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Provocando a Dim Kelly

     Los tres seguíamos esperando nuestra respuesta, yo la de Chip, Chip la de alguna de nosotras y Bethany su propia respuesta para recordar dónde vio antes a mi novio.

     Sudaba frío y traté de organizar mi mente lo más rápido posible. ¿Sería bueno contarle a Chip mi verdadero origen?

     Bethany frunció sus ojos marrones y se cruzó de brazos engrandeciendo más su escote.

     — ¿Puedo saber tu nombre, cariño? —inquiere Bethany.

     Su interés me provocaba náuseas y me puse frente a ella.

     —Largo —le dije—. Esos imbéciles no tardarán en recobrar la consciencia y podrían regresar.

     Chip se alejó para tener mejor vista de mí.

     — ¿Alguien de ustedes me dirá cómo es que se conocen?, Jen...

     Fruncí mis cejas de la preocupación que era inevitable no ocultar.

     —Ella... ella es...

     —Soy su tía —termina Bethany y me guiñó el ojo que Chip no podía ver.

     Estaba atónita, de alguna manera eso era una señal para mí muy clara, aunque no me lo demostrara, mi madre me protegía.

     — ¿Qué? —pregunta Chip asombrado—. Es que...

     Mi novio recorrió con su mirada a la mujer provocativa que evidenciaba que era una auténtica prostituta.

     — ¿Es que qué, primor?, ¿Acaso tu familia no tiene ovejas negras? Yo tengo ese papel en la familia Roux

     Agaché la mirada avergonzada, quería que la tierra me tragara y me escupiera en algún otro continente para empezar de nuevo.

     Mi corazón se comprimía del miedo porque supieran quien era mi madre.

     —Entiendo —agregó Chip un tanto suspicaz—. Yo soy Charles Dermont pero todos me dicen Chip y soy novio de Jen.

     La mirada de Bethany se agudizó y fui testigo de un destello de sorpresa.

     —Charles Dermont —repite mi madre seria, con un tono de voz detectivesco y dándole una última inspección a Chip—. Un gusto, mi nombre es Bethany, la tía zorra.

     — ¡Bethany! —exclamé sintiendo un gran ardor recorriendo todo mi rostro. Resoplé y sacudí mi cabeza asqueada de esta escena—. Vete, vámonos, Chip —sujeté la mano de mi novio y lo jalé hacia el otro lado para alejarnos de esta mujer.

     Algo me decía que después de su intervención heroica para evitar ponerme en aprietos se la cobraría y con intereses, ella no daba paso sin tacón y ya veía venir su exigencia. ¿Protegerme? ¿Ella?, ¡Ja! Eso jamás.

     Otra manipuladora que tenía que soportar, pero al menos ella era mi madre... me di una bofetada mental ¿Eso era un consuelo?

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    Nuestra caminata por el centro comercial de Macon fue como entrar directo al infierno para ser torturada; había anuncios de una fragancia de las mejores marcas del mundo y su modelo principal era Dim Kelly, el tipo posaba con una camisa blanca abierta y descubriendo un tatuaje oculto, se trataba de un atrapasueños en el costado izquierdo de sus abdominales perfectos. En su mano derecha sostenía el envase promocional simulando que se rociaba con el, y detrás de su enorme ego un fondo gris que lo hacía resaltar.

     Su mirada era de superioridad, tan arrogante y a la vez tan sensual, sus rasgos masculinos eran envidiables. Logré notar a unas chicas como de mi edad posando en otros anuncios donde ese modelito era el protagonista.

     Conté cinco anuncios en total, y en la tienda de la misma marca reconocida él posaba con diferentes estilos de traje de gala: negros, azules, blancos, grises ¡Dios mío! ¿Qué no tenían más modelos disponibles?

     Estaba hastiada de verlo por todas partes, era una tortura visual y mis ojos sangrarían en cualquier momento.

     —Vamos a Espiral y salgamos del mundo tortuoso de ese modelo cabrón —sugiere Chip.

    Espiral era un lugar con juegos de entretenimiento dentro del centro comercial y era perfecto. Le hice caso y pasamos una tarde divertida disparándonos virtualmente, jugando baloncesto, carreras de autos y bailando.

     Bajamos esas deliciosas hamburguesas y no fue tan malo.

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     Detuvo su moto frente a la casa de los Dobrowski y me bajé sin problema. Tomé mi mochila y de pronto ya me sentía incomoda ante este momento de despedir a mi novio.

     —Espero haber logrado que la hayas pasado bien hoy —dice Chip rompiendo con el tenso silencio.

     Asentí mientras me acomodaba la mochila en mis hombros.

     —Fue divertido, la pasé bien. Gracias y disculpa lo de... Bethany, la reconocí y no pude dejarla así.

     —No sabía que tuvieras una tía de esa clase.

     Fruncí el ceño de nuevo.

     —No es como que lo vaya presumiendo por ahí.

     — ¿Y tus padres? ¿Por qué nunca me has hablado de ellos?

     Me encogí de hombros muy incómoda y miré a Chip fingiendo tranquilidad.

     —Luego me tomaré el tiempo de hacerlo.

     —Bien.

     Se inclinó para acercarse a mí y en eso brinqué del susto al escuchar el timbre de mi móvil. Retrocedí y lo saqué un tanto inquieta. Tenía tres mensajes de ese imbécil y una llamada perdida que había hecho a propósito para que le contestara los mensajes:

¿Ya viste la hora?

¿Y mis tareas, pequeña bestia?

Te dije claramente que tenías que contestarme los mensajes.

     Bufé exasperada y noté que Chip espiaba de soslayo el remitente. Apagué mi teléfono y lo guardé en el bolsillo trasero.

     —Buena noche, Chip —me despedí.

     — ¿Ni si quiera un beso?

     Sonreí y me acerqué para rozar mis labios con Chip, él correspondió, pero su beso fue brusco, y pude sentir como atrapó mi cintura con sus manos para arrastrarme hacia él.

     Me alejé cuando sus manos viajaron a mi trasero y lo fulminé con la mirada.

     —Chip —gruñí en tono serio.

     —Lo siento, lo siento, es que... eres hermosa y no puedo evitarlo.

     Puse los ojos en blanco, esas frases cursis no iban conmigo.

     —Endulzarme el oído no te servirá de nada.

     — ¡Cielos, Jen! Trato de ser romántico contigo, pero tú me lanzas dagas heladas.

     —Chip —cerré mis ojos y los apreté—. Necesito tiempo ¿Bien? —dejé en claro al abrir mis ojos—. Nunca he tenido un novio y no me siento cómoda con el contacto físico tan... libidinoso.

     Él me miró asombrado y se acomodó mejor en su moto.

     — ¿Eres virgen?

     ¿De verdad? ¿En serio es lo único que le importaba saber? A veces los hombres eran tan idiotas e insensibles.

     — ¿Eso es importante para ti?

Chip parpadeó desorientado por no saber qué decir para defenderse.

     —Es que no se me ocurre otra cosa para que estés a la defensiva cuando trato de tocarte, eso es algo normal en las relaciones —argumenta.

     De acuerdo, tal vez, solo tal vez tenía razón y yo estaba siendo bastante apretada, pero tenía mis motivos y no me sentía lista para revelárselos.

     —Me esforzaré, solo... no me presiones con ese tema.

     —Lo que tú digas, nena.

     Me dio un beso fugaz y encendió su moto para salir volando. Me quedé pensando por un instante y cuando me giré para ir hacia la entrada, descubrí a Vega en la ventana de su recámara en el segundo piso con unos binoculares.

     Fue muy lenta su reacción al agacharse para esconderse. Me reí por su intento y seguí caminando para entrar a la casa y ver el reloj.

     Las nueve quince, aún había tiempo de hacer las tareas.

     Vega bajó a máxima velocidad y me interceptó en el vestíbulo.

     —Eres toda mía, muñeca, ahora cuéntame el chisme sabroso que tienes con Dim Kelly.

     Resoplé exhausta y con gran esfuerzo le sonreí a mi amiga.

     —Hicimos las pases y seremos amigos —mentí descaradamente—. Creo que es lo mejor y la paz reinará de nuevo en Atlas.

     Vega al principio no parecía convencida y después sonrió como loca.

     — ¡Es estupendo! Si son amigos él hará de Taylor en mi obra, no habrá problema para convencerlo ¡Mañana mismo le diré!

     Triple mierda.

     Fue inevitable cambiar de parecer a Vega, y empecé a odiarme por darle esa excusa tan a la ligera teniendo en cuenta como era ella. No iba a detenerse y si le cuenta a Kelly sobre eso me acusaría de mentirosa y posiblemente lo irritaría.

     ¡Por Dios! A mis escasos diecisiete años estaba viviendo una tortura.

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     A la mañana siguiente al salir de mi optativa de psicología comunitaria me encontré con la irritante e imponente presencia de Dim Kelly frente a la puerta, con una cara que expresaba ira, y ya deducía el por qué.

     Se acercó a mí y yo lo enfrenté levantando la mirada, intentó sujetarme y no me dejé.

     —Eres un acosador, primero el vestidor de chicas y ahora me persigues durante clases —me atreví a decir—. Búscate algo más entretenido, patán.

     Su mirada dominante era influyente, pero me armé de valor para no sentirme intimidada, este idiota no podría conmigo—aunque me tuviera en sus manos—yo no iba a dejarme.

     — ¿Te parece si mi nuevo entretenimiento es ver cómo la gente se burla de ti cuando se enteren de tu secreto?

     Increíblemente mis piernas empezaron a flaquear, lo enfurecí, por mi osadía lo enfurecí.

     —Yo...

     — ¿Crees que iba a ser tan imbécil como para no revisar la tarea que me enviaste? ¿Tu cerebro no te da lo suficiente para razonar?

     Lo empujé a regañadientes y él abrió grandes sus ojos grises.

     —A mí no me vengas con insultos —repliqué—. El bastardo con poco cerebro aquí eres tú, en ningún momento me dijiste que la tarea tenía que ser correcta, la realizaría por ti, pero no la haría bien.

     Tomó aire y noté como su pecho se inflaba de la exasperación.

     —Dos pueden ser listos, tú lo quisiste, Jenedith. Te lo advertí.

     Sacó su móvil y tan pronto lo vi me lancé a él, no iba a permitir que cumpliera su amenaza, usé toda mi fuerza y en un solo movimiento le arrebaté el teléfono para después darme a la fuga. Corrí, corrí como el correcaminos de los Looney Tunes para evitar ser capturada por el torpe coyote.

     — ¡Eres mía, Roux!

     Mis piernas eran fuertes y tenía la energía al máximo nivel para salir huyendo de la mira de Dim Kelly. No tenía tiempo de buscar en su móvil, eso disminuiría mi velocidad y no era opción dejarme atrapar por él.

     Miré hacia atrásy él ya me pisaba los talones. Los chicos a nuestro alrededor veían muy atentosla persecución que estábamos armando y lo peor de todo fue toparme por elcamino a mis amigas con sus bocas abiertas, y Chip a un lado de ellas.

     — ¡Jen! —gritó Chip furioso.

     No podía detenerme, Dim Kelly era un guepardo y yo una pobre gacela que corría por salvar su vida, hasta llegue a sentirme en uno de esos documentales de Discovery.

     Mi dignidad estaba en juego y haría lo posible por salir viva e inmaculada.

     No me di cuenta a donde fui a parar, volteé de nuevo y Dim ya estaba estirando su brazo como el guepardo para derribar a la gacela. Me rodeó con sus brazos, capturándome por completo que nos desequilibramos por el forcejo y fuimos directo al agua de la piscina.

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