21: Un clavo saca otro clavo
Ningún personaje me pertenece, todos sus derechos a los respectivos creadores.
"En el suave roce de sus labios, se entrelazaron los suspiros de un amor no correspondido. Ella, entregando su corazón en ese beso, mientras él, sin saberlo, buscaba en otro el refugio de su afecto."- anónimo.
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Se equivocan quienes creen que tras la muerte sólo prevalece la oscuridad. Del mismo modo, también se equivocan quienes afirman que la prosperidad se despliega tras la muerte. Aunque existe después de la muerte, las recompensas son desproporcionadas.
Por lo general, en la otra vida no se tiene en cuenta lo que uno ha hecho en su vida anterior. Lo más probable es que uno resida en alguna favela de un barrio dejado de la mano de Dios, con pulgas acechando bajo la almohada y un cuchillo a mano para defenderse de los malos.
Sin embargo, hay algunos afortunados que disfrutan de mejores condiciones. Como en la vida, la mayoría de ellos poseen un privilegio de nacimiento, aunque también los hay que alcanzaron su posición por su propio esfuerzo. Estos individuos, surgidos de la adversidad, deben trabajar duro para ganarse la vida dignamente. Sin embargo, eso no implica que estén amargados.
De vez en cuando, se permiten momentos de diversión, pues un poco de ocio nunca viene mal. Como en esta ocasión, en la que la Décima División, aprovechando la ausencia de su capitán, decidió organizar una fiesta clandestina, aunque prácticamente todo el Gotei 13 había sido invitado. Desde la gente más distinguida y refinada de los Seireitei hasta los procedentes de los Rukongai, cuyo carácter es completamente opuesto, se mezclaron sin distinciones de estrato social, simplemente conviviendo. Al fin y al cabo, quizá no sean tan diferentes, ya que la buena música y el alcohol revelan las verdaderas facetas de cada individuo.
En un rincón apartado de la reunión, varios shinigami se habían reunido en torno a una mesa para participar en una competición de bebida. Ikkaku Madarame, Yumichika Ayasegawa y Tetsuzaemon Iba estaban haciendo apuestas mientras Kaien Shiba y su esposa Miyako observaban y animaban a su favorito. El concurso era entre Son Goku y Rangiku Matsumoto, en una competición de resistencia.
Rangiku sonrió con altivez, mostrando un ligero rubor en las mejillas debido a tanto alcohol-. No serás capaz de... -hizo una pausa para pensar en sus palabras-. No podrás vencerme tan fácilmente... -dijo con voz ronca y un vaso de alcohol en la mano.
-No necesito vencerte, estás perdiendo sola... -dijo Goku con una media sonrisa, no parecía tan afectado, al menos se veía mejor que su oponente.
-¿Cuántas botellas han terminado? -preguntó Yumichika al aire.
-Quince...-dijo Ikkaku con los brazos cruzados, aún no entendía como el hígado de esos dos podía aguantar tanto.
-Goku, no puedes perder contra una mujer -le animó Kaien.
Aunque se arrepintió al instante cuando sintió una zona de sombra a su lado-. Perdona, ¿puedes repetirlo? -preguntó Miyako con una sonrisa inocente-, ¿estás insinuando que una mujer no puede ganar a un hombre bebiendo? -Puso una mano en el hombro de Kaien, que empezó a temblar.
-Nunca he dicho eso, mi amor -dijo sudando frío-, ¿cómo puedes insinuar eso de mí? -Kaien pudo notar como Ikkaku, Yumichika e Iba se alejaban de ellos dos.
Miyako le miró durante unos segundos que parecieron eternos para el otro, y luego volvió a dirigir sus ojos hacia el concurso.
Goku y Rangiku estaban tan metidos en lo suyo que no se percataron de lo que ocurría a su alrededor.
-Dime... -habló Goku mientras levantaba una copa-, ¿cuál era el premio de esto? -preguntó con curiosidad.
-El ganador puede pedirle al otro lo que quiera -explicó Rangiku mientras bebía.
Dio un sorbo a su copa-. Me pedirás que haga tu trabajo, ¿verdad?
-No -rió levemente-, te pediré otra cosa -había un imperceptible tono coqueto en sus palabras.
Mientras tanto, Iba preguntó-:¿Se va a enfadar el capitán Shiba porque estos dos están agotando sus reservas de alcohol?- Ikkaku movió su mano en un gesto de "Tal vez".
El juego siguió avanzando y ya estaban terminando la botella número 20, Rangiku apenas podía estarse quieto y Goku ya se sentía un poco mareado, pero ambos eran tan tercos que ninguno se rendiría.
-Ver a un tipo tan... -se tapó la boca por el hipo-. Ver que a alguien tan inocente como tú le gusta esto es algo para no olvidar...- bromeó Rangiku con una sonrisa.
-Bueno, yo diría lo mismo de ti, pero siempre estás bebiendo -Goku le devolvió aquel dardo, se comportaba tan arrogante por culpa del alcohol.
-Pues esta noche puedes sentirme de otra manera -dijo Rangiku con voz ligeramente coqueta, aunque debido al alcohol era difícil saber si estaba siendo sincera.
-Entonces espero ganar este concurso- respondió con una leve sonrisa, luego ambos chocaron las copas y continuaron bebiendo.
"Estos dos están coqueteando el uno con el otro y ni siquiera se dan cuenta" pensó Ikkaku mirando aquella interacción, "maldito Goku, siempre atraes a las guapas".
Estaban a punto de empezar otra botella, pero Rangiku parecía muy mareado y apenas le cabían las palabras.
-Eh, guapo~...- tenía un notable rubor en las mejillas-. No puedo dejar...- intenta mantener los ojos abiertos-. No puedo dejar que ganes.
Goku ya se sentía acalorado y un poco mareado, aunque no tanto como Rangiku-. Una copa más...- dijo vertiendo más en las dos copas.
Los espectadores miraban ansiosos, ya casi sabrían el resultado y también el ganador de la apuesta.
Ambos tomaron un sorbo al mismo tiempo, pero el estómago de Rangiku no pudo más y acabó cayendo de espaldas.
-¡SÍ! -exclamó Iba dando saltitos- Ahora págame-miró a Yumichika e Ikkaku que resoplaron y le dieron dinero.
-Rangiku-san...- Miyako fue a ayudarla, la pobre teniente balbuceaba cosas entre ellas "quiero venganza"-, por favor no digas esas cosas- le aconsejó.
-Goku, hermano -Kaien se acercó a su amigo y le dio una palmada en el hombro-. Bien hecho, eres mi puto héroe.
-Oye...- Goku se movió un poco desorientado-. Gracias...-no sabía a quién estaba escuchando, su oído estaba un poco desenfocado-. ¿He ganado?
-Sí, Goku- se acercó Ikkaku para felicitarle- Has ganado-. le dijo sonriendo y agarrándolo del hombro para mantenerlo en su sitio.
-No es justo- exclamó Rangiku que estaba de pie pero apoyado en Miyako-. Yo había bebido antes, así que como no empecé sobrio esto es... ¿un empate? -aclaró, pero incluso ella dudó de sus palabras.
-¡¿Empate?! -exclamaron todos al mismo tiempo.
-Sí, un empate -recuperó la confianza.
-Pero eso no es justo -se quejó Goku, haciendo un mohín que le hizo parecer muy tierno a los ojos de las damas presentes.
-¡¿Cómo que no es justo?! -preguntó cruzándose de brazos y levantando los pechos sin darse cuenta.
-Parecen un matrimonio discutiendo- murmuró Yumichika, Iba que lo escuchó asintió con la cabeza.
-Son Goku -Rangiku le puso una mano en la cintura y lo señaló-. Estás en mi cuartel así que aceptas mis reglas sí o sí.
-Siendo así, entonces no juego -dijo Goku cuya borrachera se había calmado un poco.
Rangiku se dio la vuelta y azotando el aire con su pelo, se alejó contoneando las caderas y casi tropezando porque aún estaba un poco borracha.
El azabache suspiro-: Iré a hablar con ella- les dijo a sus amigos y fue tras la teniente, no entendía porque algo tan ridículo la hacía enojar.
Goku siguió a la mujer de grandes pechos, incluso cuando ambos empezaron a alejarse de donde estaba la fiesta.
-Rangiku- le agarró de la muñeca.
-Suéltame -dijo ella, tirando de su brazo.
-¿Qué te pasa? -la hizo girar, de no ser por sus vendas se habría fijado en ella y en sus lágrimas, pero aun así pudo percibir su frustración-. Sólo era un estúpido juego, no es para tanto -habló Goku con sinceridad.
-¿Cómo que no es para tanto? -preguntó exasperada, y luego tomó aire-, lo siento, pero de verdad quería.... -No terminó la frase.
-¿Qué querías? -preguntó él, cogiéndole la mano-. Pídelo y lo haré, si dejas de enfadarte -dijo amablemente.
Rangiku lo miró con el corazón encogido-. No es nada importante, es una tontería -le explicó, bajando la cabeza.
-Vamos, cuéntamelo -le dedicó Goku una sonrisa confiada.
-Quiero que... -Respiró hondo-, quiero que me beses -dijo con voz avergonzada pero con una sutil sonrisa.
El pelinegro se puso rígido y se puso un poco serio-. Rangiku, ya hemos hablado de esto... -dijo con un suspiro.
-Lo sé, lo sé- la voz de Rangiku sonaba un poco depresiva-. Tu corazón ya tiene un nombre escrito, pero el mío tiene el tuyo y el sentimiento me quema- dijo con voz un poco emocionada, lo había amado por décadas y aunque quisiera dormir ese amor no era fácil y solo un beso de su amado podría apagar ese fuego.
-Por eso no podemos, no quiero herirte con un amor de papel- dijo acariciándole la mejilla y un poco triste.
-Solo un beso, un beso para olvidar lo que siente mi corazón o para quererte más, no me importa el resultado porque quiero correr ese riesgo aunque me duela -dijo acercándose más a él.
Goku observó a Rangiku con una mezcla de comprensión y dolor en su expresión. Las palabras que pronunció resonaron en el aire, cargadas de la intensidad de los sentimientos que habían estado luchando por encontrar una salida. Aunque su mente le decía que era un terreno peligroso, un terreno en el que no podía corresponder de la misma manera, no podía negar la verdad que sentía en el tono de la voz de la mujer que tenía delante.
El silencio se prolongó durante un momento, mientras Goku pensaba en sus propios sentimientos y la profunda conexión que había construido con Rangiku a lo largo de los años. Su corazón latía con fuerza, atrapado entre la lealtad a la amistad y la inevitable realidad de que, en su interior, tal vez había algo más.
Finalmente, suspiró, llevándose una mano a la frente y apartándose algunos mechones rebeldes de la cara. Rangiku sintió su presencia cerca, el calor de su aliento rozándole la piel. Sin mediar palabra, ella asintió, expresando una aceptación silenciosa.
Él se acercó a ella con cautela, sus movimientos deliberados, como si quisiera saborear cada instante antes de cruzar el umbral. El espacio entre ellos se desvaneció, sus cuerpos quedaron a una distancia mínima. Rangiku podía sentir el latido acelerado de su corazón, podía oírlo en la oscuridad del silencio.
El primer contacto fue sutil, como la brisa acariciando suavemente la piel. Sus labios se encontraron en un beso tímido e inseguro, como si estuvieran explorando un nuevo territorio. Pero con cada segundo que pasaba, la pasión crecía, alimentada por años de anhelo tácito. Las manos de Goku se posaron suavemente en su cintura, mientras Rangiku se aferraba a su ropa, como si temiera que el momento se desvaneciera.
Los labios que tanto había anhelado eran ahora una realidad, su textura, su calidez, todo encajaba a la perfección en aquel beso. Era un beso lleno de nostalgia y deseo, un encuentro de dos almas que habían sido testigos del tiempo y la distancia. Sin embargo, en ese instante, todo pareció detenerse, reducirse a la conexión entre sus bocas.
Cuando por fin se separaron, sus frentes se tocaron, sus alientos se entrelazaron. No hubo palabras, sólo el eco de los latidos de sus corazones resonando en el aire cargado de emoción. Rangiku podía sentir la tensión en los dedos de Goku, cuyas manos seguían en la cintura de ella. El universo parecía contener la respiración mientras ambos permanecían inmóviles, sin decirse nada.
-Rangiku... -susurró su nombre en un tono bajo y cercano. Sus dedos encontraron su barbilla con delicadeza, como si quisiera guardar la esencia de aquel momento en la palma de su mano.
Las palabras se le atascaron en la garganta, pues ¿qué podía decir en un instante tan cargado de emoción? El corazón le latía con fuerza en el pecho, como si cada latido fuera una puerta a un mundo de sentimientos encontrados. En aquella encrucijada, la culpa y el deseo se entrelazaban en una danza complicada.
Su mente insistía en que se mantuviera alejado, en que no causara más daño a quien le brindaba un afecto sincero, mientras su corazón seguía anhelando lo que ya no estaba allí. Sin embargo, su cuerpo parecía tener su propia agenda, impulsado quizá por el rastro de alcohol en su organismo o por la llamada de una conexión más primigenia.
En un gesto que parecía casi un eco de un tiempo pasado, Goku hizo una pregunta cargada de expectación-: ¿Puedo volver a besarte? -sus dedos acariciaron suavemente los labios de Rangiku, como si explorara la frontera entre la razón y el deseo.
Ella no necesitó palabras para responder. Con un movimiento que denotaba urgencia y anhelo, lo atrajo hacia sí, fundiendo sus labios en un beso que trascendió todas las barreras del tiempo y el espacio. Aquel beso no fue sólo un encuentro de bocas, sino un encuentro de almas, una intensa danza de pasiones que parecían haber estado esperando su liberación.
El beso fue una embriagadora mezcla de necesidad y nostalgia, como si el pasado se desvaneciera y el futuro quedara en pausa. En aquel momento, sólo existían ellos dos, entregados a una pasión que no podía definirse como buena o mala, simplemente lo era. Cada roce, cada suspiro compartido, hablaban de deseos reprimidos y emociones profundas que por fin habían encontrado su cauce de expresión.
No hicieron promesas ni intercambiaron palabras cursis. No necesitaban expresar lo que sentían con frases elaboradas. Sus cuerpos hablaban un lenguaje propio, que trasciende las limitaciones del vocabulario humano. En ese instante, los minutos se convirtieron en eternidad, y mientras se estrechaban en ese ardiente abrazo, el mundo exterior desapareció, dejando sólo la vibrante intensidad de lo que compartían.
En un torbellino de pasión, Rangiku susurró con voz sensual y un leve rastro de melancolía-. Vamos a mi habitación -las palabras fluían entre besos y caricias, mezclando deseo y tristeza en una danza íntima. Goku, sin resistirse a la idea, se dejó llevar por sus impulsos. Culpa y deseo compartían espacio en su interior, compitiendo por su atención.
Movieron los pies apresuradamente, evitando las miradas indiscretas de los shinigami que pululaban por los alrededores. Aunque muchos estaban absortos en sus propias diversiones, Rangiku y Goku compartían una sonrisa pícara, como dos cómplices planeando una travesura.
Finalmente, llegaron a su destino. Rangiku abrió la puerta y, con una patada juguetona, la cerró tras ellos. Sin necesidad de palabras, sus labios volvieron a encontrarse, continuando la apasionada melodía que habían iniciado. Las manos de Goku exploraban con destreza, demostrando que su habilidad con la espada no era lo único en lo que destacaba.
Los labios, enredados y hambrientos, parecían negarse a separarse mientras sus lenguas se enzarzaban en un juego de deseo y entrega. Eran dos almas que se habían encontrado en medio de un torbellino de emociones, dejándose llevar por la intensidad del momento.
La temperatura de la habitación subía con cada beso ardiente y cada caricia incitaba a la pasión. Goku, deseoso de explorar nuevos territorios, deslizó sus labios por el cuello de Rangiku, trazando un rastro de besos y suaves mordiscos. Cada roce parecía dejar una huella indeleble, como si quisiera dejar su marca en la piel de ella tanto como ella lo había hecho en su corazón.
El tiempo se difuminó mientras se entregaban al éxtasis de sus deseos compartidos. Gemidos contenidos y respiraciones entrecortadas llenaban el espacio, un recordatorio constante de la tensión y el anhelo que los envolvía. Entre besos apasionados y caricias que desafiaban todos los límites, se perdieron en un mundo donde sólo existían ellos dos, un mundo donde el pasado y el futuro quedaban eclipsados por el abrasador presente.
-No puedo más...-murmuró Rangiku con voz quebrada por el éxtasis, sus dedos buscando ansiosamente la ropa oscura de su amante.
Hábilmente, despojó a Goku de la parte superior de su uniforme, y sus ojos se encontraron con el escultural cuerpo que tenía ante ella. En silencio, dio gracias por las agotadoras sesiones de entrenamiento impartidas por el capitán Yamamoto; el cuerpo de Goku parecía esculpido en mármol. Rangiku trazó el contorno de sus bíceps con los dedos y recorrió su abdomen, sintiendo la firmeza de cada músculo. Una risita juguetona escapó de sus labios al oír el jadeo ahogado que se le escapó a él.
-Sí que tienes las manos frías...-murmuró Goku, con una mezcla de asombro y coquetería en la voz. Rangiku se mordió el labio, con los ojos brillantes de expectación y deseo.
-¿Nervioso, tal vez?- preguntó con picardía, mientras sus dedos seguían explorando. Goku parecía cohibido ante el contacto, pero su mirada delataba su intriga y complacencia, y no parecía disgustado en absoluto.
Sin previo aviso, Goku retiró el pañuelo rosa que rodeaba el cuello de Rangiku. Luego, con gesto dominante pero no agresivo, la agarró por el cuello, provocándole un sobresalto que se manifestó en un inesperado aullido.
-Nunca tengo miedo...- declaró con voz ronca antes de reclamar de nuevo sus labios en un apasionado beso.
Su agarre de la cintura de Rangiku se intensificó, tratando de acercarla aún más. La limitación de su vista parecía aumentar la urgencia de su necesidad de contacto, pero la ropa empezaba a resultarle incómoda. Los dedos de Goku encontraron su objetivo en la prenda de Rangiku y, sin dudarlo, se la arrancó sin contemplaciones.
-Oye, eso era nuevo...-Se rió con una mezcla de sorpresa y diversión, sin rastro de ira en su voz, sólo una sensual complicidad.
Goku completó su tarea, dejando a Rangiku en todo su esplendor. Frente a él estaba su piel, una paleta de tonos suaves y apetitosos. Sus prominentes pechos resaltaban, los pezones rosados como destellos llamativos. Las caderas anchas y los muslos carnosos realzaban su figura, y su pelo rubio se desplegaba por su espalda como una cascada dorada que llegaba hasta el comienzo de sus nalgas.
Movido por la curiosidad y la pasión que le embriagaba, Goku atrajo a Rangiku hacia sí, dejando que sus dedos exploraran cada centímetro de su tersa piel, desde la cintura hasta la espalda.
-Ah~...- Rangiku no pudo evitar ese sonido avergonzado, mientras sus manos expertas descubrían cada punto sensible de su piel. Los dedos de Goku eran firmes y hábiles, pero también sensibles al tacto, trazando ardientes líneas de deseo a su paso.
Rangiku no pudo evitar sonreír al sentir los labios de Goku en su cuello, el peso reconfortante de su cuerpo presionando contra su pecho y el roce de su piel contra la suya. A pesar de la intensidad del momento, la experiencia de Rangiku la devolvió a la realidad, le devolvió la cordura. Su brazo se deslizó alrededor del cuello de Goku, atrayéndolo hacia ella con un gesto que transmitía un deseo silencioso pero profundo. Aunque el contacto fue apasionado, también la hizo consciente de la vulnerabilidad de la situación, una fragilidad que la obligó a recordar que el equilibrio era crucial, que dejarse llevar por completo podía conducirla a lugares inciertos.
Por su parte, Goku parecía haber recuperado la compostura. Se separó de Rangiku, su mirada ardiente reflejaba deseo y curiosidad. Aunque sus ojos estaban cubiertos por las vendas, su tacto y otros sentidos le bastaron para explorar y apreciar cada centímetro de la pulida piel de Rangiku.
-Tienes el cuerpo de una diosa...-susurró con una devoción que no necesitaba ver para sentir. Sus manos vagaban con suavidad y admiración, percibiendo cada detalle de la piel que tocaban.
Rangiku soltó una risita maliciosa, no muy segura de que aquel fuera precisamente el efecto que Goku quería conseguir-¿Eres creyente?- susurró, su voz íntima en el aire.
-Sí... en el amor -respondió Goku con picardía, su tono lleno de doble sentido, refiriéndose tanto al tacto como al resto de sensaciones que compartían en ese momento.
Rangiku dejó escapar un suspiro juguetón, como si sus labios estuvieran a punto de romper en una sonrisa irreverente-. Qué frase más bonita...- musitó, sus palabras cargadas de complicidad y diversión, mientras el ambiente seguía vibrando con una electricidad palpable entre ellos.
La teniente Rangiku se dejó caer con elegancia sobre el futón, sintiendo cómo cada músculo de su cuerpo se relajaba al ceder a su suave superficie. Su respiración, antes pausada, empezó a acelerarse a medida que la excitación se apoderaba de ella. Su corazón, inquieto en el pecho, parecía librar su propia batalla, latiendo con la misma intensidad que en un campo de batalla. Estaba en el umbral de una tormenta interna, preparada para afrontar lo que se avecinaba.
Goku, por su parte, extendió los dedos con suavidad, trazando un rastro de fuego entre sus muslos. Sintió el temblor que recorrió el cuerpo de Rangiku ante el mero contacto y comprendió la marea de pensamientos y emociones que estaba a punto de desatar.
Rangiku se encontraba en un estado de excitación mezclado con ansiedad cuando los dedos de Goku trazaron un atrevido camino entre sus muslos. Su corazón latía a una velocidad vertiginosa, haciéndose eco de las turbulencias que sentía en su interior. Cada inhalación era un susurro de anticipación, y su piel ardía ante el inminente contacto. Aunque sabía que debía estar preparada para lo que estaba a punto de ocurrir, no pudo evitar que los nervios también participaran en la sinfonía de emociones que la envolvían.
A pesar de sus dudas, la experta en la batalla de seducción no pudo resistirse al magnetismo de los dedos de Goku, que acariciaban sus piernas con una habilidad cautivadora. Cada caricia provocaba un escalofrío que se deslizaba por su espina dorsal, y el placer incipiente se entrelazaba con el nerviosismo. Un gemido escapó de sus labios cuando su cuerpo cedió a la tentación, y se recostó aún más en el futón, sumergiéndose en la marea de sensaciones que la bañaban.
Sintiendo el calor y la suavidad del pecho de Rangiku, Goku se arrodilló frente a ella y le agarró los hombros con firmeza pero con suavidad. A pesar de las vendas que cubrían sus ojos, sus sentidos parecieron intensificarse, concentrándose en las sensaciones y sonidos que compartían en ese momento. Su mirada invisible se posó en la piel de Rangiku y en el brillo de sus ojos, transmitiendo una mezcla palpable de adoración y deseo.
Cuando su boca se acercó suavemente a la piel de ella, aspiró su aroma con avidez, dejándose llevar por la cercanía y la intensidad del momento. Cada roce, cada caricia, hablaban de una profunda conexión y de una pasión que parecía haber estado esperando su liberación durante mucho tiempo.
La teniente Rangiku percibió la respiración agitada de Goku mientras se arrodillaba ante ella, dejando que sus manos descansaran sobre sus hombros con una firmeza que comunicaba deseo contenido. La tensión en el aire era palpable, como si cada suspiro y cada latido de sus corazones resonaran en perfecta armonía. Rangiku, envuelto en esta intensa atmósfera, no podía evitar sentir la creciente expectación de lo que estaba a punto de suceder.
Cuando los labios de Goku se encontraron con su piel, un susurro de placer escapó de los labios de Rangiku. El tacto era suave y cálido, cargado de una promesa que chocaba directamente con sus sentidos. El contacto la inundó de una sensación tan intensa que no pudo reprimir el gemido que brotó de su boca en respuesta.
-¿Qué estás haciendo?- susurró Rangiku con voz temblorosa, las palabras flotando en el aire, llenando la habitación con su incertidumbre expectante.
En lugar de responder con palabras, las manos de Goku se aventuraron más allá, deslizándose hasta sus pechos y comenzando a masajearlos con un tacto suave y cautivador. Cada caricia provocaba exhalaciones de placer que escapaban involuntariamente de los labios de Rangiku. Su cuerpo se tensaba con cada roce, como si cada caricia la empujara un paso más cerca del abismo de sensaciones que la aguardaba.
A pesar del nerviosismo que bailaba en su interior, una sonrisa traviesa se formó en los labios de Rangiku. Pensar en lo que estaba por venir despertaba en ella una mezcla de expectación y vitalidad. Aunque sabía que se enfrentaría a una tormenta interna, también comprendía que aquel momento era único e irrepetible. Una vibrante excitación la envolvió, infundiéndole una sensación de estar más viva que nunca.
Goku se separó momentáneamente de su posición, arrancando un mohín de decepción de los labios de Rangiku al perder la proximidad de sus labios y sus manos. A pesar de su anhelo, mantuvo intacta su expectación, consciente de que algo extraordinario estaba a punto de suceder.
El suave sobresalto que recorrió el cuerpo de Rangiku no pasó desapercibido cuando las manos de Goku se abrieron paso hasta la parte inferior de su ropa. Pacientemente, las prendas que los mantenían separados se deslizaron de su cuerpo, revelando un momento de vulnerabilidad y anticipación. La visión de la ropa de Goku en el suelo la dejó con una sensación de desnudez y excitación centelleando en el aire.
-¿Te gusta? Espero no ser una decepción para ti -preguntó Goku, su voz reflejaba una amalgama de ansiedad y orgullo.
Los ojos de Rangiku se alzaron para encontrarse con la orgullosa sonrisa de Goku. Su espera por una respuesta la colocó en una encrucijada de emociones, ya que no encontraba las palabras precisas para expresar todo lo que sentía. Él había superado sus expectativas en todos los sentidos, y aunque la respuesta parecía obvia, ella no quería que hubiera ningún atisbo de duda en él.
Una broma flotó en su mente, sobre el tamaño del Zanpakutō que portaban los shinigami. Con un suave movimiento de cabeza y una sonrisa juguetona, Rangiku decidió abordar la pregunta de Goku con un toque de humor-. Sabía que la ropa de shinigami es ligera, pero no pensaba que lo fuera tanto -bromeó Rangiku, permitiéndose un momento de diversión en medio de la intensidad del momento.
La risa de Goku resonó en el aire, y se acercó aún más, con una mirada que parecía explorar lo más profundo de sus pensamientos. Sus labios se encontraron en un beso que parecía abarcar toda su historia compartida y su pasión latente. Rangiku se rindió a la sensación, dejando que su cuerpo cediera sobre la superficie, absorbida por la calidez de los labios de Goku sobre los suyos.
Cuando por fin separaron sus labios, una sonrisa iluminó el rostro de Rangiku. El futuro podía ser un misterio, pero ella estaba preparada para afrontarlo con valentía y deseo. Cada momento compartido con Goku parecía un atisbo de lo que estaba por venir, y ella estaba dispuesta a explorar cada capítulo que el destino les tenía reservado.
A Rangiku le costaba encontrar las palabras precisas para describir la oleada de sensaciones que la envolvían. La cercanía de sus cuerpos, el calor que irradiaba su piel y la dualidad de vulnerabilidad y seguridad que experimentaba en su presencia la dejaban sin aliento.
-Lo que estoy sintiendo ahora mismo es completamente nuevo para mí -susurró al oído de Goku, acompañando su voz con un suave suspiro que dejaba escapar su orgullo y su anhelo de seguir explorando los confines íntimos de su relación.
Goku, por su parte, parecía perfectamente compenetrado con las emociones de Rangiku. Una sonrisa luminosa se formó en sus labios, como si hubiera descubierto un nivel más profundo de conexión y confianza entre ellos.
-Creo que ambos estamos listos para dar el siguiente paso -expresó con una sonrisa coqueta que revelaba su anticipada excitación.
Rangiku dejó que sus párpados se cerraran brevemente, sumergiéndose en la riqueza de cada sensación que la envolvía. Al abrir de nuevo los ojos, su mirada se encontró con la de Goku, y en sus ojos brilló una determinación que reflejaba su deseo de profundizar aún más en su relación, explorando los rincones inexplorados que ésta pudiera revelar.
-Estoy lista para profundizar en esto...- declaró suavemente, mientras se levantaba de la manta. La determinación que emanaba de sus palabras se reflejaba en su sonrisa serena, que destilaba determinación y expectación.
Goku se colocó entre sus muslos, separando suavemente las piernas de Rangiku con un gesto que comunicaba una complicidad mutua. Cada mirada compartida, cada caricia y cada palabra habían allanado el camino hacia este momento de profunda unión. Ahora, ante la puerta de lo desconocido, ambos se disponían a explorar juntos los territorios inexplorados de su relación, con valentía y un amor que parecía haber trascendido todas las barreras.
Goku sonreía con amor en cada centímetro de su ser, su mirada irradiaba un profundo anhelo y deseo que ansiaba satisfacer. Allí estaba, sin más ropa que su piel y el amor que sentía por Rangiku, listo para entrar en un nuevo reino de placer y conexión que sólo podría encontrar en su compañía.
Con una caricia delicada y reverente, su mano exploró el cuerpo de ella como si estuviera descubriendo un mundo nuevo y excitante. El melodioso susurro de un gemido de placer escapó de los labios de Rangiku, su mirada perdida en la de él mientras se dejaba llevar por cada caricia y cada sensación compartida.
Confiado en que había llegado el momento, Goku comenzó a moverse con suavidad y cuidado, dejando que su amor y su conexión fueran su guía en este viaje íntimo. Cada movimiento era un eco de su afecto, un reflejo de su deseo de dar y recibir amor de la forma más profunda. La promesa de una unión que iba más allá de lo físico llenaba la habitación, sus corazones latían al unísono, como dos almas que se hubieran encontrado en un rincón especial del universo.
El mundo exterior pasó a un segundo plano mientras ambos se entregaban a la sincronía de su amor, explorando la intimidad que sólo podían compartir. Sus miradas se cruzaron en un intercambio de emociones y profundo entendimiento, y cada movimiento que compartían parecía trazar el lienzo de su relación. Cada momento era precioso, cada sensación un eco de su amor compartido.
Lo que ocurría entre ellos en ese momento no era sólo un acto físico, sino una expresión sagrada de su conexión, una unión que trascendía el cuerpo y llegaba al alma. Con cada latido de sus corazones, con cada suspiro compartido, el amor que sentían el uno por el otro crecía y florecía en una danza íntima que sólo ellos conocían. Y mientras se sumergían en este rincón especial del tiempo y el espacio, sabían que estaban escribiendo juntos un capítulo inolvidable de su historia, que llevarían en el corazón para siempre.
El clímax llegó con una intensidad abrumadora, una marea de emociones que se entrelazaron en una sinfonía de pasión y entrega. Los latidos acelerados de sus corazones parecían sincronizados, marcando el ritmo de su unión profunda y significativa. Cada movimiento era una expresión de amor, cada mirada compartida era un reflejo del lazo especial que habían construido.
Goku y Rangiku se sumergieron en el éxtasis, en un abrazo ardiente que trascendía las palabras y las limitaciones del cuerpo. El tiempo parecía detenerse, mientras sus almas se entrelazaban en una conexión única y etérea. Cada suspiro, cada gemido, era una nota en la melodía apasionada que compartían, una canción que solo ellos podían escuchar.
Y finalmente, en el punto culminante de su unión, sus miradas se encontraron en un instante de claridad y unidad absoluta. En ese momento, se fundieron en un abrazo apretado, como si sus cuerpos fueran el último refugio en un mundo que desaparecía a su alrededor. El amor que compartían se manifestó en cada centímetro de su ser, en cada roce, en cada mirada llena de devoción.
La explosión de sensaciones los envolvió, llevándolos a un clímax que trascendía lo físico, un éxtasis que resonaba en el núcleo mismo de su ser. Fue un momento de pura conexión, una fusión de almas que dejó una huella indeleble en sus corazones.
Después de ese momento sublime, se abrazaron con ternura, sintiendo la cercanía y la calidez de sus cuerpos entrelazados. El mundo a su alrededor volvió a tomar forma, y sus corazones latían en una cadencia que parecía un eco de su amor compartido. En ese instante de quietud y satisfacción, sabían que habían traspasado un umbral juntos, habían explorado el territorio del amor en su forma más íntima y profunda.
Con una sonrisa radiante y una mirada llena de gratitud, se perdieron en el regazo del amor que habían construido. Cada momento, cada caricia, había tejido un lazo que nunca se desvanecería. Y mientras se enredaban en el abrazo del otro, sabían que su historia de amor seguía escribiéndose, capítulo a capítulo, en una narrativa que nunca dejarían de atesorar.
Fin del capítulo 21.
Después de tanto tiempo sin escribir algo, vuelvo con este largo capítulo y con sorpresas que serán del agrado de muchos. Aun así, estos temas y este tipo de escenas no son de mi agrado y liga, pero hice lo posible por avanzar rápido y acercar la historia del Fic al inicio del canon.
Voten, compartan y todo eso.
Adiós!
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