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10.

Charla.



Ohma se agitaba con desesperación, todo estaba oscuro, no podía ver nada, no podía siquiera tener esa cesión de entrenamiento mental, estaba en un lugar desconocido de su mente inconsciente.

—Ohma...

Escucho una voz, sintió una presencia, miró a su alrededor, más no había nadie. Alguien se escondía en la oscuridad.

—¡¿Q-quién eres?!—vocifero.—¡Contesta!

—Ohma.

Una mano palmeo su hombro, giro su cabeza para atrás y observo a alguien que nunca creyó ver una vez más en su vida entera.

—N-Niko.

—¿Acaso ya no reconoces mi voz cuando te hablo?, ¿tanto tiempo ha pasado?

Sin prestar atención a las palabras de su antiguo maestro, lanzó un golpe aleatorio pero fue esquivado. Ohma jadeo, Niko sólo lo miró por encima.

—Mírate, no fue para esto que te entrene. Te ves tan débil.—comentó.—Pareces un perro callejero.

—¡Cierra el pico!—replicó.—¡No necesito de tus sermones!, ¡solo eres un farsante!

—¿Seguro, Ohma?

El nombrado miró el suelo inexistente, apenado, avergonzado, nunca estuvo seguro de esas palabras tan cegadoras. Niko suspiro.

—Escucha, si sigues actuando así te matarán. O tú te matarás.—dijo.—Debes de usar el estilo Niko como te enseñe, Ohma.

—¡No, no lo haré!, ¡tu estilo es débil, aléjate!—hizo una rabieta.—¡Pierdete Niko, vuelve al infierno o donde sea que estuvieras!

—Solo soy una proyección de tu mente, Ohma. No soy un fantasma.—sonrió.—Digamos que soy como tu subconsciente.

—¡No te quiero como eso entonces, te quiero lejos!

—Oh, Dios mio, ¿en qué me equivoque?—bufo.—Pensé que te había enseñado a luchar, no ha ladrar como perro.

Cuando Ohma escucho esa burla hacía su persona, se dio cuenta de inmediato lo que buscaba ese ex maestro suyo, una pelea.

—¡Te voy a demostrar que solo eres un farsante!

Sonriendo de manera casi espeluznante, activo de inmediato el advance para acabar con esto lo más rápido posible.

—Oh, esa cosa otra vez.—expresó Niko.

Ohma se abalanzó contra él, con todas sus fuerzas y ganas de humillarlo, atacó sin razonamiento y de manera aleatoria, pero para su sorpresa, todos sus ataques fueron rechazados por Niko. El adulto mantenía una serenidad y concentración impecables. Para culminar con ese pequeño intercambio, Niko pateó en la cien a Ohma usando el iron breaker para después utilizar la redireccion de kata, doblegando su brazo y manteniéndolo de rodilla contra el suelo.

—Eso no te ayudará, Ohma.—dijo.

—¡C-cállate, solo estaba c-calentando!—exclamó arrogante.

Niko, cansado de su actitud, disloco su hombro.

—Solo te estás acercando más a tu muerte, idiota.

Ohma gruñó por lo bajo luego de haberse quejado por el dolor, miró a Niko, eufórico, se abalanzó una vez más.

—¡Niko!

Despertó habiendo pegado un grito de espantó que asustaria a cualquiera. Ohma miró a su alrededor, agitado, no estaba oscuro, ya no, ahora estaba en un lugar totalmente desconocido, una habitación enorme, observó los poters de karate en la pared, los muñecos de entrenamiento y algunos instrumentos más. Se dio cuenta, estaba en un dojo de karate, solo que no sabía cuál.

—¿Niko?—la voz de un desconocido llamó la atención de Ohma.—¿Es algún pariente?

La persona delante suya era un muchacho joven, tal vez de su misma edad, su cabello era negro al igual que esos ojos, su mirada era fuerte, segura, tenía un kimono, y según las observaciones del contrario era un fuerte oponente, dentro de lo que cabía.

—¿Quién eres?, ¿dónde estoy?—se acordó del viejo karateka.—¡¿Dónde está el viejo?!

—Wow, tranquilo.—dijo.—Estas en el shishinkai karate, la escuela más grande karate aquí en Japón y tal vez del mundo. Y yo soy Katsumi Orochi. Y ese “viejo” no está ahora.

¿Orochi...?, debe ser hijo del viejo.

—¿Y tú eres...?

—Soy Ohma...—suspiro.—Tokita Ohma.

—¡Ya veo!, eres bastante famoso.—frunció el ceño el contrario.—Peleaste con Hanayama, ¿cierto?

—Si.

Han pasado dos días desde aquella pelea, todo el elenco escucho los resultados y recibieron detalles de el combate. Ohma se había hecho bastante famoso en poco tiempo, más bien su nombre, aún no lo conocían en persona algunos.

—¡Vaya, que sorpresa!, ¡tener aquí al hombre que lo venció!—exclamó.—Sinceramente, estoy sorprendido. No pensé verte tan pronto.

Lo último hizo que Ohma subiera la guardia.

—... Debes ser muy fuerte.—mencionó.—Y dime,—se sentó cruzando sus piernas.—¿quién es ese tal “Niko” del que tanto murmurabas?

Ohma miró a un lado, miró a su alrededor; sólo estaban ellos dos. Sonrió.

—No es de tu incumbencia.—contestó de mala gana.

—¿Disculpa?

Katsumi dejó su rostro amigable a un lado, ahora estaba serio, enojado por la respuesta del chico.

—Dije que no es de tu incumbencia.

Katsumi hizo una mueca, él es alguien no sólo conocido por ser un genio karateka sino también por su temperamento y arrogancia.

—¡Tú, pequeño pedazo de...!—antes de terminar la frase lanzó una patada a la cara de Ohma.—¡... Mierda!

Ohma rodó hacia atrás esquivando ese ataque, por los pelos, puesto que cuando volvió su mirada al karateka este tenía entre los dedos de su pie unos pelos de su cabello desordenado y sedoso. Se levantó y tomó su pose, sonriendo.

—Te enseñaré a respetar, niño.—advirtió Katsumi.

—Veremos quien es el que aprende algo.

Ohma todavía estaba herido, su cuerpo estaba vendado por sus secuelas contra Hanayama, pero no sentía dolor, o molestia, para nada. Su cuerpo se sentía más ligero que de costumbre, como un algodón flotando en el aire, era extraño para Ohma, pero la sensación le trajo recuerdos.

Un recuerdo que quedó en el olvido apareció en su mente, recordando el día donde él y Niko fueron a aquella isla, todo para aprender una dichosa técnica secreta o la técnica más poderosa del estilo Niko. Pasaron noches y días de peleas intensas con ese hombre, no había descanso, siempre era combatir hasta el final, ese día el cuerpo de Ohma había llegado al límite, pero había algo raro, era que el muchacho podía sentir el ambiente a su alrededor, capaz de sentirlo, esquivando hasta el pedazo de más pequeño de astilla en el suelo.

Era casi igual esa situación, su cuerpo, su mente, su espíritu, todo tan sincronizado, hasta él mismo juraría que el haber esquivando esa patada no estaba en su mente, fue como si su cuerpo se moviera sólo.

¿Qué está pasando...?—miró sus manos.—¿Será mi imaginación...?

—¡Osu!

La exclamación de Katsumi lo sacó de su distracción, el joven karateka lo atacó con una secuencia de patadas. Todas las esquivo, todas fueron evadidas, pero Ohma estaba confundido; esos no eran sus movimientos.

¿Qué es lo que mi cuerpo intenta decirme...?

Observo en cámara lenta ese pie directo a su rostro, lo esquivo, sintiendo como rozaba su cabellera, cortando el aire.

¡Lo descubrire, ahora mismo!

—¡Muy bien, ya fue suficiente!

La ronca voz de Orochi Doppo los detuvo a ambos de inmediato, dejándolos en una pose un tanto vergonzosa. El viejo entró a la enorme habitación y suspiro, cansado.

—Buen espectáculo, los dos. Pero este no es lugar para pelear.—dijo con una sonrisa.

—Viejo.—exclamó Ohma.

—No creí que te llevarías tan bien con mi hijo.—rió.—Katsumi, veo que ya conoces a Ohma Tokita.

—Si.—asintió.—Aunque es un poco maleducado, debería enseñarle algo de disciplina.

Las palabras de Katsumi sólo hacían enfadar a Ohma.

—No, no, tranquilo.—dijo.—No es necesario. Sería malo atacar a un hombre herido.

Katsumi sintió un poco de vergüenza al oír eso, su padre lo estaba regañando de cierta forma. Doppo miró a Ohma.

—Ohma, vístete, vamos a salir un momento.

El más alto asintió, pasó por el lado del genio karateka y lo miró con cierto despreció, mirada que Katsumi quería devolverle de un puñetazo, pero no podía todo por la presencia de su padre.








Ambos estaban caminando por las calles de Japón, como si fueran dos viejos amigos. Ohma miraba a su alrededor, estaba con la guardia en alto, presentía que en cualquier momento podrían aparecer los yakuzas a cobrar venganza por lo de su jefe. Doppo podía sentir la hostilidad que sobresalía del mayor, como un animal salvaje paseando por la jungla preparado para sacar sus garras.

—Tranquilo, Ohma, no te pasara nada.

—... Si tú dices.

Doppo sonrió.

—Eres muy tranquilo cuando quieres.—dijo.

Ohma rodó los ojos.

—¿A dónde vamos?—cuestionó desconfiado.

—Solo a tomar algo.—dijo.—Digo, seguro estas cansado.

—... Si, tengo hambre.

Doppo rió en una carcajada.

—¡Ese es el espíritu!—palmeo su espalda.

Ambos se adentraron en un bar, ahí Ohma podría pedir lo que quisiera y Orochi también. El joven herido solo quiso carne mientras que el viejo solo una bebida, sake. En el ambiente calmado del lugar, donde las pocas personas van a pasar el rato nada más; un grupo de amigos divertiendose, un pobre diablo borracho en una esquina, solo, una pareja pasandola bien y un hombre de negocios atendiendo su celular estando ahí solo para matar el rato y calmar el estrés con una bebida.

Luego están estos dos, uno es una leyenda del karate, un monstruo en vida se podría decir, el otro es un joven busca pleitos que quiere enfrentarse a los más fuertes para probar su valía y demostrar de qué es capaz. Después de una pelea brutal como la de hace dos días, lo que necesitaba Ohma ahora mismo era comida, porque descanso tuvo más que suficiente.

Orochi Doppo observaba las heridas del menor, sabía que tenía fatiga, bastante, pero había cierta sorpresa en él, ese chico al lado suyo le ganó a Kaoru Hanayama, quien no es cualquiera, pero lo que más le llamaba la atención de él es ese estilo tan característico.

Si, el estilo Niko.

—Cuéntame, Ohma.

El nombrado lo miró con la boca llena.

—¿Qué?

—Dime sobre ese estilo, ya sabes.—bebió de su sake y observó al contrario.—El estilo Niko.

Ohma trago la carne y suspiro.

—No es nada importante, viejo.—dijo.

—¿Hm?

—Es solo un estilo, no tiene nada de especial.

Las palabras de Ohma despejaron todas las dudas del viejo karateka, llenándolo de lastima y pena.

—Así que... Tu estilo Niko está incompleto.

Ohma estaba confundido, pero ignoro las palabras del karateka.

—¿Por eso me ayudas tanto?, solo para saber de ese estilo.

—Me atrapaste.—sonrió.—¡Y también porque me caíste bien!

Vaya viejo...—pensó incrédulo.—El tipo de haya era tu hijo, ¿verdad?

—¡Si!—pronunció.—Ustedes dos son iguales, en algunas cosas.

—No me compares con ese engreído.

—¡Vamos!—rió.—Son igual de arrogantes y rebeldes.

Ohma chasqueo sus labios.

—... No te lo digo por mal. Es para que aprendas de tus errores.

Ohma alzó una ceja.

—Que aprenda él a dejar de ser un imbecil.

Orochi Doppo solo pudo estallar en otra carcajada, una más ese día.

—¡Estos jóvenes de hoy en día!

Pero no sólo fue él quien mostró tal felicidad y optimismo, sino también Ohma alojando una pequeña sonrisa en su rostro.










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El fanfic se sitúa en el final del manga y anime de Baki the grappler. Me refiero al anime de netflix, la última temporada que hubo, cuando Baki anuncia su combate contra Yujiro y éste acepta.

La razón de esto es porque algunos (tal vez) no han leído el manga “son of ogre” de Baki, y sólo conocen la historia del anime de netflix. Además de que también porque considero que está bien interponer a Ohma en ese punto de las sagas de Baki. También porque creo que sería una locura poner a Ohma luego de son of ogre ya que en esa historia los personajes de Baki llegaron a un punto culmine en sus vidas.

Así que aquí no verán a Pickle (el cavernicola), o el movimiento de Baki del puño de triceratops (o como se escriba :V ya ni me acuerdo). Tal vez ponga a Oliva en el fanfic, no sé de que manera porque depende de la situación o de la forma en que avance la trama.

Solo quería aclarar ese tipo de cosas.

Ah, y que si, creo que Ohma y Katsumi comparten un par de similitudes xdxd

Listo. Gracias por leer.

Adiós.

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