Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XXV (PARTE II)

Sehun sonrió mientras él tiraba de su mano con insistencia.

-¡Rápido, cerrará pronto!- Apuró con excitación.

Se había enterado de que había un mercado tradicional cerca y había estado queriendo ir con todas sus fuerzas. Su primer impulso había sido llamar a su novio para invitarlo y había dudado un momento antes de decidirse y hacerlo sin más, deseaba generar más y más momentos a su lado, deseaba llenarlo de cosas y de sentimientos, deseaba que siguiera siendo tan suyo como siempre.

Deseaba ser el único, el más especial, sin excepción.

Ni bien llegaron lo recorrió sin descanso, yendo de aquí para allá con estrellas en los ojos. Señaló cosas que le parecieron curiosas al azar e hizo todas las preguntas que se le pasaron por la cabeza, incluso si estas eran tontas o vergonzosas, sólo quería escuchar la voz de Sehun sin parar. Lo tomó de la mano entre todo el gentío y no lo soltó en ningún momento, incluso cuando el otro le cuestionó por lo bajo si no le importaba que los vieran.

-¿Se te antoja algo?- Le preguntó.

Sehun meneó la cabeza. -Estoy bien.

-¿En serio? No importa si ya no soy rico, aún tengo dinero, puedo darte lo que sea.- Insistió.

Su mirada se tornó curiosa. -Estás raro.

-¿Tú crees?- Se volvió con la misma sonrisa hacia un puesto de tteokbokki. -¿No te parece más pequeño que el mercado de Jeju?

-¿Estás bien?- Preguntó Sehun con suavidad. -Pareces alterado.

-Toma.

Sehun miró del palillo con tteokbokki a Luhan un par de veces antes de acercarse para morderlo, masticando lento. Cuando abrió la boca para decir algo, Luhan lo interrumpió.

-Está rico, ¿verdad?

El otro frunció el ceño y asintió, aunque la sospecha en sus ojos era obvia, guardó silencio.

-Deme dos bolsas, por favor.

-¿No es mucho?

-Lo compraré para ti, tu madre y tu hermana.

-No es necesario, hyung.

Pagó con una sonrisa sin hacerle caso. -Quiero hacerlo, déjame.

Tardaron bastante en recorrerlo en su totalidad puesto que el mercado era enorme, para cuando salieron, sus barrigas sobresalían hacia afuera por la gran cantidad de comida de muestra que habían probado. Varias bolsas repletas de compras rodeaban las muñecas de Luhan y parte de sus brazos también. Sehun se adelantó y las cogió por él.

-¿No deberías medir un poco más tus gastos?

-Da igual, tengo un empleo.

Sehun parpadeó en su dirección. -¿Cuándo pasó eso?

Se encogió de hombros, revisando distraídamente entre las bolsas. -El ahjussi de la tienda de muebles me dijo que tomara el puesto si quería. Tuvo el aviso publicado durante dos meses y sólo un chico medio punk se presentó además de mí.

-¿Por qué no me contaste?

-No lo sé.- Lo vio con detenimiento, la misma sonrisa de antes. -Supongo que todos ocultamos cosas, ¿verdad?

Sehun frunció el ceño, lucía inquieto y confundido y le fue imposible negar el poquito de satisfacción que sintió en su corazón luego de verlo así. Podría haber ignorado la sensación o justificarla para sacudirse la culpa de encima, en su lugar se sintió aún peor.

-Es broma. Vamos a casa a dejar todo esto y a descansar.

El otro asintió, algo cabizbajo. Aprovechó que no tenía su mirada encima para observarlo con un rostro estoico, la estúpida sonrisa que había llevado todo el día se había esfumado.

Lo llamó para que levantara la cabeza y cuando lo hizo, se acercó y lo besó. Abrió la boca y metió su lengua, sin importarle que estuviesen rodeados de gente, apretó su nuca con una mano y su mejilla con la otra, impidiendo que se apartara; no contento, caminó para sostenerlo contra un árbol cercano y quedaron un poco más ocultos. Fue intempestivo e intenso y Sehun era torpe mientras intentaba seguirlo. Cuando se apartó estaban sin aliento; lo sostuvo con ternura entre sus manos y besó delicadamente la línea de su mandíbula.

Sehun lo miró, entre perdido y a gusto. -Hay... Hay mucha gente.- Susurró.

Sonrió y ahuecó sus mejillas para mirarlo mejor a los ojos. Tenía un petición arrogante en la punta de su lengua, codiciosa y egoista, y como no podía retenerla por más tiempo, se la dijo en chino porque aunque a veces fuera osado para algunas cosas, en el fondo seguía siendo un cobarde. Sehun lo vio con el ceño fruncido al no entender ni pizca, él le besó la nariz y se apartó.

Cuando llegaron a casa fueron recibidos por Haru, a quien le avisaron que no tendría que cocinar dada la cantidad de comida absurda que Luhan había comprado. Dispusieron una buena parte sobre la mesa ratona frente al sillón y aunque le insistieron a la anciana para que se quedara con ellos, fue prudente y los dejó solos como siempre que Sehun los visitaba.

-¿Alguna vez tuviste novia?- Preguntó luego de un buen rato mientras se llevaba una patata dulce a la boca.

Sehun negó, tomando un poco de fideos con sus palillos. -Una vez una chica se me confesó, era linda, pero no la conocía.

-Ya imagino cómo habrá quedado la pobre.

-¿Por qué lo dices?

-Porque en general eres un poco rudo para decir las cosas. ¿Al menos habías besado ya?

A eso tardó un segundo de más en contestar. Asintió una vez.

-¿Y tú?

-Nada, nunca, con nadie.- Comió un poco más antes de bajar los palillos y quedarse muy quieto. -Sehun...- Murmuró. -De entre todas las personas en el mundo, ¿por qué yo?

El otro lo vio con curiosidad. -¿Por qué tú qué?

-¿Por qué alguien como yo?

Sehun dejó de masticar y lo miró por un rato, pensativo. Al final sólo se encogió de hombros y siguió comiendo.

-No puedo pensar en algo más que "porque eres tú". No estaría contigo si no fueras Luhan. Cualquier cosa que tenga que ver contigo, a mí me gusta, así sea bueno o malo, lo quiero todo.

Luhan lo miró con el corazón encogido mientras revolvía la comida en su tazón como si nada, como si no hubiera acabado de dar la respuesta más perfecta. Sehun lo dejó de lado sin embargo y pareció reflexionar.

-Tengo... Tengo algo que decirte.- Comenzó.

Luhan ya tenía los ojos anegados de lágrimas y negó mientras se arrojaba sobre él para volver a besarlo con desesperación. Lo abrazó de forma estrecha, pegándose por completo a su cuerpo e intentó quitarse de encima todos los sentimientos amargos a través de esa cercanía más ostensible. No quería oír lo que tenía para decirle, sólo quería que lo sostuvieran con esa fuerza por siempre. Pudo sentir el titubeo de Sehun, pero cuando profundizó el beso, este lo abrazó por la cintura con más fuerza y hurgó por debajo de su camiseta. Su espalda se arqueó por instinto cuando sus manos lo acariciaron lentamente y abandonó su boca para seguir besando su cuello y sus clavículas.

Sehun lo llamó entre gruñidos, pero lo ignoró y continuó tocando tímidamente el resto de su cuerpo, sus lados, su estómago, su pecho.

-Ojalá...- Jadeó por lo bajo.

Ojalá pudiéramos ser sólo tú y yo.

-Escúchame.- Sehun intentó alejarlo. -Tú no estás bien.

Luhan se frotó contra él haciendo que jadeara entre dientes, fue un movimiento que no premeditó y que hizo que se le escapara un pequeño gemido sorprendido. Sehun invirtió las posiciones en un parpadeo y lo miró amenazante desde arriba. Alzó las caderas buscando contacto otra vez, pero su novio se lo negó.

-Detente.- Dijo con severidad.

Lo miró exaltado con los ojos enormes, agitado y con el pecho ardiendo con mil emociones distintas.

-Quiéreme.- Pidió con la voz rota. Se cubrió el rostro con ambas manos cuando sintió las lágrimas inevitables. -Sólo me necesitas a mí, no me dejes.

-¿Luhan?- Sehun se apartó con preocupación. -¿Qué ocurre?

Se sentó sobre el sillón sin poder dejar de llorar. El otro se arrodilló frente a él con un rostro inquieto, viéndolo hipar de forma rídicula. Luhan se sentía tan tonto que quería enterrarse vivo, pero incluso cuando sabía que sus palabras no tendrían sentido, al igual que con sus lágrimas, ya no podía detenerse.

 -¿Por qué paraste?- Recriminó, limpiándose la nariz una y otra vez. -¿No me deseas?

-Por Dios.- Sehun cubrió su rostro con ambas manos. Cuando volvió a verlo, tras su expresión malhumorada estaba ligeramente azorado al prometer: -Algún día te demostraré lo contrario, lo juro, pero no hoy. No cuando estás a punto de tener un ataque, ¿por quién me tomas? No soy un bruto.

Luhan sorbió por la nariz y reaccionó un poco, notando que su imagen no era la más adecuada para mantener una conversación civilizada. Se sentó mejor y arreglo su ropa desaliñada. Sehun respiró con profundidad.

-El día que... estemos juntos, quiero que lo deseemos por igual.- Continuó.

Era inadmisible que el menor fuera quien estuviera poniendo los límites e intentando razonar, ahora mismo se sentía tan avergonzado que era incapaz de verlo a la cara. ¿En qué había estado pensando? Tanta agitación en su interior lo llevó a actuar como un idiota sin consciencia.

-Ahora, dime todo lo que tengas en la cabeza, sin filtro.

-No quiero... que te alejes de mí nunca.- Confesó.

-¿Y qué te hace pensar que haré eso?

-De repente, no sé, empecé a pensar que hay más gente allí afuera que es mejor que yo y pues, imaginar que te guste alguien más no me agradó... De hecho, lo odié tanto que creí que comenzaría a vomitar sangre.

Aquella muestra repentina de sinceridad llevó una sonrisa a la cara de Sehun que rápidamente reprimió con los labios apretados. En su lugar, chasqueó la lengua con fuerza.

-¿En qué tonterías piensas cuando no estoy cerca?

-En ti yéndote con alguien como Lee Na.

-¿En serio? ¿Lee Na? ¿Por eso has estado tan inquieto? ¿No he dejado claro ya que no es más que una amiga de la infancia?

No pudo evitar mirarlo con un poquito de rencor. -La última vez me dejaste por ella.

Sehun le frunció el ceño. -¿De qué...? Oh.

-Los vi. Estaba en la mueblería cuando pasaron caminando juntos. Me mentiste.

Supo que el otro entendió de lo que hablaba porque su expresión pasó de confusa a apenada en un instante. Extendió las manos para atraerlo hacia él, pero Luhan se quedó dónde estaba, inamovible; intentó cogerle el rostro con ambas manos entonces, pero él se alejó.

Sehun se rindió. -Te explicaré. ¿Puedes escucharme?

Luhan ni siquiera lo miró. -Habla.

-No me excusaré, sí te mentí, lo siento.

Lo vio de reojo con interés luego de escuchar eso.

-Pero fue por una buena causa.

-¿Qué causa? Estaba emocionado por salir contigo como un tonto y me echaste de la nada para irte con esa.- Escupió con resentimiento, hasta él se sorprendió de lo mucho que le había molestado al final.

Sehun se rascó la nuca con incomodidad. -Todavía sigo trabajando en el retaurante, ¿recuerdas? Bien, hay dinero de sobra que no tengo destinado a nada, así que pensé que sería bueno...

-¿Qué?

-Quería regalarte un viaje a Gangwon como felicitaciones por pasar tus exámenes de ingreso.

Frunció el ceño. -Aún no dan los resultados.

-Pero sé que te ha ido bien.- Aseguró con terquedad. -Y si al final no, nos iremos igual y así te distraerás. Y el año siguiente volverás a intentarlo, y así hasta que todo salga como quieres.

Luhan iba a volver a llorar. -¿Tú...? ¿Vendrás conmigo?

Sehun sonrió. -Por supuesto, tengo que estar a tu lado.

-Aguarda,- Agitó la cabeza con fuerza. No podía dejar que un par de palabras bonitas lo perdieran. -¿Eso qué tiene que ver con Lee Na?

-Su madre trabaja en una agencia de viajes. Me dijo que hay días específicos en los cuales se hacen promociones interesantes y aquella vez llamó para avisarme que era uno de esos, con límite de tiempo. A decir verdad, estaba muy ansioso por reservarlo todo rápido, la semana que viene ya te darán los resultados.- Carraspeó y probó acercándose otro poquito. -No tengo nada aquí, pero pagué los pasajes y también hay una estadía en un hotel, puedo probarlo.

Luhan había estado ofendido y molesto de verdad, pero ahora que había podido sacarse la amargura del pecho y que todo se había aclarado, ya no se sentía así para nada, por lo que la actitud algo implorante de Sehun sólo le causó incomodidad. Fuera lo que fuera, nunca había sido bueno para lidiar con ese tipo de situaciones, por eso evitaba enfadarse la mayoría del tiempo. Al final del día, todo el espectáculo que había montado en su cabeza no era otra cosa que ridículo y no pudo hacer más que echarse a reír.

-Hum, ¿hyung?

-Dios.- Cogió su cabeza con una mano y negó. -Dios, qué estúpido.

Perdió el tiempo preocupándose por nada. Estaba frustrado por haberlos hecho pasar un momento tan agotador e innecesario, pero al menos ahora tenía la experiencia. Dado que todo era nuevo para él, su reacción fue exagerada. Cuando las risas se calmaron, observó a Sehun un largo rato antes de estirarse para ahuecar su mejilla.

-Lamento haber desconfiado de ti.

Podía decir que Sehun quería reprocharle sobre eso, pero al final se contuvo y dio un arisco asentimiento, evitando más pelea.

-Ya no volverá a pasar.- Le aseguró.

El otro se inclinó sobre su mano. -¿Viajamos juntos entonces?

La pregunta sobraba. Por toda respuesta, se acercó y le dejó un pequeñito y dulce beso en los labios.

******

Hoy era el día. Hoy, definitivamente, se lo diría.

No importaba qué tan nervioso estuviera o que su cabeza se llenara de pensamientos negativos, lo ignoraría todo, abriría su boca y lo dejaría salir. Después de todo, era lo que sentía, desde hacía mucho, mucho tiempo. Aquel amor había estado germinándose desde hacía tanto que apenas cabía dentro suyo y no podía controlarlo. Por eso quería largarlo y aliviarse.

Con las maletas a un lado, se balaceó sobre sus talones, emocionado hasta la médula, sonrió mientras pensaba en Sehun y en todo lo que podría haber planeado para este primer viaje juntos. Intentó distraerse de todas las ideas agolpadas en su mente, de lo que quería decir ya a pesar del miedo y de las posibles respuestas que recibiría. Tenía la impresión de que sería algo positivo, pero no sería él si no tuviera a aquella vocecita incordiosa en el fondo dictándole cómo todo podría salir mal también. Al final, cualquiera fuera la respuesta de Sehun, sabía que sería sin mala intención, nunca haría nada para lastimarlo adrede.

-Buenos días.- Sehun apareció a su lado repentinamente, portando una amplia sonrisa.

Él le respondió con la misma brillantez. -Hola. ¿Dónde están tus maletas?

-Todavía no es el horario, así que las dejé en la casa de Lee Na que queda aquí cerca.- Midió atentamente su expresión. -¿Te parece dejar las tuyas allí también?

Asintió. -Claro.

Puede que haya sido su impresión, pero el menor pareció aliviado por un instante fugaz antes de volverse inexpresivo otra vez y coger su equipaje con iniciativa. -Hay un lugar para comer a la vuelta, hagamos tiempo allí antes de partir.

Trotó tras él intentando coger sus maletas sin éxito. -Déjame llevar una.

El otro no le prestó atención. -Quiero hacerlo por ti.

Ah, eran estos pequeños gestos los que hacían que su corazón se alborotara. Nada del otro mundo, sólo que Sehun le gustaba así de mucho. 

-Sehun, ¿sabes? Yo... Yo...

Demonios.

Este lo miró con curiosidad. -Apurémonos.

Suspiró. No pensó que sería tan difícil, pero si antes no había podido decirlo, ¿por qué sería diferente ahora? Agitó la cabeza y frunció el ceño, quedaba mucho del día por delante, tendría más oportunidades, no podía desanimarse ahora.

Lee Na los recibió con muchísimo ánimo y una enorme sonrisa, incluso los invitó a pasar para quedarse a comer, pero como ya tenían planes, acordaron encontrarse en otra ocasión. Ella expresó en voz alta su deseo de conocer mejor a Luhan y de que tuvieran un buen viaje.

-¿Qué pasa?- Preguntó Sehun.

Luhan, silencioso, tardó un segundo de más en responder. -Me siento aún más tonto por haber pensado mal de ella.- Balbuceó.

-No es una mala chica. Y lo más importante: no me interesa.

-Ya sé...

El menor le rodeó los hombros con un brazo y continuaron hacia el restaurante.

Cuando caía el silencio sobre la mesa, aunque no era nada extraño dado el nivel de cofianza que ambos compartían, su nerviosismo aumentaba cada vez. Miró con una mueca al otro mientras revisaba su móvil y masticaba perezoso sin una preocupación en el mundo, en tanto él por su lado estaba a un paso de tener una crisis.

Exhaló por lo bajo y apretó los puños sobre los muslos. -Eh, ¿Sehun? Tengo... Hay algo que yo...

-Me pregunto cómo se verán los arreboles desde Gangwon.- Dijo este de la nada.

Obviamente no lo había escuchado.

Carraspeó con las orejas rojas. -Probablemente igual que aquí, ¿no?- Bebió algo de agua.

Sehun suspiró, risueño. -Es lo único en lo que puedo pensar.- Susurró viendo a través de la ventana.

Luhan estaba tan extasiado y feliz con esta disposición inesperada de su novio que penas podía creérselo.

-Yo...

-¡Ah!- Sehun se puso de pie con vehemencia. -Vamos tarde, vamos tardísimo.

-¿Eh? Pe-pero...

-¡Si no nos vamos ya, perderemos el tren!- Lo asió del brazo para ponerlo de pie.

-Pero yo quería...

-¿Seguir comiendo? Llévate el cono de papas y lo haces en el camino. No hay tiempo.

¿No habían planeado comer con tranquilidad antes de ir a la estación? Corrieron todo el camino hasta la casa de Lee Na y de regreso. Le ardía el pecho y le faltaba la respiración, pero ni de cerca esta incomodidad se igualaba a la frustración que lo carcomía por dentro. Estaban a unos cincuenta metros de la estación, podía oírse por altoparlante el último aviso de embarque.

-Sehun...- Pronunció a duras penas. -Sehun, déjame... Y-yo quiero...- Sus pulmones iban a explotar.

-¿No puedes ir más rápido? Pensé que eras atlético por jugar tan bien al fútbol.

-T-tengo... Me molestan... las maletas...

-Yo también llevo la mías, rápido.

Cogiendo fuerzas del puro fastidio, corrió más fuerte hasta alcanzarlo y agarrarlo del brazo. Estuvieron un rato jadeado pesado hasta que Luhan lo encaró.

-Necesito... decirte...

-¿Qué cosa?

-Y-yo... Yo quiero decirte...

Entonces Sehun puso una mano sobre su hombro y lo vio a los ojos, su pecho todavía subiendo y bajando por la corrida. -Hyung, yo también te amo, pero si no corremos, perderemos el tren.

Y sin más se dio la vuelta y siguió corriendo.

Su mente quedó en blanco mientras un lento y potente rojo cubría su rostro. El estupor fue reemplazado por la vergüenza y, dejando de lado su falta de aliento y pésimo estado físico, alcanzó a Sehun en un milisegundo y lo tiró de espaldas al piso. Este parpadeó con los ojos enormes, sin comprender.

-¡Escúchame, idiota!- Gritó con el corazón latiéndole muy fuerte. -¡Te amo! ¿Me oyes? ¡Te...! Te amo...

Sehun resopló una risa y lo observó con ternura. -Lo sé.

Luhan se sentó con los ojos llorosos. -Arruinaste todo.- Largó con rencor.

-¿Pero no era obvio ya? Siento tu amor todo el tiempo, ¿tú no sientes el mío?

Asintió, sorbiendo ruidosamente por la nariz.

-Eso es bueno, porque sí que te amo. Muchísimo.

A pesar de los inesperados acontecimientos, lograron coger el tren a tiempo. Luhan se sentó del lado del pasillo, se cruzó de brazos y mantuvo su boca cerrada un buen tramo del viaje.

-¿Sigues enojado?- Lo pinchó Sehun. -Qué lástima que no voltees, te estás perdiendo de una increíble vista.

-¿Cuál?

Sehun sonrió y descorrió un poco más las cortinas, enseñando el sendero de enormes y altos árboles verdes. Enseguida se inclinó sobre el otro para poder apreciar mejor aquella imagen que parecía salida de un libro de fantasía.

-Estaba seguro de que jamás habías tomado un tren, por eso elegí viajar así.

Se despegó de la ventana y lo miró con un mohín. -Siempre es lo mismo contigo. Te comportas bonito y haces que me olvide de todo.

-Entonces no querrás escuchar lo que practiqué para ti.

Lo miró de reojo. -¿Qué cosa?

Sehun se encogió de hombros. -No lo sé. Será mejor que me ignores si planeas seguir enojado.

Luhan besó su mejilla. -Dime.

Le arqueó una ceja. -Luego me dices a mí.

No pudo evitar reirse. -Vamos.- Lo empujó, ¿qué más podría haber planeado?

Sehun se quedó un segundo en silencio antes de tomar aire y abrir la boca: en un mandarín algo roto, pronunció unas palabras que, aunque torpes, eran completamente entendibles. Luhan cubrió su boca con una mano, anonadado.

-¿Lo...? ¿Lo dije bien?

Estaba tan feliz que echó a reírse y el otro se removió con malhumor.

-Y eso que lo he practicado un montón.- Murmuró. -Seguro te dije que amo los monos o que hueles mal.

Cogió sus mejillas y estampó un largo y sonoro beso sobre su boca abultada. -Wo ai ni.- Dijo mientras frotaba sus narices.

El menor lo vio con el ceño fruncido. -¿Ahora qué me has dicho?

-Memorízalo porque te lo repetiré hasta el cansancio: te amo.

Cuando volvió a su asiento, Sehun parecía haber olvidado su bochornoso intento bilingüe. -Quiero aprender mandarín, hablo en serio.

-¿Oh? ¿Por qué?

-Así podré decirte muchas más cosas. Supongo que debes sentir diferente si te digo que te amo en tu idioma.

-Te disfrutaré de cualquier manera, pero si haces eso por mí, será muy lindo.- Se acurrucó sobre su hombro de forma confortable y buscó su mano para entrelazar sus dedos.

Sehun le besó la frente con suavidad. -Felicidades por tu ingreso, Luhan.

Los dos miraron por la ventana, ya estaba atardeciendo: las nubes iban teñidas de un rojo intenso que se asmilaba a la calidez en su interior. Miró de reojo a Sehun, ¿estaría pensando lo mismo que él? La sensación que le provocaba semejante vista era igual a la que esta persona a su lado le hacía experimentar cada vez que lo veía.

Una amplia sonrisa se apoderó de su rostro.

-Quizás tú seas un arrebol.

在天愿作比翼鸟,在地愿为连理枝。
—Pájaros volando en el cielo como uno;
ramas que crecen en la tierra como uno.
(Deseo de felicidad de amor; querer acompañarse para siempre).

执子之手,与子偕老。
—Agarrarte de las manos, envejecer contigo.
(La eternidad del amor).


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro