02
—Quería alejarme, pero él seguía siguiéndome por todos lados. —Expresó Min encerrado en ese pequeño cuarto de la iglesia.
Sintiendo como su corazón se apretaba al recordarlo.
—Aún recuerdo nuestra primera cita. —Murmuró sintiendo nostalgia.
Un día, después de clases, Jimin se acercó a Min YoonGi tímidamente y le sonrió con dulzura. A pesar de su nerviosismo, estaba decidido a dar un paso adelante y mostrarle a Min que estaba interesado en pasar tiempo juntos fuera del aula.
—Min, ¿te gustaría tomar un café conmigo mañana en la cafetería del centro comercial?. —Preguntó Jimin con una mezcla de nerviosismo y esperanza en su voz.
Min, sorprendido por la invitación, miró a Jimin con una leve sonrisa y asintió en silencio apesar de sus dudas.
No podía decirle que no al peliazul.
Jimin no pudo ocultar su alegría y sintió sus mejillas sonrojarse.
—Genial, entonces nos vemos mañana después de clases, ¿te parece bien a las cinco?. —Propuso timido con una sonrisa y un sonrojo evidente en sus mejillas regordetas.
Min YoonGi quien nerviosamente aceptó la invitación de Jimin para una cita en la cafetería. Llegó temprano y se encontraba inquieto, preguntándose si había tomado la decisión correcta al aceptar salir con alguien del mismo sexo.
Aunque estaba atraído por Jimin, su religión y convicciones le impedían aceptar esos sentimientos.
Dios lo iba a castigar y sería enviado al infierno por ser un sangre sucia.
Cuando Jimin llegó a la cafetería, Min no pudo evitar sentirse abrumado por la belleza y la confianza que emanaba.
La ropa reveladora de Jimin hacía que su corazón latiera más rápido y sus deseos se intensificaran, pero intentó mantener la compostura. A pesar de sus luchas internas, la dulzura y amabilidad de Jimin lo hicieron sentir cómodo y querido.
Durante la cita, Min y Jimin se sumergieron en una animada conversación mientras disfrutaban de sus bebidas calientes en la cafetería. Rieron juntos, compartieron anécdotas y se dieron cuenta de cuán fácil era hablar el uno con el otro.
—Me preocupa reprobar Geometría. —Aceptó, pues cada vez que miraba esos ejercicios, no podía evitar pensar en Jimin quien tan atento le ayudó a estudiar.
Además sentía la presión de mantener buenas calificaciones para cumplir con las expectativas de su familia y comunidad religiosa.
—Estoy seguro que pasarás, después de todo yo te ayude. —Aceptó regocijándose de su propia inteligencia. —Además eres muy inteligente.
Min se sintió reconfortado por las palabras de Jimin y apretó suavemente la mano contraria. Era la primera vez que compartía sus temores con alguien, y la comprensión de Jimin lo hizo sentirse más cerca de él.
Con el pasar del tiempo, la conversación dio un giro más ligero y compartieron algunas anécdotas divertidas sobre sus experiencias en la nueva escuela.
Jimin contó una historia graciosa sobre cómo se había perdido en los pasillos el primer día y lo agradecido que estaba por que ahora eran amigos.
Min rió recordando ese día. —Recuerdo ese día, eres la razón por la que he disfrutado aún más venir a clase. —Respondió tan pronto pudo, incluso sin darse cuenta de sus palabras.
Jimin sonrió tímidamente sintiendo mariposas en su estómagoz
—Supongo que me he convertido en tu sombra, pero espero que no te moleste. —Susurro dándole un sorbo a su café.
Y como en cualquier momento cliché la espuma de la crema batida quedó en los labios de Jimin.
Cosa que provocaba a Yoongi no dejar de ver los labios del peliazul, quería hacer algo, limpiarle con una servilleta hasta quitarle la espuma con su propia boca.
—No me molesta en absoluto. —Respondió Min con una sonrisa, sin poder dejar de observar los labios de Jimin. —De hecho, disfruto tenerte a mi lado. —Susurro desviando su vista, alcanzó una servilleta y se la entregó a Jimin. —Tienes crema batida.
—Siempre me pasa. —Respondió pasando su lengua por sus labios para limpiar los teatros de crema batida.
Y ahí estaban otra vez, sus pensamientos impuros.
Al final de la cita, mientras caminaban hacia el parque cercano, la lluvia comenzó a caer suavemente.
Min miró a Jimin y dijo con una sonrisa tímida. —Creo que estamos destinados a empaparnos... Amigo.
Jimin se rió y asintió. Sintiendo un golpe en su corazón al escuchar a YoonGi llamarlo amigo.
—Tal vez, con el tiempo, podamos ser mucho más que eso. —Propuso aún cuando las gotas de lluvia caían por su cuerpo.
Min sintió un cosquilleo en el estómago ante la perspectiva de un futuro juntos.
El cielo comenzó a oscurecerse y la lluvia empezó a caer con mayor intensidad.
Jimin miró a Min y sonrió con esa chispa traviesa en sus ojos. —¡Corramos, Min! —Propuso cómplice del momento.
Min, sin pensarlo mucho, aceptó la propuesta de Jimin. Corrieron juntos bajo la lluvia, riendo y disfrutando del momento, como si todo lo demás desapareciera a su alrededor.
Fue un instante mágico, pero también desafiante para Min, ya que se dio cuenta de lo mucho que anhelaba estar más cerca de Jimin, tanto física como emocionalmente.
Bajo un árbol en el parque, mientras las gotas de lluvia caían por el cabello de Jimin y su ropa se transparentaba, Min sintió un impulso irrefrenable de tomarlo entre sus brazos y besar esos labios que tanto anhelaba.
Pero se contuvo, luchando con su fe y sus miedos internos.
—Pero Dios creo al hombre y a la mujer. —Siguió sintiendo un par de lágrimas correr por sus mejillas. —Y nuestro amor no estaba bien.
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