Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

2

— Nappa, cambia tus vendas. Tienen sangre.

— Cállate, Raditz.

Una de las pocas cosas de primeros auxilios que tenían.

Nappa las usaba porque le daban ataques depresivos y se cortaba las muñecas, los brazos o las clavículas. A los demás les aterraba que esa zona estuviera tan cerca de la yugular.

No importaba cuántas veces le quitaran los objetos filosos. Siempre encontraba uno nuevo y los escondía. Actualmente no sabían lo que usaba.

— Hazle caso.

— No te metas, Vegeta. — habló Nappa.

El mencionado también usaba vendas, pero cuando se lastimaba los nudillos al golpear cosas debido a sus ataques de ansiedad.

— No le respondas, está ebrio. — intervino el de cabello largo.

— Pero Raditz... — insistió Vegeta.

— Shh, al final lo hará.

Pobre Nappa.
Veinte años recién cumplidos, y ya estaba tan arruinado y jodido.

Él los conoció a todos en la escuela. Hace unos cinco años, aproximadamente. Él había huido de su casa antes que los demás. De hecho, cuando supo de la existencia de ellos él ya vivía solo. En el momento en el que Goku, Raditz y Vegeta también huyeron—hace un año—, les dijo que podían quedarse con él. Así lo hicieron y así seguían.

Apenas se graduaron el año pasado, y aún recordaban los rumores —que eran ciertos— sobre que Nappa era drogadicto y alcohólico.

También había otro sobre una supuesta hija que tenía con una estudiante.
Era cierto.

La chica se llamaba Fasha. Cuando llevaba cinco meses de embarazo, se fue de la escuela y nadie volvió a saber de ella. Le dejó una nota diciendo que el bebé era una niña, pero que a él no lo quería cerca ya que no lo consideraba apto para ser padre. Incluso dijo que jamás conocería a su hija por la misma razón.

Lo logró, porque no sabía ni su nombre.

Solo esperaba que no la haya abortado, porque la creía capaz. No tenía nada en contra del acto en sí, pero siempre que pensaba en esa posibilidad sentía preocupación debido a que no pudo participar en aquella decisión. Casi nunca hablaba de eso, pero él tuvo deseos de que ambos se quedaran con el bebé.

«Sé que soy una mierda y un desperdicio, pero hubiera cambiado solo por el bienestar de esa niña.»

Sostenerla en sus brazos era lo que siempre quiso. Tal vez, si Ia mirara a los ojos descubriría que aún hay motivos para vivir y ser alguien mejor.

Pero eso nunca pasó ni pasaría.

— Raditz, ¿crees que la tía de Nappa siga buscándolo?

— No lo sé, Goku.

Nappa la odiaba.
Era de esperarse que siendo hermana de su padre fuera igual de mierda que él. Lo abandonó, y también a su madre.

A diferencia de lo que sentía hacia su tía Zangya, él adoraba a su mamá. Cometió errores, se alcoholizó y se suicidó, pero la amaba más que a nada en el mundo. Se esforzó en cuidarlo incluso cuando su marido se había largado, y trabajaba duro aunque ganase una miseria.

Todos estos factores hicieron que tuviera que mandarlo a vivir con su tía. No se creía capaz de seguir cuidándolo debido a los problemas económicos que tenían. Le prometió que volverían a vivir juntos cuando tuviera dinero suficiente. Bastante parecido a Vegeta y Tarble.

Quién sabe qué le habría pasado a esa mujer. La fortaleza que tenía se esfumó de un día para otro, tal vez. Empezó a beber y terminó matándose.

«Mi madre tuvo lo peor; no puedo culparla por terminar con su vida. Aguantó suficiente mierda y se esforzó por hacerme feliz. Siempre la amaré, incluso después de rendirse.»

Zangya fue todo lo contrario. Lo golpeaba y lo trataba como su esclavo. Puede sonar estúpido, pero siempre lo hacía limpiar la casa de arriba abajo, cocinar y demás. Pobre de él si había una pequeña mancha en el suelo, si la comida sabía mal o si la ropa estaba mal lavada.

Ella tenía dinero, y tal vez era por esto que siempre llevaba a sus compañeros de trabajo a la casa, en donde hacía fiestas y otras cosas. Todos los fines de semana traía un hombre nuevo, a quien Nappa también tenía que atender porque solían quedarse días viviendo ahí.

Decidió largarse cuando ella empezó a decirle a sus amigos que podían contratarlo como un servicio de limpieza o cualquier otra cosa. No podía permitir eso, ni tampoco aguantar que ella gane dinero a costa de su sufrimiento y cansancio.

Le robó cerca de cincuenta mil zenies—esta cifra ya no existía después de tantos años, pero le sirvió en su momento—, empacó sus cosas y se fue cuando no estaba.

Llegó a llamar la policía por eso. Perra.

Debido a esto, faltaba algunos días a la escuela. Ellos a veces iban a investigar, y él no podía estar ahí por obvias razones. Pasó el tiempo y abandonaron el caso ya que logró que no lo encontraran. De todas formas tenía mucho cuidado cuando salía.

Es por todo esto que a él no lo hacían limpiar, cocinar o algo relacionado. Siempre que lo hacía tenía recuerdos horribles que lo ponían muy nervioso. Parecía estrés postraumático.

— Raditz, es hora de tus pastillas.

— Ya voy.

Goku se encargaba de controlarle las dosis a su hermano. Esos antidepresivos fueron algo caros, pero los necesitaba. Nadie se opuso a que los comprara.

Tenían dinero ahorrado para la universidad. Nappa lo conseguía de algún lugar. Tal vez relacionado con las personas que le daban droga, o algo.

Siempre les decía que esa cantidad era para los tres, y que él no estaba incluido porque no iría.

— Nappa, ¿aún sigues pensando en no ir a la universidad?

— No cambiaré de opinión.

— Todos lo haremos, y tú vendrás con nosotros.

— No me queda mucho tiempo, Vegeta.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro