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Jen vs Dim

     — ¿Qué mierda me ocultas, Jen?

     Chip despotricaba en uno de los pasillos de Atlas—por suerte desierto—estaba furioso por mi falta de mensajes durante el fin de semana.

Tenía que decirle parte de la verdad porque merecía saberlo, era mi novio y tal vez su apoyo sería indispensable.

     —Perdón, Chip, estuve con mi mamá —confesé con seriedad, me recargué en la pared con mis manos en mi espalda baja y  con el corazón en la garganta—. Ella... ella es una...

     El pelinegro suavizó su expresión y frunció las cejas, confundido.

     — ¿Es qué?

     —La tía que conociste en aquella cita que tuvimos no era mi tía, sino mi madre —expliqué, sintiéndome una miserable y vulgar persona, la vergüenza me estaba consumiendo—. Solo Vega, Milly y los padres de ambas saben, nadie más, y... yo siempre me he apenado por eso, porqué ella no ha sido una buena madre...

Mi voz se quebró y Chip me dedicó una mirada más suave y comprensiva.

—Jen... por Dios, no tenía idea.

—Este fin de semana pasó algo terrible, me enteré de que mi padre le ha estado dando dinero para mí, sabe que existo y ella lo ha ocultado para quedarse con mi manutención.

Agaché la mirada porque no tenía cara para ver a Chip, le conté parte de la verdad.

     —Nena, lo siento. Ahora entiendo tus... dificultades y tu manera de vida, no me lo imaginé —expresaba asombro y apenado por mí.

     Odiaba que sintieran compasión por lo que me sucedía o por mi forma de vida, prefería mantenerlo en secreto y así me evitaría las caras de lastima por verme en esta situación.

     — ¿Sabes qué? Te ayudaré, buscaremos a tu padre y hablarás con él para resolver esta situación, si te manda ese dinero es porque está interesado en ti y tu madre ha manejado las cosas a su favor.

     Mi semblante cambió a uno lleno de esperanza, ¿Conocer a mi padre? ¿Tendría un padre que en serio me amaba? La sola idea me hacía ilusión que mis lágrimas empezaron a salir.

     Chip me abrazó y acarició mi cabeza con cariño.

     —Resolveremos esto.

     —Gracias, Chip.

     Era un chico dulce y estaba convencida de que todo lo que se inventó Dim Kelly sobre él fue para fastidiar mi relación, y no se lo permitiría.

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     Antes de salir a nuestro almuerzo corrí a la entrada de Atlas por la comida que ese maldito modelito quería. Después me dirigí a su auto de manera precavida para sacar algunas cosas, me confió sus llaves y lo que deseaba era encender el motor del increíble auto y mandarlo a estrellar en alguna pared.

     Pero eso solo sería en mis sueños, si lo hacía ambos estaríamos en problemas y ahora lo que menos quería era endeudarme con el instituto, y más porque los padres de Vega me apoyaban económicamente.

Dim quería impecables unos tenis y me las ingenié para tomarme el tiempo necesario de limpiarlos; también me ordenó arreglar una de las cadenas de plata que usaba porque se había roto. Al final, logré llegar a la cafetería para aventarle todo a la mesa y mostrarle mi peor cara.

—Ya hablamos de las miradas, pequeña bestia. Se más cordial cuando te dirijas a mí.

—Estoy harta y cansada de ti, solo quiero comer.

Me dedicó una mirada ladina y una media sonrisa llena de arrogancia.

—Siéntate a comer conmigo.

—Esta vez no —respondí y le di la espalda para ir a la mesa con mis amigos.

—Jenedith.

Me llamó y lo que hice fue mostrarle el dedo corazón para que se fuera a la mierda, no quería verlo más.

Tomé una charola para llenarla de comida y me fui a sentar a la mesa junto con Vega y Milly. Chip se encontraba con algunos de sus amigos y me sonreía desde su lugar, estaba mostrando madurez al darme mi espacio con mis amigas y eso me gustaba.

— ¿De verdad tú y Dim son amigos? —inquiere Milly reticente—. Por sus miradas parece que se odian a muerte.

Desvié mis ojos a la solitaria mesa en la que Kelly se encontraba con su móvil en manos, y eso quería él, que lo viera con el aparato. Su mirada era determinada y parecía mandarme la señal telepáticamente de que haría algo por mi osadía de no obedecerlo.

Mis manos ya sudaban y miré a mis amigas que esperaban la respuesta.

—Tratamos de llevarnos bien —mentí terrible.

Vega arqueó una ceja.

—Tu cara es tan expresiva, Jen, que sé que estás mintiendo, tesoro —dice Vega.

Puse los ojos en blanco y miré de nuevo a Dim, ese hijo de puta sonreía burlón a la pantalla de su móvil y no pude más con la angustia; me estaba carcomiendo el miedo por lo que estuviese pasando por la mente de ese bastardo. Me levanté cayendo de inmediato a su anzuelo, crucé las mesas que nos separaban y me detuve frente a él.

— ¿Qué diablos haces?

—Preparando tu bomba, Jenedith —me miró con esos grandes y fríos ojos grises—. Te dije que tienes que hacer lo que yo diga y cuando yo lo diga, no haces caso y... —chitó, fingiendo pena—. No entiendes, pequeña bestia. Suerte con tus futuros acosos.

En un arrebato de desesperación y pánico me aventé a la mesa para agarrar de nuevo el teléfono de Dim; fue tan rápido mi ataque que terminé por mandar al modelito al suelo junto con la silla y yo encima de él.

Estaba sobre su cuerpo intentando quitarle el teléfono que sujetaba con toda su fuerza, como si su vida dependiera de ello.

— ¡No me retes, Roux! —exclamó Dim con un tono rudo y furioso.

— ¡Tú me retaste primero, Kelly! —respondí, aún a horcajadas de él y peleando por quién se quedaba con el aparato.

Empezó todo un revuelo hasta que sentí como unas manos me sujetaron por mi cintura para levantarme como si fuera una niña pequeña peleándose con el niño más fastidioso de la clase.

— ¡Suéltame! —grité alterada y exaltada mientras me retorcía para que me dejaran continuar con mi batalla.

—Santo cielo, Jen, cálmate —me pidió en líder de Fifth Hell.

Logan fue el que me había cargado para detenerme, y en eso Chip—como relámpago—se dejó caer sobre Dim Kelly.

— ¡Te dije que no volvieras a acercarte a mi novia, cabrón!

Chip le propinó un puñetazo a Dim justo en el ojo, mierda, mierda, esto haría enfurecerlo y cumplir con su amenaza de exponerme ante todos.

Milly y Vega llegaron junto a mí para sujetarme mientras que entre Beck y Trey agarraban a Chip para separarlo de Dim. El modelo arrogante se volvió rojo de lo furioso que estaba. Johnny se puso como referí entre los dos con ambos brazos estirados de cada lado.

—Será mejor que ambos se calmen —dice el chico de ascendencia coreana quien vio venir de nuevo a mi novio y lo empujó de regreso a sus amigos—. Basta, Chip, no hagas más grande todo esto.

Pero fue inevitable, Johnny se alejó en cuanto ambos fueron soltados—mala idea—para regresar como animales salvajes en plena lucha territorial.

     Ambos chicos volvieron a agarrarse, no obstante, esta vez Dim esquivo con maestría todos los puños por parte de su rival, y así de concentrado fue como golpeó duro a Chip, mandándolo directo al suelo y sin moverse. Por la mirada que les aventó el modelo a todos, nadie quiso acercarse para detenerlo, noqueó brutalmente a Chip de un solo puñetazo.

     Me hinqué para ayudar a mi novio mientras el maldito de Kelly salía de ahí hecho un verdadero demonio.

     Los celadores hicieron su trabajo, nos hablaron a Dim, a Chip y a mí para aclarar la situación en dirección.

     —Por amor a todo lo sagrado —se quejó el director Gorman al vernos a los tres.

     Yo en medio de ambos. Dimcon un golpe en la mejilla y Chip con un labio partido.

     — ¿Pero qué ha pasado ahora con ustedes? Roux, estoy decepcionado de ti.

     Me partía el corazón saber eso. Yo siempre he sido una alumna ejemplar y desde que llegó Dim Kelly eso se había ido nublando.

     —Yo tuve la culpa de todo —responde Kelly de inmediato.

     Parpadeé patidifusa por las palabras que salieron de ese maldito modelo, pero ni si quiera volteé a verlo y no iba a rectificarlo.

     —Vaya, aceptas tu culpa al menos —agrega Chip con fastidio mientras se cruzaba de brazos.

     Dim volteó a verlo con un genio de los mil demonios y noté como hacia sus manos puños.

     —Dimitri ¿Qué ocurrió entonces? —exigió saber el director.

     Miré a Dim de soslayo y con interés por saber cómo iba a salir de esto al ver que se echó la culpa de todo.

     Estaba realmente sorprendida de que no me echara de cabeza y decir que yo fui quien inició el alboroto; de alguna manera lo sentía injusto ¡Maldita moral y consciencia mía! Debería de importarme una mierda lo que ocurra con este bastardo y alegrarme porque me haya ayudado a zafarme de esto.

    Dim movía con ligereza su mandíbula de un lado a otro y elevó un poco su rostro con aires de superioridad.

     —Me gusta Jenedith... y la provoqué para que dejara a Chip por mí —confesó así sin más—. Enfureció y se me lanzó para ponerme en mi lugar y todo se fue descontrolando.

     — ¡Hijo de per...!

     —Cálmese, señor Dermont —ordena el director con los ojos bien abiertos que hasta la vena de su cabeza saltó.

     Estaba helada, boquiabierta ante la justificación que dio Dim Kelly, mis ojos parpadeaban más de la cuenta y solo podía notar al modelito de calzones de perfil. No volteó a verme, no me daba la cara, solo frunció más el ceño y movió su cabeza hacia el otro lado para evitar enfrentarme.

     Fue tan convincente su excusa que me hizo pensar por un instante que así era pero, era un manipulador y farsante, nada de lo que decía podía ser verdad.

     —Me van a volver loco, muchachos y todo por sus hormonas alborotadas. Dimitri, Jen, Chip, arreglen sus cosas porque un disturbio más de esta índole y va a su historial —amenaza el director con determinación—. No quiero volver a verlos aquí por una situación así.

     —Como sea.

     La voz ronca de Dim se escuchó y se dio la vuelta para salir de la oficina. El director Gorman ya no dijo nada y solo suspiró cansado.

     —Vayan a sus clases, chicos.

     Al salir de la dirección, Chip echaba humo por las orejas. No había señales de Dim Kelly por ningún lado y yo seguía muda por lo que sucedió hace apenas un minuto.

     —Sabía que le interesabas, se le notaba, no deja de verte —resumía Chip mientras caminaba en círculos y se alborotaba su cabello—. Ese hijo de puta me las pagará.

     Miré a Chip y tomé aire.

     —Lo más seguro es que comentó eso para zafarse rápido de todo. No creo nada de lo que dijo.

Me miró incrédulo.

     —Entonces ¿Qué hacías en su mesa? Ya estabas con las chicas, ¿Qué mierda tenías que hacer con él de nuevo?

      De pronto sentí como la sangre dejaba todo mi cuerpo y el pavor entraba para tomar su lugar; si le decía la verdad iba a provocar de más a Kelly y a estas alturas ya temía porqué en cualquier momento Dim mandara las fotos.

     —No puedo decírtelo.

     Mi respuesta pareció haberle disparado a Chip justo en el pecho, se miraba más rojo y frustrado, esos ojos verdes intensificaban su rabia y exigían respuestas.

     —Jenedith ¿Me estás engañando con ese imbécil?

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