La ambulancia se lo lleva rápido sin darle la oportunidad a Jazmín de seguirlos.

Más tarde, llega al hospital e interroga al doctor. Al escuchar el diagnóstico sale corriendo sin dejar de terminar hablar al médico. Llora desconsolada y abre la puerta. Edran está en una cama con varios aparatos, ella sigue llorando pero más que antes tapándose la cara.

—Hey ¿Por qué lloras?

—Mi amigo está mal —ella contesta y se da cuenta—. ¡Edran! —Lo abraza.

—¿Qué? ¿Qué pasa? Iba a cruzar la calle y... —Ella se aparta y el cambia de tema—. Qué linda que estás.

—¡Tonto! No es momento de halagos. —Se seca las lágrimas—. Pensé que ibas a morir.

—Bueno, al menos al fin nos encontramos, dicen que la tercera es la vencida. —Sonríe.

—Qué tercera ni que nada, me di un susto de muerte y...

—Mejor cambiemos de tema, no me gusta verte llorar. —Pone cara triste.

Entonces ella de repente dice.

—Me dijo Jorel lo que hiciste por mí. —Mira hacia al suelo y se acomoda un mechón de cabello que tenía en la cara.

—Hablas del JJ ese, no es nada, lo haría una y mil veces más, me pone de malas que te haya golpeado. —Frunce el ceño—. No entiendo por qué lo quieres.

—Ya no lo quiero.

—¿Qué? —Se sorprende.

—Luego de aquello me di cuenta que no valía la pena seguir insistiendo en una ilusión sin sentido.

—Qué bueno, me alegro, basta de sufrir. —Le sonríe.

Ella levanta la vista y también lo hace.

—Sí, basta.

—Ahora ya puedes dejar de estar peleada con tu hermano.

—Ya lo arreglé.

—Qué bueno, todo se arregla.

—Sí, bueno, aún falta algo ¿Cuál es la gran razón para no querer verme? Dijiste que ibas a explicarlo.

Él da la razón directo.

—Es porque sabía que si te veía te diría en ese mismo instante lo que siento por ti. No quería perder tu amistad pero me di cuenta que la perdí hace mucho tiempo.

—¿Que estás diciendo? —Se sonroja.

—Siempre estuve enamorado de ti, Jazmín, desde que éramos peques, siempre quise decírtelo y cuando justo me había decidido, mis padres decidieron mudarse. Seguí viéndome con Jorel pero no contigo porque sabía que iba a decirte esto.

—¡¿Es una broma, Edran?! ¿Me estás cargando? —exclama enfadada—. Mira que no es gracioso.

—Hablo muy en serio —dice firme y mirándola fijo a los ojos.

Jazmín se queda sin palabras, está muy sorprendida y de pronto exclama.

—Entiendo, lo hablaremos después.

Se retira confundida y camina hasta la puerta, ahora solo queda su respuesta.