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Capítulo Diez: Aceptar el Pasado.

Al día siguiente todos estaban en pie desde muy temprano, casi todo Karasuno había salido a matar a los zombies que habían logrado llegar a la reja, utilizaban cuchillos para evitar gastar las balas que les quedaban.

Akaashi se encontraba limpiando la herida de Bokuto, el mayor no había despertado desde que se desmayó pero soltaba quejidos ante el dolor.

Bokuto solo era tapado por unas mantas mientras que su novio había lavado la ropa y cosido su pantalón roto, no tenían más ropa que la que llevaban puesta y era increíble el poder lavarlas.

Cuando salió de la habitación de Bokuto se encontró con Kuroo quién salía de la habitación de Kenma, ambos caminaron fuera de la casa y el bullicio que había adentro por los más revoltosos de Nekoma y Karasuno.

— ¿Cómo se encuentra Kenma? —Preguntó Akaashi tocando la ropa de Bokuto, estaba algo húmeda aún como para llevársela y ponérsela.

— Está bien, no se permiten más visitas, Yachi dice que está bajando la fiebre, tiene sus pequeños despiertos y aprovechamos para que tome algo de sopa para no dañar su estómago. —Murmuró el pelinegro mirando fijamente a Kageyama y Daichi quienes parecían discutir sobre algo.

— Kuroo San, me gustaría hacer una junta. Hay cosas que debo decirles a todos. —Susurró Akaashi, su vista subiendo al más alto, éste asintió suavemente. Akaashi notó que no lo veía así que dirigió su vista a lo que veía Kuroo.

Kageyama estaba hablando con Sawamura San, ambos parecían algo agitados. Hinata llegando para tomar el rostro de Kageyama en sus manos y hacer que lo mirara a los ojos.

Akaashi lo entendió, el menor había perdido el control, Hinata lo había hecho reaccionar justo como Bokuto lo hizo con él en el incidente.

Desvió la mirada y se encaminó dentro de la casa, todo parecía estar bien, pero para Akaashi todo parecía ir peor, su ansiedad llegando casi a tope, pero sabía que todos debían saber la verdad sobre él antes de que volviera a perder el control.

Se sentó junto a Bokuto, éste parecía dormir en paz. Abrazó sus piernas mientras escondía su rostro entre éstas, las lágrimas saliendo sin parar. Su pecho doliendo; como si su corazón fuese apretado con fuerza; mientras que sus manos temblaban ligeramente. No quería perder a Bokuto por nada en el mundo, daría su propia vida si con eso el mayor vivía más tiempo.


— Bien, ya estamos todos. Akaashi nos ha pedido estar aquí para hablar con nosotros. —Habló Kuroo, todos estaban en la sala, sentados en el suelo y sillones. Akaashi ni siquiera en exposiciones en la academia se había sentido tan nervioso como en esos momentos.

— Yo, bueno... Lo que vieron... Cuando yo. Eh... —Su lengua comenzaba a trabarse, sus manos se juntaron mientras jugueteaba con sus dedos de manera nerviosa, su mirada fija en el techo de la casa para evitar la mirada de los demás. No podía ordenar los pensamientos en su cabeza.

— Cuando Akaashi mató a los hombres. —Le ayudó Konoha, sentado en el suelo, mirándolo fijamente. Akaashi agradeció mentalmente, suspiró y bajó la cabeza. Todos lo veían con curiosidad.

— Cuando yo asesine a esos hombres... —Aclaró su garganta. — Sufrí una ruptura mental. Es algo que desarrollé de pequeño al ser un objeto de apuestas. —Miró a todos, sus ojos parando en Kageyama. Este lo veía con seriedad. — Me pasará cada vez que me sienta amenazado, cada vez que alguien quiera hacerle algo a mis seres queridos, no es algo que puedo controlar... No había asesinado a nadie hasta hace poco, pero sí le rompí la mano a unos niños de mi edad, maté muchos animales cuando cazaba...

— Fuimos entrenados. —Habló Kageyama, todos dirigiendo su mirada él, parecían confundidos.

— ¿Entrenados? ¿Los dos? —Cuestionó Yamamoto. Todos ahí intentaban entender, incluyendo a Kuroo.

— Akaashi y yo fuimos entrenados desde niños... Aprendimos a sobrevivir, nunca de ésta forma. —Aclaró. — Éramos dejados en un bosque parecido a éste, pero ese era ficticio, hecho por gente rica y enferma. Veían cada semana durante cuatro días como diez niños eran obligados a entrar al bosque y matarse entre éstos.

— Yo nunca me encontré con Kageyama y estuvimos casi dos años juntos, ya que me libré de ese lugar a mis trece años. —Explicó, quería darse a entender tanto como pudiera y agradecía de todo corazón que Kageyama se haya dispuesto a ayudarle con su explicación.

— Déjame ver si entiendo... ¿La razón por la que sabes ocupar una escopeta es porque eras dejado en un bosque para matar a otros niños para sobrevivir? —Horrorizado preguntó Lev, ganándose una patada de Yaku ante el tono que había usado, Akaashi comenzaba a sentirse más nervioso ante la reacción del mestizo.

— Akaashi jamás asesinó a nadie, duraba los cuatro días sin usar el arma, ambos perdemos el control de la misma manera. Akaashi y yo somos personas de protección y supervivencia básica. —Respondió Kageyama de manera agresiva al ruso.

— Jamás les haría daño, lo juro. —Su voz sonó algo desesperada, sus manos enlazadas entre sí.

— Yo te creo, después de todo eres mi novio. —Giró su cabeza al oír la voz de Bokuto, éste sonreía con cariño, su voz ronca. Se sujetaba de la pared para no apoyar el pié malo en el suelo. Llevaba la bata que le había puesto.

— Bokuto San. —Susurró preocupado, corriendo a su lado para pasar su brazo por la cadera del mayor y ayudarlo a mantenerse de pie. — Debes volver a la cama, Bokuto San. —Regañó al mayor, éste riendo suavemente.

— ¡Hey, hey, hey! —Gritó a Kuroo quién solo soltó una risa, negó con la cabeza y se acercó a abrazar a Bokuto con cuidado de no golpear a Akaashi quién aún lo sostenía. — Hola a todos, éste Búho a revivido, es un gusto verlos a todos. —Habló casi recuperando el tono de su voz normal. — Sé que deben estar procesando lo de Akaashi y Kageyama; lo cuál fué una sorpresa para mí también; pero siguen siendo nuestros amigos, ¿no?

— ¿No es mejor tenerlos de aliados? —Preguntó Shibayama, sorprendiendo a todos ya que era el más callado. — tenemos suerte de que gente como ellos y sus experiencias estén para guiarnos. Akaashi Senpai, no tuve oportunidad de agradecerle lo que hizo por nosotros. Muchas gracias por salvarnos. —Bajó su cabeza en señal de respeto al mayor.

— La verdad es que tenemos suerte, ahora no solo Kageyama podrá entrenarnos y hacer a Karasuno más fuerte, Akaashi podría quedarse con nosotros y aportar a los seres vivos. —Comentó Kyoko entre los brazos de Tanaka, éste la abrazaba por la cadera y recargaba su cabeza en el hombro de la mayor.

Akaashi de pronto vió como todos se ponían de acuerdo sobre él, como todos aceptaban su pasado y como había vívido. Kageyama le alzó el pulgar mientras le regalaba una pequeña sonrisa, cargaba en su otra mano a Natsu quién parecía enamorada del mayor y se negaba a soltarlo.

Aceptaba su pasado y todo lo que había vivido.

Bokuto besó su cabeza y lo abrazó con cuidado. Akaashi no había logrado evitar llorar entre los brazos de éste, se había sentido tan ahogado esos años y ahora al fin podía respirar, su pecho no dolía y su cuerpo no pesaba, como si su carga se hubiese repartido entre todos ahí, los cuales la habían aceptado.

Ayudó a Bokuto a volver al futon, éste jalandolo para recostarlo a su lado.

— Jamás dudes de quién eres, jamás dejes que los nervios te abrumen, estoy aquí para ti. —Susurró Bokuto, Akaashi alzando la mirada para verlo. — ¿No fue eso lo que me dijiste cuando tenía mis momentos emo? —Besó castamente los labios y mejillas de su Keiji. — Voy a protegerte mientras el mundo se esté derrumbando, mientras estemos juntos vamos a superarlo todo.

— Haré lo que dijo Kyoko Senpai, entrenaré a mis amigos, a ti. Y juntos podremos sobrevivir a ésto, Bokuto San.

— No estaría mal que me llames por mi nombre, estuve apunto de morir o podría morir en cualquier momento... —Dramatizo el mayor.

— Puede seguir soñando, Bokuto San. —Respondió volviendo a su expresión seria, el mayor riendo mientras lo abrazaba y besaba su cabeza.

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