—Esto no puede estar pasando. — susurró Draco.

—¿Qué? — preguntó Brooklyn, que después de un momento se dio cuenta de que la pregunta era inútil; era obvio que el ascensor se había detenido.

Draco pateó la pared del elevador y maldijo. —¿Por qué hoy? ¿Por qué? — Draco sacó su celular, pero no había señal —. Joder, no hay señal. — resopló.

Brooklyn suspiró y revisó si no había un número de teléfono o un botoncito para pulsar cuando pasan este tipo de cosas y, lamentablemente, no lo había.

—Genial, nos quedaremos aquí el resto de nuestras vidas y nadie nos vendrá a rescatar. — dramatizó Draco, sentándose en el suelo del ascensor.

—No seas dramatico-

—¿Qué acaso no tenías algo que hacer? porque yo si tenía que ir a ver a mi mejor amiga, que llega hoy, ¡Y ahora yo lo he arruinado! — exclamó Draco.

—En realidad, no. Quería conocer un poco más la zona. — se encogió de hombros.

Draco resopló. No quería estar encerrada con esta chica que no le caía bien. Brooklyn se sentó junto a él.

—Supongo que tendremos que esperar. — dijo finalmente.