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OO9 | ALGUIEN MÁS

JEON JUNGKOOK

Pasaron unos días desde aquella tarde que nos besamos, y el miedo llegaba a invadirme, pero no podía decir que no disfrutaba de lo que ahora teníamos. Si bien nunca fui de no seguir mis impulsos, llegaba a replantearme si estaba bien querer sentir su calidez, si eso podría llegar a molestarle, en cambio, ahora, solo lo hacía sin miedo alguno.
Seguíamos siendo amigos, eso era algo que tenía más que claro, porque no quería llegar a ese momento en que se aburriera de mí y decidiera marcharse, pero, aun así, algunas veces, cuando estábamos a solas y yo era él que buscaba su calor, ella era la que terminaba tomando la iniciativa para besarnos. Y no iba a mentir. Disfrutaba de esa sensación.

Sentía que había cada vez más confianza entre nosotros, que íbamos conociéndonos como tanto quería, que podría llegar a ser tan especial para Rose como ella lo era para mí. Pues, hoy aceptó acompañarme al museo, estuvimos bastante tiempo recorriendo, y aunque se notó con gran facilidad que no era algo que le interesara, cada vez que tenía algo que decir, toda su atención se centraba en mí y lo que decía. No importaba que no fuera un tema de su interés, así como el museo, porque si yo tenía algo que contarle o explicarle sobre lo que veíamos, eso sí le interesaba.

Ahora estábamos en mi departamento, ella observando la estantería donde tenía los libros mientras que yo miraba detalladamente la pintura que le faltaba poco para terminarla, limpiándome las manos con un paño.

—¿Dónde está Oliver? —preguntó llamando mi atención.

Habíamos estado un tiempo en un cómodo silencio mientras me dejaba concentrarme en pintar, ya que se lo había pedido porque el sentirla cerca o escucharla solo hacía que me desconcentrara. Y aunque no estaba presente, era algo que estaba sucediéndome. De alguna manera aparecía en mi mente y olvidaba lo que estaba haciendo, porque pensar en Rose parecía ser más interesante.

A veces era frustrante.

—Se fue con Florence.

—¿Ya son novios?

Me encogí de hombros.

—¿Y ella te agrada? —Indagó curiosa, pero volví a encogerme de hombros.

—Mira, ven aquí, Rosie.

Volteé a verla con una sonrisa mientras ella también lo hacía, acercándose curiosa.

—¿Qué opinas? Yo creo que esta vez no recibiré malos comentarios por parte del profesor.

—¿Malos comentarios? ¡¿Por qué?! —indagó indignada—. Lo haces demasiado bien, no deberías recibirlos. Dile a ese profesor...

No pude evitar reír mientras parecía confundirse.

—¿De qué te ríes?

—No se trata de sí lo hacemos bien o no, sino de lo que pueda expresar —expliqué—. Hace algo de tiempo que dice que mis pinturas no expresan nada, y supongo que ha tenido razón, por eso decidí llevar la cámara ese día. Creí que si hacía una pintura del grupo, él dejaría de notar ese vacío, pero luego te vi a ti, y al acercarnos... Pensé que tú serías la obra más preciada y genuina que podría hacer.

Observé cómo su sonrisa se ensanchaba y sus mejillas se sonrosaban, pero acabó mordiéndose el labio inferior mientras se acercaba más, mirando con atención la pintura.

—Oye... No es que quiera vengarme de ti por tu crítica a mi primera novela, pero...—Presionó por un momento los labios, como si estuviera pensando cómo decirlo, lo que me hizo fruncir el ceño—, ¿no crees que mis ojos están algo grandes? ¿O es que acaso tengo los ojos así?

Rose se llevó las manos a su rostro, demostrando algo de preocupación, lo cual me hizo soltar una carcajada y negar con la cabeza.

—¡Claro que no! Lo hice a propósito —aclaré rápidamente—. Quería que de toda la pintura, tus ojos fueran los que resaltaran.

—¿Y eso por qué?

—Porque cada vez que te miro... Pienso que eres la casualidad con los ojos más bonitos que he encontrado —Confesé con una sonrisa—. Con solo mirarlos, me siento en calma.

—¡Jungkook! ¡¿Cómo puedes decir esas cosas así nada más?! —cuestionó enrojecida, cubriéndose parte del rostro.

Solo la miraba confundido por su reacción, pues no había pensado que al sincerarme pudiera ponerse de esa manera, pero aun así sonreí.

—¡No lo hagas más!

—¿Por qué? —pregunté confundido—. ¿Qué está mal con la sinceridad? Me gusta lo que estoy logrando sentir gracias a ti.

Rose solo parecía enrojecerse más, hasta cubrió su rostro con la otra mano libre, por lo que riendo intenté quitarlas.

—Mírame, Rosie.

—¡Jungkook! Mira tus manos.

Hizo que la soltara, por lo que me concentré en ver mis manos dándome cuenta de que tenía algunas manchas, a pesar de que había intentado limpiarlas con el paño, pero de igual manera ya estaban secas.

—Ya me limpiaré...

—Bien, pero no me toques que puedes marcharme.

Aquello no me gustó, pues sentía que era como si me pidiera que no la mirase o nos viéramos más, por lo que algo disgustado me acerqué a la paleta pasando el dedo por el tono naranja con el que había pintado el cielo detrás de Rose, para luego acercarme a ella que estaba concentrada observando la pintura, y pasar mi dedo por su mejilla.

Jadeó sorprendida mirándome con sus ojos abiertos de par en par, pasando la mano por aquella mancha que ahora tenía, esparciéndola aún más, lo cual hizo que tuviera que reprimir la risa al notar que había llegado hasta parte de su mandíbula.

—¡Jungkook! ¡¿Qué haces?!

No pude contenerlo más y reí mientras tomaba el paño ya manchado para limpiarme.

—No me gusta lo que me pediste.

—Oh, Dios...

Todavía riendo pasé por su lado para sentarme en mi cama, notando que ella parecía intentar mantener la calma y limpiaba sus manos con el mismo paño. Quizás había provocado su enfado.

—¿Qué haces? Puedes manchar la cama...

Negué con la cabeza.

—Ven aquí conmigo.

Al ser pequeña, Rose solo se sentó frente a mí, mirándome curiosa.

—Anoche dijiste que terminaste la novela, así que, ¿vas a darme la reseña?

—Por Dios, Rose, ni siquiera he podido pensar en cómo armar una buena reseña porque sigo intentando asimilar todo —confesé mientras ella medio sonreía divertida.

—Pero ¿eres bueno dando reseñas? Pues, de la anterior solo dijiste que fue decepcionante. 

—Nunca me la pediste. ¿Quieres que vuelva a leerla para refrescar mi memoria y dártela? 

—¡No! Olvídalo. Háblame de lo que te pareció Amnesia.

En parte agradecía que haya rechazado que lo hiciera, pues si todavía parecía algo indignada por el hecho de que no me gustó su novela, esperaba entonces que eso aumentara si llegaba a saber que terminé regalándosela a Dongmin, el novio de Jimin que era fanático del Thriller y Dark romance, por lo que le gustó demasiado. En mi estantería de ese género solo había quedado Pay for you que había olvidado dársela a Jimin cuando me visitó, pero pensaba en deshacerme de esa novela al estar seguro de no querer volver a leerla.

—Primero empezaré por lo malo.

—¿Hay cosas malas? —preguntó decepcionada.

—Como en todas las novelas, o bueno, quizás no malas en sí, pero sí que no me gustaron, ya sea porque lo siento innecesario y demás —expliqué encogiéndome de hombros—. De hecho, hasta en mis novelas favoritas las hubo y puedo nombrártelas.

—Olvídalo. Empieza con lo malo —ordenó cruzándose de brazos.

—En mi punto de vista creo que hubo violencia excesiva y hasta demasiado explícita. Lo mismo con las escenas sexuales.

—¡Por Dios, Jungkook, por eso mismo es Dark Romance! Así que tenía que tener alto contenido sexual, de violencia y oscuridad —refutó con obviedad.

—Pero ¿era tan necesaria la escena sexual con él bañado de sangre de los hombres que asesinó? —cuestioné disgustado—. Me dio hasta asco, y creo que fue la más intensa de todas.

—Me inspiré demasiado —respondió sonrojada, desviando la mirada.

Arrugué el rostro ante su confesión, pensando en quién en su sano juicio podría inspirarse imaginando algo así, pero decidí no prestarle tanta atención a eso.

—De todas maneras, tú pareces detestar el Dark Romance, así que tu opinión sobre eso no cuenta —agregó restándole importancia, aunque parecía algo molesta, por lo que alcé una ceja mientras que ella al verme sonrió inocente—. Es broma. Continúa.

—Bien, dejando de lado toda esa violencia y ese erotismo innecesario...—Ladeó su cabeza mientras arrugaba la frente, mirándome con atención—. ¿Por qué me miras así?

—Muchas coincidencias.

—¿De qué hablas?

—Tú continúa. 

—Diste muy buenos giros argumentales, pero más que nada quiero destacar esos cierres de capítulos. Siempre que decía que solo iba a leer un capítulo más, ¡tú dabas esos cierres que me hacía terminar leyendo más por la intriga! —exclamé ganándome su sorpresa—. Aunque no me gustó que Callum llegó a actuar obsesivo cuando Kirsten descubrió su pasado y quiso alejarse, me sorprendió bastante el hecho de que luego su relación se intensificara, ignorando todo el erotismo que decidiste agregar, ella no supiera si estaba enamorada del buen hombre que había conocido o de ese hombre que estaba relacionado con la mafia y era un asesino despiadado.

—¿E-en verdad?

Asentí.

—Bueno, también debo decir que no estuve de acuerdo que luego Callum quisiera alejarla de él.

—¡Es que Kirsten era su debilidad y no quería arriesgarla!

—Lo sé y lo entiendo, pero no estoy de acuerdo —recalqué negando con la cabeza—. ¿Luchó tanto por recuperarla, que lo aceptara y amara pese a su pasado para qué? ¿Para luego alejarla?

—La amaba tanto que no quería ponerla en peligro.

Negué con la cabeza estando en desacuerdo.

—Si la amaba tanto, debió mantenerla a su lado porque nadie podría protegerla mejor que él.

—¡¿Vas a atreverte a llevarme la contra cuando yo escribí la novela?!

—Pues, mi punto es el más acertado por el final —refuté mientras ella se quedaba boquiabierta sin ser capaz de decir algo más—. ¡Todavía no puedo creer que la hicieras morir y en los brazos de él por su propia culpa! Esta novela fue tan intensa que... No sé ni cómo expresar todo lo que sentí.

—Pero, entonces, ¿sí te gustó?

Me miró con cierta inseguridad, lo cual me hizo sonreír.

—Rose, a pesar de que sabes que no soy nada fan de las novelas de ese género y que no me gustó la primera, debo admitir que Amnesia fue una novela muy entretenida y hasta con esos cierres de capítulos que dabas, adictiva.

Chilló emocionada, sorprendiéndome al abalanzarse sobre mí, pasando sus manos por mi espalda. Eso me hizo reír por un momento, pero no dudé en corresponder a su abrazo.

—Lo único que quería era que sí pudiera llegar a gustarte —admitió separándose.

—Pues, me ha hasta encantado.

—Gracias, Jungkook.

El verla sonreír, poder notar su alegría, era algo que adoraba. Algo tan simple de su parte ocasionaba tanto en mí y Rose ni siquiera era capaz de notarlo, de eso estaba más que seguro. Pero tampoco encontraba las palabras para poder decirle que ese tipo de reacciones, cualquier gesto suyo, era como si llegaran a transformar mi alma.

—Aun así espero que algún día escribas una novela de romance.

—Eso llevo intentando, pero es tan difícil —Suspiró frustrada—. No solo es difícil encontrar una musa que pueda inspirar para algo así, sino también el tener que pensar una buena trama que no sea nada cliché.

—Pues... Así como yo te usé de musa para mi pintura, tú podrías usarme como tu musa para escribir esa novela romántica.

No sabía por qué sentía mi rostro arder y no era capaz de mantenerle la mirada por haber dicho esas palabras, pero es que, como siempre, decía lo que sea sin pensar. Quizás, como me decían, eso no estaba tan bien como creía.

—¿En serio me dejarías usarte como mi musa?

Asentí aún sin mirarla.

—Si es lo que tú quieres, entonces estoy de acuerdo.

Al conectar nuestras miradas, noté cómo su sonrisa se ensanchaba.

—¿Qué trama crees que podría escribir inspirándome en ti? ¿Hay algo en específico que quieras o que no me permitas?

Se acercó más a mí, inclinándose hacia adelante mientras alzaba su cabeza para poder seguir viéndome a los ojos, lo que hizo que por primera vez me tensara ante esa cercanía, esa mirada tan intensa y esa sonrisa, hasta mis latidos estaban acelerándose.

¿Por qué de repente estaba poniéndome tan nervioso como en un principio, si ya había confianza?

—Sé que no me conoces muy bien, pero... Permítete hacerlo, observa, siente, y así podrás escribir todo lo que quieras sobre mí.

Rose se abalanzó a mí, haciéndome caer de espaldas sobre la almohada mientras sus labios impactaban contra los míos. Sentía cómo sus manos tomaban mi rostro, la forma en la que movía sus labios sobre los míos, por lo que intentaba seguir su ritmo, esperando no ser tan torpe como creía que podría ser gracias a los nervios.

—Eres muy lindo, Jungkook —murmuró con suavidad, acariciándome la mejilla con el pulgar.

Solo fui capaz de sonreír ante sus palabras, disfrutando de los roces de nuestras narices, de cómo repartía besos húmedos por mi barbilla. Quizás podría tener el impulso de apartarme, pero la verdad era que al decirme ese tipo de cosas, besarme de esa manera, mirarme con aquel brillo de dulzura, borraba toda distancia que podría llegar a querer poner por inseguridad. Rose, quizás, de manera inconsciente, pero sabía cómo otorgarme tranquilidad y formar mis sonrisas.

Era como si me volviera ternura y mi corazón se alegrara.

Continuó bajando sus besos, sorprendiéndome al sentir cómo ahora sus labios se pegaban a mi cuello, llegando a humedecer mi piel al rozar su suave, tibia y húmeda lengua.

—Rose...—murmuré en casi un suspiro, llevando mi mano a su muñeca donde tenía la suya en mi rostro regalándome caricias—, e-espera.

¿Mmm?

Levantó la cabeza mirándome con la frente arrugada, humedeciendo sus labios.

—¿No te gusta?

¿Acaso a las personas normales solía gustarle eso? ¿Sería raro decir que no? De todos modos, no sabía qué me causaba.

—N-no lo sé. Es... Raro —respondí intentando sonreír—. Nunca me lo habían hecho.

—¿En verdad? ¿Ni Anya?

No pude evitar inclinarme rápido hacia adelante, sintiendo cómo si me hubiera caído un balde de agua fría al escuchar esas preguntas de su parte. Ella hizo lo mismo, mirándome extrañada.

—¿Por qué la nombras? ¿Por qué crees que me haría algo así?

—¿Acaso no salieron?

—¿Qué sabes tú?

—Oye, ¿por qué pareces tan alterado por algo tan tonto?

—Respóndeme, Rose.

—No sé nada, solo fue mi deducción.

Aquello hizo que de alguna manera me relajara, pero no era capaz de relajar el ceño.

—Hey, ¿sucedió algo con ella? —preguntó esta vez suave, llevando la mano a mi brazo.

—No quiero hablar de Anya.

—Pero...

—No quiero, Rose —recalqué firme.

—Ya, está bien, pero no te molestes conmigo, ¿sí?

El poder notar su arrepentimiento me hizo suspirar, ya que a pesar de estar tan tenso, de volver esa inquietud en mi pecho, no quería tener que ignorarla o que se fuera de mi lado en este momento.

Quizás estaba volviéndome débil.

—Está bien. Abrázame.

Soltó una ligera risa, para luego abalanzarse a mi cuerpo, por lo que me dejé caer de nuevo, aspirando el dulce aroma a su fragancia mientras disfrutaba de su calor corporal.
Un abrazo suyo era todo lo que sentía que necesitaba, quedarnos así, cinco minutos, siendo suficiente para que mis preocupaciones pudieran desvanecerse.



















(...)
















Ni siquiera sabía cuánto tiempo llevábamos así, ella sobre mi cuerpo mientras yo envolvía el suyo con mis brazos. Era hasta capaz de sentir los latidos tranquilos de su corazón, lo que me daba tranquilidad a mí como para haber podido hacer a un lado momentos que no quería para nada recordar. Ahora era hasta capaz de dormirme, y culpaba a Rose por la quietud que solo ella sabía otorgarme, más al sentir sus delgados y pequeños dedos manchados de pintura naranja entrelazados con los míos —también manchados—, acariciando el dorso de su mano con el pulgar.

—¿Puedo volver a besarte?

Aquella pregunta me sorprendió por un momento, ya que llevábamos bastante tiempo en un silencio. Pero, aun así, acepté.

Puso sus suaves labios sobre los míos, comenzando a moverlos de manera lenta y hasta podría describir como cariñosa, aunque quizás solo era el hecho de que todo lo que venía de su parte yo lo sentía con cariño.
Su lengua invadió mi cavidad bucal, llegando a acariciar la mía, aumentando así la intensidad, lo que me hacía comenzar a ponerme en alerta, pero decidía repetirme que se trataba de Rose quién me besaba, por lo que prefería concentrarme más que nada en nuestras manos que seguían con sus dedos manchados entrelazados, en la otra que tenía todavía en mi mejilla, la cual apoyé más buscando así su calidez y logrando que volviera a acariciarla con delicadeza como si supiera lo que anhelaba.

Quizás Rose podría entenderme.

Podría ser la segunda persona en hacerlo.

O quizás estaba volviéndome tan débil e ingenuo por ella.

Sus besos volvieron a bajar por mi mandíbula, hasta llegar a mi cuello otra vez, por lo que cerré los ojos con fuerza, apretando su mano al sentir cómo pasaba la lengua.

—¿Estás bien?

Su voz había salido algo baja como agitada, hasta pude sentir su mirada, quizás preguntó por el hecho de cómo apreté su mano, pero aun así me gustaba el pensar que en serio le preocupaba lo que pudiera sentir y que buscara mi comodidad.

Rose era la primera persona que se preocupaba por algo así.

Quizás ella sí era distinta a las demás personas.

Tenía que serlo.

Al asentir, segundos después sus labios volvieron a pegarse en mi cuello, por lo que tragué con algo de dificultad, queriendo poder relajarme a pesar de sentir cómo ahora llegaba a succionar mi piel.

Mi respiración estaba volviéndose pesada mientras apretaba más el agarre, hasta que un quejido escapó de mi garganta al sentir cómo succionaba con más fuerza, por lo que acabé soltando el agarre, inclinándome un poco hacia adelante y llevando mi otra mano al cuello. Aquella zona que ahora parecía sensible y estaba húmeda.

—Duele...—expresé por lo bajo, mirándola con el rostro arrugado.

Solo bajó la cabeza mientras reía como si mi reaccionar se le hiciera gracioso, lo que me confundía demasiado, pero aun así no creía que lo hiciera con mala intención.

Confiaba en Rose.

Lo siento, lo siento. Ya no lo haré con tanta fuerza, ¿sí? —Asentí sin apartar la mano, manteniendo la cabeza gacha—. Me das mucha ternura, Jungkook.

La miré por un momento, pero ella juntó nuestros labios en un pequeño beso.

—Déjame ver.

—No me beses más en ese lugar.

—Está bien —Asintió riendo—. Pero quita la mano.

Decidí obedecer, esperando que cumpliera su palabra sobre no volver a besarme esa zona, ya que todavía podía sentir un ligero ardor.

Mmm... ¿Jungkook? —La miré bajando la cabeza mientras ella estaba inclinada observando mi cuello, rozando el pulgar, lo que provocó un escalofrío en mí—. No te molestes, pero...

La miré confundido, pero en eso escuché la puerta abrirse, por lo que aparté a Rose levantándome de manera brusca, notando cómo Oliver tenía sus ojos abiertos a la par y luego sonreía extraño.

—¿Qué estaban haciendo? 

—Solo hablábamos.

—Uy, sí...

—Jungkook dice la verdad —intervino levantándose, Rose.

—Claro. Ahora entiendo por qué me pediste que los dejara solos, ¿eh?

Rose que tomaba la chaqueta que dejó en el sofá, me miró sorprendida, lo que hizo que volviera mi concentración a Oliver, sintiéndome algo tenso.

—Deja las tonterías, solo fue para estar tranquilos.

—Yo... Creo que es mejor que me vaya antes de que sea más tarde.

—Está bien. Nos vemos, Rose —saludó moviendo la mano—. Oye, ¿qué te pasó en la cara? ¿Es pintura?

—Pregúntale a Jungkook. Nos vemos, Oliver.

—Vamos.

Tomé su mano para salir del departamento, olvidándome de la pequeña molestia que me había provocado Oliver. Bajamos en un silencio cómodo, como si nada hubiera pasado hacía un momento atrás, lo cual agradecía.

—Bien, nos vemos...—habló al salir, soltando mi mano.

—¿Por qué te despides? Te acompañaré.

—¡No! No es necesario.

—Quiero hacerlo —insistí provocando su sonrisa.

—Eres muy terco.

Negó con la cabeza soltando una ligera risa, lo que me permitía saber que eso no le causaba molestia.

—Entonces, ¿me dejarás hacerlo?

—¿Cómo podría negarme contigo, Jungkook? —cuestionó tomando mi rostro entre sus manos, lo que hizo que sin pensarlo en absoluto me inclinara hacia adelante, quizás esperando algo más de su parte, como si estuviera acostumbrándome. Eso era algo inesperado para mí.

—¡Jungkook!

Aquella voz provocó que ambos nos sobresaltáramos y Rose me soltara, por lo que giré encontrándome para mi sorpresa con Anya. Eso hizo que fuera fácil para mí el notar cómo parecía crearse una tensión en el ambiente, disgustándome por completo.

—Creo que es mejor que me vaya sola —murmuró tensa, llamando mi atención, Rose.

—No. Espera, te acompañaré.

—Anya parece querer hablar contigo, así que quédate.

—Rose...—quise insistir y tomé su brazo, pero ella apartó mi mano de forma delicada.

—Tomaré el bus y te escribiré cuando llegue, ¿está bien?

Suspiré frustrando mientras ella me regalaba una sonrisa tranquilizadora.

—Nos vemos. Adiós, Anya.

—Adiós.

El verla alejarse hizo que empuñara las manos en un intento de lograr mantener la calma pese a la gran frustración que estaba provocándome esta situación, la cual no lograba entender para nada. Pues, al voltear vi cómo Anya tenía sus facciones endurecidas y sus brazos cruzados, haciéndome saber que se encontraba molesta.

—¿A qué has venido?

—Me encontré con Oliver.

Fruncí el ceño.

—¿Y eso qué tiene de interesante?

—Él me dijo que estabas con Rose, así que vine a comprobarlo.

—Pues, ¿por qué al comprobarlo no te marchaste y me dejaste que la acompañara tranquilo?

—¿Por qué me hablas así? —preguntó con la voz ahogada, dando un paso hacia adelante, pero di uno para atrás—. Creí... Creí que ya estábamos arreglando lo sucedido.

—Arreglarlo no significa volver a lo de antes, Anya —aclaré.

—Por favor, hablemos.

—Ni siquiera sé qué es lo que debíamos arreglar. Simplemente, terminé aceptando todo lo que hiciste, así que ahora te toca a ti aceptar que no quiera tenerte en mi vida de la misma manera.

—Escucha... ¿Qué rayos tienes en el cuello, Jungkook? —Interrogó histérica con la intención de acercarse, pero volví a alejarme.

—Eso no tiene por qué importarte —respondí llevando la mano a mi cuello, sin saber a qué podría referirse—. Ahora vete a tu casa. Adiós, Anya.

Apresuré el paso para entrar, intentando ignorar todas las sensaciones que estaban invadiéndome, la forma en que la inquietud volvía a instalarse en mi pecho y no solo por los recuerdos, sino por el temor que lo inevitable adelantara su tiempo si continuaba de esta manera. No podía pensar con claridad.

Al entrar al departamento, di un portazo, logrando que Oliver que estaba en la cocina se sobresaltara y volteara a verme.

—¿Qué te sucedió?

—¡No vuelvas a hacerlo!

—Solo fue una broma...

—¡No hablo de eso! ¡Hablo de decirle a Anya lo que hago con mi vida!

—Pero ¿qué hay con eso? —cuestionó frunciendo el ceño—. Pensé que eran amigos.

—A ti no tiene que importarte qué tipo de relación tengo con cualquier persona a la que me acerque. Solo deja de intentar saberlo todo y cierra la boca —exigí comenzando a dirigirme al baño.

—Carajo, estás exagerando todo.

Di otro portazo apoyándome en la puerta, pasando las manos por mi cabello para echarlo hacia atrás mientras inhalaba y exhalaba intentando calmarme, ya que el miedo de terminar de explotar lograba consumirme.
















(...)
















Al lado de Rose todo era mucho más fácil para mí, sonreír era más sencillo e incluso vivir se había vuelto más ligero. Estaba haciendo cosas que jamás creí, y aunque ahora era solo porque quería pasar tiempo a su lado, nunca acepté un plan junto al grupo teniendo de verdad ganas de ir, pero esta noche lo había hecho.
Antes decidí pasar por el departamento de ella, solo para pasar antes tiempo juntos y a solas, ya que sabía que el estar con todos los demás dificultaba que solo pudiera concentrarse en mí.

Habíamos llegado cuando Morgan y Rachel estaban esperando, y noté cómo ambos se sorprendieron por el hecho de que llegáramos juntos, pero de todas formas fue agradable estar solos con ellos, hasta participé más de lo que solía hacerlo en una conversación que incluyera a alguien del grupo que no fuera solo Rose. Y así llegaron todos los demás, haciendo que el ambiente se pusiera tenso, al menos para mí, ya que por más que escogí sin dudar un lugar al lado de quién me daba tranquilidad, ahora tenía en frente a Anya.

Por momentos me miraba, por lo que intentaba lo más que podía ignorar eso y tan solo concentrarme en comer, beber y en las conversaciones. Habíamos brindado con nuestros vasos llenos de cerveza, y pese a Anya, esta noche estaba siendo agradable para mí sin importar todas las personas presentes, llevarnos las miradas de quienes estaban en otras mesas por los gritos y las risas, lo que me llevaba a preguntarme si acaso era por tener a Rose a mi lado.

—Jungkook, ¿a ti no te gustaría pertenecer al Club? —preguntó antes de darle un sorbo a su vaso con cerveza, Morgan.

Pude sentir la mirada de curiosidad de Rose, lo que hizo que me relajara a pesar de sentir todas las demás también en mí.

—¿Quieres hacerlo actuar? —George frunció el ceño—. ¡Pero si ni siquiera es capaz de expresar una emoción cuando está con nosotros!

Él reía como si hubiera dicho algo increíblemente gracioso, Rachel reía junto a él, al igual que Oliver, aunque acabó dándole un golpe en el brazo.

—Es broma, JK.

—Ya, George, igual y nos sorprende con su actuación...

—No —lo interrumpí—. George tiene razón. Además, no podría actuar frente a todas las personas que habrá.

—¿Seguro? —preguntó por lo bajo, Rose, concentrándose solo en mí.

—Sí, no me gusta.

Tomé el vaso de cerveza para darle un sorbo mientras Rose volvía su concentración a la conversación, notando luego que George me miraba con una sonrisa amigable antes de golpear a Oliver por lo que decía, lo que me llevaba a pensar que quizás de verdad su comentario había sido de broma y no por buscar hacerme sentir mal. Si algo se destacaba en él, eran lo pesadas que podían ser sus bromas, pues en algún momento siempre parecía que debía incomodar a alguien del grupo con lo que hacía, y podía ser que no era con mala intención, sino que así era él, así que decidí no pensar más en su comentario, ya que quería seguir pasándola bien.

Bajé la mirada de manera inconsciente, la mano de Rose estaba en una de sus piernas, sus uñas pintadas de un celeste, lo que me hizo sonreír al darme cuenta de que por esa razón me había hecho escoger entre dos colores.

¿Estaría mal si tomara ahora su mano?

¿Por qué tenía que pensarlo tanto? ¿Solo porque los demás estaban presentes y podían vernos?

¿Qué importaba? No debía hacerlo si era algo que hacíamos muchas veces.

Siguiendo mi impulso, llevé mi mano sobre la de ella, llamando así su atención. Rose bajó la mirada a donde estaban nuestras manos sobre su pierna, de alguna manera me sorprendió que la volteara y entrelazara nuestros dedos, pero me hizo sonreír, y ella al verme también lo hizo, relajándome al pensar que entonces no le había molestado que lo hiciera pese a que estaban los demás del grupo, pero claro que no podían ver eso a menos que mirasen debajo de la mesa.

Cuando Rose volvió su concentración a la conversación, esta vez no me importó que su concentración no estuviera solo en mí, porque aun así podía sentir la suavidad, la calidez de su mano, además de cómo con su pulgar acariciaba el dorso de la mía.

—¿Cómo vas con el guion, Rose? —preguntó Oliver.

—Todo va genial.

—¡¿En verdad?!

Asintió.

—¡Dios, estoy muy emocionado! —exclamó Alex antes de tomar su vaso de cerveza que estaba acabando—. ¡Ya necesito leerlo!

—¡Tú, deja de beber tanto! —le reprochó, Anya.

—¡Déjenme en paz! Hoy les demostraré que me he vuelto resistente al alcohol.

—Yo también necesito leerlo —Continuó Oliver—. Debes estar haciendo un excelente trabajo. Tengo muchas expectativas.

Noté cómo el rostro de Rose se enrojecía y sonreía con timidez.

—Seguramente en las siguientes semanas lograré terminarlo.

—No te presiones —comenté dándole un pequeño apretón para poder llamar mejor su atención.

—Jungkook tiene razón —Asintió Alex—. Pero si logras tenerlo en ese tiempo, sería genial, Rosie.

—Estoy segura de que lo haré.

Así la conversación continuó, Alex haciendo que llenaran su vaso como también Oliver y Morgan, mientras seguía sin soltar la mano de Rose, teniendo que reprimir mi impulso de querer inclinarme hacia ella, más al notar que reía de algo que le contaba Rachel.

—¡Hey, Anya! —exclamó George, sin terminar de escuchar lo que le decía Oliver.

—¿Qué sucede?

—¿No quieres tener una cita?

—¿Vas a intentar presentarme a otro idiota de tus amigos? —Alzó una ceja.

—En realidad no es un amigo mío, pero le llevas gustando hace bastante.

—Olvídalo. No perderé el tiempo.

—¡Pero llevas soltera mucho tiempo! Date la oportunidad —Suspiró—. Aunque Paul haya sido bastante idiota, te prometo que el que quiero presentarte no lo es.

—No me interesa.

Anya negó fijando luego su mirada en mí, lo que hizo que la desvíe.

—¡Oye! ¡¿Y por qué no mejor me presentas una de tus amigas a mí?! —cuestionó indignado, Alex.

—Porque no les gustan los idiotas como tú —respondió antes de darle un sorbo a su cerveza mientras que Morgan soltaba una risotada, recibiendo una mala mirada por parte de Alex.

—Yo te presentaré una —Oliver palmeó su espalda.

—Gracias. Tú sí eres un amigo de verdad.

—Rose, tú hace tiempo que terminaste con Jason, ¿verdad?

Fue demasiado notable cómo llegó a tensarse ante la pregunta de George, hasta recibí un apretón inconsciente de su parte.

—Sí, ¿por qué?

—¿No quieres que te presente un amigo? —Rose frunció el ceño—. Hemos hablado sobre ti y está interesado. Tiene su atractivo y es divertido, así que la pasarás bien, ¿qué dices?

Rose tenía sus labios entreabiertos y no era ni siquiera capaz de comprender la forma en la que me miraba, como si no supiera qué contestar, lo cual me hizo confundir.

Que Rose tuviera una cita con un amigo de George estaba bien, ¿verdad?

¿Y si todo salía bien, podrían hasta empezar una relación? Eso era algo que sucedía.

Aunque, si estaba con alguien, quizás lo especial que teníamos, llegaría a su fin. Pero aun así seguiríamos la amistad como si nada y ella podría obtener lo que seguramente anhelaba como todas las personas, así que estaba bien para mí.

¿Por qué no sabía qué decir?

No —negó riendo nerviosa.

—¡Pero es un buen partido!

—Ya estoy saliendo con alguien.

—¡¿Qué?! —intervino Alex—. ¡¿Y por qué yo no sabía eso siendo tu primo?!

—Oh, está bien. Tendré que decepcionarlo.

—¡Tienes que contarme todo!

¿Rose tenía novio?

¿Rose tenía novio y aun así se atrevía a besarme?

¿En qué momento? ¿Por qué no había sido capaz de decirme nada?

Estaba llenándome de preguntas mientras una presión se instalaba en mi pecho, lo que hizo que acabara apartando la mano, pudiendo sentir la mirada de Rose. Al levantarla, pude darme cuenta de que Anya estaba mirándome, pero no podía siquiera concentrarme en eso, solo estaba perdiéndome en mis pensamientos.

















(...)














Continuaron hablando como si nada por un buen momento, hasta que agradecí cuando Morgan y Rachel se despidieron para marcharse, ya que podría irme sin recibir tantos reproches, pero cuando estaba por salir, pude escuchar cómo Rose decía que también saldría. Aquello me había hecho suspirar frustrado al saber que lo hacía por querer hablar conmigo, pues había sentido sus miradas tan interrogantes.

Por más que por un momento pensé que podría llegar a aceptar la propuesta de George, teniendo la esperanza de que encontrara a esa persona que podría estar buscando, saber que ya lo había hecho no me gustaba en lo absoluto. Y es que estaba convencido de que era tan solo porque se atrevió a tener lo que fuese que teníamos que creía que era especial.

No comprendía sus engaños.

¡Jungkook, espera!

Al escuchar su voz, me detuve, volteando a ver cómo apresuraba su paso para acercarse mientras se colocaba la chaqueta, ya que había refrescado.

—¿Qué quieres?

—Creí que nos iríamos juntos. Lo habías mencionado...

—Cambié de opinión.

—¿Qué te sucede? —preguntó frunciendo el ceño—. ¿Por qué me hablas así? ¿Por qué pareces molesto conmigo?

—¿Tienes novio y jamás se te ocurrió mencionármelo?

Abrió los ojos de par en par como si estuviera sorprendida, lo cual no comprendía.
¿Acaso se suponía que después de enterarme, lo normal sería jamás mencionarlo y continuar con lo mismo como si nada? No podría hacerlo en lo absoluto, porque, para mí, saber que había alguien así en su vida lo cambiaba todo.

—¿De qué hablas? Claro que no tengo novio. Te lo hubiera dicho —aclaró rápido—. Estamos saliendo.

—¡¿Y por qué no pensaste en decírmelo?! —pregunté indignado—. ¡Tú me besabas, cuando ya tenías a alguien así en tu vida, Rose!

—¡Porque nosotros...!

Se detuvo mirándome atónita, lo que hizo que la curiosidad me invadiera al no entender por qué no continuaba.

—Jungkook, ¿para ti qué somos?

—¿Qué?

Rose solo estaba llenándome de más confusión.

—Dime qué rayos somos para ti.

—Amigos —respondí simple.

—¡Oh, por Dios! —Medio giró mientras reía histérica, llevando la mano a la frente—. Dime que es una broma, Jungkook.

—¿Por qué lo sería?

—¡¿Para ti los amigos se besan?!

Rose parecía demasiado histérica, hasta su rostro estaba enrojeciendo, y yo detestaba el hecho de que estuviera gritándome.

—Solo... Solo seguía lo que tú hacías.

—¡Si hice todo eso fue porque yo no te considero mi amigo, carajo!

Aquellas palabras de su parte fue lo que me hizo reaccionar a lo que estaba sucediendo, llegando a provocar que sintiera cómo un escalofrío recorría mi espina dorsal.

No. No podía.

Espera, ¿esa persona a la que te referías soy yo?

—¡Claro que sí! ¡¿No es acaso obvio?! —cuestionó indignada—. ¿Acaso te crees que sería capaz de hacerlo con un amigo? Si me atrevía a besarte es porque... Me gustas, Jungkook.

Solo nos quedamos mirándonos, ella con sus mejillas sonrosadas, muy probablemente esperando alguna respuesta de mi parte, pero solo podía intentar procesar todo lo que estaba sucediendo, su confesión tan inesperada para mí.

¿Cómo es que jamás había notado que llamaba su atención de esa manera? Si bien notaba la manera especial que me veía, creía que podría llegar a ser la misma en que yo la veía.

O quizás solo me había convencido de eso.

Pero después de todo, lo único que tenía en claro es que no estaba bien porque yo no podría ser ese alguien que esperaba.

—¿Jungkook...?

Rose se acercó mirándome angustiada, lo que hizo que tragara con fuerza porque aquella presión estaba de regreso y con más intensidad.

—Te has confundido.

—¿Qué? —Su voz salió ahogada y sus ojos brillaban por las lágrimas que comenzaban a acumularse, lo que hacía que de alguna manera se me dificultara el responder.

—Deberías buscar a alguien más que pueda darte el tipo de amor que quieres, porque yo jamás podría llegar a ser ese alguien —Aseguré desviando al mirada al no soportar saber que podría estar hiriéndola—. No puedo brindarte algo más que no sea mi amistad, Rose.

¡Hola!

¿Qué les pareció el capítulo? Se acabó de repente lo bonito, ¿verdad? JAJSSJ ¿Se esperaban que de igual manera Jungkook se dejara llevar tanto así por Rose? ¿Será que en verdad no tiene ningún tipo de sentimiento romántico por ella? ¿Qué creen que pase ahora entre ellos?

Por cierto, todavía estoy dudando sobre quién hacer que narre en el siguiente, ¿ustedes prefieren que sea Jungkook o Rose?

Espero que les haya gustado el nuevo capítulo, si es así no se olviden de votar y comentar

¡Nos leemos pronto!

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