
07 | Solución
Me burlo de Darren. Jodidamente es divertido oprimir sus botones para sacarlo de equilibrio.
Aunque, por otro lado, lo hago para que se olvide del mal momento que pasó, no tenía idea de que Emmie estuviera así de jodida y machacada mentalmente, pero es comprensible teniendo en cuenta que no tuvo una infancia muy bonita.
Me resulta extraño ver a Darren así, porque con Paula, nunca fue sobreprotector, nunca lo vi afectado por los problemas que ella pudiera tener, pero con Ember, es todo diferente.
¿Cómo puede estar enamorado de ella? ¿Cómo puede ser capaz de entregarle parte de su vida? ¿No tiene temor de que lo juzgue o de que lo vea con otros ojos? Yo ni en un millón de años podría ser capaz de confiarle mis secretos y mi vida a una mujer, no importa qué tan inocente, buena o angelical sea, ya aprendí que las mujeres no son lo que demuestran ser.
Dejando de lado mis pensamientos, me visto después de un largo baño relajante y tomo las llaves del Sedán, podría hacer explotar a Darren en cuanto vea que su preciado auto no está.
Conduzco a la casa de mi tío, el padre de Darren, necesito solucionar algunas cosas antes de tener que volver a Atlanta.
—¿Cómo has estado? —pregunto, mirando a mi tío Avery.
—He estado peor —responde, con voz cansada.
—Mamá me dijo que te habían hospitalizado, espero que Darren haya estado contigo.
—Lo estuvo, pero tiene tanto trabajo ahora, no quería que dejara sus obligaciones, así que lo envié a trabajar.
—Ustedes dos deberían de arreglar las cosas de una buena vez —espeto.
Todavía me da un poco de rabia saber que Darren sigue siendo un hijo de puta con mi tío, sé que él cometió errores en el pasado, pero puedo entender bien por qué hizo lo que hizo.
—Estoy dándole el tiempo que necesita para sanar sus heridas y para menguar el odio que siente hacia mí.
La mirada y expresión triste de mi tío me rompe el alma. Quiero matar a Darren, ¿acaso no se da cuenta del dolor que siente su padre? ¿No lo quiere? Es una jodida mierda todo lo que pasó, pero debe entender porqué su padre fue un ser mezquino en ese entonces.
Paso el resto de la tarde con él, haciéndole compañía y también tratando de despejar mi propia mente, porque últimamente ha estado siendo muy traicionera conmigo y no me gusta para nada.
No tengo la intención de dejar mi perfecta y feliz vida, no pienso caer como Darren, no pienso ni por un minuto terminar entregándole mi confianza y parte de mi vida a una mujer, y, sobre todo, no a una chica de diecisiete jodidos años.
Son más de las cinco cuando abandono la casa del tío Avery y me dirijo a uno de los clubes que solía frecuentar cuando viví aquí.
📕🌇
—¿Braxton? —la femenina voz me llega a los oídos.
Giro lentamente para encontrarme de frente con la mirada gris de Mónica Chert, la hija de uno de los socios de mi padre.
—Mónica —digo, a modo de saludo.
—Dios mío, no puedo creer que realmente seas tú —exclama, lanzándose a mis brazos.
Al menos debo admitir que ha cambiado mucho desde la última vez que nos vimos. Ahora luce más segura, más mujer, más atrevida y mucho más sexy.
—¿Hace cuánto que estás en Houston? —pregunta.
—Un par de días, volveré a Atlanta mañana, ¿y tú?
—Me mudé aquí por cuestiones del trabajo, aunque me la paso viajando.
—Oh, qué genial.
—A ti tampoco te va mal —murmura—, te he visto en televisión y también adornando las portadas de las revistas, sobre todo Forbes que te ha catalogado en el puesto número siete de empresarios importantes.
—Hago lo que puedo para mantener ese lugar.
—Ya lo creo. ¿Tienes tiempo para ir a tomar una copa esta noche? —pregunta.
—Podría hacerme un espacio si me lo pides.
Una sonrisa complacida adorna sus labios. —¿Qué te parece si nos vemos en el Karanh a las seis?
—Puedo pasar por ti, solo dame tu dirección.
—Sé lo que pretendes, Braxton —sonríe—. Pero está bien, voy a darte mi dirección.
Después de ese encuentro y de acompañar a Mónica hasta su auto, me dedico a hacer lo que tengo que hacer, y lo primero es ir al rancho, hace mucho que no pongo un pie en la propiedad y para ser sincero, comienzo a preocuparme porque nos vayamos al infierno con todo y vacas.
Es una sorpresa positiva encontrar el lugar en las mejores condiciones, con la casa funcionando sola gracias al sistema digital que Darren instaló, una casa parlanchina y muy sofisticada, con lo último en tecnología. Si hay algo que debo aplaudirle a Darren es ese cerebro prodigioso que tiene para crear cosas fuera de serie.
Son más de las cuatro y media cuando abandono el rancho y me dirijo al departamento de Darren para darme una ducha y arreglarme para la cita con Mónica.
Me baño y me visto a la velocidad del rayo, para cuando abandono el departamento, son más de las cinco cuarenta y cinco. Nunca he llegado tarde a una cita y esta vez no será la excepción, sobre todo si puedo obtener un poco del bocado tentador que es Mónica.
Trato de no mostrarme deseoso cuando la veo, lleva puesto un vestido lápiz que se amolda perfectamente a su figura, sus pechos medianos sobresalen un poco del escote, y la mitad de sus muslos está al descubierto.
—Te ves hermosa —digo.
—Gracias, tú también luces atractivo.
—¿Bromeas? Me visto así para ir a hacer ejercicio.
Una sonrisa tira de sus labios. Trato de mantener una conversación casual mientras conduzco al restaurante. Tomando la siguiente calle, me mezclo con el poco tráfico nocturno.
Estaciono en la acera, le entrego las llaves del auto al valet parking y me dirijo con Mónica al interior del lugar, es una sorpresa que aún encuentre una mesa vacía teniendo en cuenta que no hicimos ninguna reservación, pero llevar un apellido como el mío puede abrirte hasta las puertas del infierno.
La cena transcurre normal, hablamos de todo un poco, recordamos parte del pasado que compartimos juntos y de las veces en que coincidimos después de que me mudara a Atlanta.
—La pasé muy bien —dice, mientras esperamos el auto.
—Yo también.
—Tal vez podamos repetir otro día, es genial hablar contigo.
Sonrío para mis adentros. Sé perfectamente bien lo que quiere y yo estoy más que feliz de poder dárselo.
—¿Qué te parece si seguimos conversando en el departamento? —sugiero, porque estoy seguro como la mierda que Darren se quedará en el rancho esta noche.
📕🌇
—He estado esperando por esto desde hace mucho tiempo —murmura, mientras mi boca lame la piel de su cuello.
—¿Cuánto tiempo? —pregunto.
—Mucho... realmente mucho —exhala.
—Entonces, hagamos que valga la pena esa espera.
Ella me mira con los ojos muy abiertos mientras desabotono mi camisa de vestir y me la quito. Me desabrocho el cinturón y la veo lamerse los labios otra vez y me puedo imaginar su boca alrededor de mi miembro. Me quito los zapatos, los calcetines y los pantalones. Pienso seriamente por un segundo sobre quitarme los bóxers, pero si lo hago, todo habrá terminado. Mónica nunca aparta los ojos de mí cuando estoy parado al final de la cama, mirando su cuerpo. Está acostada perfectamente en la cama extra grande, lo que me permite ver cada centímetro de su espléndido cuerpo. Quiero subirme en ella y follarla con tanta fuerza.
—¿Lista para lo que viene?
Mónica sacude la cabeza vigorosamente, lamiéndose los labios una y otra vez mientras sus ojos se clavan en mí y en los movimientos de mis manos al quitarme el bóxer; tomándola por la cintura, le doy vuelta y la dejo boca abajo en la cama mientras busco las esposas y las cierro sobre sus muñecas, esposándola a la cama, inmovilizándola.
Poniéndose en cuatro patas, me mira por sobre su hombro mientras me coloco el preservativo. Una vez enfundado, me deslizo debajo de ella y apunto mi erección en su entrada.
Sus jadeos, gemidos y gritos, llenan la habitación, aparte del sonido metálico que hacen las esposas cuando tira de sus brazos.
—¡Maldición! Braxton, ¿podrías... —la puerta se abre de par en par y solo alcanzo a ver el rostro de Darren. La expresión de mi primo es todo un poema, no sé por qué eso me causa tanta gracia—. Mierda... —exclama, antes de salir y cerrar la puerta.
Mónica está completamente quieta encima de mí, cubriéndose los pechos y mirando celosamente a la puerta.
—No te detengas, cariño... todavía no llegamos a dónde debemos —digo, apartándole los brazos de su pecho y capturando su pezón en mi boca.
👓💑💼
Estoy emocionada. Asustada y feliz al mismo tiempo. Hace exactamente una semana que firmé el contrato de publicación con la editorial Airlie, y hoy es mi primera cita de revisión.
No puedo apartar de mi mente el hecho de que voy a escuchar nuevamente la voz de Braxton y eso por sí solo, ya me tiene temblando como una gelatina.
—¿Lista? —pregunta Karla.
Asiento con la cabeza. —¿De verdad me veo bien? —cuestiono.
—Missy, te ves increíblemente hermosa —asegura.
Hace dos días que llegamos a Atlanta, insistí tanto en que Karla nos acompañara a mi madre, Kavala y a mí, porque necesito su opinión sobre Braxton, necesito de su ayuda para poder dar un paso al frente y no terminar estampándome contra la pared de ladrillos.
Soltando un suspiro, dejo que mi hermana me guíe a la puerta y luego al ascensor; tengo los nervios a flor de piel, sintiéndome verdaderamente fuera de mí misma, no puedo creer que Braxton Airlie provoque esto en mí.
Desde que él apareció en mi vida aquella tarde en el parque, no he sido la misma y dudo que pueda serlo de nuevo alguna vez.
Me gustaría y desearía tanto no ser ciega; el no poder mirar su rostro, sus facciones, su sonrisa y el color de sus ojos es algo que me mantiene en la cuerda floja, en el limbo.
El aire que se filtra a través de las ventanas abiertas del taxi que abordamos hace diez minutos, hace que una paz tranquilizadora se apodere de mis terminaciones. Pero mis nervios vuelven cuando el vehículo se detiene y siento que me empujan para salir del interior.
Sé que estoy nuevamente frente al edificio de la editorial, a solo unos cuantos minutos de volver a escuchar la voz de Braxton.
—Buenas tardes —oigo decir a mi madre—. Soy Helen Graham, mi hija Artemisa Graham tiene una cita en el departamento de corrección.
—Permítame un minuto —responde la recepcionista.
Pasa más de un minuto cuando finalmente nos envía al piso correspondiente, el viaje en el ascensor no hace nada para disminuir mis nervios.
Los murmullos y millones de voces me llegan de todas direcciones y por más que trato de centrarme, no logro escuchar lo que mi madre le pregunta a una de las empleadas.
—¡Señor Airlie! —alcanzo a escuchar el grito, pero me llega demasiado lejano, como si no estuviese en el mismo lugar.
Los vellos de mi nuca se erizan cuando logro oír esa voz tan única y varonil.
—Ya había dicho que necesitaba otro tipo de letra, arregla el problema y llévalo con Dylan —dice.
No me doy cuenta en qué momento me he puesto a andar sola hasta que choco contra alguien, y luego la mano de Karla se cierra en mi brazo.
—Disculpe, yo...
—¿Artemisa?
Santa virgen del cielo. Creo que ahora mismo podría morir en paz, mi nombre en su voz es algo a lo que puedo llegarme a acostumbrar.
—Se... señor Airlie —suspiro.
—¿Qué está haciendo aquí? —pregunta, con tono de voz preocupado.
—Tengo... una cita para...
—Oh, sí. Lo había olvidado, Dylan me mencionó que ya habían comenzado con el proceso de corrección y edición.
Asiento, y una sonrisa tira de mis labios.
—Señor Airlie —llama una voz femenina—. Lo estamos esperando.
—Estoy allí en un segundo —responde—. Bueno, en verdad espero que todo salga bien, si algo no le gusta, no dude en decirlo.
Y en un segundo, puedo sentir que camina delante de mí, yendo a donde tiene que estar, su aroma se cuela por mis fosas nasales y estoy cien por ciento segura de que comenzaré a salivar en cualquier momento.
—¿Lo viste? —escucho preguntar a una chica—. Es tan sexy. Caliente y atractivo.
—Un espécimen de hombre —suspira otra—. ¿De verdad crees que podamos conseguir meternos en su cama?
—Todos saben que Braxton Airlie no tiene un tipo en específico, él folla a todo tipo de mujeres, así que sí... tenemos una oportunidad.
Una sensación llena de furia, rabia y enojo se expande por todo mi cuerpo, escuchar esa conversación me hace enfadar, porque aquí estoy yo, intentando luchar y pelear para conseguir un poco de la atención de ese hombre al que no conozco físicamente y estas chicas pueden tener la oportunidad que yo quiero.
🌈💐
Soltando un suspiro de cansancio después de pasar dos horas con el equipo de corrección, me pongo de pie, lista para irme nuevamente al hotel.
—Necesito ir al baño —le susurro a Karla.
—Te acompaño —dice, entrelazando su brazo con el mío, me guía a los sanitarios que se encuentran al final del pasillo.
—¿Vas a entrar? —pregunto.
—No. Te esperaré aquí, mientras llamo a mi madre.
Asiento y cruzo la puerta, mi mano se apoya en las paredes y mi bastón suena contra el azulejo del piso.
Un chillido, luego un par de gemidos, nuevamente el chillido y nuevamente el gemido, solo que esta vez es un poco ronco.
—Oh, señor Airlie... ¡más duro! —grita la voz femenina—. ¡Sí, así!
—¿Así? ¿Te gusta así? —pregunta él, con voz ronca, casi en un gruñido áspero.
—Sí...
El bastón resbala de entre mis dedos mientras mis manos van directamente a mi boca, en mi prisa por querer salir de este lugar, tropiezo y termino cayendo de culo en el frío piso.
Los gemidos y chillidos se detienen.
—¿Qué fue eso? —pregunta él.
—No lo sé...
—¿Olvidaste poner el seguro? —ahora suena molesto.
Gateo mi salida, pero no consigo llegar nunca a la puerta, en vez de eso, escucho que la propia puerta del cubículo se abre y cierro los ojos con fuerza, rezando internamente por volverme invisible.
—Mierda —exclama.
Y entonces, puedo sentir su presencia cerca de mí, puedo imaginar su cuerpo inclinándose sobre mí.
—Artemisa, ¿estás bien? —pregunta, mientas su mano se enrosca en mi brazo para ponerme nuevamente sobre mis pies.
No hablo. No puedo ser capaz de emitir ninguna palabra, ningún sonido sale de mí, solo siento que las lágrimas me escuecen los ojos.
—Maldita sea, no llores... no tengo ni la menor idea de qué hacer cuando una mujer llora...
—No estoy llorando —digo, agradecida y aliviada por volver a hablar.
Ya es suficiente con que no pueda ver como para también terminar perdiendo el habla.
—¿Estás bien? —vuelve a preguntar.
—Sí... lo estoy... solo quiero irme de aquí.
—Aquí está su bastón —anuncia la chica que segundos antes gemía con agonía y placer.
La mano de Braxton toma la mía y deposita mi bastón en ella.
—¿Puedes caminar? —interroga.
—Veré si puedo, señor Airlie —murmura la extraña.
—No estaba preguntándote a ti, Yomara —le gruñe.
—Oh, yo creo que ella está bien —dice.
Escuchó la exhalación que hace y luego su mano vuelve a envolver mi brazo.
—Voy a acompañarte hasta la salida —anuncia.
—No... yo puedo sola —respondo.
La verdad es que, estar cerca de él ya no me atrae tanto, no después de haber escuchado lo que estaba haciéndole a la tal Yomara.
El corazón me late a un ritmo dolorosamente lento. Me duele el pecho y la respiración está comenzando a salirme en jadeos quejumbrosos, pero aprieto los dientes y me concentro en otra cosa para no ponerme a llorar como una loca.
Braxton Airlie acaba de destrozarme el corazón, por primera vez en mi vida estoy sintiendo este tipo de dolor, este tipo de agonía.
—Artemisa...
—¿Puede abrirme la puerta, por favor? —digo, manteniéndome en control.
🌈💐
No he parado de llorar, tengo los ojos hinchados y las ganas de hacer otra cosa que no sea compadecerme de mí misma, no me resulta atractiva.
¿Por qué fui tan tonta como para creer que un hombre como Braxton iba a fijarse en una chica cómo yo? ¿Por qué me permití soñar despierta? Ojalá pudiera volver el tiempo atrás y evitar haberlo conocido.
Ahora me siento tan miserable y tan rota por dentro.
—¿Missy? —la voz de mi hermana me llega desde la distancia.
—Quiero estar sola —digo, aferrándome a la almohada.
—Sé que sí, pero mamá está esperando por ti para que cenemos.
—No tengo hambre, así que me saltearé la cena.
—Tampoco quisiste comer, ¿qué está pasándote?
—Nada. No me pasa nada.
—Estás así desde que volvimos de Atlanta. ¿Ocurrió algo que yo no sé?
—Necesito que me dejes sola, Kavala... por favor.
—De acuerdo —exhala—. Solo recuerda que cualquier cosa y cualquier problema tiene solución.
Las palabras de mi hermana hacen eco en mi cabeza una vez que ella se ha marchado. Tiene solución.
Si Braxton es un promiscuo del sexo, es porque no ha encontrado a su pareja perfecta, ¿y si soy yo? No puedo evitar emocionarme al pensar en que puedo ser la chica que puede cambiarlo.
Eso es. No voy a dar un paso atrás, debo seguir intentando hacer que me note, que se de cuenta de lo que me hace sentir.
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