Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

10-Pensamientos

Catalogar por vivencias a las personas que conocemos a veces funciona para alejarnos de malas experiencias. Vivir cada situación similar con diferente actitud hará un perfecto cambio, florecerán ganancias positivas.

Como cuando aceptas que eres malo.

~~~~~

Aquel sujeto me parecía tan infantil, verlo relacionarse con seres de carne débil al igual que sus mentes, y que vivían tan poco debido a sus incapacidades, que desde siempre se han matado entre ellos. Sí, fuimos creados para protegerlos, pero era porque ellos eran tan capaces como simples peces frente a un pescador experto; les debía respeto y amor a pesar de esto.

Pero él, los trataba como pares y parecía pasarse por alto mi presencia desde hace horas.

Me estaba aburriendo viéndolo pasear de un lugar a otro, aunque no podía separarme mucho o irremediablemente me perdería por el lugar, y me costaría más tiempo encontrarlo de nuevo que buscar con que entretenerme.

Quedaba poco tiempo, de hecho solo faltaban tres minutos, pero a él seguía sin importarle en lo absoluto. Estaba concentrado escribiendo en una de las tantas habitaciones del hospital, sentado tan cómodo que parecía que el tiempo no transcurría para él, estaba centrado describiendo el estado de la chica que acaba de atender.

De la nada alguien entró interrumpiéndolo, se trataba de un enfermero que le trajo más hojas, y tras unas rápidas palabras, salió de nuevo. Él médico continuó escribiendo.

Desde donde estaba solo podía ver su espalda, a pesar de la bata, su cuerpo delgado era más que evidente, agregando que era de baja estatura, resultaba tener un aspecto por lo más endeble. También había visto que al acercarse al escritorio se había colocado unos anteojos, su cara cambiaba totalmente, llevaba el cabello corto por detrás donde la parte delantera era todavía más corta, aunque mi cabello estaba mucho más recortado.

Me acerqué un poco, al escuchar que me movía se tensó, ya había visto que su rostro estaba muy pálido.

–Volcarte tanto en tu trabajo no hará que dejes de pensar en la situación –me detuve a su lado. Su pluma ya no se movía.

–Pues, ya había logrado aceptar un poco todo esto, pero alguien tuvo la "fabulosa" idea de hablarme –ni siquiera me miró.

–Ya no hay nada que puedas hacer. Tampoco había mucho que hubieras podido hacer –me senté en la silla frente a él y me crucé de brazos.

–Son las ocho –dejó reposar su pluma y apartó la mirada de las hojas, se notaba ojeroso. Era entretenido verlo intentar mantenerse en su papel "Doctor todo lo puedo". Me reprimí en sonreír.

Experimentar tan cerca de él había logrado que notara los errores de la Dádiva de forma más marcada, aunque las veinticuatro horas normales no serían suficientes para un cambio de opinión reglamentario; quisiera o no, tendría que estar por lo menos una semana cerca de aquel tipo. Era obvio que tampoco le agradaba la idea, pero era la única acción que le salvaría por el momento.

Me sorprendía aún más que un Libro–Beta –que es la forma de conocer a los Libros que no saben sobre su propia ascendencia– se encontrara en mi Dádiva. No era la primera vez, pero no era muy común. El último que había conocido fue hacia tres o siete siglos atrás.

No quería desperdiciar más tiempo en una situación tan ridícula, solo esperaba hacer mi trabajo correctamente y por muchos siglos lo había logrado, mis deseos de servir a mi Escritor, de satisfacerme con la sangre de Libros, de acabar con los que atormentaban a las criaturas más débiles, era mi razón de vivir;. Puedo existir por medio del miedo que provoco a una especie, me alimentan y puedo vivir de mis imprudencias, logro tener paz cuando los elimino uno a uno de este mundo.

Odiar a los Libros era una acción sencilla para cualquiera que hubiese vivido un poco conociendo a todo tipo de imprudentes.

Pero aquí estaba, teniendo el peso de 9 nombres incorrectamente juzgados; no conseguía ningún sentimiento de miedo, tan solo la insatisfacción de sentirme estafado, no había logrado nada en estos 7 meses, los había desperdiciado. Esto no significaba un pecado para mi reputación, ya que estaba sujeto a las leyes dictadas desde el Cielo, seguía como fiel cordero las letras de mi oscuro cuaderno, aunque eso condenara a otros.

Apreté los dientes. ¿De qué servía tener tanto poder, si no podía conseguir el miedo de los Libros? De poco me servía acabar con ellos si no eran los correctos.

–Sí, son las ocho –dijo. Aquel Libro no podía ser purificado por mi fuego, me parecía hasta incluso inocente. No merecía siquiera ser molestado por mí, una bestia sedienta por tristeza, odio y aversión.

Tenía que salir pronto de ahí, tenía que encender inmediatamente un cigarrillo. Aquel Libro estaba nervioso, también tenía miedo, pero no era uno paranoico, más bien uno de los miedos más dulces, de los que más detestaba. El miedo a perder lo que tanto le había costado. Me concentré; no quería pensar en Ximena, no quería pensar en Walter, no quería pensar en nadie.

– ¿Harás tu trabajo?

Si supiera como deseaba aumentar su miedo dudo que siguiera tan inmóvil en su asiento, cualquier alimento me vendría bien, aunque fuera uno tan dulce.

¿Por qué no hacerlo?, igual sería perdonado. Además, en cualquier momento aquel chico había cometido algún daño, siendo su raza el mismo pecado desde el nacimiento; su miedo era embriagador, se amplificaba lentamente, llenaba poco a poco mi locura, perdería fácilmente la razón y lo cazaría ciegamente.

Al concentrarme en su mirada, supe que no podría hacerlo, parecía acorralado y vulnerable, lo tenía a mi merced. Y simplemente no podría aprovecharme de eso. ¿O sí?

–Dije que no lo haría –debía recalcar que su miedo solo me haría perder la cordura, si debía pasar tiempo con él debía aprender a tratarlo–. Por favor, mantente tranquilo, tus sentimientos son muy fuertes –el olor tan dulce amainó un poco, pero su esencia permaneció dentro de la habitación, como un ligero perfume.

–N–no estoy nervioso –volvió a tomar la pluma e intentó concentrarse en rellenar los papeles. Lo dejé sin respuesta, ahora estaba más que claro, estaríamos juntos por mucho tiempo, no había vuelta atrás. Continué mirándolo escribir–. Por cierto... ¿es que no planeas decirme tu nombre?, es extraño escuchar el mío tan a la ligera de alguien desconocido –nervioso, se había atrevido a darse entender. Me pareció un poco fuera de lugar teniendo en cuenta su nacionalidad, y sin juzgarla, quisiera socializar conmigo.

Rezongué, no quería que ganáramos confianza, aunque fuese un camino difícil, no era imposible, me debatí entre dárselo o no. Pero creo que al menos podía hacer eso.

–Es un fastidio –solté un bostezo, estiré los brazos hacia arriba–. Vale, te lo diré –coloqué mis codos en las rodillas, el no dormir por más de ciento veinte horas me estaba pasando factura–. Mi nombre es Gabriel, un fiel seguidor del más poderoso Escritor, un Hijo Divino por nacimiento legítimo... –otro bostezo se me escapó en la última frase.

–Un gran título para alguien como tú –siguió sin cambiar de expresión, arruinando el poco ánimo que me quedaba–. ¿Quisieras comprobar si mi nombre sigue ahí?

–Por más que revise una y otra vez, no se borrará como por arte de magia –aun así busqué mi preciado libro; abriéndose justo por el medio, revisé cuidadosamente sus páginas–. No puede ser... –disgustado cubrí mi boca con una de mis manos.

– ¿Qué sucede, Gabriel? –asustado se levantó de su lugar, aproximándose presuroso a donde me encontraba–. ¡Por amor al Escritor! Será mejor que me contestes rápido.

–Mira –volteé el libro hacia él. Desconcertado por mi invitación a leer su propia información, tomó la página entre sus manos–. ¡Tú estúpido nombre sigue ahí! –le arrebaté el cuaderno inmediatamente.

– ¡Juro que voy a matarte, idiota! –estaba increíblemente molesto y parecía no notar que su miedo había desaparecido; intentó golpearme pero detuve su mano en el aire.

–Oye, eres más débil de lo que aparentas –continúe molestándolo, con mis ojos puestos en él seriamente. Por favor. ¡Ni siquiera estaba poniendo fuerza! Y no podía ni moverse.

– ¡Idiota!, ¡enfermo mental!, ¡necio!... ¡necesitas un psiquiatra!, ¿¡chupa sangre...!?

– ¿Chupa sangre?... se te agotaron las ideas ¿no? –levanté una ceja.

– ¡Cállate! Es ingenioso, porque pareces un soso vampiro con tu estúpido cabello blanco.

– ¡Los vampiros muerden! ¡Y también beben sangre humana! Te equivocaste de referencia literaria, tonto.

– ¡No me digas tonto, tonto! –ahora intentó golpearme con su otra mano, también logré detenerla antes de que me tocara. Es un juego de niños tratar con este sujeto.

–Vale esto ya es ridículo –quien pudiera mantener la compostura en esta situación, que por favor me dijera ¿cómo demonios era eso posible? Esto era tan divertido.

– ¿Lo acabas de notar? –por fin le dejé soltarse de mi agarre.

Para mí es más fácil usar una visión global sobre los Libros, desperdiciar tiempo con ellos no era opción; hasta este momento.

________________

Izquierda Makishima, derecha Gabriel....

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro