Capítulo 10. Dra. Piedad
Ricardo Castillo POV
Corro a través del claro, no hay donde esconderme ni una puta piedra, corro porque es lo único que puedo hacer para salvar mi vida, él me está siguiendo lo escucho tras de mí; terminaré como todos los demás...
Me levanto de golpe otra vez esa pesadilla, cuando te enlistas en la academia de policía nadie te prepara para encontrarte con lo que nos encontramos la semana anterior. Una fosa común donde encontramos los restos de al menos cincuenta personas de todas las edades fue difícil asimilar la magnitud de las torturas; eso se pudo ver en los cuerpos menos descompuestos.
La fosa estaba bien camuflada, de no ser por ese sabueso no los hubiésemos encontrado nunca. El jefe esta que se vuelve loco, ha estado presionando a los forenses desde el día uno, los medios y hasta el presidente han estado presionando para identificar la mayor cantidad de cuerpos.
Si, pareciese que fuera el escondite de los experimentos fallidos del doctor Josef Mengele. Mi estomago se revuelve al recordar las imágenes, me levanto para darme una ducha y espantar las malas vibras que azotan mi cuerpo.
***
Llego a la oficina y mi jefe ya nos está esperando, soy el segundo en llegar, sobre nuestros escritorios hay una carpeta con información forense, lo ojeo mientras mis compañeros llegan. Según el informe la cantidad de cuerpos es de treinta, en diferentes estadios de descomposición; algunos estaban desmembrados. Por ellos se creía que eran más.
Avanzo en la lectura encontrando que han logrado identificar a algunos de ellos, incluso a cuatro niños que habían desaparecido cerca de un hospital. La voz de nuestro jefe llama nuestra atención.
-Señores, como habrán leído en el expediente, estamos frente a un caso de un Asesino en serie- Nos informa el jefe.
-Leí parte del informe, han logrado identificar a algunos. Más no indican los nombres para así tratar de dar con un patrón y coincidencias que nos permitan dar con los sospechosos, porque no creo que esto sea de una sola persona- Inquiero.
- Si, se le asignarán a cada uno de ustedes tres los nombres de las victimas que se lograron identificar, irán a informarles a las familias y les pedirán información relevante que nos permita dar con indicios del culpable o culpables de estos hechos. La información les llegara por correo-
En mi oficina continuo con la lectura del expediente de treinta personas en la fosa, quince fueron identificadas, cuatro de ellas siendo niños, cinco mujeres y seis hombres todos en diferentes rangos de edad.
Los niños presentan muchas lesiones, desde sus ojos, hasta sus pies. A los hombres algunos de ellos sin órgano viril, dedos fracturados y lesiones en la cabeza. Las mujeres sin sus senos y sin su útero se los extirparon estando aún con vida y sin anestesia. ¡Por Dios! ¿Qué clase de persona hace esto?
Las partes desmembradas formaban partes de algunos cuerpos, lo lamentable es que están tan descompuestos que no ha sido posible identificarlos, no hay huellas dactilares o dientes que podamos utilizar para hacer el reconocimiento, parece que el hecho fue premeditado.
******
Las semanas avanzan y ninguna pista de algún sospechoso o sospechosos; lo más difícil fue dar la noticia a los padres de los menores, quienes aseguraron algunos que sus hijos desaparecieron en las cercanías del centro médico de la ciudad y otros del parque central. En el caso de las víctimas asignadas algunas desaparecieron del hospital en buen estado de salud y otras no tan bien, sin embargo, sus familiares no saben cómo es que sus familiares desaparecieron.
Hemos tratado de ligar a los no identificados con personas desaparecidas en situaciones muy peculiares, esto sin tener ningún resultado, sin dudarlo los culpables tienen conocimiento médico.
-Jefe, iré al hospital, hablaré con el director. Tengo la certeza que nuestro sospechoso tiene conocimiento médico. Quiero ver si hay algún médico que haya sido suspendido por sus faltas- Le informo al jefe antes de irme.
-Hablaré con la doctora Sara Torres es la directora del hospital, para que te brinde la información que necesites- Ofrece mi jefe.
-Bien, eso hará más fácil mi trabajo. Dígale que voy en camino, por favor- Salgo de la estación camino al hospital en compañía de mi compañero.
Al llegar al hospital consulto a la recepcionista la ubicación de la oficina de la doctora Torres, de ahí me dirijo a la citada oficina. Frente a la puerta toco dos veces mientras me dan la autorización para entrar.
- ¡Pase! – Piden desde adentro de la oficina. Abro la puerta para encontrarme con una mujer de unos cincuenta años, blanca de cabello casi blanco y ojos claros.
-Soy el oficial Castillo, el jefe Reed me envió- Me presento.
-Si, me llamo para informarme de su llegada y pidió la colaboración de la administración – Comenta la mujer de ojos fríos.
-Como sabrá por las noticias encontramos una fosa común con cuerpos, logramos identificar unos cuantos, según algunos familiares sus parientes estuvieron en este hospital o a los alrededores. Necesitamos los videos de las cámaras de seguridad del edificio- Ella me mira impasible.
-Claro que les ayudaré con los videos, no obstante, hay una junta directiva a la que tengo que rendir cuentas por lo que les sugiero que lo pidan con la orden de un juez- Me dice la doctora. Su actitud es extraña, en ningún momento me mira y cuando lo hace es por pocos segundos.
-Bien le diré al jefe que le haga llegar la orden del juez- Nos despedimos de ella con un apretón de manos y un escalofrío me recorre el cuerpo. Regreso del hospital y me dirijo a la oficina del jefe.
- ¿Cuándo vemos los videos? – Me pregunta de golpe.
-Cuando le envíes la orden del juez solicitándolos- Le respondo y él me mira extrañado.
-Pero me dijo que no habría problema. Fuimos compañeros de la secundaria- Comenta extrañado.
-Tal vez si va usted en persona se los de- Inquiero.
-No, hagámoslo como debe ser. Le pediré al juez Rodríguez que la solicite –
-Bien, me iré hacer lo que tengo pendiente de otros casos- Y con esas palabras salgo de su oficina y me dirijo a la mía.
****
Varias semanas más habían pasado, los videos de las cámaras de seguridad no habían servido de nada, los días habían pasado de lo más normal y común. Una mañana como cualquiera altero la normalidad y todo comenzó nuevamente, una fosa con diez cadáveres, no estaban desmembrados, pero si tenían señales de tortura, un no tenía ojos, a otros les habían hecho múltiples cortadas, todos tenían marcas de ataduras en pies y manos, otros tenían marcas en los cuellos como si hubiesen sido colgados.
Estoy en mi oficina mirando en el pizarrón como he ido anotando cada una de las pistas de este caso, las muertes que tuvieron cada una de las víctimas es diferente en algunos casos se repiten, como si de un experimento se tratará, asfixia por agua, por ahorcamiento, desangramiento, por quemaduras, utilización de oxígeno líquido, por inanición y la lista sigue, cuanto más miro las pruebas más sospecho que los asesinos, tienen conocimientos médicos. Es como si estu... alguien interrumpe mi línea de pensamiento.
-Castillo, necesito que vallas al Hospital de Emergencias Médicas – Me pide casi gritando mi jefe.
- ¿Qué ha pasado? -Pregunto intrigado.
-Al parecer tenemos un testigo- Me quedo atónito.
-Al parecer logro escapar – Sigue diciendo mientras yo estoy como en shock.
-Eso es sorprendente – Es lo único que sale de mi boca.
Cuando llego al hospital en compañía de Montoya y Casares, encontramos ya a varios policías custodiando una puerta.
-Somos los agentes Montoya, Casares y Castillo. Venimos por el posible testigo del caso del asesino de las fosas- Le informo a los policías.
-Los doctores le están atendiendo, han pedido privacidad para la paciente- Nos informa uno de ellos y nosotros nos hacemos a un lado para darle tiempo a los médicos que hagan su trabajo.
Mientras esperamos por los médicos veo a la doctora Torres entrar por la entrada de emergencia y habla con un hombre con traje blanco, por sus ropas puedo suponer que ha de ser un enfermero. Me es extraño porque este no es su hospital y sobre todo hay algo en ella que no me agrada, es su postura, sus ojos dicen mucho de ella y sobre todo su actitud de indiferencia. Ambos nos miran distraídamente, lo que enciende mis alarmas.
- ¿Esa no es la doctora Torres? – Pregunta Montoya. Quien también tuvo la desagradable oportunidad de hablar con ella.
Casares inconscientemente mira en su dirección, delatando que nos percatamos de su presencia. Causándome molestia por su falta
- ¡No podrías ser más obvio! – Le reprocha Montoya.
-De todos modos, sabe que la tenemos bajo el radar – Inquiere despreocupado.
- ¿Y si desaparece? ¿Qué haremos? – Pregunta Casares.
-No lo hará. De todas maneras, no sabemos quiénes son los sospechosos, hasta que podamos hablar con esa persona. De que ella sabe algo, de eso si estoy seguro- Afirmo mis sospechas, algunos de los familiares han indicado que sus parientes asistieron a este hospital poco antes de desaparecer.
Tiempo después de la sala de urgencia sale un médico, al que abordamos por información.
-Doctor, somos oficiales de policía, venimos por su paciente. En si queremos hacerle unas preguntas a ella y a usted- Le informamos.
-Ella esta sedada, así estará al menos hasta mañana. Si quieren hablar conmigo vamos a mi consultorio- Dejamos a Casares resguardando la entrada de la habitación donde está la posible testigo, junto a los policías. -
Llegamos a su consultorio donde tomamos asiento mientras él se acomoda tras su escritorio.
-Bien, ¿Qué desean saber de la paciente? -
-Primero que todo, ¿podemos grabar lo que hablamos? – Pregunta Montoya.
-Por mí no hay problema- Responde el médico. Mi compañero saca de su saco la pequeña grabadora.
- ¿La paciente dio su nombre? –
-No, en realidad no pudimos hacer ninguna pregunta, se quejaba tanto por el dolor que sentía que no nos dio tiempo de hacer ninguna pregunta, es más nos centramos en atender todas las lesiones que presenta su cuerpo, por lo que pasamos por alto ese detalle- Responde el médico.
- ¿Qué tipo de lesiones o heridas, presenta la paciente? – Pregunto queriendo saber a qué tipo de tortura fue sometida, porque si es una víctima como las de las fosas puedo hacerme de una idea.
-Primero que todo lo que notamos fueron las heridas en todo su cuerpo, le habían cortado todo su cabello y cuando digo todo es todo. Tiene marcas de agujas en todo su cuerpo, una costilla rota, muy deshidratada, con anemia, notamos pérdida de masa muscular, le han tenido sin comer y beber –
- ¿Han podido saber que le han inyectado? - Pregunta Montoya.
-Estamos en ello, pudieron haberle extraído hasta sangre, así como introducirle algún virus o alguna sustancia. Dentro de las pruebas autorice un análisis toxicológico –
- ¿Qué tan vieja es la fractura de la costilla? - Pregunto.
-Bueno, es reciente, pero no tanto porque está en la etapa de sanación. Resumiendo, es reciente – Responde el médico.
-Tal vez trato de defenderse- Acota Montoya.
- Podría ser, que dio pelea a su captor, el dolor de una costilla fracturada te resta velocidad si se desea correr, respirar se hace difícil...- Continuamos hablando de nuestra testigo. Porque estoy tan seguro de que lo es, prometemos regresar para tener una copia de los análisis, de su testimonio. Lo que me conmovió fue que no volverá a ver jamás, le han inyectado sus ojos con una sustancia que los médicos no han podido saber que es, lo que ha ocasionado la pérdida total de su visión.
Regresamos a la estación, para hacer un informe y solicitar más apoyo para Casares que vigilan la habitación de nuestra testigo.
***
Al día siguiente llegamos con la esperanza de poder hablar con la chica y que nos brinde las pistas necesarias para atrapar al o a los culpables de estas muertes atroces.
Damos dos toques a la puerta, pidiendo permiso para ingresar, tratamos de no llegar tan temprano esperando que ella este toralmente despierta que la hayan aseado y que el médico la haya revisado.
-Un momento- Responde la voz conocida del doctor Harris. A los minutos abre la puerta dejando salir a unas enfermeras y otros médicos.
- ¿Podemos pasar doctor? – Pregunto más que todo pidiendo su autorización.
-Le he hablado de ustedes y de las preguntas que ustedes desean hacerle, estuvo de acuerdo con responderlas, así que tienen mi consentimiento médico. Sólo denme unos minutos para ir por el informe de lo que hasta ahora hemos encontrado en su cuerpo – Él sale cerrando la puerta tras de nosotros, para volver pocos minutos después con un sobre, en el que está el informe en cuestión; nos lo entrega.
-Gracias- Respondo cortésmente. Entramos a la habitación y mi cuerpo se estremece al ver a la mujer en la cama, con infinidades de marcas en todo su cuerpo.
-Magdalena, los oficiales Montoya y Castillo, desean hacerte una serie de preguntas para lograr atrapar a las personas que te hicieron daño. ¿Deseas hablar con ellos? – El doctor nos presente y sólo espero que desee hablar con nosotros.
-E...e...está bien- Acepta atendernos.
-Soy Ricardo Castillo – Me presento.
-Y yo Mauricio Montoya – Se presenta mi compañero.
- ¿Qué... que desean saber? - Pregunta con tranquilidad.
-Todo, todo lo que sucedió desde su secuestro. Principalmente su nombre, dirección, edad, quien es su familia, para comunicarles... todo-
-Bueno, mi nombre es Magdalena Estrada, vivió en San Antonio, Residencial Magnolias en el 150B de la calle este. Mis padres Benjamín y Magda Estrada, tengo treinta años- Ella se detiene un momento, porque viene lo más rudo que es contarnos como y donde la secuestraron.
-Puede ir con calma y puede parar cuanto lo desee, tenemos todo el tiempo posible- Le dice Montoya para tranquilizarla.
-No, no, tenemos tiempo yo... yo lo...logré escapar porque me hice la muerta, pero en ese lugar hay más personas que le están haciendo cosas peores que a mi – Al escuchar esas palabras mi cuerpo se tensa de la preocupación.
- ¿Cómo que hay más personas? – Pregunto asustado.
-Aunque no pude ver nada por la venda que me pusieron en los ojos, el sonido en el lugar era como un lugar amplio, tal vez abandonado. Escuché gritos de otras personas, que pedían ayuda y les pedían que se detuvieran. Hay niños en el lugar, a ellos también los torturan. Nos utilizan como experimentos- Se detiene a tomar aire me imagino que es duro para ella revivir lo que le hicieron.
- ¿Sabe dónde la llevaron? ¿Un lugar o una ubicación algo que podamos usar para dar con el lugar? ¿Quiénes son? –
-Se que son dos, un hombre y una mujer. Ella es la que da las órdenes y realiza los experimentos, él sólo la asiste – Declara.
- ¿Puedes darnos algo que nos sirva para dar con el lugar? – Pregunta Montoya. Pero antes que ella pueda hablar alguien nos interrumpe. Es el enfermero que hablaba con la doctora torres.
-Vengo a suministrarle la medicación a la paciente- Dice el hombre sin dejar de mirar a Montoya y yo pongo toda mi atención en mi testigo, ella se agarra fuerte de su sabana lo que me demuestra que no estoy mal con mis sospechas.
-Ella está brindando una declaración, vuelva más tarde – inquiero tajante.
-Fue el doctor Harris quien me envió – Profiere el enfermero. Tomo la tabla que cuelga al pie de su cama, para corroborar las palabras del enfermero. El hombre abre muchos los ojos al ver mi reacción.
-Bien hablaré con el doctor- Cede al notar mi postura. Sale del cuarto y lo sigo.
-Casares, sigue al enfermero, que no note tu presencia. Creo que es uno de ellos – El palidece y asiente en silencio, para salir como bala tras el enfermero.
- ¿Él es uno de ellos?, ¿verdad? – Le pregunto con cautela.
-Si, él es su asistente y cómplice. Él es quien nos lleva con ella -Confirma. El doctor Harris aparece, como si lo hubiese llamado por telepatía.
-Me alegra que haya venido doctor. ¿Usted ordenó otra medicación para la señorita Estrada? – Pregunto serio.
-No para nada. ¿Por qué? –
-Uno de sus enfermeros vino con su equipo con la <<intención>> de medicarla- Le informo y él se sorprende.
- ¿Dónde está ese enfermero? – Pregunta nerviosos.
-Casares fue tras él. Pediré más seguridad para ella. Creo que esa persona tiene que ver con nuestro caso –
-Cuente con la colaboración del hospital, oficial Castillo. Yo venía para informarle a la señorita Estrada que localizamos a su familia, quienes vienen en camino – La chica medio sonríe.
Tres horas después de haber obtenido la información que Magdalena nos brindó del lugar donde la mantuvieron secuestrada y que enviaran más seguridad para ella nos dirigimos a la estación, para que tiempo después Casares regresara con la información que necesitamos. Mi compañero había seguido al enfermero al hospital privado de la doctora Torres, para pocos minutos después verlo salir hacían un edificio abandonado fuera de la ciudad; que era el lugar perfecto para lo que ahí sucedía. Se envió a un equipo de vigilancia quienes nos mantenían al tanto de los movimientos de nuestro sospechoso.
Al día siguiente mientras estudiábamos los planos del viejo edificio descubrimos que le pertenecía a la familia del esposo de la doctora Torres y que a su vez el edificio contaba con accesos subterráneos en diferentes puntos de la propiedad. Con esa información preparamos la estrategia para allanar el lugar y rescatar a las personas que se encuentran como ratones de pruebas.
Dra. Torres POV
...Solicitud de ingreso al Centro de Investigación Epidemiológico...Denegada
...Solicitud de ingreso al Centro de Estudios de Origen del Desarrollo Humano...Denegado
...Solicitud al Centro Universitario de Investigación del Genoma Humano... Denegado
De todos los centros de investigación a los que había soñado en entrar después de haberme graduado de la Facultad de Medicina, se me fue negado, sólo por no tener la nota perfecta <<cien por ciento>>.
Sin embargo, muy dentro de mi sabía que era capaz de realizar cualquier investigación que me habrían propuesto, pero ellos me habían negado mi derecho a ingresar; es por ello por lo que decidí realizar mis propias investigaciones. El ser parte de una familia con mucho dinero y el haberme casado con un hombre con muchas influencias, logre contar con los ingresos suficientes para realizar todas esas investigaciones que me plantee en mi época de estudiante.
El problema era ¿quiénes serían mis conejos de indias?
La respuesta llego un día después de la consulta de un paciente, el mismo no tenía familia que lo extrañase, así que hice lo que nadie debía saber, los seguí hasta el lugar donde se quedaba por las noches durmiendo, Miguel Santamaría era un exsoldado de la amarina, era indigente, pero, la pensión de veterano de guerra le permitía costear gastos médicos, por las noches vivía en un alberge para indigentes y por los días vagaba por las calles, tenía que ver ¿cómo podría llevármelo, su masa corporal era casi el doble de la mía, así fue como me hice de la van Chevrolet sin ventanas en la parte trasera, tuve que comprarla a través de una de las empresas de mi esposo.
Cuando capture a Miguel mi primer experimento, entendí que necesitaba un asistente, alguien que me ayudara y obtener a mis objetos de prueba y que también me ayudara a tomar notas. Fue por casualidad que di con Maximiliano Sánchez, un chico que estudiaba enfermería al tiempo que yo lo hacía en medicina, el muy idiota se enamoró de mí, no sabía que me acosaba hasta que un día me descubrió capturando mi cuarto objeto de prueba, Miguel era al único que recordaba su nombre los, otros dos no les recordaba sólo como objetos de prueba y su número de ID, resulta que Max ni se sorprendió por lo que hacía, fue ese día que lo tome como mi asistente y él con tal de estar a mi lado acepto ser mi asistente.
Miguel, había sobrevivido a un ataque con ántrax en unas sus operaciones en Afganistán eso me causo curiosidad, ¿Cómo había sido capaz su cuerpo al sobrevivir a ese virus? Fue ahí cuando empecé a realizar pruebas en él analicé su ADN, este no arrojó nada fue ahí que busqué a tres objetos de prueba. Una mujer, un adolescente y un adulto mayor.
Ellos fueron mis primeros objetos de prueba después de Miguel, lamentablemente no pude dar con el gen que le permitió a Miguel vencer al Ántrax, sin embargo, los seguí usando en mis pruebas, el viejo no aguanto mucho, la mujer le siguió, el adolescente soportó más hasta que su cuerpo ya no me sirvió para anda, a Miguel le inyecte otros virus y soportó las pruebas pero su cuerpo comenzó a colapsar, me causó una furia, que termine cortándole cada una de sus extremidades mientras lo veía luchar por su vida, estudie los cambios químicos que realizaba su cerebro para soportar el dolor, pero nada me brindaba los resultados que quería, es por ello que lo último que le cercené fue su corazón, cuando aún palpitaba, lo dejo de hacer en mi mano.
Infinidades de pruebas he realizado, ¿cómo se transmite el color de los ojos de padres a hijos, el color de cabello y el color de piel? Esa incógnita me llevo a visitar y tomar como objetos de prueba a una familia inter racial, en la cual un mellizo nació caucásico y el otro afroamericano, fue muy difícil, en esta sólo logre aislar el gen que da color a los ojos y la piel, pero como se logra hacer que dos niños de la misma madre sean tan diferentes eso no lo logre, lamentablemente el padre se logró soltar hiriendo a Max, tuve que prescindir de él así como de su esposa, no soportaron ver como desmembraba a sus pequeños engendros para obtener los resultados que busco.
-Sara- La voz irritante de Max me saca de mis pensamientos.
-Dime Max – Hay momentos en que me arrepiento de tenerlo, más caigo en conciencia de que lo necesito.
-Tengo a nuevos objetos de prueba – Me informa.
- ¿Te dieron pelea? – Le pregunto porque es información es parte del estudio, ¿Qué tan rápido le hace efecto el sedante?
-No mucha, cuando les ofrecí la droga gratis ni lo dudaron - La chica fue más ruda de sedar tuve que aplicarle una dosis extra – Responde.
- ¿Dónde están? –
-En la jaula-
-Bien llevémoslos a las mesas, junto a los otres que tenemos, quiero llevar un registro cuidadoso. ¿Quiero saber que tan rápido se desangra una persona, Los registros incluyen edad, género y etnia? – Colocamos a cada uno de los seis objetos de prueba en el lugar que le corresponde al llegar a la sala de investigación.
- ¿Dónde estoy? ¿Hay alguien aquí? – La voz de una mujer se escucha en el salón.
-Ella es la que te mencioné. Parece que quemo rápido el sedante -Explica Max con la voz baja.
-Esperemos que despierten los demás- Ordene a Max.
Una hora después todos estaban despiertos le pedí a Max llevar los registros mientras hacía los cortes. A los objetos femeninos les corté las extremidades.
- ¡AXILIO! ¡AXILIO! ¡AXILIO! – Gritaban ellas, antes de terminar la prueba les corté sus gargantas sus gritos me desconcentraban, decidí cortarles las cuerdas vocales a todos para evitar sus gritos y poder llevar las pruebas en silencio.
Como resultado en una mujer de estatura media joven tiene alrededor de cuatro puntos veinticinco litros; con una cortadura en las muñecas tarda dos horas en desangrarse y morir. El menor tenía una estatura de metro y medio y un peso de doce puntos cinco kilos eso nos indica que tenía alrededor de mil cien mililitros, lo que ocasionó que su deceso fuese en media hora.
-A los masculinos les cortamos sus partes viriles. El resultado, de esta prueba, fue que los objetos de prueba tuvieron un muy rápido deceso-
Un hombre adulto de un metro noventa posee una cantidad de sangre de cinco litros de sangre aproximadamente. Al cortársele una parte donde hay un gran flujo de sangre ocasiono el deceso en veinte minutos en uno y en el otro, veinticinco minutos.
****
Cuatro años después de que iniciamos con las investigaciones la información que hemos recabado ha sido poca, más lo que ahora nos preocupa es que han encontrado nuestro primer basurero, nos ha costado encontrar estos lugares desolados para que no nos liguen con la propiedad. Lo que me preocupa es el reconocimiento de algunos de los objetos de prueba, para nuestra suerte no nos pueden ligar con ellos, ya que no fueron pacientes se mi hospital.
Mi puesto como directora de este centro médico me lo dieron por insistencia de mi padre, como accionista mayoritario, su palabra fue de mucho peso. El teléfono de mi oficina suena insistentemente.
-Diga- Contesto secamente.
-Doctora Torres el jefe de policía Marcos Reed, desea hablar con usted – Lo recuerdo fuimos compañeros en la secundaria. No puedo negarme a atenderlo, si fuese cualquier otro me negaría.
-Pasa la llamada- Le ordeno y ella obedece.
-Sara, buen día o perdón doctora Torres – Se corrige el idiota.
-Hola, Reed. ¿En qué puedo ayudarte? –
-Tengo un caso uno muy espeluznante. ¿Puedo mandar a dos de mis agentes?, ellos necesitan de su ayuda. Sólo son unas cortas preguntas y el acceso a las cámaras de vigilancia. Por favor –
-Bien, claro. Con gusto ayudaré- Eso me lleva a entrar en los controles de las cámaras de video, fue difícil que me dieran un acceso sin límites en el sistema. Sé cuáles son los videos que buscan, son los objetos de prueba de hace unas semanas. En unas de las visitas de Max a este hospital se encontró con ellos y cuando menos lo pensé los teníamos en el centro de investigación. Lo maldije cientos de veces y lo sigo haciendo. Nada de pacientes de mi hospital y ni pacientes del suyo. Sin embargo, esa orden se la paso por donde no le da el sol. Dos horas más tarde estoy recibiendo a los policías Castillo y Montoya.
Respondo evasivamente todas sus preguntas, pero al llegar a la parte de los videos, mi mal humor sale a flote y les informo que sin una orden de algún juez no habrá videos, se muestran desconcertados, sin embargo, aceptan sin comprender mi repentina negativa, puesto le había dicho a su jefe que no habría inconveniente en darles una copia. Se marchan confirmando que volverán con la orden del juez.
Dos días después tengo a los policías solicitando los videos, he tenido que lidiar con las preguntas de mi padre, justificar porque la policía investiga el hospital, tuve que decirle la verdad, con respecto a los pacientes desaparecidos, que había estado aquí y que sólo era parte de la investigación. Por suerte logre persuadirlo de no meter sus narices donde no le llaman.
Max ha seguido con las pruebas mientras yo estoy en consulta o en reuniones del hospital, por suerte los policías no han vuelto, no obstante, sé que siguen sus investigaciones. Tenesmos que ser muy cuidadosos.
-Max, debemos parar por un tiempo, mientras todo se calma. La policía ha estado buscando cerca de nuestro centro de investigación. Esos malditos policías van a arruinar, estos años de investigaciones, hemos sido tan cuidadosos, como para que nos atrapen por un descuido – Él me mira de manera neutra, sé de antemano que no le agrada la idea, pero calla.
Cuando las noticias hablan de un estancamiento en el caso de La Fosa, como le han llamado. Es mi señal para continuar con las investigaciones, hace un año instalamos un cuarto frío, que nos ha servido para hacer pruebas de congelamiento dando resultados muy específicos, lo que me complació porque ha sido la investigación con los datos más precisos obtenidos. Fue excitante ver como los objetos de prueba se iban congelando.
Luego realizamos lo opuesto como un cuerpo se iba quemando poco a poco, lo primero que se quemaba era la piel, ver como la piel se apoyaba mientras se quemaba era interesante, pero ver como se inflamaba el cuerpo por la acumulación de fluidos en su interior y como la persona boqueaba por aire fue orgásmico, me excito tanto que tuve que rebajarme a tener sexo con Max fue muy placentero para ambos, puesto que lo repetimos.
El sexo después de cada prueba nos haría cometer el peor error de nuestras vidas cuando uno de los objetos de prueba logró burlarnos y escapó ahora está en cuidados intensivos, mientras los policías la vigilan, le he pedido Max que tenga cuidado puesto que ayer los policías me reconocieron cuando lo fui a buscar en la recepción del hospital donde trabaja.
-Ha despertado, la mujer ha despertado. La policía la está protegiendo – Me informa
-No hagas nada, Max, nada que nos ponga en peligro- Le ordeno imperativamente, esto no es un juego.
Estoy en el centro respaldando toda la información, a los objetos de prueba vivos les he suministrado un sedante para inducirles al coma, para luego meterlos al incinerador. Lo vamos a probar hoy, su construcción fue costosa y arriesgada, las chimeneas están bajo tierra con un respiradero a dos kilómetros de aquí.
Max llega preocupado, no obstante, no dice nada, está muy callado para mi gusto.
- ¿Pasa algo de lo que me deba enterar Maximiliano? –
-No, no todo está en orden. Iré a ver el incinerador- Con eso se marcha, decido no creerle y me voy a las cámaras de vigilancia. No hay nada, activo las alarmas y me dirijo a limpiar los cubículos y terminar de llevar los archivos físicos al incinerador.
Todo mi ser entra en alerta cunado las alarmas se hacen escuchar, miro a Max con enojo porque es evidente que me ha mentido, cometió una impudencia, me dirijo a las cámaras de vigilancia, encontrándome toda el área abarrotada de policías.
-Me has metido. Te siguieron y los has traído a este lugar- Lo increpo.
-Lo siento- Se excusa.
-No voy a ir a la cárcel Max- Busco en la mesa el bisturí, sin que él lo vea venir lo paso por su garganta donde ahora se han cerrado sus manos para evitar el sagrado.
-Me has traicionado trayéndolos aquí – Le digo mientras lo arrastro al incinerador.
-Lo... lo siento – Logra decir mientras enciendo la máquina. Termino de introducir el equipo médico que puedo. El fuego comienza mientras miro como Max se retuerce en el piso. Entro cerrando la puerta mientras miro por la ventanilla como entra la policía. Mi cuerpo es golpeado por las llamas y siento como la vida se va escapando de mi cuerpo.
Epílogo
Magdalena POV
Quien diría que la crueldad y el sadismo se ocultaban detrás de una máscara de amabilidad, si esa mascara la uso Maximiliano Sánchez, él se disfrazó de persona amable, me engaño con el timo de ayudarme en mis estudios de medicina y lo que hizo junta la nefasta Doctora Sara Torres, es incorregible.
Después de tener una visión perfecta mis ojos son inútiles, mi salud era muy buena, podía corres un kilómetro en menos de cinco minutos, ahora no puedo caminar cien metros sin asfixiarme, mis funciones hepáticas fueron reducidas por qué debo tener una dieta muy estricta.
Los muy malditos optaron por la vía rápida, según me explicaron los agentes Castillo y Montoya los estos locos se suicidaron inmolándose sin dar pelea. Es por ello por lo que, a pesar de ver reducida mi vida anterior, tome la decisión de continuar mis estudios, ya no en medicina sino en derecho para no permitir que personas como los que me atacaron, obtengan el castigo que se merecen. Seré la fiscal más despiada del sistema judicial.
Fin
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro