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5

— ¿Qué haces aq...? Wow.

No era la primera vez que Bulma los visitaba. Normalmente venía a preguntar cómo les iba.

Ese día había algo diferente: su vientre estaba abultado.
Estaba embarazada.

— ¿De quién es?

— ¿De quién crees?

— No lo creo.

— Bueno, es en serio.

¿En qué momento se había embarazado? Apenas terminaron la escuela el año pasado y ya estaban a la mitad del actual. En fin, Bulma tenía tanto dinero que no tendría ningún obstáculo. Daba igual.

— ¿Él está viviendo contigo?

— Desde hace meses.

— ¿Es bueno?

— Mucho.

Raditz y Goku fueron a ver qué sucedía, así que tuvo que explicarles lo mismo.

Aparentemente al menor se le fue el mal humor cuando vio a su amiga. Aunque no era sorpresa, porque siempre la quiso y apreció mucho.

— Bien... ¿Viniste a hacer otra cosa aparte de anunciar tu embarazo con Yamcha?

— Sí, a sacarlos de aquí.

— ¿Qué? —dijeron los tres simultáneamente.

— A ustedes... Pero a Nappa no.

Demasiado bueno para ser verdad.

Era la mejor oportunidad que les había llegado en meses, pero dejaba de serlo con ese detalle.

— Sin Nappa no iremos a ningún lado.

— Rogué, Vegeta. Le rogué a mis padres que me dejaran traerlos a todos, pero no están de acuerdo sabiendo su situación. No quieren tener cerca a alguien así.

Tenía sentido. La corporación era de ellos a fin de cuentas.

— ¿Y Yamcha?

— Él también trató de convencerlos. Aún así no resultó.

Tan cerca y tan lejos.

Raditz cruzó los brazos y se largó, mientras que Goku fue detrás de él con preocupación. Era extraño verlo hacer expresiones faciales. Al parecer aún seguía afectado por la pelea de hace un rato.

— ¿Está bien? — preguntó la peliazul.

— ¿Kakarotto? — preguntó Vegeta.

— Ajá.

— No.

— ...

Antes de que empezara a hacer preguntas, decidió hablar.

— Bueno, Bulma. Gracias de todas formas. Adiós.

Se veía desesperado por que se fuera.

Cerró la puerta y ella la detuvo con su mano. Demonios, ojalá terminara rápido.

— Espera.

— Qué.

— Piénsenlo bien. Si cambian de opinión, pueden venir cuando quier...

— No vamos a dejarlo aquí pudriéndose. — interrumpió. — Somos conscientes de que no le queda mucho tiempo, pero si muere, será con nosotros a su lado. Él estaría agradecido de saber que no lo abandonamos.

Suspiró.— Bien, es su decisión de todas formas. — rebuscó en su bolso y sacó un paquete —. Toma.

— ¿Qué es?

— Medicina. Para él, para Raditz, y alguna otra cosa que necesiten.

— ¿Suero y antidepresivos?

— Ahí dentro.

— ¿Vendas?

— Con más razón.

Vegeta miró del contenido y encontró algo más.
Varias latas de comida.

Sacó una y la vio detenidamente. Luego subió la mirada y la observó a ella.

— Otra vez llevan una semana sin comer, lo sé. — habló Bulma,

— Te agradecemos. — regresó el objeto a la bolsa.

— No se preocupen. En fin, debo irme. Cuídense mucho.

Luego de eso, se fue por las escaleras.

Si era honesto, esas ocasiones le recordaban por qué se había enamorado de ella en su momento.

Al menos Yamcha la cuidaba y ella era feliz. Lo mismo pasaría con su hijo o hija. Olvidó preguntarle si ya sabía el sexo.

Una vez le dijo que si tenía un niño, lo llamaría Trunks, aunque no sabía si seguía pensando lo mismo.

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