Campeonato
Todo el mundo capoeirista está atento a los jogos, que han favorecido a América por sobre el resto del mundo. Biriba saluda de frente a su rival y, al escuchar el pitido, siente su sangre calentarse e inicia el jogo con un aú, apoyando el primer pie que cae pero dejando que el segundo siga su péndulo, sin que toque el suelo, para hacer un mortal con ese impulso. Sin problema, continúa con una ginga, dejando que el otro se acerque. El güero hace una armada una vez que encuentra el espacio para hacerla, pero Biriba suelta una meia lua de compasso tan rápida que alcanza a tocar su barbilla con el hallux. Debido a la velocidad, cae mareado.
Al recuperarse del mareo, tiene de frente a Claudio, esperando que haga cualquier movimiento para que caiga en su juego. Se incorpora y, sin atinar qué hacer, recibe una rasteira interna para desbalancearlo, lo cuál logra sin mayor esfuerzo, abriendo el compás del lituano, que se queda sin recursos para poder continuar en el primer jogo. Toda la comunidad capoeirista se queda sin palabras ni aliento, ante semejante abismo de nivel en jogo. Después de una demostración con miedo de Jokūbas, los jueces ya tienen un ganador, dudando que el capoeirista europeo pudiera emparejar la situación.
Para la segunda contienda, tiene el plan de entrar de cabeçada, pensando en que el brasileño representante de México entrará de aú, de la misma manera que en el primer asalto. La mandinga de Biriba es tal, que lo anticipa y finge entrar de aú, recibiéndolo con una vingativa que lo pone en el suelo. Una serie de pateo demasiado veloz le permite a monitor Leitoso hacer una rasteira, pero debido a la corpulencia de su rival y a la patada que pasa a una velocidad descomunal, no lo mueve ni un milímetro.
Una victoria en favor de Biriba le permite clasificarse en los treinta y dos que disputarán el pase a la siguiente fase. Todos celebran el triunfo, mientras esperan el siguiente enfrentamiento. España enfrenta a Rusia, y una reñida disputa se inclina en favor del país gélido. De la misma manera, Francia consigue pasar sobre Chile, y Alemania despacha rápidamente a Honduras. Brasil, evidentemente, aplasta a Estados Unidos y así, los capoeiristas más fuertes consiguen posicionarse. La emoción aumenta conforme avanzan en el mapa. En las gradas, donde los ganadores aguardan mientras no están en jogo, Biriba recibe una llamada.
—Felicidades, Claudio. Estás cumpliendo con lo que prometiste. Más te vale que sigas igual durante todo el torneo, porque sabes lo que te pasará si pierdes ante alguno que no sea brasileño.
—¡Boneca! ¡Qué gusto escucharte! Gracias, y ten por seguro que mantendré ese vigor y la energía durante todas mis confrontaciones. Regresaré a México con la medalla de oro.
—Más te vale. Aquí estaré esperándote, tenemos mucho qué hacer por la capoeira en este país. Y me tienes que ayudar con el español, que no entiendo cuando hablan mucho o muy rápido.
—Sí. ¿Sabes? Quiero decirte algo, es que yo…
—Me lo dirás después. No puedes desconcentrarte, enfócate en tu siguiente encuentro y seguiré pendiente del torneo. ¿Ya viste quién es el representante de Brasil?
—Sí, es una bestia.
—No me preocupa el físico, no te lleva por tanto peso. Para la ardua competencia en Brasil, le causó una contusión a un Mestre, le rompió el brazo a otro y le causó una hemorragia interna a uno más con una ponteira. Es una bestia en su jogo. Debes tener cuidado cuando te enfrentes con él, que seguramente así será.
—Lo tendré en cuenta. Salúdame a todos.
—Recuerda que ya no tengo contacto con nuestro grupo. No sé si sabías, pero Mestre tiene un problema legal. Una alumna iniciantes lo demandó por un acoso sexual y hay testigos, así que el grupo sufre un problema. No quiero que te preocupes, decidí decírtelo porque ya no estás en el grupo y no te afectará tanto, pero te daré más detalles cuando regreses.
—Vale. Un abrazo.
No es que le afecte; ella tenía razón, ya no es su Mestre desde que dejó el grupo, pero sigue siendo la persona que lo crió en la capoeira. Un padre no deja de ser padre por alejarse. Su mente aún puede enfocarse en lo importante gracias a la constante meditación. Ella, en cambio, sí se pregunta si hay algo malo en la capoeira o es un fenómeno que ocurre en todos los ámbitos.
Termina el último jogo, en el que China vence a Marruecos. Los jueces y organizadores han observado todos los jogos y consideran que, para hacer el torneo más interesante, han decidido hacer algunas modificaciones conforme a la tabla de eliminatorias. Todos salen, con rumbo a un restaurant para comer algo, pues el día fue estresante, no sólo para los participantes, sino para todos los involucrados. Todos se sorprenden al ver tanto capoeirista reunido, uniformados en su mayoría. Biriba inmediatamente congenia con el brasileño.
—Oi, Mestre. Felicidades por su triunfo en la primera ronda, creo que va a ser un buen torneo.
—Sí, ya sé quién eres. Eres el chico Paranauê y crees que este torneo será igual de fácil, pero ya verás cuando te toque jogar contra mí. Aquí no es una lucha por una playera de Red Bull o un patrocinio. Aquí todos vamos a dejar sangre en la corda y lágrimas en la calça. Por ahora, vamos a ser buenos vecinos y amigos, pero ten cuidado cuando te toque conmigo, si es que llegas. ¿Qué tal México? Debió ser fácil obtener el triunfo allá.
—Sí, no tuve tanta complicación, pero no vaya a pensar que fui a México sólo para poder asegurar la representación de un país, evitando la clasificación de Brasil.
—Sólo enfócate en no perder para poder enfrentarnos.
Deciden ir de fiesta a un antro. Todos se divierten, bailando y conociendo algunas mujeres, pero Claudio tiene la mente apuntando al día siguiente, por lo que sólo plática con algunos concursantes latinoamericanos, con los cuáles no tiene tanta complicación para charlar. Ríen, y observa su reloj. Ya considera la hora ideal para regresar, por lo que se despide.
En el cuarto del hotel, observa el techo y piensa en todo lo que ha pasado. Su vida ha tomado un cambio drástico y se cuestiona sobre su objetivo. ¿Aún tiene el mismo valor que cuando inició? Quizá cambia. Las cosas no tienen un valor, sino que nosotros se lo asignamos. Una vez que ampliamos el panorama, que distinguimos bien el horizonte, surge una nueva visión del mundo. Tal vez su meta es algo egoísta y lo que está logrando en el proceso por alcanzarla, tiene mayor valor. Crear su propio grupo, tener sus propios alumnos, ser el mejor capoeirista de un país, ganar competiciones y disputar la lucha por ser el mejor del mundo. Nuevas prioridades, más entrenamiento.
Segundo día. Ya realiza su calentamiento y espera su turno. Han dividido la competición en dos bloques principales y colocaron a México en uno y a Brasil en otro. Dentro de los cambios, notaron el enorme potencial de ambos y la competencia tendría una final increíblemente emocionante si ambos lograban llegar, en lugar de dejarlos en una de las rondas anteriores. El Chino Chen Qiang o Professor Ninja. Su base como estudiante de ninjutsu hace que su pateo sea muy rápido, aunque la forma se ha quedado demasiado acartonada, con estilo de Kung fu. Sin demeritar el arte marcial oriental, Biriba sabe que, en la capoeira, ese pateo no es tan funcional. De esa manera, pasa una meia lua de frente, esperando la patada reflejo, con una del oponente chino hacia el lado opuesto. Así lo hace, para hacer una rasteira trençada o cruzada. Si una normal bien aplicada tenía cierta cantidad de puntos, la cruzada lo aumentaría.
Decide hacer un poco de floreio impresionante, para que los jueces observen que, a pesar de lo dominante que es en el jogo duro y de lo pesado que es, tiene una acrobacia envidiable. Hace un martelo que para a dos centímetros de la cara de Professor Ninja, para girar el cuerpo hacia atrás, dejar el pie del martelo en el aire y continuar con una folha seca, impulsando ese pie hacia su frente y sea su impulso para hacer un mortal y juntar los dos pies en el aire para aterrizar con ambos.
El rival sabe que su acrobacia es natural, por lo que su país se encuentra en ventaja sobre el asiático. Decide atacarlo con patadas demasiado elaboradas, pero a cada ataque, Biriba tiene la solución. Al final, los jueces fallan en su favor, aumentando las expectativas de todos sobre él. Cada enfrentamiento ganado es un peldaño más en esa pequeña escalera. Clasifica a los siguientes dieciséis, ya demasiado cerca de la final. Recibe llamadas de México, alentándolo; agradece los ánimos.
Algunos representantes de las federaciones olímpicas y del deporte observan el evento con curiosidad, realizando anotaciones. Biriba observa y sabe que ganar este evento será determinante, si queda como deporte olímpico. De cualquier manera, se enfoca en el siguiente rival, que es Argentina. Branco ha ganado y avanza a la siguiente etapa. Brasil, por su parte, gana sobre Francia. Claudio aplaude y felicita a su paisano, que le guiña el ojo.
Tercer día. En esta etapa se realizarán dos ascensos, al ser menor la cantidad de jogos clasificatorios. Muchos deportistas seguidores de los deportes de contacto que ignoraban la capoeira, han decidido seguir el evento ya en su desenlace. Biriba se enfrenta a Manuel Torres, Contramestre Marimbondo, portando una bandera de España, seguro de su victoria. Dió un buen enfrentamiento, pero Biriba estaba demasiado enfocado y no le permitió lucirse. El representante de Brasil tampoco da oportunidad y humilla a un alemán que jogó con ferocidad, pero no le fue suficiente.
Siguiente bloque. Unos cuartos de final en la que Brasil tiene una complicada contienda con un ruso que termina por ceder el puesto, Argentina clasifica también, así como México y Venezuela. Curiosamente, sólo los americanos han conseguido llegar a las semifinales. Todos se retiran y se concentran en los últimos jogos. Muy importante llegar con la mente despejada, así que sólo beben una caipirinha con una buena cena y regresan al cuarto de hotel.
Último día. Dos competiciones más, y la medalla será suya, pero la idea de perder contra Mestre Montanha le resulta complicado. Ya había colocado a México y su propio nombre en alto, pero quedarse en semifinal o perder en la final le resulta mediocre. Se enfrenta al argentino en una muestra de respeto, pero el nivel de capoeira no se compara y Argentina pierde, por lo que disputará el tercer lugar contra el perdedor de Brasil contra Venezuela. Mestre Montanha y Contramestre Salsa se miran de frente y comienza un jogo que se torna agresivo. El brasileño mete un martelo que noquea a su rival y detienen la competición.
Los jueces charlan largo tiempo, mientras Montanha espera y Biriba lo observa. Tienen chance de platicar un poco y él asegura que seguro lo descalificarán, lo cuál debería alegrar a su compinche, pues ya no tendrá que enfrentarlo, con peligro a qué le ocurriera lo mismo. Claudio ríe incrédulamente. El competidor se incorpora, los jueces regresan y aseguran que no hubo intención de lesionar, que todo ocurrió debido a la intensidad del jogo y Brasil pasa a la final. Brasil contra México, como lo habían planeado, sucederá. Toman un ligero descanso para preparar la final. Rogério Wenceslao se acerca con Claudio, con una sonrisa malévola.
—Finalmente, sucederá. Dos brasileños disputando el campeonato mundial, para ver quién es el mejor capoeirista del planeta. Prepárate, porque no tendré compasión y noquearte en el evento, en la final, consolidará un evento histórico, ganado de una manera épica.
—Oi, Mestre, guarde sus palabras para demostrarlo en el jogo. Yo también estoy listo para ganar y no permitiré que nadie, ni siquiera usted, se interpongan en mi camino. Sólo le deseo buena suerte, la va a necesitar.
Una nueva llamada repica en su celular. Es Boneca de nuevo, felicitándolo por la victoria y haber llegado a la final, pero le insiste en reclamar esa patada como ilegal para que pueda evitar el jogo con Mestre Montanha, pero eso sería cobardía, argumenta él. Promete hacer un jogo inteligente para evitar la agresividad o el jogo duro en lo posible, aunque sabe que eso será inevitable.
Había descuidado su patuá. Lo besa, esperando que lo siga protegiendo como en cada jogo. Siente que su padre Oxalá lo ha cuidado demasiado y él no se ha dado el tiempo de hacer algo por él, así que debe viajar a Brasil terminando el evento. Mestre Montanha lo ve y le dice que ni su orixá, ni otros dioses, nada podrá protegerlo de su destino. Biriba decide ignorarlo. Caer en provocaciones podría distraerlo de su concentración y causar su derrota.
Los jueces y organizadores se acercan para hacer la ceremonia. De aquí saldrán los tres lugares para las respectivas medallas de oro, plata y bronce. Todo se siente muy solemne y se interpretan los himnos de las respectivas nacionalidades. Los mexicanos más sensibles lloran al escuchar el himno nacional, aún cuando no sea un paisano el representante del país. Así, todo se prepara para el jogo por el tercer final.
Argentina logra, con un jogo más intrépido, hacerse de la victoria en el minuto y medio segmentado, y todos se apilan para observar la gran final. Los capoeiristas en las gradas parecen una porra de fútbol, vitoreando a sus favoritos. Ambos se colocan de frente, con los instrumentos incendiando el fuego en sus venas, mientras el árbitro se coloca en medio para indicar que no desea golpes con la intención de lastimar, sobre todo del representante de Brasil. De ser así, será descalificado. Ambos asienten con la cabeza. Se dan la mano, mientras Mestre Chocolate, con el silbato y la mano al mismo tiempo, indica el inicio del cronómetro y del jogo.
Nêgo, tu diz que é bom
No jogo da capoeira
Tu tá com medo de mim
Tá preparando rasteira
Sou mulato sarará
Me orgulho de verdade
Tenho fama de valente
Por aqui, nesta cidade
Na roda onde sou Professor
Tenho que ser respeitado
Gente de fora e valente
Será sempre derrubado.
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