Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 11: Insomnio

BangChan


De camino a la habitación, me encuentro con LeeKnow. Apenas nos miramos de pasada y mucho menos entablamos conversación. Al llegar a la puerta, la abre y me cede el paso con un movimiento rápido de ojos, evitando los míos. No sé si es un gesto amable o una forma de rebajar la tensión que hay entre él y yo. Y no lo comprendo.

Él no me ha hecho nada, ahora y todavía, que llegue a molestarme de verdad. Lo de antes, pensando un poco en frío, ha sido un incidente sin importancia. Un malentendido que se ha ido de madre pero que soy incapaz de tomarlo en cuenta para futuras represalias. Como ves, no soy rencoroso. Solo un poco explosivo.

Le agradezco que me deje pasar con un gesto rápido de cabeza.

Los otros tres compañeros de cuarto hacen como si nada. Nos ignoran. Y es lógico. Tras la primera prueba tanto Leeknow como yo estamos en un escalafón de la competición diferente a ellos. Esto suena demasiado clasista incluso en mi cabeza, pero es que estoy dentro de un juego peligroso y no puedo andarme con chiquitas.

El ambiente está enrarecido, pesado y tenso. Ellos no se fían de nosotros así que yo no me fiaré de ellos. Comienzo a desvestirme echando ojeadas rápidas a las camas ocupadas, y es que me siento observado por ellos incluso con la cabeza escondida bajo las sábanas.

Me quedo en ropa interior, no es que sea muy fan de los pijamas. Es engorroso dormir y que, al moverte, parte de la ropa no se mueva contigo y pierdas la postura perfecta. Me meto en la cama con seguridad y confianza. Ser o parecer vulnerable aunque sea en tu propia habitación es contraproducente para las próximas pruebas.

El colchón no es incómodo para la mala pinta que tiene el catre. Lo incómodo es compartir habitación con unos desconocidos. Me tapo con la sábana parte de la cabeza y cierro los ojos para forzarme a dormir.



No he pegado ojo en toda la noche, pero tampoco es una novedad. En mi vida fuera de aquí casi no duermo por culpa del miedo. Miedo que arrastro desde una de las primeras peleas que me asignaron como boxeador amateur. Un mal golpe me desvió ligeramente la nariz y ahora me cuesta respirar cuando duermo. Dolencia que ha acabado derivando en insomnio y pesadillas recurrentes en las que muero asfixiado, pero mi alma no, y no puedo abrir los ojos cuando sale el sol. Pensarlo me pone de los nervios. Como gritar sin que te salga la voz o correr sin moverte del sitio.

—Buenos días —saluda Leeknow en general a todos los de la habitación.

Los tres chicos con los que compartimos cuarto empiezan a vestirse sin mediar palabra y le dan la espalda a modo de respuesta. Qué mal educados.

—Buenos días —digo en tono neutro.

Leeknow sonríe, pero no es una sonrisa agradable. Es una sonrisa tensa, jocosa. ¿Qué le pasa? ¿Se habrá dado cuenta que no he pegado ojo y cree que por eso hoy no estaré a la altura de lo que As de Picas exige? Si es así, está muy confundido.

La mirada crispada de Leeknow me recorre el cuerpo con forme me voy vistiendo. Da la sensación de estar enfadado y sentirse frustrado porque nadie le pregunta qué pasa. O, quizás, lo que le frustra es que alguien llegue a preguntarle.

—¿Preparado? —suelto terminando de subirme el pantalón.

Él abre los ojos, sorprendido de que haya sido yo quien haya dado pie a una conversación ligera.

—Nací para estar preparado. Siempre. Quiera o no.

Su respuesta va en consonancia con la contradicción que sus ojos expresan. Y, sea cual sea la razón, es tan peligrosa como mi impulsividad y explosivo carácter. No me extrañaría ver cómo una noche se carga a todos los de la habitación menos a mí. Porque yo nunca duermo. Porque yo soy un rival digno para él.

—¿Y tú? —me pregunta cuando los otros tres compañeros de habitación ya se han ido y nosotros estamos a punto de salir al pasillo.

—¿Tú que crees? —Resoplo con suficiencia.

El comedor está abarrotado y todos aquí están famélicos, incluso los que ayer cenaron su ración completa. Pese a solo haber trascurrido doce horas desde que nos encerraron.

El desayuno es un poco decepcionante para los estómagos hambrientos: sopa de arroz y un poco de kimchi. ¿Qué esperaban? ¿Qué nos mantuvieran en forma durante las pruebas? ¿A todos por igual? Por favor. A leguas se ve que solo alimentarán como a cerdos a punto de ir al matadero a los que pueden dar más juego o tengan potencial para ganar las pruebas.

—Concursantes diríjanse a la zona de juego —dice la voz de los altavoces en el momento en que todas las bandejas están limpias de comida.

Al final del pasillo, frente a la puerta por la que entramos ayer tras la prueba de los sacos, apilados, hay macutos pequeños con nuestros nombres como etiqueta. Un murmullo general estalla. Sin embargo, nadie se atreve a acercarse a la muralla de macutos. Nadie excepto un chico con las mejillas abultadas y los dientes de ardilla que muestra al sonreír con picardía.

Agarra el macuto que lleva su nombre, Han Ji Sung, abre la cremallera con decisión y saca un chándal verde militar con una pica dorada en cada hombro de su interior.

—Esperaba que fuera algo peor —confiesa delante de todos.

—¿Y entonces para qué lo abre? —pregunta Leeknow en voz baja, a mi lado. Su hombro y el mío se rozan.

Miro de soslayo a mi compañero de cuarto y no puedo pasar por alto la forma en que mira a ese chico, porque no mira a nadie como a él. Me di cuenta de eso ayer, durante la cena, mientras Leeknow creía que estaba disimulando con acierto el interés extraño que le suscita el chico ardilla.

—¿Qué? —me pregunta en tono serio mi compañero de cuarto.

—Nada —respondo apretando los labios y dirigiéndome hacia la montaña, ahora deshecha, de macutos.

Tocar la tela del chándal me recarga las baterías. Ayer cometí un error de novato al subestimar mi cansancio. Y no me gusta tropezar dos veces con la misma piedra. Voy a subsanar mi desliz, convertirme en el ganador de esta prueba. Sea la que sea. Caiga quien caiga.

Quiero que los organizadores de As de Picas apuesten por mí como su caballo ganador, que los gwanjeonja tengan solo ojos para mí.

Estoy preparado para la siguiente prueba.

Estoy concienciado aganar As de Picas.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro