Capítulo 11. El Asesino de policías
Una noche como cualquiera, rayaban las nueve de la noche, cuando la radio de la patrulla número trecientos veinte alertó a sus ocupantes.
- ¡Unidad trecientos veinte! ¡Unidad trecientos veinte! Se requiere apoyo en la calle tres, avenida nueve del centro de la ciudad. Posible asalto – Decía la voz al otro lado de la radio.
-Aquí el oficial Arnáez, en la unidad trecientos veinte. Nos disponemos a dirigirnos a la dirección indicada. Cambio y fuera – Respondió el oficial.
****
Casi doce horas habían transcurrido desde aquel llamado que había recibido la unidad trecientos veinte, cuando un transeúnte se encontró aquella patrulla abandonada y con manchas de sangre por dentro y por fuera, por lo que el hombre avisó a la policía.
- ¡¿Qué ha sucedido aquí?! ¡¿Dónde están los oficiales?! – Vociferaba el jefe del departamento de policía.
-No lo sabemos jefe. No hay rastros de sangre en el suelo, sólo en la patrulla- Informo un oficial de indicios.
Días después de la desaparición de los oficiales, los resultados de las muestras de sangre estaban listas. Se había confirmado que la sangre era de los dos oficiales, no había muestras de ADN de nadie más. Dos semanas más habían pasado y no había rastro de los oficiales.
Esa misma noche los oficiales Camaño y González hacían su patrullaje en el centro de la ciudad, hicieron una parada en un AMPM, compraron dos café y emparedados para ahuyentar el hambre de la madrugada. Mientras comían recibieron un llamado para atender una agresión con arma blanca que se estaba dando a ocho calles de su ubicación.
- ¡Unidad ciento veinticinco! ¡Unidad ciento veinticinco! Se requiere apoyo en la calle diez, avenida uno. ¡Atender, posible ataque con arma blanca contra una mujer! – Decía la voz al otro lado de la radio.
Los oficiales dejaron a un lado lo que comían, por lo que se dispusieron a atender la emergencia.
Por la mañana el jefe de la policía llegó pidiendo las bitácoras del turno nocturno, los leyó uno tras otros con detenimiento, informándose de los eventos de la noche; el jefe notó que hacía falta el informe de la unidad ciento veinticinco.
- ¡CANALES! – Grito el jefe.
-Dígame señor- Dijo el oficial.
- ¿Dónde están los oficiales Camaño y González? ¿Los de la unidad ciento veinticinco? –
-No han regresado señor- Respondió Canales.
-Pues háblenles por la radio, que regresen a la base- Ordenó el jefe Villegas, quien temía por sus compañeros.
Una hora después todos los temores del jefe Villegas se hicieron realidad, la patrulla fue encontrada ensangrentada, la única diferencia con la desaparición anterior es que en este si había manchas de sangre alrededor de la unidad móvil y signos de lucha.
El jefe de la policía dio una alerta de ahora en adelante irían dos unidades a atender emergencias en el turno nocturno. Los familiares de los cuatro oficiales estaban desesperados, deseaban saber si los encontrarían con vida.
Un día por la tarde la operadora del nueve uno uno, recibió una llamada muy misteriosa, la voz mecánica al otro lado de la línea daba una dirección donde podrían encontrar lo que buscaban. La persona que llamaba no se identificó, sólo dio una dirección y colgó. Al tratar de rastrear la llamada la ubicación que brindaba el rastreador eran en el Congo en África.
Dos unidades se hicieron presentes en la dirección bridada a la línea de emergencias. Era una propiedad abandonada sin vecinos cercanos, enmontada casi como un basurero clandestino.
La sorpresa de los oficiales de policía fue encontrar los cuerpos de tres de los compañeros desaparecidos. Fue difícil para ellos ver los cuerpos maltratados de sus compañeros, algunos se apartaron porque no pudieron soportarlo, ya que habían compartido buenos momentos y llevaban una buena relación de camarería, ¿Cómo les darían la noticia a sus familiares? ¿Dónde estaba el otro compañero que faltaba?
****
Al jefe Villegas estaba muy preocupado, los estudios del laboratorio de criminalística no habían dado resultados que arrojarán indicios quienes se habían llevado a los oficiales y tras de ello había un oficial que no aparecía.
Esa noche en un hospital de la ciudad llego un hombre casi desnudo, con heridas de consideración y en estado de shock, no hablaba y tenía la mirada perdida.
Siguiendo el protocolo el jefe de emergencias del hospital dio el parte a la policía, para sorpresa del jefe Villegas era el oficial que buscaban o eso creían.
El hombre había sido torturado de muchas maneras sin llevarlo a la muerte. Cuando llegó la policía, los médicos lo estaban interviniendo por las graves heridas que presentaba. Pasaron cuarenta y ocho horas para que el paciente saliera de la anestesia y poderle preguntar que había sucedido.
El jefe de policía no se le había despegado al oficial Camaño, tenía que vigilarlo por si sus captores decidieran terminar lo que le habían hecho. Pero antes de que el jefe pudiera decir cualquier cosa, escucho al oficial.
-Nos odia a todos y juró matarnos, me dejo escapar para que les diera el mensaje- Y de ahí el oficial Camaño no volvió a pronunciar ninguna palabra.
¿FIN...?
Kattia Palacios Avilés
22/07/2022
Registro #: 2305074239348
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro