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A Flor de Piel

Cuando su mano se posó en la mía y sentí su tacto, mirando a sus ojos pálidos fijos en mí, no me importó nada más.

Pude sentir como caía en su red. En su trampa. Como mi corazón bombeaba a una velocidad tenebrosa mientras apretaba su mano con la mía y lo llevaba al elevador de carga camino a mi habitación.

Sentí mis labios secos, mi cuerpo ansioso. Sabía que tenía que seguir haciendo preguntas y sacándole respuestas a la fuerza, pero algo dentro de mí solo quería fundirse en Jinnie sin pensar en nada, ni nadie más. Cuesta arriba fue él quien se encargó de los detalles y se acercó a mí para poner su mano libre en mi rostro, cerca del moretón que sabía que tenía en el ojo y que él miraba con desaprobación.

Una sonrisa brotó de mi cuando ví su ceño pronunciado.

— He recibido peores golpes —susurré con un hilo de voz que apenas me daba cuenta que tenía.

Al llegar al piso de mi habitación, Jinnie se alejaba con un sonrisa que me tenía estúpido y tiraba de mí para salir de este. Sólo el sonido del viento fuera de mis ventanas y nuestros zapatos en la cerámica, era lo que resonaba de fondo. Pero también el sonido de mi corazón palpitando en mis oídos, era una música recurrente y fuerte.

Él se quitó sus zapatos con facilidad y yo imité su acción, su mano aún sostenía la mía. Estaba tan embelesado con su rostro. Sus ojos. Pero no dejaba pasar el momento en el que notaba una herida formándose en su labio inferior. La herida salía de la nada, materializandose frente a mis ojos y dejando su labio partido y sangrando sutilmente.

— Jin —susurré sin aliento e incluso el pánico se apoderó de mí cuando extendí mi mano hacia su mentón, acortando la distancia entre nosotros, para luego limpiar la sangre que brotaba de allí con mi pulgar—. Jin... —dije sin aliento cuando mis ojos estaban fijos en su boca, en el color de su sangre.

El calor de su cuerpo y su pesado brazo alrededor de mi cintura era todo en lo que podía enfocarme. 

— No es nada —respondió, luego miró mi pulgar y chupó con sus labios su propia sangre que manchaba mi dedo.

Carajo.

El aire apenas pasaba correctamente por mis pulmones, sentía como mi sangre descendía a la zona sur de mi cuerpo, haciendo temblar mi polla. Haciéndome desearlo demasiado. Cuando soltó mi pulgar y su lengua tenía esa sutil mancha de sangre en la punta, recordé el eufórico momento en el auto cuando lo alimenté. Apenas tomó algo de mí mientras yo me sentía, casi, en lo más alto.

Más que entregado y entonces reaccionando ante su sonrisa sutil e hipnotizante, decidí empujarlo y alejarlo de mí un poco. Dios, es aterrador como me pierdo en él. La noción del tiempo y espacio, incluso de quién soy y no soy. Solo existo para él.

— ¿Tae? —susurró como un eco, sus ojos pálidos sobre mí con preocupación visible.

Reaccionando de mi letargo tomé mi camiseta de la zona de la espalda y la quité cuesta arriba por encima de mi cabeza.

— Desnúdate —ordené.

Su sonrisa ladina me calentó de adentro hacia afuera, sin chistar ni dudar, hizo lo que ordené. Desvistiéndose a la par mía sin dejar de verme un segundo. Miradas conectadas mientras manteniamos la distancia para quedarnos en igualdad de condiciones. Sólo piel.

Su cuerpo perfecto y de piel pálida tenía más moretones de los que esperaba.

— Jin... —dije con mi garganta hecha un nudo.

— Estoy bien —mintió.

Lo sabía. Estaba mintiendo intentando pretender que no le dolía cada golpe. La pelea fue un caos, mantuve mis ojos sobre él, pero estoy casi seguro que Jinnie fue quien acertó más golpes de los que en realidad recibió. Sin embargo...

— Deja de pensar, Kim —susurró caminando hacia mí.

Nuevamente, cálido, caí en él. En su encanto con tanta facilidad que me resultaba un poco aterradora.

— Eres tan hermoso cuando frunces el ceño pensando quien sabe cuántas cosas —susurró para mí, pasando su pulgar por entre medio de mis cejas para alisar la posible arruga que debía de estar luciendo.

— No intentes distraerme —susurré relamiendo mis labios mientras veía los suyos.

— Tu polla está dura contra la mía, eso ya es suficiente distracción —dijo tan divertido como sensual—. No pienses en nada más que no sea este momento —exclamó acariciando mi nariz con la suya—. Por favor, cariño.

Mis párpados pesaron ante su acercamiento, su aroma suave pero masculino y su cuerpo pegado a mí. Mis labios se separaron, recibiendo su boca. Su lengua adueñándose—no sólo de mi boca—sino de mi razón para bailar junto a la mía en un beso que me volvía primitivo. Desesperado y necesitado. Tan aterrado y hambriento al mismo tiempo. Mis manos acunaron su rostro, apretando lo justo para atraerlo más hacia mí, como si eso fuera jodidamente posible.

Sus brazos rodearon mi cintura, ni un mínimo de espacio entre nuestros cuerpos e instantáneamente empujé mi pelvis contra la suya, buscando fricción entre su erección y la mía. Era fascinante y enloquecedor. La constante descarga eléctrica que surgía entre ambos con cada beso, cada embiste para restregarnos al otro. Me encontré amambdo cada segundo.

Una de sus manos se encargó de nuestras pollas para masajear cuesta arriba y abajo. Me dejó sin aire cuando sentí su tacto.

— Joder... —dije sin aliento en su boca, él sonrió—. Engreído.

— Hermoso —susurró con ojos casi negros. Sus pupilas dilatadas opacaron el celeste pálido de sus orbes.

— Tú lo eres-... Jin —gemí dejando caer mi cabeza en su hombro, sus masajes harían correrme como un adolescente—. Mmhp... Por favor.

Su mano apretó nuestras circunferencias y luego pasó su palma y dedos por mi glande, estaba goteando y él se llevó consigo esas gotas, se alejó un poco de mi rostro y lamió sin cuidado su palma con su lengua y luego sus dedos se metieron en su boca y chuparon frente a mí toda la esencia que era mía. Sus párpados se cerraron unos momentos y lanzó un gemido con sus dedos allí, saboreándome.

No sabía que me encontraba con la boca abierta mirándolo hasta que la sentí seca y deseosa. Me sentí una criatura salvaje deseando demasiado de todo aquello que me prohibí a mi mismo por mucho tiempo, cuando puse mi mano en su nuca y lo atraje bruscamente hacia mí para ser yo quien tomara posesión de su boca. Yo quería que mi lengua gobernará si cavidad. Yo quería ahogarme en él mientras mis uñas romas se clavaran en sus hombros y descendieron sin pudor cuesta abajo. Queriendo marcar allí aunque él fuera rápido para sanar.

Jinnie volvió a gemir, pero en mi boca esta vez, mientras su mano (la misma que lamió y de la que chupó sus dedos) recorrió desde mi cintura hasta la curva de mi trasero buscando pasar sus dedos húmedos por entre mis glúteos, haciéndome temblar. Haciéndome desear.

— Hazlo —gemí una orden sin aliento entre besos potentes que me dejaban estúpido.

Él sonrió en mis labios y mordió el inferior tirando de él, controlando nuevamente la intensidad con la cual clavaba sus dientes en mi carne. Y eso me enfureció de nuevo.

— Lubricante antes —dijo intentando alejarse para buscarlo, pero antes de que me dejara a la deriva, caí en mis rodillas, tomé sus caderas y barrí con mi lengua la longitud dura de su polla erecta.

Su gran mano voló de inmediato a mi cabello y sus dedos se enredaron con fuerza en mis hebras. Un tirón sutil que envío otra descarga junto con el sabor de su piel. Sutilmente salado. Mis ojos encontraron los suyos, negros como una noche fría y sin estrellas. Sus fosas nasales dilatadas, sus labios rojos y sus mandíbula filosa debido al apretar de sus dientes.

Era increíble desde este ángulo. Su pecho pálido sobresaliendo, su abdomen perfecto, tenso y trabajado. Más de lo que recordaba y tenía sentido. Y su polla, erguida frente a mi rostro, presumiendo esa vena que sentí cuando dí la primer lamida y luego nuevamente volví a hacerlo.

Su cabeza cayó hacia atrás, un gemido ronco se dejó oír mientras mi mano tomó su falo desde su eje y mi boca fue directamente a su glande para pasar mi lengua por la punta y la delicada abertura brillosa de sabor sutilmente salado que me embriagó los sentidos y me hizo perderme una vez más en él. Chupando esta vez como si no hubiera un mañana, no quiero jugar con su cordura, solo quiero comerlo sin restricciones y saciar el hambre desesperado que tengo por él.

Quien sabe cuando volveremos a tener otro momento así con todo lo que está sucediendo. Mi miedo a que lo arrebaten de mí otra vez me quema por dentro. Mis ojos fijos en como él disfruta de mi felación me hace querer drenarlo de inmediato y volver a empezar. Él es dulce. Sin importar qué. Es dulce, es cálido y es mío.

— Carajo, Tae... —su gemido roto y la forma en que traga y su garganta se marca de arriba hacia abajo en ese precioso y largo cuello del que es dueño, me vuelve demente.

"Mmm" el gemido me abandonó sin permiso cuando succioné con auténticas ganas sintiendo su esencia más fuerte y en mayor cantidad. Pero aún no se corría para mí.

— Detente por un momento —susurró agitado con sus manos peinando mi cabello. Me negué a soltarlo así que continué bombeando su polla dentro de mi boca y succionando su esencia para beber de ella—. Mmm, ah. Aguarda, así no. Por favor... —dijo entre dientes empujándome lejos.

Tuve que soltarlo en contra de mi voluntad, su mirada borracha brillaba viéndome. Su pulgar limpió mi labio inferior y supe que probablemente me veía arruinado con labios rojos y su esencia colgando de ellos.

— Hermoso —repitió. Sus dedos se enroscaron en mi cuello, presionó lo justo y necesario y mi sangre bombeó precipitadamente hacia mi polla cuando gemí en el proceso en que me levantó con una facilidad aterradora.

— Bésame —demandé una vez a su altura, tomándolo de la nuca para atraer su boca y que chocará con la mía.

«Dulce y adictivo» pensó sobre mí.

Sus pensamientos me sacudieron repentinamente. Su boca se adueñó fácilmente de la mía mientras peleabamos por convertirnos en uno. Besando y mordiendo al otro, podía sentir que se perdía en mí tanto como yo en él, dejando de ser considerado y cuidadoso.

«Si pierdo el control vas a odiarme»

— No, no lo haré —respondí agitado y perdido, intentando escalar su cuerpo desnudo.

«Te deseo de la forma más cruda y aberrante para tí» dijo su voz grave en mi cabeza.

— Entonces hazlo —dije perdido entre besos que iban de mi boca a la suya. De su boca a mi rostro, mi mentón y mi cuello.

Y mi cabeza que se dejó caer hacia un lado, mirando el cielo razo de mi habitación. Anhelante y expectante, sentí su nariz acariciando la zona de mi carótida. Mi piel se puso de gallina ante las sensaciones escalofriantemente placenteras, ante su cuerpo tenso junto al mío y su cabeza a mil por horas.

«No debería»

— Yo lo deseo —dije, clavando nuevamente mis uñas romas en su hombro, robando un gemido de sus labios por eso.

«No creo que estés cuerdo, cariño»

Mis uñas esta vez pasaron las siete capas de su piel pálida y lo sentí vibrar, temblar y estremecerse con otro gemido que destiló el placer que estaba sintiendo ante la acción dolorosa. Lo escuché incluso gruñir con cierto enojo que puso mi piel caliente y mi pulso aún más desquiciado y acelerado, entonces lo sentí.

Fue repentino. Mi cuerpo vibró, mis párpados se cerraron y todos mis músculos se tensaron cuando sentí sus colmillos en mi carne. Justo en mi carótida, allí punzando y traspasando cada capa de piel. Mi sangre se precipitó dentro de mi cuerpo bombeando cuesta arriba en dirección a su boca succionando con ímpetu y precisión.

Un gemido abandonó mis labios, sentí la sangre de sus hombros brotar a través de mis dedos debido a que estaba allí arraigado, sosteniéndome para no decaer. Mis piernas temblaban, mis ojos no podían mantenerse abiertos. Estaba seguro que el latido de mi corazón era anormal. La velocidad y le ferocidad con la que palpitaba dentro de mi pecho no era correcto, pero lo más extraño fue que sentí el corazón de Jinnie latir al compás del mío.

Es una locura, pero estoy seguro que es así, su corazón latía a la par del mío como un sonido sordo que podía escuchar junto con otros gemidos que escapaban de mi boca sin poder detenerme. Los brazos de SeokJin estaban rodeandome, sosteniéndome con fuerzas a tal punto que note que no tocaba el suelo. Mi cuerpo inundado de ese escalofrío placentero que dibujó una sonrisa borracha en mi rostro y los dedos de mis pies se enroscaron. La tensión en mis músculos llegaron a su máximo punto para luego romperse, mientras escuchaba como Jinnie gemía al beber de mí.

Él estaba bebiendo de mí.

Mi cuerpo comenzó a temblar, mis sentidos estaban demasiado conectados a los suyos, a la necesidad que él sentía de tomarme en todas las formas posible que recién ahí lo noté. Su mano descendiendo por mi espalda baja, sus dedos húmedos trazando una línea a través de mis glúteos.

Estaban húmedos ¿Cómo? ¿Cuando?

«Relájate, cariño» su voz grave y profunda dentro de mi cabeza. No sé sintió como si yo estuviera leyendo su mente, se sintió como si él se metiera en la mía.

Todo un tsunami de sensaciones placenteras e intensas. Y mi cuerpo se abrió a él en todos los sentidos. Mi cabeza ida, mi corazón palpitando con fuerza, mi piel ardiendo y mi interior necesitandolo golpeando dentro y con fuerza. No supe cómo hice, sentí que me movía como en un sueño, con mis extremidades livianas, como si no fueran mías. Moviéndome junto con él o amoldándome a él cuando me trepaba con piernas enroscadas en su cintura y lo primero que sentía era el golpe seco que dábamos a la pared más cercana.

Incluso perdí la noción del espacio de mi propia habitación, solo sabía que estaba contra alguna pared, sobre SeokJin, con piernas y brazos enroscados en él, sus dedos estiraron mi agujero y mi cuerpo simplemente recibió la punta de su polla húmeda como si en realidad estuviese tragandolo y de hecho lo hacía, con las mismas ganas que él se metía en mí y daba una fuerte succión a mi cuello.

El cual no soltó un segundo.

No puedo asegurar si fueron minutos, horas o simples segundos en los que ocurrió todo esto, pero ahora estaba embistiendo dentro de mí, contra la pared y succionaba mi sangre como un animal. Un animal del que estaba loco. Simplemente muerto de amor por este hombre. Por este ser increíble.

Un acto que solía pensar era aberrante en el pasado de una especie a la que odiaba con el alma, pero él... con él era una conexión perfecta. No era aberrante, sino simplemente hermoso. Él no me asqueaba, me hacía amarlo con todos sus defectos y virtudes. Esto no era un acto de simple lujuria. Esta era mi alma entrelazandose con la suya. Aunque la suya no estuviera ahí, existía para mí. Aquí y ahora. Al igual que el latido de su corazón golpeando su pecho, para latir a la par del mio. Él estaba completo y totalmente vivo conmigo y yo con él.

«Dios~...» resonó en su cabeza, succionó una última vez embistiendome con fuerzas y simplemente me corrí. Temblando, gimiendo su nombre desde el fondo de mi garganta. Roto, drenado y satisfecho. Sonriendo como imbécil. Con las endorfinas en su punto más alto y liviano como si fuera hoja llevada por el viento.

— Joder... —dije con mi cabeza sobre la pared mientras lo sentía lamer mi cuello.

Estaba curando la herida, cuando terminó, sentí su mano acariciar mi muslo, su polla estaba dentro de mí mientras acariciaba mi mejilla con su nariz. Su respiración era agitada, la mía igual. Sus dientes mordieron el lóbulo de mi oreja y sonreí como imbécil ante la sensación:

Te amo —susurró suave, muy bajo. Sin fuerzas—. Te amo con locura. Y estoy eternamente agradecido de que existas para mí —dijo oliendo mi cabello.

Mi respiración ya no estaba agitada, contrario a eso me faltaba el aire.

— ¿Me amas? —repetí bajando de la nube en la que me encontraba extasiado.

Él buscó mi rostro y lo siguiente que ví debió de haberme alarmado. Quizás shockeado un poco o hacerme sentir levemente extraño, pero no. Su boca manchada de mi sangre y escurriendose sobre su mentón fue la marca de propiedad mía sobre él y suya sobre mí que, alimentó toda la posesividad latente que me devora cada segundo que alguien más se acerca y lo mira de forma que no deberia porque es mío.

Y ni siquiera el negro intenso de sus ojos cubriendo incluso su esclerotica me desánimo. Y lo increíble, era que estaba completamente intacto cuando observaba su rostro buscando viejas marcas de heridas. Su cuello tampoco estaba marcado, su pecho, él estaba perfectamente bien.

Te amo desde el primer momento en que te vi, aunque no lo sabía. Te amo con desesperación y con un anhelo desquiciado que me mantiene cuerdo en este momento —dijo con una sonrisa borracha y ladina que mostraba sus colmillos para mí.

Sonreí como idiota, perdiéndome otro momento en Jinnie. Él estaba claramente perdido en mí también. Tan perfecto.

También te amo —susurré con garganta y labios secos, me dejé llevar otro segundo y pasé mi lengua cerca de su boca, saboreando mi propia sangre asentada en la piel de su mentón y lo sentí aspirar con fuerza, apretándose más a mí.

Él sonrió satisfecho con párpados pesados, tomé su rostro entre mis manos y busqué sus ojos fijos en mí cuando dije—. ¿Entonces por qué no me dices todo lo que estás ocultando? —susurré, notando como sus ojos completamente negros se limpiaban de toda la nube de éxtasis que acabábamos de vivir y volvían a ese celeste pálido del que era dueño ahora.

Sus sentidos casi tan alertas como los míos. Tenemos cuentas que aclarar.

Le dió el cogote 🥹 SE LO DIÓ

Y perdón si ven errores o alguna incoherencia, lo corregí pero fue un rapidín, remarquen con amorcito los errores si los encuentran ✨ Buen finde!

Con amor niñita Nanykoo 💜

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