Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XVI

Para Luhan fue imposible calmar su agitado corazón.

Todo lo que había pasado parecía irreal. Sehun sabía sobre sus sentimientos y, contrario a lo que había imaginado, había reaccionado de la manera más inesperada: lo había besado. Lo más loco no era eso sin embargo, sino que las cosas no se redujeron a ese día solamente, a partir de entonces, Sehun solía pasarse los descansos del trabajo persiguiéndolo hasta que dejaba lo que hacía y le daba toda su atención. Y con "darle toda su atención" se refería a encerrarse en los vestidores para rendirse a una serie de besos que lo hacían delirar y lo dejaban débil. Nunca antes había besado y estaba feliz de que al final pasara con Sehun, los besos no tendrían un gusto tan dulce si vinieran de otra persona.

Al comienzo había temido su rechazo, pero la intuición de Yan Yan no había estado errada: Sehun gustaba de él. El hecho seguía siendo todo un descubrimiento sorprendente que lo hacía sentirse más seguro. Si le interesaba a alguien como Sehun no debía de ser tan malo, ¿verdad? Y para incrementar su emoción, habían acordado encontrarse ese día para salir juntos y solos. No era la primera vez que hacían algo como eso, pero ahora se sentía diferente.

Era diferente y le costaba creérselo, ¿las cosas podían ser aún mejores?

Su teléfono sonó y lo contestó con la sonrisa más grande. -¿Sí?

-¿Hyung? ¿Ya saliste de casa?

-Sip, ¿por qué?

-Me ordenaron hacer tareas extra en la escuela, ¿podrías pasarte por aquí primero? Nos iremos juntos entonces.

-¿Era la pública Kyeshing?

-Ajá. Supongo que en lo que llegas habré terminado, cualquier cosa sólo espera afuera, ¿sí?

Luhan asintió aunque no podía verlo. -Nos vemos.

Se sentía tan feliz que no pensó que su ánimo pudiera ser perturbado, eso hasta que dobló la esquina del instituto y vio a Sehun en su uniforme escolar. Por alguna loca razón, la imagen logró sacudirlo momentáneamente. 

-¡Hyung!

Notó que se había quedado congelado en mitad de la acera cuando el otro se dirigió hacia él con una brillante sonrisa. Pasó saliva y normalizó sus pensamientos, sonriendo para evitar sospechas mientras avanzaba también. Viendo la expresión de extrema complacencia que portaba, le fue imposible no relajarse al pensar que había logrado trepar escalones hasta convertirse en alguien merecedor de aquellas expresiones tan especiales.

-Sehunnie.- Lo saludó con dulzura.

Sehun agachó un poco la mirada, parecía tímido. -¿A dónde quieres ir hoy?- Preguntó mientras buscaba en su teléfono.

Aprovechó para observarlo con más detalle. Hasta el momento sólo lo había visto con su uniforme de trabajo y ropa casual, esta imagen de escolar no iba para nada con él.

-El día que salimos y nos atrapó la lluvia dijiste que querías enseñarme una cafetería que conocías.

Sehun alzó sus cejas. -¿Todavía recuerdas eso?

-Llévame allí.

-Como quieras.- Lo cogió de la mano con una sonrisa.

-¡Oh Sehun!

Fue fugaz, pero pudo sentir cómo se tensó a través de su agarre. Al girar, vieron a un grupo de muchachos saliendo de la escuela, uno de ellos sonreía a Sehun de forma burlona y este farfulló maldiciones con una expresión severa cuando lo vio. Luhan parpadeó con ansiedad, ¿quién era este?

-¿Así que al final te enseñas con un novio?

El desdeño en su tono era evidente y entendió al instante el porqué de la incomodidad de Sehun.

-¡Lo sabía! Siempre se rumoreó que eras un maricón. Todas esas chicas tuvieron que ser alguna especie de tapadera, ¿verdad? Qué decepción.

Luhan tenía la respiración ahogada en su garganta y apretó la mano que sostenía con fuerza. En ese momento no le importó lo que ese idiota homofóbico tuviera que decir sobre él, pero si Sehun estaba tan serio era porque ya conocía su naturaleza. ¿Debía pensar que había sido víctima de comentarios así antes? La simple idea era intolerable.

-Como sea, suerte con tu chica.- Largó una carcajada al aire y se marchó junto con el resto.

Largó el aire de forma temblorosa y Sehun lo miró con el rostro pétreo.

-¿Te molestó?

Meneó la cabeza con debilidad. -Déjalo estar.- No supo si se lo decía a él o a sí mismo.

Sehun guardó silencio y al instante siguiente lo soltó.

-Espera aquí.

Luhan lo miró con inquietud. -¿Qué vas a hacer?

No le respondió y se fue detrás del grupo, cogió del cuello al chico que los había increpado, le dijo algunas cosas y prácticamente lo arrastró de vuelta. Consternado, sólo pudo quedarse quieto en el lugar mientras Sehun lo arrojaba delante suyo.

-¿¡Qué mierda te pasa!?- Vociferó este.

Sehun fue hasta su lado. -Dile todo lo que pasó por tu mente mientras te menospreciaba, hyung.- Ordenó.

-Ah, Sehun.- Suspiró, cogiendo su cabeza en una mano. -Yo no...

-Ustedes están enfermos.- Negó el otro, poniéndose de pie para largarse de nuevo.

Sehun lo cogió de su sudadera y lo atrajo con brusquedad. -Tú te quedas aquí si no quieres que te mate a golpes, imbécil de mierda.

Luhan se sentía cada vez peor. -Por favor, no quiero hacer esto.

-¡Hyung!- Sus ojos desprendían pura cólera. -¿¡Cómo puedes normalizar siempre los malos tratos que recibes!? ¿¡Acaso piensas que te los mereces!? ¡Sé que tienes un montón de cosas para decirle! ¡Vamos, hazlo!

En vez de mirar a ese idiota, miró a Sehun que estaba agitado y con el rostro enrojecido, por completo cegado. Era evidente que este tipo lo había insultado específicamente a él, ¿por qué sentía que su enojo estaba mal dirigido? Debería ser quien se encargara de ponerle un límite en su lugar.

-Es suficiente.- Negó. -Déjalo ir, Sehun.

Sehun lo miró con el ceño fruncido hasta que por fin lo soltó. El chico chasqueó con furia, pero no siguió empujando y se largó luego de sacudir su ropa con desprecio.

Luhan fue bajado de sopetón de aquel utópico lugar con suelo de nubes.

Luego de aquella incómoda situación, la relación que había comenzado a germinar se congeló. Ya no pasaban los descansos juntos metidos en los vestidores y apenas hablaban, casi no se cruzaban y habían trazado un acuerdo tácito de frialdad por el momento. No sabía si Sehun estaba molesto, pero era lo que parecía y le resultaba tan injusto que no podía evitar molestarse también.

Lo regañó por no defenderse cuando él tampoco había hecho nada por sí mismo, no tenía sentido.

Lavaba los platos con desgano y la mente en blanco y apenas percibió cuando se acercaron para ayudarlo. Cuando se dio cuenta, era Sehun quien, en silencio, se había calzado los guantes con el delantal atado a su cintura. Se lo quedó viendo mientras mordisqueaba su labio con fuerza, sin entender lo que pasaba por su cabeza o lo que pretendía.

-Me pidieron que agilizara las cosas aquí.- Se explicó este cortamente.

No le contestó y siguió con lo suyo. Trabajaron en medio de un silencio total, sólo el golpe de los trastos y el lío típico de la cocina los envolvía. En cierto punto la situación absurda lo sobrepasó y no pudo evitar dejar a un lado la copa que enjuagaba para cerrar la llave y encararlo con el ceño fruncido.

-Tu actitud es abusiva.- Dijo directamente.

Sehun, todavía sin dirigirle la mirada, pintó una sonrisita sarcástica de lado. -Oh, ¿ahora sí quieres hacerte cargo de las cosas?

-Fuiste tú quien me puso en una situación indeseable y me hizo pasar un momento horrible, ¿y te ofendes de esa manera? No puedo creerlo.

Sehun resopló y como estaba cien por ciento centrado en lavar y enjuagar como si su vida dependiera de ello, Luhan cerró su llave también y lo obligó a prestarle atención.

-Dime, ¿qué bien has hecho?

-¿Cómo es que conmigo sí puedes ser así de honesto?

-¡Sabes...! ¡Sehun, tú...! Tú sabes cuánto me cuesta lidiar con desconocidos, y aun así me obligaste a hacer algo como eso.- Susurró cabizbajo.

-No importa qué, nunca haces o dices lo que piensas, buscas tan desesperadamente encajar que terminas cumpliendo con lo que desea el resto.

Sus ojos se sentían acuosos y picaban, sorbió por la nariz. -Deberías entenderme mejor que nadie y en su lugar sólo me juzgas...

-Al menos yo intento hacer algo por mí mismo.- Sehun se quitó los guantes y el delantal con brusquedad. -¿Tú qué, hyung?

-¿¡Por qué hablas de mí de esa manera!? ¡Tú tampoco hiciste nada! ¡Estaban insultándote a ti, sabes! ¡Sehun!- Lo encaró con un vergonzoso rostro lloroso. -¿¡Qué rayos te pasa!?

Sólo entonces Sehun dio un paso atrás. Parecía que tenía más cosas que decir, pero en su lugar apretó los labios y lo miró con cierto arrepentimiento. Justo entonces alguien lo llamó y recordaron al mismo tiempo que estaban en medio del trabajo. Sehun se dio la vuelta y se marchó con rapidez y él se secó las lágrimas con las manos. Pensó que las cosas podían ser mejores, no peores. Como de costumbre, Sehun le demostraba que estaban en constante cambio y que en un parpadeo, todo podía ser diferente.

Ya no sabía qué esperar.

Se obligó a seguir con sus actividades, pero si antes había odiado su trabajo, ahora le parecía insoportable. La mitad de los empleados los había escuchado discutir y la otra mitad se había enterado de lo que había pasado a través de comentarios chismosos, la tensión era palpable en el ambiente y cada vez que coincidían en la misma habitación, el silencio era total.

El día fue eterno.

Se sentía tan mal que incluso consideró disculparse por haber abierto la boca y haberlo arruinado todo aún más, pero estaba tan exhausto y le dolía tanto la cabeza que no se creyó capaz de hacerlo. Sehun se largó después de terminar su turno y él se quedó hasta que el último empleado se fue porque todavía había mucho por hacer. Cuando salió entrada la noche, estaba cansado y triste y sólo quería volver a casa para dormir hasta el día siguiente.

Pero Sehun estaba esperándolo fuera.

Ni bien lo vio, su corazón se desbocó y todo lo que había estado aguantando en su interior quiso explotar en otro ataque de llanto, pero se contuvo a duras penas. Se acercó y notó que a pesar de lo abrigado que estaba, sus mejillas y nariz estaban enrojecidas e irritadas por el frío. ¿Cuántas horas había pasado allí en medio de la helada?

-¿Qué...?

Lo que sea que estuvo a punto de decir murió en su garganta cuando el otro acortó la distancia con brusquedad y lo abrazó con tanta fuerza que casi lo deja sin aire. Sintió cómo se acurrucaba en la curva de su cuello como un gatito buscando calor.

-Perdóname.- Le susurró.

Su quijada tembló y las lágrimas se derramaron de forma silenciosa. Era incapaz de abrir la boca sin ponerse a sollozar y no se movió, así que Sehun lo apretó contra su pecho todavía más.

-Por favor, abrázame.- Suplicó con tristeza. -Haz algo, lo que sea para hacerme saber que por ahora me disculpas por ser un idiota.

Lentamente, Luhan rodeó su cintura con los brazos y cerró los ojos. Estuvieron así durante minutos interminables antes de separarse, entonces cogió sus manos frías y las frotó con cariño.

-Está bien, Sehunnie. Tú... Algo de razón tienes.- Admitió.

-¿Sabes? También me cuesta aceptar que estoy jodido.- Susurró con la cabeza gacha. -Hace tiempo que sé lo que dicen de mí en la escuela y nunca presté atención porque se me hacía tonto. Pensé que no me importaba, pero...- Mordió su labio. -¿Por qué tienen que ser así? No estamos haciendo nada malo, ¿verdad, hyung? Yo... Yo no soy un error, ¿cierto?

Sus ganas de llorar se multiplicaron, pero tomó una gran respiración y se aguantó. Era la primera vez que Sehun se mostraba tan vulnerable y expuesto frente a él por propia voluntad. Este chico era menor y sin embargo siempre se comportó serio, responsable y pudiente, tanto así, que olvidó que también tenía cosas que pesaban en su corazón. No podía llorar. Así como Sehun había sido un apoyo firme antes, tenía que hacer lo mismo por él ahora que lo necesitaba.

Apoyó la quijada sobre su hombro y le propinó caricias a sus palmas con los pulgares. -Claro que no, bao bei.- Se puso de puntillas para darle un pequeño beso. -Vamos a casa.

Sehun lo siguió. -¿No tienes chóferes?

-Caminemos un rato primero, quiero estar sólo contigo.

Luego de un par de cuadras en apacible silencio, Sehun aclaró la garganta. -Hyung.

-¿Mm?

-¿Podemos cogernos de las manos?

Quiso reírse en voz alta. Este chico que solía besarlo con tanta pasión ahora estaba allí haciéndole una pregunta inocente como esa con timidez, ¿cómo se podía ser tan adorable? Suspiró repleto de amor en su corazón y, sin una palabra, extendió la mano y lo tomó. Sehun lució satisfecho y tiró para acercarlo más.

No se soltaron hasta el final.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro