Ambos chicos permanecieron en completo silencio, hasta que uno de ellos habla.

—Así que eres nueva, ¿no? — preguntó Draco, notando como Brooklyn asentía, mordiendo su labio inferior.

Draco bufó y la miró de arriba a abajo. —¿Sabes?, tengo ese extraño presentimiento de que tu vida es perfecta —. murmuró —. Es según tu apariencia, tal vez pueda hasta describirla.

—Adelante. — dijo Brooklyn, quien volvió a morder su labio inferior.

—Bien. Creo que cada fin de semana vas a fiestas y bebes como si se acabara el mundo al día siguiente.

Brooklyn se rió. A Draco le había gustado esa risa.

—Y con respecto a tus padres... —. dijo, para añadir —, ellos te echaron de casa y acabaste aquí, posiblemente tengas un novio increíblemente guapo y popular. — finalizo.

—Wow... — Brooklyn sonrió —Hmm, tal vez... solo tal vez, tu teoría esta mal —. ella sonrió burlonamente y observó como Draco levantaba una ceja —. Creo que has descrito tu vida.

Y con eso las mejillas pálidas de Draco tomaron un color rosado.

—Uno. Yo decidí mudar aquí —. comenzó la rizada —. Dos, los fines de semana me quedo en casa —. se encogió de hombros —. Tres, no bebo... y cuatro, no tengo novio. — dijo ella en un susurro y entonces observó como la mirada del platinado se dirigió hacía el suelo.

Draco se sintió un poco mal en ese momento, sintió que había ofendido a la chica.

—Yo- lo siento...

—No importa, esta bien. — la voz de Brooklyn sonaba molesta y triste al mismo tiempo.

A Draco se le encogió el corazón.

Tal vez Draco solo sentía curiosidad y un poco de envidia por esa chica.