los ojos.

—¿Qué tipo de hombre es Tokita Ohma?

La pregunta círculo por la materia gris del rubio. No sabía que responderle, sabía que era fuerte, pero tampoco que tanto o que tan bueno era en realidad, alguien como él jamás le sacaría lo mejor a ese tipo de persona, de monstruo, Shiba es consciente de ello y por eso no puede darle una respuesta en concreto a su amigo.

Iba a responder, la respuesta que daría sería un tanto provocativa para así ofrecerle un “reto” a Baki de ir a averiguarlo por sí mismo, pero entonces, antes de cualquier palabra salida de su adolorida boca, el muchacho se paro y dijo:

—Olvidalo, no me interesa.

Esto sorprendió un poco a Chiharu.

—¿Porqué no?

Cuestionó Chiharu, confundido, pues ese muchacho de cabello castaño no es de los que se echan para atrás o huyen, jamás a huido de un conflicto.

Nunca se negó a una pelea, mucho menos prometedora. Baki hanma, nació para enfrentar el conflicto.

—Ahora mismo lo único que importa es derrotar a mi padre.—respondió.—No puedo perder el tiempo.—miró al acostado delincuente y sonrió despreocupado.—Nos vemos, Shiba. No hagas otros escándalo.

—¡Ni que fuera un animal!—vocifero.

Baki se marchó, Shiba solo rió por lo bajo. Observó la ventana, mirando la noche lluviosa y gélida.

—Tokita Ohma...—empezó a pensar.—Baki, ¿seguro no terminaras enfrentandote a él?, ese hombre... Es del tipo de hombre que siempre busca a los más fuertes.

Herido, solo, quejándose, arrastrándose por las calles lluviosas, Ohma estaba en una situación bastante penosa a su parecer, todo por la pelea con Kaoru que lo dejó con secuelas bastante graves. Estaba sorprendido, no pensó que daría tal batalla ese hombre, lo subestimo y a eso lo llevó tal imprudencia, a quedar medio muerto.

—¡Mierda!, necesito llegar vivo a ese sitio... No me puedo morir a medio camino.—pensó, eufórico.—¡Yo gané, maldición!

En el camino lluvioso, la sangre de su cuerpo se deslizaba por su cuerpo, cayendo al suelo dejando un camino de sangre que llegaba hasta las alcantarillas. No tenía ningún tipo de arrepentimiento, si, dolía, pero valió la pena, cada segundo, cada golpe, todo valió la pena.

El joven podía sentir sus entrañas todavía retorcerse en su interior por la magnitud de los golpes de aquel yakuza, haber sido llevado hasta ese límite y tener que escapar de tal forma tan repentina, nada podría ser peor para él.

O tal vez si.

Ohma se detuvo, apretó sus dientes, la persona que vio delante es ese viejo karateka, Orochi Doppo. Aún mantenía esa sonrisa que le causaba molestia al más alto, se quejo por lo bajo, trató de pronunciar algo pero no pudo, le dolía demasiado el cuerpo.

Doppo dijo algunas palabras que fueron inentendibles para Ohma, sin poder más cayó desmayado al suelo. Orochi suspiro y se acercó al muchacho para ayudarlo.

—Te dije que era muy arriesgado.

Mientras tanto, en otro sitio lejos de ahí, en un cuartel de las fuerzas armadas, un helicoptero estaba descendiendo desde los cielos, pero el problema no era ese medio de transporte, sino quien iba dentro.

—¡Y-Yujiro!—exclamó Strydum.—¡¿A qué se debe tu repentina devuelta?!

—¿Qué?, ¿no te alegras de verme?—pronunció, sarcástico.

—B-bueno...

Se había tomado muy enserio la pregunta, estamos hablando de la criatura más poderosa del mundo, hacerlo enojar es un grave error, y ya de por sí es un amargado.

—Calma, Strydum, no hablo enserio.

—Oh...—suspiró, aliviado.—¿Y porqué viniste tan de repente?

Yujiro sonrió.

—Escuche que había alguien interesante por aquí mientras no estaba.

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Estamos llegando a la parte final de la “primera parte” de este fanfic, que vendría siendo cuando Yujiro y Ohma se encuentran. (que ya es algo que se sabe por la sipnosis)