7-Un oscuro pasillo
Me dirigí al Ala Oeste con los papeles entre las manos, el hospital se hallaba en completo silencio y mis pasos eran el único sonido dentro de los pasillos, pronto pude escuchar otros a unos metros detrás de mí y los relacioné con el extraño sujeto de hace rato. Había olvidado por un momento su presencia, mejor dicho ¿seguía aquí? Se camuflaba perfectamente entre las sombras, suspiré preocupado.
Me ponía nervioso.
– ¿Qué ocurre? –su voz a mis espaldas hizo que diera un pequeño brinco, pero conseguí ahogar un grito.
–Me sorprendiste –tuve que detenerme.
–Pero tenías en cuenta que siempre estuve aquí, ¿no? –frunció el ceño, parecía harto y fastidiado.
–Sí, pero hablaste de improvisto –saqué el aire que había estado conteniendo–. No me pasa nada –lo miré de reojo–. ¿Y tú? ¿Estarás bien?... me refiero a que pasarás todo el día aquí metido, ¿no te aburrirás?
–Puedo hacer lo que quiera en cualquier momento –otra mirada engreída–. No necesito de tu consentimiento para moverme libremente por el lugar, además puedo esperar el tiempo que sea necesario
–Cierto, cierto... –aquel tipo daba la impresión de que nunca había sonreído–. Perdón por poner en duda tus habilidades –no pareció gustarle la disculpa, me tenía sin cuidado–. De cualquier forma, no alteres nada. Todos verán raro que alguien ajeno al hospital me siga, así que usa tus poderes para desaparecer.
No respondió, simplemente se cruzó los brazos y continuó detrás de mí. Parecía estar esperando que me siguiera quejando, pero no lo hice.
–Y tú solo intenta no ser una molestia, es la primera vez que me integro tanto con un Libro.
–Es la primera vez que conozco sobre los Hijos Divinos –di la vuelta y seguí caminando. En falta de experiencia le tenía ventaja. Esperen, eso no es nada para estar orgulloso.
– ¿Estás nervioso por mi presencia? –siguió detrás. No creía que su hostigamiento fuera del todo intencional, pero me sentía un poco presionado.
–Por supuesto que no –sonreí irónico. Me contuve de hablar violentamente sobre la situación en la que me había metido sin mi consentimiento. Solo quiero seguir con una vida normal. Aunque debía aceptar que me hizo entender algunas cualidades de mi persona tampoco le podía considerar un "guía" en todo esto.
–Pues deberías –se interpuso frente a mí de un solo movimiento.
– ¿Qué te sucede? No deberías interferir con mis acciones. Ni siquiera deberías estar tan cerca, ¿qué es lo que buscas?
–Tu nombre figura en mi Dádiva –soltó de la nada.
– ¿Y eso qué?, es lo normal, ¿por qué más estarías aquí? –sí, me sorprendió, pero debía actuar natural. Comprendía poco de cómo funcionaba esto, pero era claro que era malo, estaba a un paso de ser "Purificado".
–Es extraño –murmuró para sí.
– ¿Podrías ser más claro?, no tiene sentido lo que dices, es de lo más común –comenzaba a estresarme sus palabras.
–Me refiero a que no deberías estar en ella –intentó explicar.
– ¿Ah? Eso también lo sé. Se eliminará con el tiempo –intenté restarle importancia, que pasara como un detalle más.
–Makishima, no entiendes la gravedad de lo que estoy diciendo. Pronto estaré aquí por más de un día, has sido monitoreado todo este tiempo, pero tu nombre no desaparece y siendo sincero, dudo que lo haga. Es mi límite para tomar una decisión...
–No puede ser –dejé caer los papeles–. E–eso es imposible... ¿yo? –ni siquiera era normal que mi nombre estuviera dentro de una Dádiva. No había "obtenido" sentimientos negativos o como se supone que fuera, ni siquiera entendía cómo hacerlo, acababa de descubrir algo nuevo sobre mí y las cosas malas no hacían más que solo llegar. Tenía que mantener la calma, entender lo que sea que el Divino dijera e hiciera.
–Esto ha ido ocurriendo desde que comenzó el año, eres el último de mí lista y todos han sido purificados sin excepción.
Retrocedí de aquel ente Divino, esto no podía estar pasando, era tan irreal.
–Por favor, no juegues conmigo –solté una risa nerviosa.
–No es una broma –dio unos pasos en mi dirección.
– ¿Qué se supone que debo hacer? ¿Qué más quieren que hagamos? –me llevé las manos a la cabeza buscando una explicación para todo esto–. Debe ser un error.
–Por eso es que estoy aquí, no es divertido si no hay miedo. Cuando arden, simplemente se esfuman–. Ahora solo podía sentir terror por sus palabras–. A mi criterio, no mereces una Purificación de fuego, ya sabes la razón; si tu nombre no desaparece, permaneceré durante un tiempo cerca de ti. Llevo siglos haciendo esto Makishima, desde lejos observo y la lista siempre corrige de tres a cuatro nombres cada año, agregando a otros, pero esta vez no concedió perdón a ninguno, todos a mi parecer debían ser ceniza.
No encontré que contestarle. Sentía náuseas.
– ¿Cuándo se cumplirán las veinticuatro horas?
–No debería decírtelo.
Lo reté con la mirada.
–Tampoco es como que deberías estar hablándome ahora mismo –todo quedó en silencio por un momento.
–Normalmente debería quedarme por lo menos una semana, pero eso solo si tu nombre no desaparece, es extraño que hasta este momento ningún Libro fuera incorrecto y estuve quedándome un tiempo con cada uno para ver si cambiaba, pero parece que no hay ningún error. Sin embargo durante las ceremonias, siempre sentí que la mayoría no tenía los sentimientos correctos, a pesar de que desde lejos parecía ser diferente; decidí cambiar la estrategia y fui directo contigo.
– ¿Cuándo se cumplirán las veinticuatro horas? –repetí exasperado.
–Hoy, a las ocho de la mañana, más o menos. He permanecido por esta zona desde esa hora.
Recogí los papeles que había dejado caer, los acomodé entre mis brazos y seguí caminando.
– ¿Qué harás cuando se cumpla el plazo?
–Mi trabajo–. Volví a detenerme–. O... eso me gustaría decir, pero no quiero tomar sentimientos de duda, no me sirven para nada –pasó una mano por su nuca–. Mientras no cometas ningún error cuando esté vigilando cerca, creo que estará bien, aceptaré que la Dádiva tuvo un terrible error e iré a dar un informe sobre todo esto; así que encárgate de mantenerme ocupado.
Fijé mi vista en el resto del corredor silencioso, y me giré para enfrentarlo.
–Por un error suyo quién sabe cuántos de nosotros han sido condenados por sus "justicias" –mis puños se tensaron tanto que las hojas que llevaba se arrugaron, si no me controlaba las rompería–, y solo actuaste hasta ahora, porque ya no te era entretenido.
–Estás haciendo una polémica, lo haces ver peor de lo que es. ¿Preferirías que siguiera ciegamente las reglas? –se acercó desafiándome. Aparté la mirada, por supuesto que no–. Pero no les pasará nada a tus delicados "amigos", desaparecerás junto con los recuerdos que has implantado. ¿Cuánto tiempo de su vida olvidarán?, ¿serán personas diferentes solo por perder esos momentos contigo?, ni siquiera deberías preocuparte, no estarás para saberlo. Lo olvidaba, acabas de enterarte de lo que eres.
–Eres tan... ¿cómo te atreves a decir eso? –eso me había enfurecido mucho–. Cierto, acabo de enterarme, por lo que si quieres limpiar mi presencia de sus mentes, tendrás mucho trabajo –caminé ignorando si me seguía o no.
Odiaba a ese sujeto. Sería un infierno tenerlo por más de una semana si mi nombre no se borraba hoy a las ocho. ¿Qué puedo hacer? Aunque, después de esa semana, ¿de verdad me dejaría en paz? ¿Era posible salvarme? No soy tan fuerte como para soportar este erróneo contexto.
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