10 ˖ ִֶָ࣪ ┋thanksgiving.
—Padre, tengo que confesar algo.— Es lo primero que digo al entrar al confesionario sin quitarme los lentes de sol.
—Dígame señorita, ¿Qué es lo que le está molestando?— Me contesta la persona desde el otro lado quien no me ve la cara, lo cual agradezco.
Suelto un suspiro apoyando mi espalda contra la silla.
—Puede o no puede que haya besado al ex novio de mi hermana, ella sigue deseando volver con él y no debería de sentirme culpable porque mi hermana se está acostando con el mejor amigo de su ex novio, al chico con quien yo me besé, ¿Tiene sentido eso? Porque ya no son nada pero no es moralmente correcto lo que acabo de hacer cuando a su ex novio lo estuve odiando por engañar a mi hermana con nuestra mejor amiga, ambos estaban borrachos y no es una justificación, ¿Cierto, señor?— Mi voz cuando comienzo a hablar, simplemente no para, porque sale cada palabra una tras otra como si no necesitara respirar en ese momento.— No puedo decir que yo he sido un ángel, soy una adicta a las sustancias y no hay día que no lo hiciera, además lo he besado estando drogada, si no justifico el engaño borrados, no puedo justificar aquel beso diciendo que yo estaba drogada, ¿Cierto?
El Padre del otro lado se mantiene en silencio, ¿Acaso lo acabo de matar con mis palabras? Oh por dios, soy toda una pecadora.
—Frente a los ojos del Señor, todos tienen perdón.
—¿Significa que puedo hacer cómo que nada pasó y estoy completamente limpia de pecados? Por ahora, luego de aquí saldré a tomar unas pastillas.— Ruedo los ojos por debajo de los lentes.— Dígale al Señor que necesito su poder para hacerme olvidar.
—Señorita, el Señor no concede deseos ni nosotros tampoco, pero si quiere, puede empezar pensando todas sus acciones y si merecen el castigo que recibirás.
—No me gusta esa respuesta, es más, ni siquiera sé que hago aquí, no soy creyente.— Paso mi mano por mi cabello y me paro en aquel pequeño confesionario.— De todas formas gracias por escucharme, y no puedo hablar sobre esto con nadie ni usted puede decirle a nadie.
—Su secreto está a salvo conmigo, señorita.
Muy bien, a pesar que el Padre del otro lado no me estuviera viendo, sonrío en forma de agradecimiento antes de salir de aquel lugar que por poco y me causa claustrofobia. A que nivel he llegado por lo que acabo de hacer, lo peor es que dentro de mi cabeza esa escena no deja de aparecer, o más bien, no la dejo de sentir... Los labios de Nate sobre los míos, moviéndose como si fuera un gran experto en mi y supiera como manejarme, cuando nos empezamos a besar no pudimos parar, puede que pasamos al rededor de unos treinta minutos atrás de un árbol escondidos en la oscuridad, como si nos necesitáramos mutuamente.
¿En qué me he metido? ¡En todos los sentidos está mal! ¿Dónde quedó mi sentido de la lealtad a mi propia hermana? Aunque digamos que después de escuchar que se tiró a Chuck, las cosas terminaron por cambiar, sin embargo no entiendo por qué sigue con la idea de querer volver con Nate. No es que me interesa porque sigue sin interesarme, pero si decidió entregar su virginidad con Chuck, ¿Qué sentido tiene fingirla después con Nate? Bueno, ya basta, porque me estoy logrando hacer un revoltijo de cosas dentro de mi cabeza y la verdad es que no voy a llegar a nada muy pronto.
¡Hoy es Día de Gracias! Tengo que agradecer las cosas que tengo y olvidar las cosas que no me convengan, una de las cosas que agradezco es que mi papá volverá a casa después de abandonarnos por un hombre. Soy rencorosa, podré pensar que estaré feliz, pero sé que no podré ni verla la cara.
Al salir de la iglesia, camino por las calles de New York en lo que trato de olvidar yendo directamente a al Central Park, ahora mismo debe ser un desastre en mi casa por los preparativos del Día de Gracias y sólo necesito tranquilidad el tiempo que me dure. Mi cara cambia por completo cuando veo ese preciso momento donde la tranquilidad, desaparece.
—Keira, espera.— Nate camina detrás de mi en lo que yo acelero mis pasos.
Universo, si me odias, sólo puedes matarme y listo, caso resuelto.
—No sé quien eres, no sé por qué me hablas.— Digo como si nada, en cualquier momento estoy a punto de empezar a correr, sin embargo el chico me alcanza con rapidez y me toma de la muñeca para llevarme debajo de uno de los puentes que tiene el Central Park para escondernos.— ¿Qué es lo que quieres? Creo que dejé bien en claro que no quiero verte.
—Debemos hablar, sobre el beso, no te hagas la tonta al respecto.
—¿Qué beso?— Me encojo de hombros fingiendo no tener idea de que es lo qué está hablando. Ruedo mis ojos cuando se me queda viendo fijamente, como si quisiera leer mi mente.— Estaba drogada.— Suelto de la nada.
—Espera, ¿Estabas drogada?— Pregunta con el ceño fruncido.— Keira, maldita seas.
—Me sorprende que no me reconozcas drogada Nate, tantos años y aun te cuesta eh.— Me quito los lentes de sol para que pueda ver muy bien mi cara, lo coloco sobre mi cabeza.— Si te das cuenta que ha sido un error, en todos los sentidos, ¿No es cierto?
—Si crees que eso fue un error, ¿Por qué duró media hora antes de que decidieras escapar? No fue un error, y lo sabes.
Nate da un paso para acercarse más a mi, su actitud me pone nerviosa y retrocedo manteniendo la distancia entre ambos.
—Ese beso fue el mayor error, y debería serlo para ti también, soy la hermana de Blair, ¿Recuerdas? ¿De la chica que quiere volver contigo?
Tengo que dejar de decir eso cuando a mi hermana le vale tres cominos si ya tiene a Chuck para satisfacer sus necesidades. Nate vuelve a dar un paso y yo otro más para atrás.
—Tal vez yo no quiera eso, ¿Lo has pensado?
—Nunca más nos volveremos a besar, ¿Me has escuchado?
El chico no deja de rebotar su mirada de mis ojos a mis labios, incluso sus pupilas se agrandan. Me llama la atención como asiente con la cabeza después de lo que dije.
—Bien, no quiero besar a alguien que tampoco quiere besarme.— Dice como si nada y ruedo los ojos.
—Bien, entonces.
—Bien, entonces.
Me doy la vuelta para irme de una vez por todas, sin embargo Nate me detiene tomándome de la cintura atrayéndome a su cuerpo y pegándome a él. Nos quedamos viendo a los ojos por un par de segundos antes de volver a besarnos, estoy completamente cegada por esto y la necesidad de no querer separarme de sus labios nunca más en la vida.
La comparación que estoy a punto de hacer ni siquiera debería ser una comparación, pero ni siquiera esta tensión en ambos la he sentido con Carter y hablo de que en serio es demasiada.
Coloco mi mano sobre el pecho de Nate para empujarlo, como si fuera la cosa más difícil de dejar. Me quedo mirando sus labios un par de segundos, y simplemente me alejo de él volviéndome a poner mis lentes de sol apretando mis labios con fuerza, por suerte no me sigue así puedo sentirme culpable tranquila sin la necesidad de querer volver a besarlo, sólo que al parecer ya no podemos estar solos en una habitación sin que... esto, suceda.
Es un gran problema.
Tomo el vestido que estaba en el vestido para comenzar a colocármelo con cuidado antes de la cena de Día de Gracias. Dorota ayuda a abrocharme el cierre de detrás de este, justo en la puerta veo pasar una sombra enojada, no tardo nada en darme cuenta que se trata de mi hermana y frunzo el ceño confundida.
—¿Qué sucede con Blair? Está enojada y no me ha hablado desde que llegué, temo por mi vida ahora mismo.— Dejo caer mi cabello una vez Dorota se coloca a mi lado viéndome con pena.— ¿Qué?
—Su madre le dijo a Blair que su padre no vendría hoy, pero la verdadera razón por la que no viene es porque la señora Waldorf le dijo que no viniera porque ustedes dos lo odian por haberse ido, tanto que ni querían hablarle.— Dice con cierta pena y sonrío a la fuerza.
—Oh, así que mi papá no vendrá y todo porque mi mamá ha decidido arruinarlo todo como de costumbre, es genial, ¿No es cierto?— Digo como si nada sentándome en la cama para colocarme los zapatos.— Ya puedes irte, Dorota.
—Señorita Keira...
—¡Dorota!— La interrumpo enseguida, me doy cuenta de mi tono de voz y bajo la mirada.— Estoy bien, tiene otro trabajo que hacer.
Ella me da una última mirada antes de irse de la habitación cerrando la puerta en el proceso, suelto un suspiro tratando de soltar toda la molestia que esto me genera aunque es inútil. Me levanto de la cama con furia una vez termino de colocar mis zapatos y corro hasta al baño, de mi escondite agarro tres pastillas que me las trago sin agua, lastiman mi garganta en el proceso pero nada se compara con el dolor de no pasar este día con mi papá después de que nos abandonara.
A los pocos minutos nos llaman para ir a la mesa, todos los invitados ya están sentados y listos para comer. Salgo de mi habitación y en el proceso me encuentro a Blair, ambas nos miramos y asentimos con la cabeza dando a entender que ya las dos sabemos la verdad, caminamos juntas hasta la planta baja en donde nos sentamos una en cada lado de nuestra mamá, sin sentirnos demasiado festivas con la situación.
Voy comiendo de a poco y lento, ignorando las voces de las personas a mi al rededor, además del mareo que aquellas pastillas me empezaron a generar... Tal vez fue mala idea tomar tres de golpe y con el estómago vacío, ahora estoy sufriendo las consecuencias, apoyo mi cabeza sobre mi mano intentando disimular un poco mi malestar.
—¿Qué sucede con ustedes dos?— Por fin nuestra madre se da cuenta que algo anda mal con nosotras, y no es culpa nuestra, sino de ella.
—No iba a hablar de esto hasta después de la comida pero, ¿Es verdad que le dijiste a nuestro papá que no lo queríamos ver?— Empieza Blair murmurando para que el resto de los invitados no escucharan nuestra conversación.
—¿Qué? Esa es una acusación estúpida.— Nuestra mamá se ríe un poco tratando de fingir que no se ha mandado la cagada más grande.
—¿Y qué también estábamos tan enojadas con él por abandonarnos que no queríamos volverlo a ver?— Sigo yo y enseguida me mira con el ceño fruncido.— No tenías derecho a mentirle de esa forma.
—¿Hasta cuándo van a entenderlo? Él nos abandonó.
—A nosotras no, madre, a ti.— Salta Blair con toda la bronca que se puede.
El mareo en mi cabeza se hace más fuerte y me levanto de la mesa.
—No me siento bien.— Digo caminando hasta mi habitación una vez más.
Ignorando los llamados de mi mamá que daba por lo bajo, intento agarrarme lo que fuera para no caerme en mi camino hasta mi cuarto. Me encierro allí y me dejo caer sobre la puerta apoyando mi espalda en esta al igual que mi cabeza con la esperanza de que los mareos desaparecieran, aunque las lágrimas no tardan en salir de mis ojos sin ningún tipo de permiso por todo lo que está sucediendo.
Como me gusta torturarme a mi misma, pero sobre todo, odio no poder parar.
Ya no es sólo el problema de mi papá y el que no viniera, sino también el mío con las drogas, ¿En algún momento podré detenerlo? Pedir ayuda significa que he perdido una batalla, se supone que soy fuerte, ¿Y si no lo soy lo suficiente?
Paso mis manos por mis mejillas limpiando las lágrimas, mi celular suena indicando que he recibido un mensaje, veo la pantalla y es un mensaje de mi hermana: "Estoy en el baño, ven." No dudo ni un segundo en hacerlo, ignorando por completo mi malestar para entrar en su habitación, abro la perta de su baño y no la encuentro a primera vista, hasta que ella me habla.
—Yo no quería que pasara.— Blair está sentada al lado de la puerta con las piernas estiradas, me arrodillo a su lado y luego me mira.— Comí una tarta entera y luego vomité, me hice vomitar.
—Oh Blair.— Me acomodo para verla mejor y hago una mueca.— Creía que estabas mejor de eso.
—Lo estaba, no sé que pasó.— Una lágrima cae por su mejilla, ella presta atención más a mis ojos y bajo la cabeza.— Tus ojos están muy rojos, Keira.
—Estuve llorando también.— Es mentira y a la vez no.
Blair me toma del rostro para verme aun mejor.
—Creí que lo habías dejado, que ya estabas bien, limpia.— Ladeo mi cabeza sonriendo un poco.
—Nunca estuve bien Blair, estoy lejos de estarlo.
Ella suelta un suspiro ante mi respuesta y apoya su cabeza contra la pared sin dejar de mirarme.
—¿Qué nos estamos haciendo?— Pregunta ya más tranquila.
—No lo sé, pero ambas saldremos de esta, ¿De acuerdo?— Ella asiente con la cabeza.— Deberíamos regresar, los invitados ya se abran ido y podremos hablar con mamá, sin tanto drama de por medio, ¿Te parece?
—Estoy de acuerdo, ¿Estás segura que puedes fingir en frente de mamá? No se te veía muy bien en la mesa.
—Ahora estoy mejor, porque he hablado contigo.
Ambas nos abrazamos antes de levantarnos y salir del baño, caminamos abrazadas entre los pasillos en el silencio, confirmando así que todos los invitados ya se fueron y sólo queda la mesa para limpiar. Espero que haya quedado algo de comida porque me estoy muriendo de hambre. Nuestra mamá está en la cocina sola calentando agua en la estufa, ella se gira para vernos cuando siente nuestra presencia.
—Aquí estás.—Es lo primero que digo.
—Aquí están ustedes... — A mi mamá le cuesta empezar, pero lo hace sin vueltas.— Yo sé que no debí mentirles sobre su padre, pero ahora diré la verdad.— Camina para agarrar un portafolios color marrón con el cual juguetea en sus manos.— La petición del divorcio de su padre y yo debo firmarlos. No he podido.
—Mamá.— Dice Blair ya sintiéndose apenada por todo el tema de la conversación en la mesa, y ahora yo también.
—Él vive en Europa, con un hombre. No puede sorprenderte que quiera el divorcio, ¿Verdad? Era cuestión de tiempo.— Trato de sonar lo más empática con la situación sin que mis palabras la golpeen demasiado.
—No es eso, lo que me sorprende es lo que me hace sentir, él fue mi esposo después de todo. Fue mi Harold por veinte años.— Un nudo en la garganta y mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas cuando la veo ponerse así de mal.— No podía verlo en estas fiestas, era nuestra época más feliz.
Blair y yo enseguida nos acercamos a abrazarla con fuerza, creo que no nos abrazábamos así desde hace años y no sólo nosotras lo necesitábamos, sino nuestra mamá también por la forma en la que nos devuelve.
—Aun es Día de Gracias.
—Si, lo es.— Mi mamá sonríe limpiándose las lágrimas y yo sonrío.
—¿Qué te gustaría hacer?
—Estar aquí y comer, hablar con ustedes, lo haría perfecto.— Ella contesta a mi pregunta, y por alguna razón esa respuesta me hace sentir un gran alivio en todo mi cuerpo.
Supongo que no va a ser un día tan horrible después de todo.
Spotted:
Feliz Día de Acción de Gracias queridos Upper East Siders, recordemos que la vida en este lado de Manhattan no todo es lo que parece dentro de la vida de nuestras personas más importantes. Un día todo puede ir bien, y al siguiente otra vez los secretos vuelven a hacerse presente dentro de sus vidas arruinando así todo aquello que se construyó.
XOXO, Gossip Girl.
Recuerden:
—VOTAR; por favor no se olviden y no les pido mucho, es gratis y consiguen actualizaciones más seguido. 80 VOTOS PARA EL NUEVO CAPÍTULO.
—COMENTAR; amo leer sus comentarios y opiniones sobre la historia.
—SEGUIRME; para no perderse ninguna actualización, noticia o lo que sea de la historia.
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