Corazón destrozado
Recuerdos del pasado I: Corazón destrozado
En un principio su vida era igual que la de otros niños: era feliz, y tenía unos padres que lo amaban y una abuela que lo adoraba.
Cuando cumplió 7 una viga del techo de la escuela cayó sobre él y lo dejó inconsciente por unos días, cuando despertó llamaba a sus padres pero estos no estaban a su lado, sólo su abuela.
Después de que lo dieron de alta, llegaron a su casa y escucharon a sus padres discutiendo. Al verlos se lanzó a sus brazos pero su madre lo empujó y abofeteo llamándolo monstruo. Sollozó. Su abuela lo mandó a su habitación pero no obedeció, se quedó a escucharlos: Sus padres lo aborrecían y tenían asco. No sabía porque, no entendía las palabras que sus padres decían y esa fue la última vez que los vio.
Durante 4 años vivió con su abuela y era feliz, pero su abuela comenzó a enfermarse e iba más seguido al hospital. Un día su abuela se desmayó y al llegar al hospital no pudieron hacer nada, había muerto. Sollozó ó como nunca lo había hecho, ni cuando sus padres lo abandonaron.
A los pocos días se presentó un varón pelinegro de aspecto amenazante y le explicó lo de la herencia: la casa le pertenecía y una buena cantidad de dinero. Así como, un albacea y tutor, el cual no quería que se supiera su identidad, y lo respetó.
Cada mes, recibía dinero para cubrí sus gastos. A los 12 una vecina le dijo que si la ayudaba a limpiar el jardín, le daría un poco de dinero, él aceptó, y desde ese momento comenzó a trabajar en cosas pequeñas.
Cuando cumplió 16 años entró a estudiar en Seirin, allí conoció a la mayoría de sus amigos. Su tiempo se dividía entre la escuela, entrenamiento y sus trabajos como repartidor de periódicos y limpiar jardines.
Entonces llegó el momento cuando lo conoció, él era absoluto en toda la extensión de la palabra, después de todo era el emperador de Rakuzan.
Su primer encuentro fue horrible, y el segundo peor. Sabía de la existencia del otro Akashi, pero no esperó que fuese tan amable. Gracias a las reuniones entre los equipos y los partidos del segundo año se conocieron más, se comenzó a enamorar de Akashi Seijūrō.
El 12 de Abril de sus 18 años, el pelirrojo pido hablar con él en un parque cercano a su casa. Se apresuró en sus labores, y a las 4 de la tarde de aquel sábado llegó corriendo y se encontró a Akashi Seijūrō con un hermoso ramo de rosas rojas. Se aproximó a su lado —Hola, Akashi-kun.
—Hola, Furihata-kun— el pelirrojo le sonrió.
—yo...— trató de continuar la conversación.
—Furihata-kun... Estoy enamorado de ti. Me gustas ¿Quieres ser mi novio?— pidió con una pequeña sonrisa.
—¿E-es verdad?— logró decir. Sus mejillas estaban completamente sonrojadas.
—Si. Me gustas, Kōki— dijo tomándole la mano y besándosela.
—También me gustas, Akashi-kun— Seijūrō se acercó a él, le alzó su mentón —Es Seijūrō— y le dio su primer besó.
El tiempo pasaba y se iba enamorando cada vez más. Hacia lo imposible para reunirse con Seijūrō los fines de semanas, había días en que se levantaba a las tres de la mañana.
Pasaron unas espectaculares vacaciones de verano, ambos celebraron sus cumpleaños. Conoció a Akashi Masaomi y le pareció algo interesante, pero en veía algo especial en su mirada. Akashi Masaomi le había sentir seguro.
El día de san Valentín le preparó un tarta de chocolate, pero sentía diferente a Seijūrō. De hecho desde el cumpleaños, del pelirrojo, lo sentía diferente, y más cuando hablaba de Akashi Corp.
Kōki hizo su examen de entrada a la universidad para el área de Literatura, cosa que Seijūrō le recriminaba lo barato que pagaba la carrera. Seijūrō estudiaría Negocios empresariales en la universidad de Tokio.
Un mes había pasado, Kōki notaba raro, nervioso y tensó a Seijūrō. Éste había llegado de improvisto a la casa Furihata el día 8 de marzo, ese día llegó extrañó.
—¿Qué pasa Sei?— preguntó tomándole las manos.
—¿Me amas?— preguntó el pelirrojo.
Kōki se sonrojó —Te amo Seijūrō— respondió besándolo.
Seijūrō lo tomó de la cintura y lo sentó en sus piernas. Comenzó a delinear su silueta, Kōki llevó sus manos al cuello del pelirrojo y éste en respuesta le metió la mano bajo la playera —mnggg Sei.
—Kōki... Déjame hacerte mío. Déjame tenerte entre mis brazos. Te amo, Kōki— murmuró mordiéndole el lóbulo de la oreja.
Kōki asintió en respuesta, se levantó y guió al pelirrojo a su habitación.
Seijūrō cerró la puerta con seguro, volvió a besar a Kōki y le despojó de la ropa con delicadeza.
—nghh Sei— gimió al sentir como Seijūrō le mordisqueaba uno de sus pezones.
Seijūrō comenzó a empujarlo lentamente en la cama, se subió sobre él y se dedicó a acariciar le los pezones. Los gemidos de Kōki resonaban por toda la habitación, Kōki se sentía avergonzado pero quería pertenece les en cuerpo y alma a su amado de Seijūrō —Te amo— susurro el pelirrojo antes volver a besarlo.
Pronto Kōki yacía a merced de los dedos de Seijūrō lubricados con su propio semen en su interior. Un tercer dedo invadió su entrada —Aghh Sei... Más— rogó por placer.
— Espera— gruño y en respuesta retiró los dedos del interior del castaño. Se acomodó entre sus piernas y se posicionó en su entrada. Un beso y el juego de lenguas se hizo presenté mientras penetraba a Kōki.
—AGGHH dueelee— gimió rompiendo el beso al sentir la punzada de dolor.
—Respira amor... Todo estará bien, pronto te gustará— dijo acariciándole la erección.
Una vez que se tranquilizó, movió sus caderas y luego Seijūrō comenzó a embestirlo lentamente —Aghh.. Nggh. Mmghh Seiii— gemía una y otra vez por el placer que sentía.
Después de una larga sesión de besos, caricias y embestidas de placer. Seijūrō culminó en el interior de Kōki y éste entre sus vientres gritando sus nombres en el placer —Te amo, Sei— murmuró antes de quedar dormido.
.
Faltaban unos días para su aniversario de novios, se habían visto pocas veces debido a que el horario de la universidad era complicado. Seguían mandándose mensajes y llamada.
El 12 de abril, el día de su aniversario llegó. Kōki recibió un mensaje de versé en aquel parque donde se hicieron novios, guardó el regalo de Seijūrō a la bolsa de su camisa y salió rumbo al parque.
—Sei— dijo con una hermosa sonrisa al ver lo sentado en aquella banca —Te extrañe tanto— dijo besándolo pero sintió el beso diferente.
—Siéntate Kōki. Tengo algo importante que decir— dijo seriamente.
—¿Qué sucede, Sei?— preguntó preocupado.
—Esto se acabó, Kōki.
—¿H-hice algo mal?— preguntó el castaño al borde de las lágrimas, sentía como se quebraba su corazón.
—No, simplemente no eres lo que esperaba. Sinceramente sólo quería entretenerme contigo— dijo viendo como el castaño temblaba.
—¿Entretenerte?— murmuró para sí mismo. Aquellas crueles palabras le perforaban su corazón, y más cuando en tan sólo un mes le dijo que lo ama y se entregó a él.
—Sí. Creías que te iba a tomar en serio cuando no tienes nada. Lo que piensas estudiar no deja nada bueno, jamás tendrás dinero y yo no pensaba mantenerte— dijo acomodando su reloj.
Eso le dolió mucho más que aquellas palabras, él había estado trabajando desde joven para poder salir adelante. Se desvelaba para poder trabajar y tener dinero para verlo, para poder estar con él.
En cambio Seijūrō lo dejaba por ser pobre. Por no tener dinero, por no poder tener un futuro asegurado como él lo tenía. Seijūrō lo tenía todo gracias a su padre, jamás se esforzó por tener algo propio.
—¿Mantenerme?— Kōki sonrió —Estas muy equivocado, Sei.... Akashi —Se levantó de la banca donde se encontraba — Sabes yo me enamoré de ti por quien creía que eras en el lado sentimental— hizo una pausa ganándose la atención del pelirrojo —Jamás me fije en ti por "tú" dinero. Dinero que nunca te has ganado. Dinero que tú padre se ha ganado con su esfuerzo, y tú sólo lo haz gastado a tu antojó. Ése no es tú dinero. No tienes nada a excepción de las migajas que tú padre te deposita y tú gasta —se colocó frente al pelirrojo y lo miró fijamente — Cuando quieras decirle a alguien que nunca lo mantendrás asegurarte de tener tú propio dinero para que de verdad valga la pena el decírselo. Esperó un día te enamores de alguien que sólo te quiera por el dinero de tú padre, no por quien quieres y sufras lo que yo estoy sufriendo por qué no me amas por ser pobre. Adiós, Akashi.— dijo dándose la vuelta y marchándose del parque, mientras sus orbes cafés se volvían opacos y se llenaban de lágrimas.
Camino sin rumbo, con el corazón destrozado y sintiéndose usado. Eso era lo diferente que había sentido en el pelirrojo, y él tontamente se entregó a alguien que nunca lo amo.
No sólo le dio su primera vez, sino su primer besó, su primer amor, le dio todo el cariño que sabía dar a alguien que amaba por igual. Ahora no tenía a nadie, todas las personas a las que amaba lo dejaban: sus padres, su abuela... y ahora Akashi.
—¿Kō-chan están bien?— preguntó alguien a quien no distinguió, pero reconoció su voz.
Kōki se lanzó a sus brazos —Me dejó. Sólo era un juego. Ssólo era alguien con quien se entretuvo ¿Por qué Akashi me hizo esto? ¿Por qué me ilusionó y jugó conmigo? ¿Ser pobre es malo, Takao-kun?
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