Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

22.

Demostración.






Han pasado tres días desde aquella pelea que dejó con grandes espectativas a todos sobre nuestro protagonista. Ohma estaba devuelta en el almacén donde había empezado a entrenar, después de hacer esto se sento a descansar, exhausto, por todo lo que hizo. Miró la botella de agua con sus ojos agotados, extendió su mano, su brazo tembló por la fatiga, la tomó y bebió un poco. Suspiro y una sonrisa se formó en sus labios.

Estoy vivo.—pensó.—Por fin, estoy devuelta.

De repente, una sombra se presentó en el rabillo de su ojo, estaba muy cansado como para sentir la presencia de alguien, no sabía quién era pero al girar su rostro pudo ver que era ese karateka que ha llegado a estimar con el tiempo.

—Hey, te ves bien.—dijo el más viejo.—Pensé que no volverías a este lugar.

—No tengo otro sitio donde entrenar.—aclaró.—Y, ¿cómo estás?, ¿en qué puedo ayudarte?

—En nada.—respondió y sonrió.—Solo quise visitarte.—dijo.—Acabas de derrotar a Jack Hanma hace tres días y ahora mírate, aquí entrenando.

—Estoy bien, si eso es lo que quieres saber.

—Ya veo.—musito.—Y... ¿Cómo vas con “eso”?—Ohma frunció el ceño.—¡Ya sabes!, tu estilo Niko.

—Oh, eso.—pronunció.—Bueno, hasta ahora, me siento cómodo pero... Me falta algo.

Por lo menos lo reconoce.—Pensó para luego romper en una carcajada, cosa que confundió a Ohma.

—¿Qué pasa?

—Nada.—terminó de reír.—Es sólo que, ¡mírate!, no pareces el perro rabioso de antes.

Ohma pensó por unos segundos, posicionó su dedo en su mentón y volvió su vista a Doppo.

—Si, tienes razón, supongo.—admitió, sincero.—Creo que fui algo volátil en ese tiempo.

Sorprendido por el cambio de Ohma, rió un poco.

Me alegro de ver ese cambio. Niko no se equivoco contigo.

—Ah, creo que ya es tiempo.—Doppo alzó una ceja.—Voy al mar.

—Oye, no sabía que te gustaba nadar.—dijo sarcástico.

—No es que vaya a hacerlo, esto solo es parte de mi entrenamiento.

—¿Y no prefieres que este viejo te ayude a entrenar?—Ohma se detuvo.—Todavía tengo energías para enfrentarme a un muchacho como tu.

Sus palabras sonaron tan lasvibas y perversas, y es porque así era; las palabras de un perverso tigre queriendo enfrentrase a una presa fuerte, en este caso, Ohma. Dándose cuanta de la intención detrás de todo eso, lo miró con amabilidad y contestó:

—Sé lo que quieres ganar con eso. Pero no gracias.

—¿Porqué no?, soy un anciano pero estoy muy lejos de llegar ir a la tumba.

—No seas tan imprudente.—exclamó, impresionando al mayor.—No eres mi enemigo, tampoco aspiro a enfrentarme a ti. En el pasado te dije que ibas a ser el siguiente, pero ahora mismo no quiero eso. Eres alguien que estimo y respeto mucho, por lo fuerte que eres y todo lo que hiciste para serlo. Pero no quiero pelear contigo, lo lamento.

La madurez con la que le contestó el menor dejó inexpresivo al más viejo, no tuvo más opción que optar por la razón y no seguir con su acto provocativo.

—Bien, si tú dices esta bien.—sonrió.—... Que aburrido.

De repente atacó, Doppo Orochi, la leyenda del karate y el asesino de tigres lanzó su ataque. Rápido, ágil, repentino, fuerte, todo esto en un solo puño, ese que fue forjado gracias al karate, se dirigía ahora mismo a la cara de Ohma.

Pero se detuvo.

Ambos hicieron contacto visual y Ohma sonrió, Doppo suspiro, un tanto decepcionado.

—¿Enserio no ibas a contraatacar?—preguntó algo furioso.

—Bueno, me obligaste a usar indestructible.

Doppo bufo y retiro su puño.

—Como quieras.—dijo.—Es una lástima, realmente quería hacerlo.

—Tal vez en un futuro.—dijo amable.—Pero ahora mismo no.

Doppo sintió la presencia de alguien detrás de él, se giro y observó a un niño parado enfrente de ambos. Ohma lo reconoció de inmediato. Era ese niño que siempre venía a verlo, su fan, su admirador, pero había algo mal con él, su cara estaba completamente golpeada, llena de hematomas, lágrimas habían caído de sus ojos, su ropa estaba sucia y rasguñada.

—¿Qué te pasó, niño?—cuestionó preocupado Doppo.

El niño, quien caminaba de forma ambulante hacía ellos, se detuvo.

—S-s-señor O-Ohma.—pronunció, con dificultad.

Era obvio que se había metido en una pelea. Este pequeño niño peleó contra tres que eran de un curso mayor que el suyo y recibió una paliza, lo dejaron completamente herido. Ohma se acercó al pequeño, el niño agachó su cabeza y la alzó de repente para gritar:

—¡Quiero hacerme más fuerte!

Ohma se sorprendió.

—¡Quiero haceme mas fuerte y vencer a todos los que me subestiman!, ¡no quiero seguir siendo débil!

Sus palabras salieron desde el fondo de su alma, desde lo más profundo de su cuerpo, un deseo tan codicioso y ambicioso, tan egoísta y poderoso, nació desde las entrañas de un débil niño cansado de su propia debilidad, eh, inevitablemente, Ohma se vio reflejado en el pequeño.

El mayor se acercó y se agachó a su altura, puso su mano en su hombro y le sonrió.

—Niño.—lo miró a los ojos.—Puedes hacerte más fuerte. Yo te lo aseguro.

Después de decir eso, esas palabras que tocaron su corazón y una parte más sensible que cualquier herida, empezó a llorar y a repetirse entre sozollos que quería ser más fuerte. Doppo suspiro y sintiendo empatia por el menor, también se acercó a él.

—Oye niño, ¿te interesaría aprender karate?—el menor lo miró, confundido y sorprendido.—Solo los que quieran ser fuertes, lo entrenan.

El niño miró a Ohma y éste le asintió. El menor le sonrió al karteka y también le asintió.

—¡Bien, entonces, ven, acompañame al dojo!, ¡te gustará!

—¡Si!—exclamó, alegré.

—Ohma.

—¿Si, Doppo?

—Tú también deberías seguir haciéndote más fuerte.

Ohma sintió un regocijo en su interior y sonrió.

—Claro, lo haré. Gracias.

—¡Adiós, señor Ohma!—se despidió el menor.

Ambos se marcharon al dojo, una leyenda viviente y un niño que quiere hacerse más fuerte. Ohma suspiro.

—Más fuerte.

Se dio media vuelta y se dirigió a la orilla del puerto para lanzarse al mar.

Hablando de ancianos y dojos...














En la ciudad, en le centro de esta, había un famoso sitio donde se hospedaba ese que es considerado un genio. Un genio del arte marcial más mística y legendaria que ha podido existir, tanto así que hoy en día se sigue dudando de sus leyendas y capacidades. Shibukawa Gouki, quien estaba siendo acompañado por Tokugawa.

—Hoy es un día muy agradable, ¿no lo cree?—mencionó Tokugawa.

—Si, esta muy calmado.—dijo.—¡Por eso te quise invitar hoy a mi dojo, te tengo una sorpresa!

—¿Eh?, ¿De qué se trata?, no es mi cumpleaños.

—Tranquilo, es un secreto.—sonrió.

Mientras se acercaban al dojo, Tokugawa pudo visualizar a alguien ahí, parado en la puerta de entrada, estaba nada más y nada menos que Ohma. Después de hacer su entrenamiento, un día antes había solicitado un encuentro con el señor Shibukawa en su mismo dojo.

Y ahí está él.

—¿Cuánto tiempo has esperado?—preguntó.

—Oh, nada. Solo un par de minutos.—contestó Ohma.—Entonces, ¿pasamos?

—Claro.—sonrió ampliamente.—Vamos, Ohma Tokita.

—Después de ti, Shibukawa Gouki.

Tokugawa no podía con los nevios, estaba a muy sorprendido, realmente no se esperaba esto.

¡Ésto será increíble!—pensó emocionado como un niño pequeño.

No podía creer lo que estaba viendo ante sus viejos ojos, sin duda alguna estaba pasando; el heredero del estilo Niko contra el genio del Aikido. Ohma estaba haciendo sus estiramientos mientras esperaba a Shibukawa quien se estaba vistiendo para la ocasión. Como si fuera la cita de una chica y un chico, el anciano de tomó su tiempo así como lo haría la novia, mientras Ohma esperaba como si fuera el novio. Si esto fuera una cita de verdad, entonces ese sería el mejor día para eso.

El viejo por fin salió, sonriente cómo siempre, se mostró con su elegante atuendo, su característico kimono. El joven Ohma silvo de lo bien que se veía el contrario en esas ropas.

—Te ves bien.

—Aw, ¡gracias!, puedo decir lo mismo.—le siguió el juego.—¿Estás seguro de que quieres esto?, tuviste una pelea con ese monstruo hace tres días.

—No te preocupes por eso.—quebro los dedos de sus manos.—Me siento más que bien.

—Excelente.

Ohma tomó su pose habitual, pero entonces el anciano se acercó sin ningún tipo de intencion violenta, cosa que tomó desprevenido al joven.

—Antes que nada, esto es sólo un encuentro amistoso, así que, ¿porqué no empezamos con un apretón de manos?—le extendió su mano.—Vamos.

—Bien, tienes razón.

Ohma estrecho su mano con la de Shibukawa, y de repente, sintió algo raro en su brazo, una sensación que recorrió todo su cuerpo de repente, un extraño hormigueo que se volvió un peso insoportable para él. Antes de poder darse cuenta de lo que sucedía o el secreto detrás de ese movimiento, descendió al suelo quedando completamente acostado y a merced del genio del Aikido.

—Que buen apretón de manos~


































Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro