2
Se dejó caer en la silla frente al escritorio, ya cansado por la situación.
Definitivamente, lo último que esperaba era que aquella joven confezase un crimen tan grande, con tal tranquilidad, como si hablase del clima.
Desdobló la nota que le había entregado en el interrogatorio para examinarla.
No era más que una hoja de papel blanca, común y corriente, con letras escritas en tinta azul y una caligrafía casi perfecta.
Soltó un largo suspiro, antes de comenzar a leer.
¿Que podría llevar a una muchacha de veinte años a cometer tal acto?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro