Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

13 | Sucumbir

Es demasiado tarde para dar vuelta atrás, sobre todo cuando ella se enrosca en mi cuerpo como una serpiente.

—Braxton... —el gemido tembloroso hace que mi cuerpo reaccione ante ese sonido.

¿Qué estoy haciendo? Debería parar, debería detener esto; sin embargo, no soy capaz de hacer nada que no sea deslizar mis manos por el cuerpo de Artemisa, apretándola más a mí.

—Sigo pensando que esto es un error —susurro.

—No... no lo es.

Su mano encuentra la cinturilla de mi pantalón y es cuando realmente soy consciente de que ya no puedo parar, voy a joder a Artemisa; voy a arrastrarla a mi condenada vida.

Dejo sus manos libres mientras me deshago de su camiseta, volviendo nuevamente, mi atención a sus pechos, capturo su pezón en mi boca y ella se retuerce en mi contra, enredando sus manos en mi cabello.

Encuentro el elástico de sus bragas de encaje y las empujo hacia abajo, Artemisa levanta las caderas, permitiendo que le quite la íntima prenda. Sus piernas se separan para mí, rogándome que la tome; y como soy un hijo de perra egoísta, haré justamente eso, tomaré lo que me ofrece y me arrepentiré después.

—¿Missy? —la voz femenina hace que frene en seco—. Artemisa, esto no es gracioso, ¿dónde estás? —se queja.

Mi mano vuela directo a la boca de Artemisa, evitando que hable o haga algún sonido. Gracias a la interrupción de su amiga, asustándome hasta la mierda, he vuelto a recuperar la cordura y le embriaguez se me ha bajado totalmente.

En cuanto la chica se marcha, quito mi mano de la boca de mi amiga y me apresuro a colocarle la camiseta.

—Braxton... —masculla.

—Es mejor que regreses a tu habitación, Artemisa —digo, alejándome de ella y el peligro que representa.

Una vez que la conduzco a su habitación, me escabullo a la mía, tirándome en la cama, con el cerebro hecho mierda y mi respiración acelerada.

¿Qué hubiera pasado si su amiga no aparece en ese momento? La respuesta es simple; en estos momentos, estaría arremetiendo en ella, follándola hasta la inconsciencia.

Jodida mierda. Estoy perdido, no puedo permitir que Artemisa Graham se quede por más tiempo en mi casa.

Soltando un suspiro, cierro los ojos y me dejo envolver por el sueño, queriendo de alguna manera, borrar lo ocurrido minutos atrás.

Esto me llevará a la locura si no hago algo al respecto y lo único que puedo hacer es, enviar a Artemisa de vuelta a su casa.

Consigo dormir por unas horas y me despierto antes de que el sol haga su aparición; me visto con ropa deportiva y salgo a correr al parque, desechando todas las malas ideas e imágenes sobre mi amiga tendida en mi cama, atada de pies y manos, completamente desnuda y permitiendo que haga lo que quiera con su cuerpo.

Justo cuando entro al Starbucks, mi teléfono suena; miro la pantalla y sonrío ante el nombre que parpadea en ella.

—Vaya, yo que pensaba que habías pasado a mejor vida —digo, con burla.

—Ja, sí. Puedes irte a la mierda, Braxton —se queja la voz cansada de uno de mis mejores amigos.

Ordeno mi capuchino doble crema y vuelvo mi atención a la llamada. —¿Estás bien?

—Eso lo debería preguntar yo, ¿qué carajos estás haciendo Brax? —exclama.

—¿A qué te refieres? —pregunto.

—¿Abriste una cuenta millonaria en el Golden? ¿Para quién es esa cuenta?

Suelto un suspiro, tomando mi café. —Adam, no quiero ser grosero, pero, no es algo que te importe a ti o a cualquier otro.

—Por supuesto que me importa, Brax —dice—. Eres uno de mis mejores amigos, todo lo que te pase, me importa.

—Bueno, no hay nada de lo que debas preocuparte.

—¿Quinn está amenazándote? —pregunta.

Exhalo. —Sabía que no tenía que haber confiado en Kian —me quejo.

—Braxton...

—Soy un adulto, Adam —digo, determinante—. Son mis jodidos asuntos personales, no necesito el sermón de nadie, mucho menos de cualquiera de los chicos.

—Bien. No me entrometeré en tu vida, solo quiero que sepas que, si necesitas algo, éste es mi número, puedes llamarme cuando sea y a la hora que sea.

Cinco segundos después, cuelgo la llamada, sintiéndome molesto por la forma en la que todos intentarán meterse en mi vida; ahora fue Adam, no me sorprenderé cuando los demás comiencen a llamar, también.

📕🌇

Dejo escapar un suspiro, fastidiado y molesto, intentando no perder la poca cordura que aún me queda y sucumbir ante lo que esta niña provoca en mí.

Artemisa Graham está buscando que la doble sobre mis rodillas y le de un par de nalgadas que no le caerían nada mal; la chica no hace otra cosa más que tomarme el pelo y chantajearme.

—¿Estás bromeando, cierto? —pregunto, deseando y rogando porque su respuesta sea afirmativa.

—No. Yo solo...

Exhalo. —A la mierda con esto —espeto, furioso—. Llamaré a tus padres, les diré que vengan por ti y así, todos podremos continuar con nuestras vidas.

—Braxton, por favor... —suplica—... Te lo pido, no llames a mis padres.

—Lo siento, pero debo hacerlo... debí hacerlo desde que te encontré en la recepción del edificio.

—Es que, no lo entiendes, no puedo volver a mi casa; no quiero volver a mi casa.

—De verdad, lo lamento, pero no tengo otra alternativa —digo—. No puedo dejarte sola en un departamento, si me hubieses hablado con la verdad, tal vez sería otra la historia, pero me mentiste, no me informaste que tu amiga se marcharía nuevamente a Carolina del Norte. No hay nada más qué hacer, no hay otra alternativa.

—Sí la hay —exclama.

—No. No la hay —repito, exasperado.

—Sí, podría quedarme contigo —dice.

—Estás completamente loca, Artemisa —espeto—. Esa es la jodida peor idea que has tenido... No. No te quiero en mi casa, ¿puedes entenderlo?

Su expresión se transforma en menos de un segundo, pero esta vez no dejo que me afecte, debo y tengo que mantenerme firme en mi decisión, sería un sacrilegio enorme el hecho de dejarla vivir bajo mi mismo techo.

—Creí que... yo creí que éramos amigos —solloza.

—¿De verdad piensas que lo somos? Yo no lo creo, los amigos no hacen lo que tú estás haciendo, te aferras a la idea de vivir conmigo cuando sabes bien que yo no quiero, no puedo hacerme responsable de ti, maldita sea.

—Braxton...

—Llamaré a tus padres, volverás con ellos a tu casa, seguirás formando parte de la lista de autores de mi editorial, pero esta absurda amistad que quisiste tener conmigo, se termina. Juro que traté de poner todo de mi parte, pero tú...

—Lo siento —masculla—. Nunca quise... yo solo...

—Te dije que esto no iba a funcionar, Artemisa.

Sus hermosos ojos se llenan de lágrimas y un dolor me atraviesa el pecho al observarla llorar. Mierda, nunca he podido con las lágrimas de una mujer.

Y aquí voy de nuevo, doy un paso más cerca de ella y la envuelvo en un abrazo, besando la cima de su cabeza, dejando que llore contra mi pecho.

—De verdad... lo siento —lloriquea—. No quería... yo no quería ser una carga para ti como lo soy para mis padres.

—Mierda, niña. No eres una carga para mí, es solo que no está bien lo que estoy haciendo, lo que me imagino contigo... no debería tener esa clase de pensamientos y tú no ayudas a mi control, de hecho, lo envías al caño.

Ella no dice nada, solo se apega más a mí, rodeándome la cintura con sus brazos, aferrando la tela de mi camisa en sus puños.

—Si me dejas quedarme, prometo que no insistiré más —dice.

—Artemisa...

—Por favor —el dolor en su súplica termina de joderme la poca cordura que me queda.

Exhalando, me doy por vencido. —Bien —accedo—. Pero debes llamar a tus padres y decirles que estás bien.

—Sí —exclama—. Haré lo que me pidas.

¿Eso fue doble sentido? Por que juro por mi vida que sus palabras llegan a mi mente y evocan imágenes sobre ella con mi miembro en su boca, ella con las piernas ampliamente abiertas para mí. Mierda. ¿Qué carajos estoy haciendo? No es bueno que tenga este tipo de pensamientos, no si pienso dejar que se quede conmigo por tiempo indefinido.

👓💑💼

Perdí. Lastimosamente, perdí. No pude lograr otra cosa más que fastidiar y molestar a Braxton y entonces, tuve que suplicar y llorar para que no me echara de su casa.

Ahora, paso los días enteros sola en su departamento, con la seguridad de que él está follando con otras mujeres en su oficina, en los baños de su editorial o en un hotel cercano, mientras yo me aguanto las lágrimas de impotencia por no poder hacer otra cosa más que esperar que llegue a casa por las noches y compartir la cena con él.

Este es el peor de los escenarios que imaginé en mi cabeza; muchas de las noches, él llega cansado y ni siquiera cena en el comedor, o no cena y punto. Tengo el corazón lleno de grietas por que sé bien que cuando llega a casa, acaba de follar con alguien, el olor a sexo lo delata.

Soy una estúpida, lo sé, pero no quitaré el dedo del renglón, porque éstas semanas han sido maravillosas, dejando de lado el hecho de que he tenido que aguantarme las ganas de llorar cada vez que ese aroma me llena las fosas nasales.

—Nos vemos en la noche —dice, a modo de despedida.

—Bien —respondo.

Sé que me he quedado sola cuando escucho la puerta cerrarse; dejo escapar un suspiro, aquí ha quedado mi vida, estancada en el terrible hecho de solamente ser una visita y una amiga para Braxton Airlie.

Paso la tarde leyendo braille en mi habitación, hasta que me dan ganas de salir a la sala para preguntarle a la señora Dinah si quiere acompañarme al parque.

Ella accede gustosa y me deja sentada en el sofá mientras busca sus cosas, el teléfono de la sala suena entonces, pero antes de que pueda encontrarlo, la llamada termina yendo a la contestadora.

Me paralizo por completo al escuchar la voz de una mujer.

«Brax, he recibido tu correo, debo decir que me sorprendió lo que me pedías, pero he hecho algunas llamadas, ¿puedes viajar a Londres la semana siguiente? Espero que sí, porque he conseguido una cita y una habitación gratis en el London Palace. En cuanto escuches este mensaje, llámame, te quiero, cuídate».

La respiración se atora en mi garganta. Londres. Él se irá a Londres la semana siguiente, y no estará solo, irá en busca de una mujer y al parecer, esta mujer es de las que se podría considerar muy activas en su vida.

—Señorita Graham, estoy lista, ¿nos vamos ya?

Asiento y parpadeo, intentando retener las lágrimas.

Una vez en el parque, el aire fresco me golpea el rostro y lo agradezco, porque necesito urgentemente planear mi estrategia, necesito evitar que Braxton vaya al encuentro con esa desconocida.

Fácilmente, esa mujer podría ser mi rival, porque a pesar de estar lejos de él, Braxton todavía mantiene contacto con ella, e incluso, deja todo por unos días para ir corriendo a su encuentro.

—Señora Dinah, ¿puedo preguntarle algo? —hablo, soltando un suspiro.

—Por supuesto que sí.

—¿Usted lleva mucho tiempo trabajando para Braxton?

—Sí, desde hace ya ocho años.

—¿Él ha tenido alguna relación formal con alguien?

Una risa cálida. —Para nada, señorita Graham, de hecho, usted ha sido la primera mujer que ha llevado a su departamento, mayormente, ocupa el otro cuando tiene sus aventuras, o bien, solo paga una habitación de hotel.

—¿De verdad?

—Sí. El señor Airlie es un poco aprehensivo con su vida sexual, claro que, no niega que es un mujeriego, tomando mujeres al azar y divirtiéndose con ellas, pero solo son ligues de una noche, como él le llama.

—¿Jamás ha tenido una relación seria?

—No desde que yo lo conozco. ¿Por qué lo pregunta?

—Por nada en particular, es simple curiosidad —miento.

—Uhmmm. Hay veces en las que desearía que él encontrara una buena mujer para asentar cabeza y formar una familia, pero supongo que eso es esperar mucho, está renuente a ello, como sus amigos, excepto por uno que es abogado.

—Supongo que es difícil, pero no imposible hacer que cambie de idea con respecto a las relaciones sentimentales.

Sonrío feliz, porque al menos, tengo un rayo de esperanza para conseguir colarme en el corazón de Braxton.

🌈💐

—¿Artemisa? —el suave golpe en mi puerta hace que mis sentidos se despierten de su letargo.

—¿Pasa algo? —pregunto.

—Lamento si te desperté —se disculpa.

—No estaba durmiendo, solo estaba pensando.

Un movimiento en mi cama.

—Quiero conversar contigo —dice.

—¿Sobre qué?

—De todo. Quiero que me cuentes cómo fue que perdiste la vista.

Un suspiro escapa de entre mis labios. —¿Para qué quieres saberlo?

—Digamos que quiero conocerte un poco más. Somos amigos, después de todo.

Inhalo y exhalo.

—Era muy chica, mamá tenía que salir a realizar unas cosas de su trabajo, mi niñera habitual no se encontraba disponible, así que llamó a la del reemplazo, en parte, todo lo que pasó fue mi culpa, mamá me había dejado dormida en mi habitación, pero me desperté y bajé a la cocina, no recuerdo mucho después de eso, solo que resbalé de una silla y desperté en el hospital, ya sin poder ver.

—Me dijiste que tus padres te llevaron con muchos especialistas, ¿qué te dijeron, puedes recuperar la vista?

—Ellos me hicieron muchos estudios, algunos tratamientos, pero nada funcionó; de hecho, también tuve una cirugía, pero nada resultó bien, casi muero en el quirófano y mis padres ya no quisieron arriesgarse. ¿Por qué me preguntas todo esto?

—Resulta que, pedí una opinión. Solicité tu expediente médico y lo envié a una persona para que me ayudara.

—Braxton...

—Mi hermana trabaja en médicos sin fronteras. Conoce a muchos especialistas y tiene contacto con ellos, le pedí que me ayudara a conseguir una cita con Ferdinand Donovan, el mejor oftalmólogo, él ha ayudado a muchos a recuperar la vista.

—¿Hiciste qué?

—Ella me llamó en la tarde, me dijo que había conseguido una cita, solo que debemos viajar a Londres para la siguiente semana.

Sus palabras se impactan en mi cerebro y recuerdo la llamada que escuché; entonces tengo todo muy claro, la mujer que le habló era su hermana, la misma que había conseguido la cita con ese médico, y la cita es para mí.

—Si aceptas ir, deberás llamar a tus padres y decirles.

—No. No quiero llamarles, no quiero darles esperanza, prefiero guardarme esta noticia y esta posibilidad, solo para mí, por el momento.

—¿Eso quiere decir que aceptas viajar? —inquiere.

—Solo si tú viajas conmigo.

—Por supuesto, no te dejaría sola, Artemisa.

Sonrío, completamente feliz ante sus palabras. No puedo evitar emocionarme ante el hecho de que podría recuperar la vista.

Lo único que deseo es conocer el rostro de Braxton, mirarme en sus ojos, saber de qué color los tiene.

Pasamos el resto de la tarde conversando sobre ese médico y los avances en la medicina, también sobre lo bueno que es y Braxton me cuenta un poco sobre su hermana, puedo deducir que se siente orgulloso de ella por el sonido de su voz.

También me cuenta un poco sobre su infancia y su familia, al parecer, tiene un primo que es amante de la tecnología pero que lleva una pésima relación son su padre, que resulta ser el hermano de su madre.

—¿Por qué dejaron Dublín? —pregunto, mientras cenamos en el piso de mi habitación.

—Papá estaba cansado, quería viajar y crear su empresa, mi tío, el hermano de mi mamá, se había mudado a Estados Unidos y había dejado la casa de Australia, vacía. Así que, hicimos nuestras maletas y nos mudamos a Sídney. Después de algún tiempo, papá decidió viajar a Texas y nos quedamos en Houston, allí vivimos por mucho tiempo, hasta que tuve que ir a la universidad y mis padres volvieron a Australia.

—¿No has vuelto a Dublín?

—Solo un par de veces al año. Para no olvidar de dónde soy. Supongo que tampoco podría hacerlo del todo, ya que fui educado por el sistema irlandés.

—¿Eso quiere decir que piensas que al final del arcoíris hay una olla con monedas de oro?

La risa de Braxton provoca que los latidos de mi corazón se aceleren.

—Para nada. Solo que, de vez en cuando, se me escapan algunas palabras y oraciones completas en irlandés.

—¿Tus hermanas también hablan el idioma?

—Más de lo que deberían —bufa—. De hecho, tuvimos muchos problemas en Sídney y Houston por eso. Pero mamá pasaba horas hablándonos en el idioma de mi padre, así que quedó muy arraigado en nuestros cerebros.

—Yo nunca había salido de Carolina del Norte, solo viajes cortos aquí, a Atlanta, y mucho menos he salido del país, así que este el es único idioma que conozco, no me quejo, pero sí me encantaría conocer otros lugares y aprender sus culturas y tradiciones.

—Eso es muy lindo, y sé que, podrás hacerlo.

Suspiro, dejando que las cosas se asienten en mi cerebro, debo dejar que mis ideas se terminen de formar.

—¿Tu hermana sabe que la cita es para mí?

—Sí, le dije que eras una amiga y una persona muy importante para mí, por eso accedió a ayudarme.

—¿Soy importante para ti? —inquiero.

—Sabes que sí, Artemisa.

—Entonces, si lo soy, ¿por qué te niegas a tocarme? —cuestiono—. ¿Es porque estoy ciega? ¿Te importa lo que la gente pueda decir?

—¿Qué? No. Claro que no. Si me he detenido de dar un paso más, es porque me importas lo suficiente como para pensar en que sería una locura, no puedo arrastrarte al pozo profundo en el que me encuentro, me niego a lastimarte y sería tan fácil hacerlo, Artemisa.

Sus palabras son dagas cercenando mi cerebro y mi corazón, no me importa el dolor que él cree que pueda causarme si decide dar un paso hacia adelante, ya he soportado mucho desde que lo conocí y no dejaré escapar la oportunidad de tirar sus defensas abajo y demostrarle que quiero esto, quiero sentirlo por completo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro