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༻Capítulo dedicado a @1SiriS1 & @andreamzs ༺
[...]
Los días avanzan con velocidad espeluznante para la suerte de Taehyung, que a pesar de ver nacer y morir al sol todos los días las tardes no son tan lúgubres como antes.
Pues gracias a los descuidos de su madre, podía invitar a su mejor amigo todos los días que quisiese. Y si la noche le congelaba los huesos, podía pedirle durmiese con él.
Y cuando el rubio no estaba disponible, cierto pelinegro lo acompañaba durante las madrugadas que la luna dormitaba y la marea descansaba.
Aquella noche en especial, Jungkook se encontraba más hablador de lo usual, analizando el agua y el pasar del tiempo. Taehyung lo escuchaba con atención, no planeando interrumpir lo que sea que viniese a la mente del azabache puesto que no todos los días tenía la oportunidad de escucharlo hablar con tanta soltura, como si cada palabra fuese un verso escrito en honor a la vida.
Y si algo había aprendido, era que a Jungkook no le gustaba hablar de sí mismo.
—¿Entonces? —el pelimiel parpadeó confundido, no entendiendo qué se le interrogaba.
Jungkook negó divertido y devolvió su vista al mar.
—Estás algo distraído hoy ojitos de miel —Taehyung iba a corregirlo, diciéndole que había prestado tanta atención a su voz que terminó por ignorar las palabras—. Te pregunté si decidiste ir al psicólogo.
No esperó aquel giro en la conversación.
—Oh, no. Estuve pensando y creo que no lo necesito. Desde que Minnie regresó me he sentido mucho mejor —explicó. Pero oh pobre criatura, nadie le advirtió que dejar su estabilidad emocional en manos de otras personas, por más que éstas lo amasen, estaba destinado al colapso.
Aquel fue su primer error.
—¿Ya le dijiste a Jimin?
—¿Qué cosa? —su mente seguía nublada por la melodía de su voz.
—Que te vas —y aquello le estancó la respiración.
—No —habló tragando el nudo en su garganta, ¿Cuántos agujeros negros tenía que pintar para que dejase de doler?—le diré después de su cumpleaños, no quiero arruinárselo.
—Entiendo —y quizá había aprendido a leerlo muy bien, pues luego de decir aquello lo atrajo en un abrazo que terminó por hacerlo romper en llanto.
Una vez más, Taehyung aún no se iba y ya los extrañaba.
Había perdido la cuenta de las veces que el tema lo había hecho llorar, no se sentía listo para dejar atrás todo lo que conocía y empezar una nueva vida lejos de su madre, de su mejor amigo y de Jungkook.
—Tengo tanto miedo, Jungkookie —gimoteó en auxilio. Estaba agotado de ese círculo vicioso de falsa estabilidad.
Eran exhaustivos los cambios emocionales que experimentaba cada día, estaba tan harto. Por otro lado Jungkook, como si hubiese nacido con el poder de tranquilizar al destrozado pelimiel, sobó su espalda y consoló con melodías.
Cantó hasta que los espasmos desaparecieron y la respiración ajena se regularizó. Quería decirle que estaba bien temer, que todo saldría bien al final, pero él no era adivino.
Y por más que deseara prometerle el mundo, no se atrevía a dejar deliberadamente sus esperanzas pendiendo del inexacto futuro.
[...]
Es 23 de agosto cuando en la calurosa tarde, el correo llama a su puerta. Con la costumbre de recibir los paquetes de su madre mientras ésta no se encontraba en casa, abre la puerta y recibe una caja mediana.
Taehyung simplemente la hubiese dejado sobre la mesa si un par de stickers en la tapa no hubieran llamado su atención.
Porque aquellos stickers eran parecidos a los que su padre colocaba en las cartas que le enviaba.
Dejándose influenciar por la curiosidad decide llevar el paquete a su habitación e inspeccionarlo en la comodidad del aire acondicionado.
Su corazón late errático tras corroborar que aquel paquete efectivamente es enviado por su padre, para él. Chilla de emoción al ver las pinturas que tantas horas había demorado en encontrar.
Y si ya estaba conmovido por recibirlos con una semana de antelación a la fecha que él había pedido, encontrar nuevos pinceles y otros materiales en el fondo le calentó el pecho.
Como acostumbraba, volcó el contenido sobre su cama apreciando con atención el momento exacto en el que la carta del hombre cayó con elegancia.
Aquella pequeña hoja lo hizo lagrimear, pues como siempre el hombre le hacía saber de todas las formas posibles lo mucho que lo amaba.
Besó aquella carta con amor y corrió a guardarla en su pequeño baúl de tesoros. Con el rostro humedecido, armó el viejo caballete escondido al fondo de su armario, colocó un lienzo mediando y organizó sus pinturas a los costados.
Con el sol bañando las ventanas tomó un color base y como si no lo hubiese retratado en libretas enteras, dejó aquel dibujo en manos de su memoria. Quién recordaba a detalle a cierto chico del mar.
[...]
31 de agosto
—¡Ya muéstrame! —se quejó Jimin impaciente, días atrás Taehyung le había contado con euforia la llegada de sus nuevas pinturas con las cuales realizaría el retrato de Jungkook, por su cumpleaños.
Estaría celoso de no ser por la auténtica curiosidad que tenía por conocer al famoso pelinegro que enrojecía las mejillas de su mejor amigo.
Corrección, sí estaba celoso.
—Me falta definir un poco más el fondo —habló algo inseguro, llevaba una hora con Jimin sentado en su cama rogándole por ver el cuadro—. Por el tiempo, ya sabes.
—¡Kim Taehyung deja de hablar y enséñamelo o me voy! —amenazó falsamente. Sin opción, se acercó a su armario y sacó el cuadro al que tantas noches le había regalado.
La reacción del rubio lo hizo relajar los hombros, pues Jimin miraba con asombro el lienzo.
—¿Él es... ese es Jungkook? —formuló a penas, el pelimiel asintió y aquella simple pregunta lo hizo ruborizar.
—¿Te gusta? —preguntó con timidez, atento a los gestos de su impactado mejor amigo.
Jimin quedó sin palabras, sorprendido una vez más por el alucinante talento que las manos de Taehyung poseían. Admiró con detalle el azul que se mezclaba con su cabello y la simetría de sus facciones.
Y si antes sentía celos, ahora que su rival tenía rostro estaba oficialmente envidioso.
—Jungkook no, pero el cuadro sí. Es hermoso. —Taehyung rió a carcajadas por la brutal sinceridad, amaba tanto que dijera sus pensamientos sin filtros.
—¡Por supuesto que no hablo de Jungkook! —Jimin rió junto con él.
—¿Cuándo se lo darás? —indagó inmerso en el hombre pintado frente a él.
—Mañana durante su cumpleaños —contó feliz por recibir una buena reacción por parte de su segunda persona favorita en el mundo.
—¿Podrías enseñarme a pintar TaeTae? —aquello fue totalmente inesperado para el pelimiel que guardaba el cuadro de regreso a la profundidad del armario.
—¿Quieres aprender? —su mejor amigo asintió—. ¿A qué se debe el repentino interés?
Jimin no tuvo que pensar la respuesta.
—Quiero poder pintarte —abrió su corazón al ojimiel que lo miraba expectante—, quisiera que pudieras verte a través de mis ojos.
Aquella confesión alteró ambos corazones, tristemente orientado en direcciones diferentes.
Taehyung sonrió en grande, de aquella forma rectangular que al rubio le quitaba el sueño por las noches y con cariño besó su mejilla.
—Te enseñaré entonces, ¿Después del cumpleaños de Jungkookie, está bien?
Jimin volvió a asentir, su pecho lleno de mariposas que revoloteaban cantando poemas de amor.
—Gracias, te amo —susurró casi en lamento, pues aquella declaración era más profunda de lo que aparentaba.
Taehyung volvió a sonreír y debería ser pecado que lo mirase con tanta devoción si después destrozaría su corazón con dagas de ignorancia.
—También te amo, Minnie.
[...]
NUESTRO VARÓN KIM SEOKJIN TIENE OFICIALMENTE 29 AÑOS (Corea) LLORO 😭😭😭😭
Stream Abyss y BE 💜💜
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