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Orgullo de capoeirista



—Bienvenidos, monitores. Es hora de continuar con su entrenamiento. Ésta será la última clase que tomen con el grupo general, ya que ambos tienen diez años de practicar capoeira, así que es hora de que pasen a las clases especiales, con el resto de monitores y Professores.

Ambos se veían entusiasmados. Aunque el incidente quedará grabado en su memoria, ya empezaban a recuperar la energía y el entusiasmo para entrenar. No debían perder tiempo, pues cinco años se pasarían pronto. Los movimientos agresivos comenzaban y los jogos pesados requerían contacto, así que les pidió fortaleza para soportar el entrenamiento.

Lo primero que les enseñó es a hacer una ginga invasiva, cerrando espacios y yendo al frente. Cubrir el rostro es importante, pero el estilo de Mestre Urubu no era colocar manos rígidas, totalmente rectas y paralelas a la línea de los ojos, cubriendo la cara, como muchos grupos la hacen. A él le gustaba unas manos más sueltas, inquietas, molestas, como tejiendo la cara del otro capoeirista. Esto distraería más, permitiendo la entrada a otros movimientos.

Acto seguido, enseñó el arrastrão, una técnica para derrumbar al compañero, aún cuando tuviera los dos pies de apoyo. Consiste en bajar el nivel de gravedad y agarrar las piernas del oponente por la parte externa, a la altura de los poplíteos, y jalarlos. El secreto para una mayor efectividad es echar el cuerpo hacia adelante, si no se consigue un agarre perfecto.

También enseñó la defensa. Lo que hacen la mayoría de capoeiristas, por instinto, es agarrar el cuello de quien está aplicando el arrastrão, para ejercer una especie de candado al cuello; lo cierto es que sólo termina comprometiéndose, siendo llevado al suelo. Lo ideal es hacer una especie de sprawl, echar las piernas completamente hacia atrás y tratar de pegar la parte frontal de la cadera al suelo. Con ello, evitará que el movimiento se concrete. Mestre Urubú prefirió enseñar otra técnica que requiere un poco más de reflejos y habilidad. Usando el brazo izquierdo, se libera la fuerza del brazo rival de ese lado empujándolo hacia afuera. Al tener el rival la espalda comprometida, el brazo derecho empuja la espalda para tratar de llevarlo al suelo y, con la fuerza del contrincante y el ligero giro que provocará el brazo izquierdo, perderá todo el control y terminará por caer. En pocas palabras, no se trata de contrarrestar el movimiento en el sentido opuesto, sino desviarlo y ayudarse con la misma fuerza del otro.

Claro que ya se utilizaba la fuerza, y Boneca tenía una considerable, tomando en cuenta su género. Pero no era suficiente para lograr empujar a Biriba, que ya había crecido bastante gracias al ejercicio y la alimentación a base de proteínas de la carne. Aunque hicieron una gran pareja hacía unos años, era tiempo de que ella practicara con otra mujer. Ingrid Da Silva, o Professora Coelha, una mujer de veintisiete años que había adquirido el grado hacía un par. Biriba, por su parte, haría mancuerna con Wagner Ribeiro. Professor Faísca tenía treinta, recién había adquirido un puesto como docente en educación física en una escuela de Boqueirão.

Comenzaron a utilizar la mano también para medir distancia, como los boxeadores utilizan el jab, pero de manera fija. Además, se distrae el rival para el siguiente movimiento. Los luchadores del estilo grecorromano buscan derribar a una pierna, metiendo el brazo izquierdo para cargar la pierna derecha. Esto, con la otra mano en la parte derecha de la cabeza, provocaba que el rival se confundiera, sin saber si proteger la cabeza o la pierna. Con esos segundos de titubeo, el atacante podía ejercer fuerza con un círculo en el sentido de las manecillas del reloj para inmovilizar y derribar al rival.

Estos, y otros movimientos, hicieron una capoeira más agresiva, pero sin violencia. Un año pasó, entre entrenamientos duros, miradas lascivas y salidas. La amistad entre Ariadne y Claudio se fortalecía. Un nuevo milenio estaba a punto de entrar, y ambos se notaron confiados de sus habilidades desarrolladas. Pronto, llegaron los carteles en las academias de capoeira, anunciando la aparición del torneo paranaense que se celebra cada cuatro años. Decidieron probar suerte, pues se habían concentrado es elevar su nivel y olvidar las competencias.

Las principales marcas locales se encontraban para promocionar al ganador de la competencia. Grupos de Guarapuava, Maringá, Ponta Grossa y otros lugares de Paraná, se disputarían el patrocinio de dichas marcas, con lo que mejorarían sus proyectos capoeirísticos. Emocionados, se inscribieron y esperaron los resultados. Regresaron a la academia para platicar con Mestre Urubu, quien se encontraba dando aula para los principiantes. Terminó, y los tres platicaron del asunto.

—Yo no los entrené para que lucharan por un patrocinio, para hacer de la capoeira un artículo de promoción y publicidad, una capoeira Pitbull o una capoeira Red nose. No promovemos un deporte de contacto, promovemos una cultura. Los entreno para que se defiendan, no para que ataquen… -Ambos comprendieron las palabras que el Mestre les decía y pensaron en desistir, pero él aún no terminaba.

—...pero sé que lo harán de todas maneras, con o sin mi permiso, sea ahora y más adelante. Ariadne ya tiene la edad para participar, pero Claudio no. Cuando tenga la mayoría de edad, platicamos de ello. Por ahora, podrás acompañarla como apoyo.

Al llegar el día de inicio del torneo, todos tomaron un número y los organizadores se encargaron de acomodar cada uno, para formar los combates. Biriba entraría en el torneo de menores, que sería simbólico. Aunque también había muchos participantes, Biriba se sentía seguro. Ariadne, en cambio, se mostraba nerviosa. No había divisiones de género, así que debía competir contra mujeres y hombres por igual.

Biriba luchó contra Maionese. Besó su patuá y se dispuso a empezar. Ginga segura, agresiva, que terminó con una meia lua de compasso demasiado rápida, que puso al rival confundido, mareado. Una vingativa lo pondría en desventaja para terminar con un jogo de manera contundente. Al llegar el turno de ella, un par de horas posteriores, enfrentaría a Lua, quien le daría una batalla realmente fuerte, pero los jueces irían con la alumna de Mestre Urubu. Ese mismo día, la segunda ronda llegaría para Biriba, que pondría a Macaquinho en el suelo después de un martelo acomodado gracias a una finta de galopante, un golpe con la palma de la mano, en la parte diestra del muchacho, para recibir la patada en la parte izquierda de la cabeza. Debido a la fuerza, estuvo inconsciente casi un minuto. Al recobrar la consciencia, lo llevaron a la enfermería y levantaban el brazo de Biriba en señal de victoria.

Era el turno de ella. Entró con Negão, un capoeirista de Londrina de unos setenta kilos. La fuerza física de él fue determinante para no darle oportunidad a la mujer de defenderse y, aunque no recibió golpes de consideración, la impotencia de apenas soltar dos patadas fue determinante para bloquearla por completo. Una resignación con odio a sí misma fue inevitable en su rostro. Bajó de la tarima frustrada y ya estaba dispuesta a irse, olvidando que aún faltaba él. La hora de su segundo rival llegó, y un sujeto más grande, pezão, estaba demasiado confiado en su triunfo.

Pronto, un espolão después de un par de patadas, lo sacudiría. El movimiento de cuerpo para hacer el martelo, pero realizó una patada con el talón del lado contrario. Es por ello que el movimiento engaña, hace creer al contrario que el golpe viene del lado izquierdo, y lo sorprenden del otro. Tambaleante, quedó totalmente expuesto y fue llevado al suelo con una tesoura de frente. El jogo se reanudó, pero no pudo reponerse el resto del minuto, por lo cuál perdió el combate.

El siguiente sería ligeirinho. Mucho más acrobático, poco pudo hacer para vislumbrar a los jueces. Al caer del primer mortal, el pie de Biriba en uno de los que caían del movimiento acrobático, hizo que cayera y rodara. Pero el también decidió hacer floreio, e hizo gala de su equilibrio y fuerza para impresionar. Un parafuso con el cuerpo totalmente acostado, horizontal, y los pies separados, le dió una esteticidad que impresionó a los jueces. Además, presionó a ligeirinho para equivocarse. Así, llegó hasta la final.

La incredulidad de Ariadne llegó al límite, al ver a su amigo, que sólo iría como apoyo y participante infravalorado, a quedar en la final. La recompensa sería de unos cien reais; pero, mucho más que la remuneración económica, era la posibilidad de utilizar su imagen en el futuro para posibles campañas de publicidad, representando a su ciudad; en su caso, Curitiba. El evento cerraba con su participación en la sección de menores, y posteriormente sería el turno de la final de adultos.

Todos observaban a Biriba por la facilidad con la que había eliminado a sus oponentes. Ciertamente, Napão representaba a lo mejor de Paraná; ya había ganado hacía cuatro años y regresaba dispuesto a obtener el bicampeonato. Tenía una capoeira basada en el asedio y las chapas para mantener a sus enemigos en una distancia preferente y, de paso, sacarles el aire y doblegarlos. El encuentro resultaba inquietante y todos estaban atentos al inicio. Un capoeirista con atuendo de referee dió la indicación con un silbato. El amigo de Boneca besó su patuá, pidiendo a Xangô que lo protegiera.

Las gingas encontradas no se hicieron esperar y, en cuanto sintió la distancia correcta, el pie de Napão fue directamente a buscar el estómago de Biriba. Todos afirmaban que el encuentro ya era de él, pero un movimiento sorprendió al público,a los jueces, a Napão; incluso, a Biriba mismo. Bajó el nivel de su cintura y el torso, para que la pierna pasara por arriba del hombro, comprometiendo al rival. Con ello, una banda fue suficiente para ponerlo en el suelo. Se incorporó y continuó el jogo. Con la disposición a hacerlo pagar, lo persiguió, haciéndolo sentir nervioso. Pronto, un galopante tenía la intención de arrancar la cabeza del novato, pero recordó la cuarta sequência de Mestre Bimba. Bajó niveles de nuevo y jaló sus piernas con un arrastrão. Ya en el suelo, el capoeirista engreído intentó incorporarse para ser recibido con una rasteira interna a una pierna, abriendo el compás de las suyas y quedando con la cara comprometida. Biriba simplemente marcó una tapa con la palma de su mano. El jogo había intimidado al excampeón, mientras la gente no cabía en su éxtasis.

Al terminar el jogo, nadie podía creerlo. El desconocido había destronado al favorito y con una ventaja aplastante. La ceremonia continuó y se le dió un reconocimiento por su logro, una medalla y el premio en efectivo. Al bajar del podio, unos sujetos con playeras de marcas reconocidas lo abordaron e hicieron ofertas que debía considerar. Al final, se acercó uno especial. El jefe del área de marketing y contrataciones de Red Bull Brasil había sido invitado al evento, en busca de nuevo talento.

—Hola, amigo. Mi nombre es Ronaldo Souza, corporativo de Red Bull Brasil. Lo que he visto hoy, sin duda, me ha dejado perplejo. Ya había visto la capoeira, y es por eso que hoy venimos a ver este evento; pero lo que demostraste hace rato, fue espectacular. Tenemos la intención de crear un torneo a nivel nacional y mundial, reuniendo el mejor talento capoeirístico. Ahora eres menor de edad, pero en un par de años ya podrás tomar tus decisiones y, entonces, podríamos hablar más formalmente. Te dejo mi tarjeta y ¡Felicidades! Disfruta tu triunfo.

Aunque fue un festejo jubiloso, igualmente resultó efímero. Ya preparaban el evento principal, y Contramestre Baraúna, un moreno de 98 kilos de músculo, alto, demasiado imponente, se permitió unas palabras antes del jogo, felicitando al campeón de la sección de menores. Aseguró que, con un mayor entrenamiento, le gustaría enfrentarlo en un futuro. Al quedar ambos de frente, una mirada le provocó un zumbido en los oídos. Tomaron cientos de fotos, y finalmente se dispuso a buscar a Boneca, que apareció de pronto.

Se dispusieron a ver el jogo final, y la mirada de la capoeirista se encontraba indiferente, algo molesta. Una felicitación seca la evidenció. La pelea-jogo inició y un floreio impresionante para su peso dejaba a más de la mitad de presentes con la boca abierta. Ese jogo bonito de pronto se convirtió en el infierno para Professor Pernalonga, que terminó noqueado de un godeme que provocó una hemorragia. Todos, asustados, corrieron a auxiliar al participante, que acordó segundos después. Ello le daba el triunfo a un participante espeluznante.

Ambos regresaron a São José, siendo recibidos por Mestre Urubu, que había visto el evento por una cadena local. Felicitó a Boneca por su participación y reprendió a Biriba por haber desobedecido una indicación. Todos quedaron sorprendidos por la reacción del maestro; esperaban la felicitación a quien quedó campeón en su categoría, pero una indicación de un Mestre no debe ser desechada como si fueran palabras al aire.

Sin embargo, el Grupo de Capoeira Liberdade comenzó a ser importante en la capoeira paranaense. El desempeño de Biriba los había puesto en el mapa de la capoeira como un referente de la región de Curitiba. Ya no se diga de la capoeira de São José dos Pinhais, y de Murici.

Evidentemente, hicieron una especie de reportaje de los orígenes del grupo, y de la historia de Claudio. Todo esto para crear una campaña de mercadotecnia y publicidad de la capoeira como el nuevo deporte de Red Bull y para considerar que la zona era semillero de talento en el arte afrobrasileño. Así, la capoeira tradicional podría ser evidencia de la buena capoeira, la que debe mantenerse. No era tan malo que el chico haya decidido probar suerte en los campeonatos.

Mestre Urubu no tuvo opción más que disculparse con su alumno. Hasta el Mestre más sabio puede equivocarse. Ambos se abrazaron y continuaron con el entrenamiento, pues debían prepararse para los siguientes tres años. Boneca estaba dispuesta a demostrar que ella también podía estar a la altura y pelear por el campeonato. Comenzaban a olvidarse del objetivo principal. Mantener las costumbres y tradiciones. Ser bons capoeiras.





Amuleto é esperança!
Que ganha força no meu altar
Quilombo! Erguido no fundo de um quintal
Onde tem samba, tem macumba
Batuque e quizumba, já é carnaval!
Feitiço atrevido, eu preparei quando o povo cantar
Quem não pode com mandinga
Não carrega patuá.

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