Capítulo 19. Campeón de natación
Al siguiente día tuve que dar una declaración oficial para el público. Conté parte de las frustrantes horas que viví al igual que confirmar que el modelo del momento, Dim Kelly y yo éramos pareja. Dim no tuvo problema e incluso él lo anunció en sus redes sociales, que estaría acompañándome en las siguientes competencias que me quedaban en los Juegos y pedía respeto para mí y nuestra relación.
El comité olímpico entendió lo que había sucedido, así que decidieron darme una oportunidad para redimirme. Mike me dijo que posiblemente doblaron las manos porque se trataba de una de las campeonas del mundo, papá prefirió quedarse con la idea de que habían sido empáticos por la problemática que hubo con mi madre.
Los días continuaron y seguí compitiendo. Chip tuvo sus carreras y estuvimos ahí apoyándolo como parte de la porra. Dim y yo ya no teníamos que escondernos de los fotógrafos metiches y de la prensa que exageraba las cosas en sus notas de chismes.
Yo estaba por entrar al tatami. Escuché mi nombre y mi siguiente rival era una chica canadiense. En el público que aplaudía mi presencia destacaban mi familia, mis amigas y mi novio junto con todos su hermanos. Arik, James, Mary Ellen y Tristan estaban presentes en mi competencia. Todavía tenía posibilidades de llegar a la final si no perdía con ninguna de mis rivales a vencer.
Me coloqué en posición, cerré un momento mis ojos y respiré profundo para concentrarme y enfocar mi objetivo, Britt Hazel tenía una reputación excelente, había asegurado el bronce en los juegos de Francia, compartimos el pódium y yo la había vencido al principio de mis competencias en aquellos juegos.
El árbitro dio la señal, ninguna se movió a primera instancia, la multitud generaba más ruido con los ánimos que nos daban a cada una, fuimos acercándonos, cuidando nuestros puntos ciegos hasta que yo la sujeté, atenacé mis manos a ella para no soltarla y hacer mis maniobras. Intentaba derribarme, pero me colé entre sus piernas para llegarle por la espalda y sujetarla fuerte.
No más juegos. Usé toda mi fuerza para girarla sobre mi espalda y caer sobre ella. La sometí a tiempo antes de que lograra escabullirse y ejercí presión.
La gente a mi alrededor enloquecía, escuché mi nombre en una infinidad de ocasiones, proclamándome con la ganadora de esta batalla. Britt se rindió y yo la solté para dar un salto de victoria.
Gané y avancé.
Sonreí feliz, sonreí de solo ver a la gente que amo en las gradas, apoyándome y gritando eufóricos porque había ganado, sobre todo a Dim que no paraba de lanzar los puños por encima de su cabeza para gritar por mi victoria.
Papá y Sarah no dejaban de brincar como locos, Chip y mis amigas se abrazan, formaron un círculo entre ellos tres sin dejar de saltar.
Les lancé un beso, saludé a mi rival y salí del tatami para abrazar a Mike quien me esperaba con los brazos abiertos.
—Bien hecho mi constrictora.
—Logré vencerla, lo logré.
—Por Dios, Jen, nunca dudes de tus capacidades.
Mis siguientes competencias eran más ligeras, solo con la chica británica tenía cuentas por resolver y pronto nos veríamos las caras, ella a diferencia de mí iba invicta.
Después de cumplir con mis entrenamientos, Dim y yo tuvimos una cita, fuimos a comer a un lindo restaurante rustico que se encontraba cerca del famoso canal en Ámsterdam, la vista era preciosa y a estas alturas ya no nos incomodaba que hubiera cámaras ocultas tratando de captarnos juntos. Cuando descubrimos una al otro lado del canal decidimos hacer muecas para las fotografías y darnos un beso como dos locos enamorados.
—Tus fans van a llorar —le dije entre risas.
Dim rodó los ojos.
—Mis fans son personas lindas —se detuvo un momento a pensar—, eso quiero creer al menos. No te preocupes por los mensajes de odio que podríamos recibir, son más quienes apoyan la relación, ya hasta tenemos cuentas de fans donde combinaron nuestros nombres.
DimedithFansOfficial
Sonreí.
—Sí, es lindo que nos quieran juntos.
—Y espera a cuando nos casemos y tengamos nuestros hijos.
No pude evitar ruborizarme por la idea.
—¿Ya quieres tener hijos conmigo?
Dim pasó su bocado e hizo un gesto con aires de relajación.
—Yo no tengo problema, pero tal vez podamos esperar un tiempo antes de embazarnos.
Mordí mi labio.
—Creo que sería lo mejor.
Dim me sonrió con un semblante precioso que hizo latir mi corazón a mil por hora.
—Lo que tú digas, Jenedith.
Terminamos el día en el hotel donde se hospedaba. La cama era exageradamente grande y ambos nos acomodábamos muy bien ella. La sensación de estar sobre su cuerpo y moverme a mi antojo no podía compararlo con nada, me llenaba de placer tener el control de los movimientos mientras yo lo montaba.
Sujetó mis caderas, las apretó y me atrajo a él para alcanzar mis pezones; fue como encender en mí otra velocidad, me moví más rápido y él jadeó en mi pecho.
—Joder, Jenedith, acabarás conmigo.
Gemí, enterré mis uñas en su pecho y él llevó su cabeza hacía atrás para ayudarme con el movimiento hasta que me cargó y me colocó bocabajo para así elevar mi cadera.
—Quieta, quiero probar mi parte favorita.
Dim me tenía a su merced, expuesta para él. Hundí mi cara en el colchón cuando empezó con lentos y desquiciantes lengüetazos entre mis piernas, separó más mis muslos y lo sentí más adentro, escuchando como chupaba y besaba mi parte más sensible.
—Dim... no aguantaré mucho si sigues así.
—Entonces termina porque no voy a parar de besarte.
Era un verdadero torturador. Usó sus dedos para acelerar mi ritmo cardíaco sin dejar de lado su lengua. Empecé a estremecerme hasta que detoné en emociones que sacudieran todo mi cuerpo.
Ahí no paró, me embistió y yo grité, no podía evitarlo cuando Dim se volvía un salvaje en la cama. Escuché como prorrumpía maldiciones por debajo y supe que había terminado cuando su piel vibraba sobre la mía, dejó caer su peso sobre mi cuerpo, creando un camino de besos por mi columna hasta mi cuello.
—Te amo.
—Te amo —suspiré.
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Los días siguieron su curso al igual que las competencias. Chip tuvo un excelente desempeño en natación y obtuvo su segunda medalla de oro, rectificando que era uno de los mejores nadadores de nuestros tiempos.
No había quien parara a mi papá y a Sarah de la felicidad que tenían de ver a su hijo por segunda vez en lo más alto de pódium.
Chip saludó al nadador chino en el segundo lugar y al compatriota de Estados Unidos en el tercer puesto. Fue un momento especial para mi hermano, no pudo evitarlo y terminó por llorar al escuchar el himno.
Sarah sollozaba de felicidad y papá no dejaba de grabar todo con su cámara. Dim permanecía a mi lado, apoyando también a Chip en su competencia final.
En cuanto nos encontramos con él, lo felicitamos. Chip me abrazó con mucha fuerza y besó mi cabeza.
—Lo lograste, estuviste estupendo —le dije.
—Tengo mi segunda medalla, joder, no me lo creo.
Chip era un niño feliz por ser el ganador absoluto y lo entendía. Tener una medalla de los Juegos Olímpicos era una sensación de gran satisfacción, era como si pudiéramos hacer cualquier cosa entre los grandes del deporte.
—Felicidades por tu medalla, Chip.
—Gracias, Kelly. Gracias por estar aquí.
—Ni lo menciones.
—Pero bueno —saltó Vega entre nosotros—, falta nuestra constrictora Roux, en dos días será tu final y tienes que prepararte.
—Todos, pónganse juntos que voy a sacar una foto grupal —ordenó Milly, aplaudiendo para llamar la atención e hicimos lo que nos pidió—. Bien. Chip levanta la medalla. Un poco más a la izquierda, señor Dermont. Dim estás precioso —todos nos reímos y mi novio reprimió una sonrisa totalmente abochornado—. Vega acércate más a la señora Dermont.
—¿Es una manera pasiva-agresiva de decirme que no salgo de cuerpo completo?
Volvimos a romper en risas, Dim tuvo que taparse la boca y yo morder mi lengua. Milly estaba roja y sacudió su cabeza para volver a concentrarse.
—Solo intento encontrar bien el ángulo y que la foto salga con buen balance, anda, deja de decir cosas que no son.
—No me ofenderé.
Cuando Milly encontró la imagen perfecta capturó la foto. Después le pidió a una persona que nos hiciera una foto con ella incluida, pero Milly siempre terminaba enojándose porque las personas no se esforzaban por tomar bien las fotografías cuando se los pedía; así que Dim fue quien se ofreció para tomar una foto decente para la exigente pelirroja.
—Confío en ti, Dim.
Mi novio miraba la cámara y le sonrió.
—Debes. Recuerda que mi madre y mi hermano Tristan son fotógrafos profesionales, así que tengo cierto conocimiento, anda —enfocó la cámara hacia nosotros—, perfecto solo, Vega...
—Sí, sí, no salgo completa, no es necesario volver a decirlo.
Después de reír nos colocamos en nuestros lugares y Dim hizo los fotografías. Milly quedó más que satisfecha y felicitó a mi novio por el buen trabajo que hizo con las fotos.
✨Les aviso que nos quedan solo 2 capítulos para este cierre de historia✨
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