Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Arte de lobo.




Lo peor que le puede pasar a un artista, es el bloqueo creativo.

Nunca me había pasado antes, pero hasta hace unas semanas es que no puedo pintar nada, todo lo que hago lo destrozo porque es una atrocidad para alguien tan reconocido como yo.

Lo peor, es que tengo tanto sentimiento dentro para una pintura, pero al momento de tomar las pinturas, lo único que puedo hacer es ver el lienzo blanco. No puedo realizar nada sobre el vacío papel.

Estoy comenzando a estresarme.

Me levanté del suelo, exhalando audiblemente por la nariz, observé a mi alrededor; pinturas por todos lados, materiales de arte; las acuarelas, las pinturas, pinceles, marcadores, plumas; todo tipo de materiales haciendo un círculo a mi alrededor, decorando el espacio de un artista. Artista que no tiene creatividad y esta estancado.

Debía salir de aquí.

Rugí harto de este sentimiento, caminé a mi patio trasero, con mis huesos tronando y mi forma cambiando, me posé en cuatro patas sobre el pasto. Mi pelaje se sentía moverse debido al viento, mi nariz olfateaba el bosque con emoción. Comencé a correr, alejándome de mi estudio y con ello, de la actividad que alguna vez tomé como diversión.

Ahora solo era trabajo.

Los árboles se veían como un borrón, el musgo notandose en mi vista, la tierra y ramas bajo mis patas. Este sentimiento de ser libre es lo que más disfruto al estar en mis cuatro patas, la velocidad que puedo tomar e ir saltando y corriendo entre los grandes maderos.

Otra cosa era, que amaba el bosque, amaba los olores, la vista, la luz filtrándose entre las hojas y ramas, la misma vista del suelo con hojas y ramas, los tonos que tenía, con aspecto de ser frío y cálido al mismo tiempo. Los buenos recuerdos que podrían hacerse aquí.

Pero entonces me detuve, un olor se coló en mi nariz, un olor diferente a la húmedad del pasto y la tierra, diferente a los árboles, diferente a todo lo ya conocido en este espacio por mi. Era dulce, muy dulce y me llamaba, como un pastel de chocolate con fresas.

Me detuve abruptamente y giré mi cabeza lentamente a donde venía el aroma, entonces, lentamente comencé a caminar hacía la izquierda, escuchando como el agua se movía, viendo el brillo de la luna ir directo contra el liquido cristalino. Un olor a omega potente, un olor delicioso.

Cuando me abrí paso entre los árboles, estaba una pequeña cascada con el gran charco que formaba y justo parado en una roca, junto a la cascada, estaba un lobo de pelaje blanco con el hocico hacia arriba, mirando la cascada, pero luego me miró a mi y sus ojos fueron tan profundos que hizo latir velozmente mi corazón.

Tenía tanta elegancia en sus movimientos, mirándome, bajando de la roca, caminando hasta a mi y luego tirandome al piso y subiendo arriba de mi con una amenaza de muerte potente saliendo de sus gruñidos.

Al instante pensé que no habría de ser un omega débil, en lo absoluto y como odiaba aquellos omegas que dependían de alfa. Pero éste no, era como que transmitía tanta fuerza, que en mi caso, en vez de causarme miedo y rezar por mi vida, me estaba volviendo loco.

Y él lo vio.

Pues dejó de gruñir, adecuó una cara de confusión en su rostro lobuno y salió de encima mío, se sentó frente a mi confundido y yo me levanté para sentarme frente a él de la misma manera.

Tenía una perfecta imagen de la luz de la luna chocando con el agua y dando directo en el bello lobo de pelaje blanco. Era hermoso.

Con mi pata comencé a trazar líneas en la tierra, demasiado gruesa para mi gusto, fue cuando adecúe mi garra y me encontraba entretenido dibujando sobre la tierra, el lobo aún enfrente mío. Terminé, le miré y señalé con la cabeza, mientras me levantaba y caminaba hasta el agua para beber.

Sentí como el lobo se levantó, caminó al rededor del retrato, lo miró y luego su potente mirada sobre mí.

Hizo un ruido raro para llamar mi atención, deje de beber agua y le miré. Golpeó dos veces el suelo y luego salió corriendo disparado.

Aulló para mí, demasiado lejos, pero sabía que me había aullado.

Caminé hasta donde golpeó, había un número telefónico puesto en la tierra.

Me tenté.

[...]

El número estaba anotado con tinta roja en el papel a rayas sobre mi escritorio y yo lo observé durante horas, mientras trabajaba en los bocetos de las marcas a las que le debía aquellos, mientras grababa el proceso de animación para los aprendices a los que enseño, mientras desayunaba. Había tenido que observarlo durante tanto tiempo para no olvidarlo y correr a casa para anotarlo, al final había regresado tres veces para comprobar que había anotado bien el número.

Después de haberlo anotado, por fin, después de tanto tiempo, había pintado. Sin embargo, aceptando toda la magia que había sentido al estar en el bosque, la pintura no le hacía justicia en nada al lobo blanco.

Era un retrato de la imagen que tuve al llegar, el lobo sobre la roca, junto a la cascada y observándome con sus ojos profundamente negros. Y aunque había quedado bastante bien, yo sentía que seguía sin hacerle justicia.

Pero bastante bien era bueno y me sentía tranquilo para ello.

Porque justo habían tocado el timbre de mi casa para preparar la siguiente exposición que me han estado exigiendo.

─ Ho-

─ ¿Donde está mis nuevos cuadros? ─ Me interrumpió, colándose a mi estudio como si fuera su casa.

Me moví rápidamente para estar frente a él. Coloqué mis manos a la altura de su pecho para detenerlo y él me miró con una ceja levantada.

─ Verás... querido hermanito. ─ Comencé. ─ Solo tengo uno.

─ ¿Es broma? ─ Sacó sus lentes de sol exageradamente de sus ojos a la vez que mostraba una expresión completamente indignada.

─ No, Chanyeol. Te había dicho que tuve bloqueo creativo.

Soltó una risa nasal. ─ Eso es imposible, tu imaginación es inmensurable. ¿Estuviste jugando peleas sobre tu cama y por eso perdiste el tiempo? ─ Observó el estudio con los brazos cruzados.

Rodé los ojos y me dejé caer en la silla giratoria que ya estaba llena de pintura y telas por encima.

─ No estuve teniendo sexo. Te lo digo en serio, no pude pintar hasta ayer.

Sus ojos volvieron a mi con una ceja levantada. Se sentó en la mesa que había detrás de él y dejó caer sus cabellos por su frente.

─ Muestramelo.

Suspiré y me levanté de la silla, caminé hasta el caballete donde mi pieza recién barnizada estaba postrada, la tomé entre mis manos y la giré para que mi hermano pudiera verla. Sus ojos se abrieron grandes.

─ ¡¿Como hiciste semejante cosa?! ─ exageró, caminado hasta donde me encontraba y arrebatando la pieza de mis manos.

Levanté mis hombros, como si hiciera cosas así todo el tiempo, pero con la imagen de el maravilloso omega de la noche anterior.

─ Creo que puedo hacer más así.

─ Debemos crear una exposición de esto.

─ ¡Ni siquiera tengo idea de como hacerlo!

Dejó la pintura recargada en la mesa y se giró para enfrentarme, sus potentes ojos de hermano mayor, socio y negociador observándome. Se cruzó de brazos y luego peinó sus cabellos.

─ Jimin, te amo. Pero ya hemos retrasado la exposición, has estado prácticamente medio año sin aparecer. Sí, has pintado para algunas marcas y pedidos, pero una exposición de arte como tal no has creado. Necesitas salir a la luz de nuevo.

Le miré detenidamente. Tenía razón, había dejado abandonado un poco demasiado mis proyectos personales, dedicándome a realizar obras por petición y no que salieran de mi corazón.

─ Por eso mismo sebes estar arreglado en 10 minutos y traer tu portafolio, porque vamos a una reunión con los patrocinadores y posibles socios en 20 minutos.

─ ¡¿Qué?!

Colocó sus gafas, levantó sus hombros y salió de mi despacho, haciéndome un lío en la cabeza.

Mi porfolio no estaba listo aún.

[...]

Llegamos con prisas al edificio, era enorme, como en los que había estado antes negociando mis obras e informando de mi trabajo, pero éste era más ostentoso. Nos adentramos mientras con dificultad tomaba mi portafolio y una caja en la que venían mis esculturas (que Chanyeol pensó sería buena idea mostrarlas).

─ Buenas noches, somos los Park. ─ Informó mi hermano.

La señorita asintió con una coqueta sonrisa y nos guió hasta el ascensor, donde los tres subimos. Dicha secretaria se puso a coquetear con mi hermano, él con ella, ambos con esas sonrisas bobas y ojos picaros, a la vez que yo trataba de llevar todo en mis manos.

El ascensor se detuvo y comenzamos a caminar en alguna dirección guiada por la mujer, pero ellas iban cada vez más adelante y yo cada vez más dificultoso con mis artilugios.

Choqué con alguien.

Mi portafolio voló.

Intenté mantener mis esculturas.

Mis dibujos, pinturas y más se regaron por el suelo.

─ Eish, ¿es que no se fija por donde va? ─ Musité a la vez que dejaba la caja en el suelo y me ponía a levantar los dibujos, ya que dicha persona se fue mofándose. ─ Estúpido.

─ ¡Jimin! ─ Llamó mi hermano de algún lugar. Levanté la vista y lo vi asomándose por la puerta de una oficina. ─ Deja de jugar en el suelo y apurate.

Gruñí en respuesta y se encogió de hombros para volver a entrar. Terminé de recoger mis dibujos (todos desordenadas), tomé la caja y caminé con rápidos pasos hasta la oficina.

Pero esos rápidos pasos eran cada vez más lentos.

El latir de un corazón retumbaba en mis oídos, había un olor extrañamente familiar, la sensación de un omega.

Llegué a la oficina y entré en ella, varios hombres y mujeres en sus respectivos asientos conversando entre ellos, pero uno llamó mi atención en especial y fue aquel que tenía la vista pérdida en la ventana y cabellos blancos.

Su piel blanquecina hacía un extraño juego con sus cabellos blancos y su traje azúl marino. Era precioso.

─ Buenas tardes. ─ Dije.

Llamé su atención, sus ojos se pusieron sobre los míos y me vi sonriendo al desconocido. Llegué a la silla que me pertenecía, dejé la caja en el suelo y me senté junto a mi hermano.

─ Mi nombre es Park Chanyeol y él es mi hermano Park Jimin, el artista. Tenemos múltiples obras que podrían interesarles para brindarnos la oportunidad de obtener una colaboración con ustedes en la próxima exposición de Jimin... ─ Comenzó mi hermano.

Pero no podía escuchar del todo lo que recitaba, pues yo estaba demasiado sumergido en la belleza del omega sentado en una de las sillas principales, de hecho creo la principal, tenía ese lujoso porte que derretiría a cualquiera y, conmigo lo estaba haciendo. Era un hombre hermoso.

Unas señoritas nos trajeron cafés a cada uno de los que estábamos en la mesa, servilleta bajo el café y unos aperitivos para acompañar el café. Aunque me veía con antojo de tomar una galleta, me mantenía inquieto observando como el de cabellos blancos no tomaba ni un sorbo de su café.

¿Me vería mal si tomo la galleta?

─ ¿Verdad Jimin?

─¿Ah?

─ Que has traído tu portafolios.

─ Ah, sí, sí. Lo tengo justo aquí.

Subí el montón de hojas amontonadas metidas en un folder que apenas y podía sostener tres cuartos de mis obras. Lo dejé sobre la mesa y algo como el desagrado vibró, los lobos ahí les había desagradado lo desordenado que era y noté sus miradas de reproche al instante. Sin embargo, la única que me importaba era la del lobo de cabellos blancos, que seguía indiferente.

─ Pueden verlas, puedo mostrarselas, como ustedes gusten.

Ordené rápido las hojas y entregué varios montones a distintas personas para que los observaran, pero no pude llegar al de cabellos blancos, al que le pasaron un montón antes de que yo llegara.

─ Bien. ─ Escuché después de tiempo, una probada de la dulce voz del de cabellos blancos. ─ Sus obras me parecen exquisitas, tiene mucho talento e imaginación. Sin embargo, no ha dado una buena impresión estando aquí, señor Park.

Levanté mis cejas.

─ Viene lleno de polvo, trae desordenado su portafolio, la pasa distraído durante la conversación, observando todo el rato un punto definido. ─ Lo último lo agregó refiriéndose a él. ─ ¿Por qué deberíamos trabajar con usted?

Me enojé.

La serpiente de la ira comenzó a recorrer mi estómago y se deslizaba para ir por debajo de mi piel.

Sonreí ladino.

Tomé la servilleta de bajo de mi café, me levanté y tomé cada una de las servilletas bajo los cafés de los presentes, incluso le quite la suya a una señorita que ya limpiaba sus labios en ella. Tomé el bolígrafo que estaba dentro del bolsillo del saco del hombre de cabellos blancos, al que le sonreí para guiñarle el ojo después.

─ Vera..., señor...

─ Jeon.

─ Verá, señor Jeon. No soy un artista como cualquier otro, yo no creo con la cabeza, creo con el corazón y mis obras son puramente venidas de mi corazón. ─ Me senté en mi lugar y comencé hacer trazos en las servilletas, líneas y líneas, sombreados. ─ Ninguna de mis obras será parecida a otra aunque tengan un mismo personaje o significado, todas siempre son diferentes. Tengo buen ojo y una gran imaginación.

─ Jimin... ─ Llamó mi hermano.

Junté las servilletas en un montón y me levanté de donde estaba, después caminé hasta donde estaba sentado el de cabellos blancos y le sonreí, tomé una de las servilletas y se la di, él confundido la tomó y observó.

─ Que bonitos rayones. ─ Se mofó.

Me encogi de hombros y comencé acomodar las servilletas, una tras otra haciendo fila sobre la mesa, creando un motón aparentemente desordenado, pero las líneas en las servilletas comenzaban a hacer un dibujo.

─ Yo veo y hago los que otros no podrían, además que soy rápido cuando es necesario.

─ Jimin...

─ Sobre todo, soy listo y romántico, un alfa artista con gran corazón, que sabe cuando lo están retando o faltando al respeto. ─ Terminé de colocar las servilletas y caminé hasta mi portafolios, comenzando a ordenarlo y haciendo cargar la caja de mis esculturas a mi hermano. ─ Usted ha intentado hacerlo, señor Jeon. Ahora mi pregunta es, la oportunidad ¿la he perdido yo o la a perdido usted?, buenas noches y gracias por permitirnos estar aquí.

Me fui de ahí gruñendo bajo y con los reproches de mi hermano, pero satisfecho al haber logrado mi dibujo, un retrato del señor Jeon, donde la mancha de labial de la señorita hacía un estupendo rubor en su nariz.

Tendría mucho que dibujar.

[...]

El joven artista salió hecho furia con su desordenado portalofios, mientras que el de cabellos blancos tenía su mirada en su muy bien formado cuerpo a pesar de ser un artista.

Miró la servilleta en sus manos, sus subordinados atónitos ante la escena faltosa que había hecho el artista contra su jefe, se incorporó y deslizó la servilleta hasta que formó parte del grupo y terminó el dibujo. Un bello retrato de él, pintándolo hermoso y fuerte, había un gracioso rubor teñido de labial en su nariz, pero eso solo le daba más toque a su poderosa mirada retratada con tinta.

El omega levantó sus cejas, impresionado por segunda vez esa semana, se levantó de su silla y a paso pesado salió de la oficina escuchando los murmullos.

[...]

Esperamos pacientes el taxi, ya que Chanyeol había sido demasiado perezoso para sacar su auto y el mío era más una bicicleta.

─ Nos has costado un negocio grande, Jimin. ─ Se quejó.

─ Venga, que ha tratado de ofenderme, no voy a permitirme que ningún omega hueco y prepotente me falte al respeto. ─ Respondí.

─ Pues este omega hueco y prepotente le pide una disculpa, señor Park.

Me giré para encontrarme con el de cabellos blancos, el cual era más alto que yo y su perfecto peinado se movía por el viento. Mis cejas juntas, mi mirada cargara y la suya igual. Sacó una tarjeta de su bolsillo y me la estiró, la tomé sin dificultad ya que había arreglado mi desorden y miré que era plateada con un número telefónico de números negros en medio.

─ Lamento si lo ofendí, me gustaría trabajar con usted y le agradezco el retrato con las servilletas que ha hecho de mi, sin duda nunca nadie había hecho algo así. ─ Extendió su mano en mi dirección. ─ Me presento formalmente, mi nombre es Jeon Jungkook, dueño y jefe de "Jeons". Un gusto conocerlo, Park Jimin.

Dudé en tomar su mano, pero finalmente lo hice, sintiendo una conexión directa viajar por todo mi cuerpo y al parecer en él igual, pues su mirada cambió y su postura mostró debilidad un momento, además de soltar un dulce olor.

Olor que me recordó al pastel de chocolate con fresas.

─ Igualmente. ─ Solté con sarcasmo. ─ Señor Jeon Jungkook. ─ Continúe, con un tono tipo invitación, que no pude controlar.

¿Qué es este tipo?

[...]

Me la pasé otra vez encerrado en el estudio, sentado en mi escritorio realizando garabatos que se supone eran bocetos para la exposición que las empresas Jeons patrocinarían.

Pero no venía nada en mi cabeza.

Además de que habían dos números tentandome junto a mi lapicero, donde varios lapices de distintos tamaños estaban metidos. Suspire y miré el papel y la tarjeta.

¿Para que me habían dado sus números el lobo blanco y el señor Jeon?

Con ambos mi corazón había reaccionado, mi lobo había aullado y rugido, con ambos mi instinto se había alterado.

Tomé mi teléfono celular y marqué el número del papel, siendo el que más me llamaba, ya que el otro era del grosero Jeon Jungkook y se trataba puramente de negocios, negocios que tendría que manejar con mucha paciencia.

Pero el lobo blanco no tenía negocios.

¿No?

Esperé tres tonos y colgué.

Estúpido Jimin.

Volví a llamar, esperé tres tonos y colgué de nuevo.

Jodida mierda, Jimin se un alfa valiente.

Volví a llamar y antes de colgar escuché una voz.

─ Estaba esperando tu llamada, lobo rojo.

Quedé sin habla, una voz seductora, una voz demandante, una voz varonil y que era conocida.

─ Disculpe, creo que me equivoqué.

─ ¿Park Jimin?

Mierda, me reconoció.

─ Que coincidencia, Jeon Jungkook. ─ Sonreí mirando el espejo que tenía en una de las paredes, con el que muchas veces tomé referencias mías para mis cuadros. ─ ¿Este es el número de su tarjeta?

─ Mi número privado, ¿eres el lobo rojo?

─ Y tú el lobo blanco.

Hubo una risa ronca del otro lado de la llamada que me hizo sentirme fuera de equilibrio, aferré mis garras a ma madera y continúe observando ambos números.

─ Que coincidencia, que el alfa desastroso, grosero, faltoso y de tremendo cuerpo sea el lobo rojo que me interesó en el bosque.

Gruñí. ─ Que coincidencia, que el omega prepotente, hueco, engreído, sumamente atractivo y grosero sea el lobo blanco que me llamó en el bosque.

─ Touché. ─ Escuché como se acomodaba. ─ Bien, entonces no me parece nada raro el porque no me sentí enojado cuando me faltaste al respeto. Eres mi alfa destinado.

Me descolocó, jugué con los lápices en la mesa y terminé por caerme al suelo.

─ Dudo que sepas de eso, pero reconocí tu olor, solo no me lo creía. Tal vez no reconociste mi olor, mi persona, mi lobo llamando al tuyo, pues yo sé ocultarlo.

─ No entiendo nada de lo que me estás diciendo.

─ Lo sé. Mejor. Nuestra relación tendrá que ser puramente de negocios. Así son estas cosas, Park Jimin. ─ Rió rontamente. ─ Bueno, lobo rojo. Tienes mi número privada y el de la compañía. Será más fácil hablar por este, sé que no me harías daño, ya que eres mi lobo destinado y yo el tuyo. Buenas noches.

Colgó.

Mi corazón latió.

¿Qué mierda?

[...]

Se supone que nuestra relación sería puramente de trabajo, ¿pero como iba yo hacer eso cuando su cuerpo me llamaba y su boca me ofendía?

Durante estas semanas hablando sobre la exposición, presentando algunos cuadros y hablando sobre la temática de la exposición, discutimos demasiado y no solo eso.

También supe que le gustaba mucho.

Y él me gusta mucho a mi.

Terminé el último cuadro de una propia exposición aparte de los que tenía que hacer para las empresas Jeons, estos cuadros que yo había pintado tenían un nombre y tema diferente.

Desde que me enteré que era la pareja destinada del omega Jeon Jungkook y entendí lo que eso significaba, cuando entendí que ese prepotente lobo me gustaba y llamaba a mi piel estar contra la suya. Desde ese momento no impedí el que mis manos crearan algo con él.

Tenía 30 cuadros hechos, con siluetas del hombre, con su lobo tintado, con el río, el bosque, su rostro, eran 30 pinturas donde el salía en sus dos formas físicas y en las formas que yo lo conocía. Sabía que él necesitaba de mi, como yo de él.

Dejé el cuadro ya secó frente a la hilera de más cuadros de mi exposición personal a la que había llamado "el omega perfecto" y cada uno tenía una frase como "Muestra fuerza para todos, pero debilidad solo a ti", la cual significa que tu conoces ambas partes de el omega y no está mal saber las dos.

Si tan solo Jeon entendiera que ser pareja no era nada malo.

─ ¿Sí?

─ Suenas dormido, ¿tan tarde despiertas?

─ No es de tu incumbencia, Jeon. ¿Que quieres?

─ Bien, vale. Estaba pensando en la distribución de las pinturas en la galería, mañana irán a recogerlas para traerlas y acomodarlas en el lugar. Serán abiertas al público y hablarás sobre ello.

─ Eso pudiste habérmelo dicho en la junta. ─ Respondí.

─ Lo sé. Solo... bueno no tengo porque darte explicaciones de ni una mierda.

─ Querías escuchar mi voz, porque yo te gusto. ─ Respondí nuevamente.

Escuché su gruñido. ─ No digas tonterías, eres un pobre diablo, no podría jamás gustarme alguien como tú.

─ ¡Lo mismo digo!, eres un omega prepotente, creído, sin corazón, nunca podría gustarme alguien como tú, menos cuando dan el culo a cualquiera. Es más que obvio que la naturaleza se equivocó en ponernos juntos. Tú y yo no tendríamos futuro.

─ Buenas noches.

Colgó.

Y yo sentí que mi corazón se derretía entre la opresión de unas manos dentro de mis costillas, porque había oído un llanto tratando de ocultarse en sus palabras. Tú y tu estúpido ego, Jimin.

Dejé el móvil en la mesa, me levanté para acomodar las pinturas en hilera sobre mi pared y las cubrí con una manta para evitar se ensuciaran. Caminé hasta mi habitación, me tiré en mi cama y se supone que dormiría, pero tardé horas.

Horas pensando en ese tonto omega.

[...]

La gente se escuchaba hacer fila afuera, no estaba nervioso, en lo absoluto, solo me sentía ansioso, presentarme después de un largo tiempo es difícil, muy difícil.

Acomodé mi chaqueta de cuero y saqué mi móvil de mi bolsillo, mi mirada puerta en Jeon quien acababa de entrar al espacio y hablaba con varias personas. Jodida mierda, lucía tan bonito.

─ ¿Qué?

─ Hermanito, ¿donde están las pinturas?

Jeon acomodó sus cabellos. ─ En mi estudio, recargadas en la pared. ─ Jeon sonrió a la mujer junto suyo.

─ Oh, sí, ya las encontré, ya vamos para allá.

Jeon sacudió polvo imaginario de su sacó y lo cómodo. ─ Ajá. ─Colgué.

Sus ojos dieron con los míos, me giré desinteresado y tomé un cuadrito de queso de la mesa de aperitivos.

Después de revisar la zona, salimos para juntarnos en una oficina cerca del lugar, hablamos un poco sobre las pinturas mientras las observábamos en imágenes que había sacado mientras las terminaba. Sin embargo, no podía concentrarme del todo, porque Jeon estaba junto de mí y muchas veces su rodilla llegó a rozarme, su aroma a perturbarme.

─ Me informan que las pinturas ya están en sus lugares correctamente y que ya podemos abrir las puertas para el público.─ Dijo una de las que estaban en la mesa.

Todos nos levantamos y comenzamos a caminar a dicho lugar, nos posamos detrás del espejo que era espejo en la sala y un tipo de ventana del lado en el que estábamos, pies queríamos ver la reacción de la gente. La purrta dentro de la sala se abrió y se escuchó como la gente comenzó hacerse lugar, luego la luz se prendió.

Y me dio un infarto.

Las pinturas no eran de la exposición en honor a la naturaleza y el lobo, eran las del omega perfecto. Me acerqué al vidrio sin poder creerlo y luego me aparte para adentrarme, siendo seguido por todos los de la empresa.

Cada una de las pinturas había hecho lugar en los 30 espacios para la exposición, todos estaban siendo observados y fotografiados por el público, el rostro de Jeon Jungkook, sus siluetas, posturas y el de su lobo estaban ahí, frente a todos.

Un gruñido y sentí un jalón en mi brazo hasta pasar detrás de una puerta y de ahí a una oficina.

─ ¡¿Qué mierda hiciste?! ─ Gritó Jeon en mi cara. ─ ¡Esa no es la exposición!

─ ¡Lo sé! ─ Grité de vuelta.─ Chanyeol debió equivocarse de piezas. ─ Tomé mi frente. ─ Esas no se expondrían nunca.

─ ¿Y por qué mierda pintaste algo así?, ¿qué vamos hacer ahora con toda la multitud ya subiendo sus críticas?, fue un jodido error, ¿qué hiciste?

Me enojé, me enojó que el omega que era mi pareja destinada, el cual me gustaba y llamaba, considerara un error el haberlo pintado y dedicado una exposición completa.

─ Todo lo que hice fue colorearte en mi blanco y vacío papel

─ ¿Qué?

─ Desde que te conocí no pude sacarte de mi cabeza y no fue aquí en tus oficinas, lobo blanco. Fue desde aquello del bosque, cuando intentaste asesinarme y yo solo estaba dispuesto a observar tu hermosura. Te pinté para sacarte de mi sistema, pero es imposible, necesito tenerte, necesito besarte, necesito pintarte mientras estás a mi lado, porque sacarte de mi corazón es tan imposible como el que la luna deje de salir para permitirnos cantarle en aullos.

─ Jimin...

─ Te amo. Mi exposición se llama el omega perfecto. Disfrutela, señor Jeon.

Salí a paso rápido de la oficina, esquivé los empresarios enojados con sus preguntas y me abrí paso hasta la puerta de salida, llegué a las escaleras y comencé a bajarlas mientras sentía como un vacío crecía en mi interior.

─ Estúpido omega prepotente. ─ Susurré.

─ Estúpido alfa desordenado.

Me detuve, giré mi mirada y me encontré a Jungkook a unos escalones de mi, lucía una sonrisa de conejo y dejaba salir su aroma de chocolate y fresas sin pudor.

─ ¿Qué haces? ─ Pregunté.

Mi respuesta fue un omega bajando rápido los escalones, tomandome de la chaqueta y chocando sus labios con los míos para después tomarlos en un fogoso beso que respondí.

─ Resulta que me gustas mucho. ─ Respondió al separarse, coló sus brazos al rededor de mi cuello, tomé su cintura por arriba de su saco. ─ Y también tenía ganas de besarte. No sabía que me considerabas un omega perfecto, lobo rojo. ─ Levantó una ceja.

─ No subas tu ego, lobo blanco.

─ Gracias por la exposición, es hermosa, me encantó, pero mis colegas están enojados. Aún así no importa, es el arte de lobo que pedimos. ─ Sonrió, aferrándose más a mi. ─ ¿Puedes besarme?

─ Con gusto.

El fin es el comienzo.














Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro