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12

No es que Goku estuviera asustado, pero sí bastante nervioso y algo confundido.

Se supone que Milk se había largado con Broly a algún lugar. Porque así como Fasha, ella se fue de la escuela.

Se acercó después de que Vegeta lo llamara. Miró a los dos bebés y luego a ella.

— Qué sucede. — dijo él.

— Tengo que... Explicarte un par de cosas.

Bulma estaba igual de sorprendida que todos. Debía irse.

— Es mejor que me vaya. — intervino —. No quiero incomodar a nadie. — se le acercó a Milk —. Llevábamos tiempo sin vernos.

Se sonrieron levemente y ella salió cerrando la puerta tras de sí. A fin de cuentas ambas fueron buenas amigas en su momento.

— ¿Quieres que nos vayamos? — habló Vegeta.

— No es necesa...

— Le estoy preguntando a Kakarotto.

Raditz y Nappa habían salido a ver qué pasaba. Se lamentaron por haberlo hecho; hubiera sido una mejor idea quedarse en el cuarto. La razón era simple: así no sentirían vergüenza por las palabras de su amigo, pero en fin, se lo merecía aunque no les gustara admitirlo. Ellos estaban ahí para cuidarse entre todos, así que daba igual.

Milk no era mala, en serio, pero no aplicó eso cuando estuvo con Goku y ninguno la perdonaría por hacerle eso a su amigo. Mucho menos Vegeta, quien la detestaba.

Él vio lo feliz que era Kakarotto cuando estaba su lado. Probablemente fue el que más momentos presenció entre todos. Parecía que ella era de las pocas personas capaces de hacerle olvidar sus problemas, aunque arruinó todo al final.

Por todo eso la despreciaba. Si pensaba que podía venir como si nada después de haber hecho mierda a su mejor amigo estaba realmente equivocada, y se lo haría saber si era necesario.

Todo era bastante simple: si te metías con Goku, te metías con Vegeta y viceversa.

Aunque eso aplicaba para los cuatro, en realidad.

— No es necesario, Vegeta. Tranquilo. — hizo énfasis. Milk no lo notaría. Solo ellos, Nappa y Raditz. — Empieza. — indicó a ella.

— Para empezar, no vine a pedir perdón. Sé que me comporté como una persona horrible y que te hice daño a pesar de los problemas que ya tenías. Creo que las disculpas serían en vano. — se miraron entre ellos. Milk lo ignoró —. Estoy viviendo con mi padre en este momento.

— Creí que te fuiste donde Broly... O a algún otro sitio.

— Huí.

Ya sabían por donde iba la cosa.

— ¿Por?

— Se volvió muy violento y empezó a golpearme. — hizo una breve pausa—. Fue peor cuando se enteró de que estaba embarazada.

— ¿No quería un hijo? Bueno, "hijos". — corrigió.

— Probablemente no, aunque ese no fue el problema.

— ¿Entonces?

— Es que no eran suyos.

Se sorprendieron.

Goku volvió a mirar a los dos niños. Uno de ellos con un gorrito rojo y el otro con uno amarillo. Descansaban plácidamente en sus coches.

Subió la vista hacia la joven, pidiéndole explicaciones.

— Entonces Broly nunca...

— No. — completó.

— Solo yo.

— Sí.

Raditz se acercó a ella. Se había alterado un poco.

Pensó en la posibilidad de que fuera una farsa y que solo quisiera amarrar a su hermano con esos niños. No la creía capaz, pero aún así se aseguraría. A Goku le podían tomar el pelo y verle la cara cuando estaba nervioso, pero a él no y aprovecharía eso.

— ¿Cómo sabemos que no mientes? — le preguntó.

— Sabía que preguntarían eso. — rebuscó en su bolso y sacó un papel. — Toma.

Raditz lo recibió y todos se acercaron a leerlo. Era la prueba de paternidad de Broly con los niños.

En ambos nombres decía "0%".

— Si aún no es suficiente, puedes hacerte una tú con los niños.

— No, no. Está bien... Te creo. — Goku le extendió la hoja y ella la guardó.

— Son mellizos y tienen cinco meses.— explicó —. Él de gorro rojo es Gohan y el otro Goten.

— Mira, qué pequeños son. — comentó Raditz. Todos se habían acercado a los coches a mirar.

— Goten se parece mucho a ti. — dijo Vegeta.

— Es verdad. — continuó Nappa.

Goku soltó una pequeña risa.

— ¿Puedo?

— Claro. — respondió Milk. — Todos pueden hacerlo.

Desabrochó el cinturón de ambos y tomó en brazos al primero: Gohan.

— Bueno, pequeño... Tal vez tampoco te esperabas esto. — dijo en voz baja —. Soy Goku, tu padre. Espero que nos llevemos bien a pesar de las circunstancias. — le sonrió.

El bebé abrió un poco sus ojos, y lo quedó mirando un momento. Goku puso su dedo en la mano del niño y él lo apretó.

Raditz se acercó y se lo entregaron.

— Soy Raditz, tu... ¿tío? — pensó un momento —. Ah sí, está bien. — rió —. Cuando pueda, te compraré un regalo. A ti y a Goten.

Fue el turno de Vegeta.

— Qué bien que te llames arroz. Yo me llamo Vegeta, o sea "vegetal", así que no te sientas mal. No es tan malo, te lo prometo.

Gohan le sonrió un poco.

Cuando Nappa lo sostuvo, él le tocó el bigote.

—Sí... Debo afeitarme, lo sé. Cuando pueda también les compraré algo, eh. Seré su tío pelón, sí.— lo dejó en el coche.

Goku cargó a Goten, y apenas lo tuvo en brazos, él despertó.

— Oh, qué reflejos los tuyos. En fin, soy Goku, tu papá. Al igual que con tu hermano, espero que nos llevemos bien. Entre ustedes también cuídense y quiéranse. No importa si alguno de ustedes es igual de odioso que Raditz — él rió —, estoy seguro de que a fin de cuentas se perdonarán. Así somos él y yo, así que tal vez lo hereden. — se le quedó viendo un rato y luego rió —. Uh, estás sudando.

Le quitó el gorro y se lo dio a la joven, dejando libres sus alborotados cabellos. Los demás se sorprendieron y la miraron.

— Lo sé, es idéntico. — rió levemente.

Goku regresó su vista hacia él. — ¡Qué genial, Goten! ¡Los dos tenemos cabeza de palmera, sí! — decía emocionado. Lo alzó al aire y rieron juntos.

— ¿Ya viste cómo es tu papá? — se acercó Vegeta—. Se emociona hasta por una mosca.

— No le hagas caso, hijo. Es malhumorado.

— Hola, soy Raditz. — intervino de pronto, metiéndose entre ellos —. El tío mas genial que tendrás en toda tu vida.

— Claro que no, ese seré yo. — contradijo Nappa—. Espera, Milk, ¿ya tiene padrino?

— Aún no, pero si quieren puedo...

— De maravilla. Yo me propongo para serlo. — interrumpió.

— Calla, Nappa. No nos estás dando chance. Yo debo ser el padrino de los hijos de Kakarotto. Ustedes son sabandijas inferiores.

— ¿Qué? ¿Tú también? — preguntaron ambos.

— Pues sí, y no se van a oponer. — se cruzó de brazos y miró a otro lado con molestia como toda una diva. Goku se percató de eso y rió.

— Tranquilos, ya hallaré la manera de hacerlos padrinos a todos.—dijo Milk, luego les sonrió—. Debo ir a casa. Mi padre se preocupará porque le dije que no tardaría más de una hora. También debo llegar para el almuerzo.

— Está bien. — le dijo Goku, luego dejó a Goten en su coche y abrochó el cinturón de ambos. Milk volvió a ponerle el gorro al bebé —. Pero... ¿Por qué no me dijiste nada sobre los niños?

— Creí que no querrías saber nada de ellos y me echarías. Finalmente me decidí a hacerlo. Recordé que después de todo eres alguien con buen corazón.

— Gracias.

— A ustedes.

Goku se puso a la altura de sus hijos y besó la frente de ambos.

— Nos vemos pronto. — les dijo. Se puso de pie y abrió la puerta para que ella saliera.

— Adiós. Cuídense.

— Igualmente. Adiós.

Cerró la puerta y volteó a mirar a sus amigos.

— Sé que es extraño, pero veo que últimamente nos están pasando cosas buenas. — habló Vegeta.

— Así es. — habló Raditz, luego recordó el diagnóstico de Bulma —. Bueno, sé que estoy enfermo, pero hay que dejar eso de lado y enfocarnos en lo positivo.

Se miraron entre todos.

— Entonces... ¿Al fin las cosas están resultando? — preguntó Nappa.

— Quién sabe. — completó Goku.

¿Por qué la vida estaba dejando de ser tan complicada?

Era raro.

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