Dejó escapar un suspiro, frustrado.

¿Verdaderamente había esperado algo coherente por parte de esa mujer?

Releyó el escrito una, y otra, y otra, y otra vez, como esperando encontrar algo más que las notas de una mujer caprichosa, celosa y controladora, sin resultado.

Lo único que no parecía encajar con el resto de la carta era el último motivo.

¿Podría ser que...? No.

El mismo había buscado el expediente de la víctima y no tenía nada fuera de lugar.

Una voz gritó su nombre a lo lejos, ha lo cual se levantó para atenderla.

«Existían temas más importantes que los posibles desvaríos de una mujer que parecía consumir narcóticos requiriendo de su atención, y él ya había cumplido con su participación en el caso».

Los demás investigadores y psicólogos ya se encargarían de obtener pruebas más dignas con las que juzgarla y condenarla por su actuar tan descuidado.