Capítulo 5: "Las palabras mágicas
El camino hacia el Grimmauld place fue silencioso, más de lo que Ascalaphe habría deseado. De su lado izquierdo William Weasley caminaba iracundo, con las manos dentro de los bolsillos de su chaqueta y los ojos pegados en el horizonte evitando a toda costa mirar los ojos de Ascalaphe.
Ella no sabía si era buena idea entablar una conversación con Bill cuando parecía estar a punto de estallar de enojo y menos luego de notar la forma en la que sus pasos comenzaron a hacerse más rápidos intentando llegar cuanto antes a la casa de los Black, dejando a Ascalaphe cinco pasos detrás de él gracias a sus piernas cortas que le impedían igualar su velocidad. Ella trotó un poco hasta quedar de nuevo a su distancia acercándose cada vez más al cuartel general de la Orden del fénix.
La verdad era que Ascalaphe no entendía el comportamiento de su mejor amigo, después de todo, ellos ya habían hablado del tema, de conocer personas con las cuales salir, entablar una amistad y, ¿porqué no? probar suerte con alguna de ellas. Lo que sí, es que cada vez que hablaban del tema Bill lucía incómodo e incluso llegó a cambiar el rumbo de la plática más de una vez, tratando de que la atención de Ascalaphe perdiera interés en su vida amorosa.
Pero siendo tan amigos como lo eran ellos no podían ocultarse las cosas, así que, en el peor de los casos, la mayor de los Black imaginó que la fuente del enojo de Bill había sido el hecho de que ella no tuvo la delicadeza de contarle que era lo que sucedía con James Conrad sino que había tenido que encontrarlos en una posición por demás incómoda. Ascalaphe aceleró sus pasos de nuevo, estando a un par de cuadras de casa.
Luego, en una nebulosa de pensamientos Ascalaphe creyó que su molestia podría deberse a que él tenía un amor imposible con ella y que, por lo tanto, haberle encontrado junto a James le había caído tan mal como un puntapié en el estómago. Mientras caminaban, Ascalaphe pensó en las distintas posibilidades de que eso sucediera provocando que su corazón latiera tremendamente; pero entonces, como un borrón, tales pensamientos se desvanecieron, concluyendo que la cólera de su mejor amigo era, sin lugar a dudas, por no haberle comentado que estaba saliendo con alguien.
Los pasos de Bill se hicieron aun más rápidos -si es que eso era posible- para alcanzar la puerta del Grimmauld Place que en ese momento se erguía imponente entre dos edificios que parecieron no inmutarse por la presión que ejercía la casa para mostrarse ante los visitantes. Ascalaphe atrapó el brazo de Bill un segundo antes de que este abriera la puerta, haciéndole mirarla a los ojos.
El ceño del mayor de los Weasley permaneció fruncido por un par de minutos hasta que los luceros marrones de Ascalaphe se encontraron con los suyos, destruyendo cualquier barrera que él había intentado construir desde que abandonaron el apartamento de Ascalaphe. Las manos de ella subieron por sus brazos acariciando lo fríos que se encontraban gracias al cuero de la chaqueta mientras él posaba ambas manos en su cintura, sin evitar regresarle la sonrisa que ella le estaba dando.
—Lo lamento—Le dijo. Bill arrugó el ceño
—¿Porqué?
—Por no haber mencionado antes lo de James—Las manos de Bill abandonaron su cintura, llevándolas de nuevo a los bolsillos de su abrigo. Ascalaphe suspiró—Todo fue muy rápido y yo... ni siquiera creí que él...
—Está bien, Ascalaphe, no tienes porqué explicarme nada
—Lo sé, pero quiero hacerlo. Hemos sido amigos desde hace mucho tiempo y creo que tenemos la suficiente confianza para contarnos cualquier cosa, ¿sabes? Es por eso que necesito disculparme. Yo debí haberte hablado de James incluso antes de que nos encontraras...
—Ya, no importa—respondió, frotándose el rostro notablemente afligido—¿Podemos tan sólo no hablar de ello?
—Si, por supuesto—Ascalaphe pareció no entender su actitud. Abandonó los brazos de Bill para coger la perilla de la puerta y abrirla cediéndole el paso. Él, sin ánimos de comportarse como un caballero, aceptó su invitación, dejándole sola en el recibidor— ¿Puedo saber a que se debe la inesperada reunión?
La voz de Ascalaphe hizo eco en la sala donde la mayor parte de la Orden se encontraba sentada alrededor de una mesa de té engullendo pequeñas rebanadas de pie de melocotón que Molly había preparado especialmente para la asamblea del día. Sirius se levantó de su lugar al ver llegar a su hija, recibiéndola con un abrazo que le quitó la respiración.
—Hemos estado charlando acerca del patronus que Bill nos envió temprano por la mañana—anunció su padre, haciéndola tomar asiento a su lado y el de Remus Lupin que la saludó con una sonrisa—Nos parece muy extraño que se hubiesen llevado a Garrick con ellos, no obstante, es lógico que no hubiesen querido dejar pruebas de su ataque
—¿Los gemelos mencionaron el libro que llevaban consigo?
—Lo hicieron—respondió Remus colocando otra rebanada del pastel en su plato—No sabemos de qué se pueda tratar, pero el ministerio lleva un registro de los libros utilizados por magos y si el que se llevaron se trataba de un libro prohibido lo sabremos. Arthur está ahora en ello
—Por ahora es lo único de lo que hemos tratado—añadió Sirius encendiendo un puro en contra de las protestas de Molly. Ascalaphe levantó la vista viendo como Bill tomaba asiento junto a sus hermanos y lo más lejos posible de ella—Pero dinos, ¿hay algo nuevo en la estación?
—Ah... si, de hecho si—Cada persona en el salón dejó de comer para prestarle total atención. Mientras Ascalaphe se acomodaba mejor en el asiento, la señora Weasley bajó las luces de la sala para iluminarla con un par de flamas que salieron de su varita dándole un aspecto más solemne a la reunión. Todos hicieron silencio, esperando que la chica comenzara—Hoy pude hablar con el primer ministro y... bueno, él no se encuentra para nada feliz con lo que ha estado sucediendo
—Naturalmente que no—habló Kingsley desde el otro lado del recinto—Es un tema desconocido para él, con la movilización de los mortífagos los muggles han quedado totalmente en la mira. Incluso me atrevería a decir que el fallo del primer ministro de romper todo hilo con el mundo mágico no ha sido más que un terrible desacierto
—Yo también lo creo, es por eso que intenté persuadirle de lo contrario—Ascalaphe jaló aire hasta que los pulmones le ardieron. Luego, continuó—Por supuesto que él mantuvo su postura la mayor parte del tiempo, pero... creo que lo logré
—Lograste, ¿Qué?
—El primer ministro sabe que lo que ha estado sucediendo en su mundo es a causa de los mortífagos, desde el derrumbe del puente Brockdale hasta la desaparición de varios de sus elementos, así que logré convencerle de aceptar a varios magos dentro de la policía. Más aurores en la estación significan más control y por lo tanto más protección para los muggles. El ministro no pudo negarse
—Uh... eso está bien, pero... no hay más aurores dispuestos a pelear en esta guerra—Mencionó Molly, confundida. Ascalaphe le echó una miradita a Bill que se había puesto de pie
—Estaba pensando en que sería una buena idea el tener a Bill y a los gemelos en la estación—Molly jadeó de sorpresa—Sólo sería provisional y los cuatro podríamos seguir ayudando en la orden
—No creo que sea lo mejor—La matriarca de los Weasley se levantó, observando a Sirius—Mis hijos no tienen entrenamiento
—Oh vamos, yo creo que es una estupenda idea—Sirius se levantó, dándole una palmada amistosa a Molly en la espalda—Mi hija tiene razón, Molly, el que los chicos ayuden en la estación será una gran ventaja para nosotros. Podremos estar un paso más adelante y protegeremos a los muggles, todos salimos ganando
—Creo que eso es algo que debemos discutir con Arthur
—Yo quiero hacerlo—Bill dio un paso hacia el frente, sorprendiendo a su madre—Le he pedido a Ascalaphe que me considerase para ocupar un puesto en la policía y ahora que lo ha hecho no pienso defraudarla y estoy casi convencido que mis hermanos están de acuerdo conmigo
—¡Si! —secundaron los gemelos—Podemos hacerlo
—Ustedes no pueden tomar una decisión tan importante como esa—Bill chasqueó la lengua—Son muy jóvenes para saber al peligro al que se enfrentan
—Somos unos hombres, mamá, podemos tomar decisiones sin consultarte primero
—¡Podrán su vida en riesgo!
—Todos lo estamos haciendo, Molly, no lo olvides—le recordó Remus, apoyando la decisión de los chicos—Nadie tiene la vida garantizada en una guerra, ya deberías saberlo
La señora Weasley se detuvo por un segundo antes de darse media vuelta y desaparecer en la cocina junto a Kreacher. Sirius palmeó el hombro de Bill dedicándole una sonrisa sincera
—Hablaré con ella
—Me dijiste que lo pensarías—le mencionó Bill a Ascalaphe cuando Sirius alcanzó a su madre en la cocina y los demás en la habitación desaparecieron. Ella sonrió
—No había mucho que pensar, el ministro necesitaba ayuda y yo se la brindé. Además, tu querías el puesto
—Pero ¿Los gemelos...?
—Oh—Ascalaphe rió—Creo que entrar a la academia les hará un poco más responsables, ¿no crees?
—Ya, seguramente. Entonces, ¿Cuándo empezamos?
—Deben presentarse mañana temprano en la estación—dijo Ascalaphe, sacando su pequeño teléfono del cinturón para atender la llamada entrante—Perdona, debo contestar
Ascalaphe se alejó lo suficiente y descolgó la llamada encontrándose con la melosa voz de James Conrad del otro lado. Su estómago dio un vuelco luego de las primeras palabras
—Tienes que venir a Portsea—le dijo, tembloroso—Hubo un accidente en la carretera de Portsmouth y el jefe necesita que apartemos los autos volcados. El equipo forense está en camino
Ascalaphe cerró los ojos.
—Voy para allá
El frío de la noche golpeó a la flotilla policiaca mientras intentaban cercar el lugar del accidente. Ascalaphe, enfundada en un abrigo más pesado que su propio cuerpo, miraba con horror los cuerpos tendidos sobre el asfalto.
James estaba cinco pasos frente a ella, ayudando a servicios periciales el tomar nota de los cuerpos y las distancias en las que habían quedado cada uno de ellos. Del otro lado de la carretera Cameron y Collin charlaban entre ellos meditando la mejor manera en que debían apartar los automóviles que terminaron con las llantas hacia arriba. Ascalaphe apartó los ojos cuando uno de los peritos extrajo del auto aplastado a un niño de la edad de su hermano Ares.
Ascalaphe creyó que vomitaría.
—¿Escucharon eso? —preguntó Cameron, empujando sus gafas por el puente de su nariz. James frunció el ceño
—¿Escuchar qué?
Los cuatro se quedaron en silencio y James les pidió a los forenses mantenerse quietos después de que él mismo pudiera percibir un pequeño sonido siseante que se volvía cada vez más fuerte. Luego, el sonido desapareció, pero Ascalaphe juró haber sentido cómo algo parecido al cuerpo de una serpiente pequeña subía por su tobillo siguiendo el camino de sus piernas hasta detenerse en su cintura. Entonces una luz brillante detonó en medio de la carretera cegándolos a todos menos a Ascalaphe que, sin saber cómo, permaneció de pie frente al destello, petrificada luego de observar la cara deformada de Lord Voldemort
—Rabás—Le escuchó susurrar antes de que todo se apagara
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro