XIX (PARTE I)
-Dime algo, hyung.- Sehun le pasó otro panfleto, tirado de forma perezosa sobre la mesa de la recepción. -¿Por qué enfrentaste al matón de la última vez?
-¿Cómo que por qué?
-Quiero decir, ¿de dónde sacaste el valor? No es algo que te imagine haciendo.
Luhan metió el papel con la información comercial del restaurante dentro de un sobre blanco. -Digamos que estuve incentivado en ese momento.
Sehun frunció el ceño como si no estuviera de acuerdo con cómo se habían dado las cosas. -¿Qué en el mundo podría llevarte a comportarte de ese modo?
-Tú.
El otro abrió su boca como si hubiera tenido una respuesta planeada, pero ahora que lo había oído ya no tuviera sentido. Aclaró la garganta y se sentó bien sobre su silla, con la espalda recta y todo.
-Bueno,- Prosiguió luego de un rato. -Es verdad que has mejorado muchísimo.
Luhan ya no pudo aguantarse y se rio ante su rostro malhumorado y sonrojado.
-Fue fácil también porque me imaginé hablando con uno de ustedes.
-¿Me estás comparando con un bravucón?
-Claro que no. Es que... Mentalizarme de esa forma hace que me relaje, aunque probablemente sólo tenga sentido para mí.
Sehun tomó una gran respiración y suspiró. -Ahora hace falta que te deshagas de este estúpido trabajo.
Luhan se quedó quieto de un momento a otro. Sehun lo vio de reojo y no continuó empujando la idea, casi como si supiera lo que pasaba por su mente.
-No es tan simple.
El otro se mordisqueó los labios y, luego de un instante de silencio, comenzó a hacer garabatos distraídos sobre la superficie de la mesa. -Chanyeol me dijo que Baek está buscando a un nuevo líder de confecciones. Me pregunto cómo le estará yendo.
Luhan suspiró. -Sehunnie...
-¿Mm? ¿Por qué pones esa cara? Sólo decía.- Se encogió y siguió rellenando sobres para evitarlo, cuando dirigió una tentativa mirada en su dirección y vio su expresión, hizo una pequeña mueca. -Lo siento, intento ayudar. ¿Fui demasiado directo?
Meneó la cabeza, sintiéndose culpable de repente. -Es mi culpa, no me hagas caso.
-Pensé que ahora que estás haciendo tantas cosas por tu cuenta no sería malo que fueras aún más allá, pero está bien si no te sientes listo, hyung.
Se estiró para acariciar su cabello. Aunque estaba agradecido, mentiría si dijera que en ocasiones no le preocupaba lo mucho que se apoyaba en Sehun. Siempre lo consideró alguien maduro y confiable, cuando lo vio salir de su escuela la primera vez cayó en cuenta de lo joven que era todavía y de lo normal que era para él hacerse cargo de cosas que no le correspondían. Realmente le gustaría que se relajara un poco a su alrededor.
Tironeó una de sus orejas con suavidad. -¿Ves cómo sí me incentivas todo el tiempo?- La sonrisa que llevaba se volvió un poquito más melancólica. -No te equivocas, quiero ir más allá. Necesito... Debo ser alguien en quien puedas apoyarte también. Cuando el momento llegue, deseo ser la primera persona que aparezca en tu mente.
Sehun se lo quedó viendo por un largo rato con los párpados caídos y una mirada en blanco, por mucho que intentó, en verdad no pudo descifrar lo que estaba pasando por su mente, entonces cogió su mano e hizo que le acunara una mejilla.
-Hyung.- Susurró sintiendo su calor. -Me gustas demasiado.
El aliento tibio contra su piel hizo que su corazón latiera muy fuerte. Sus ojos se abrieron con sorpresa y sintió la cara hirviendo. ¿Acaso no era esta la primera vez que oía algo parecido? No sólo de Sehun, nadie nunca le había dicho nada así. Sehun giró el rostro y le besó la palma con delicadeza, poniéndole todos los pelos de punta.
-Muchísimo. Me gustas. Me encantas.- Siguió repitiendo.
Prendado a su mirada intensa, Luhan se sentía en el séptimo cielo. Nunca antes había experimentado la sensación de perderse en otra persona y sentir como si el mundo no existiera aparte de ellos, era abrumador, pero adictivo. Quería quedarse allí el resto de su vida y, de ser posible, acercarse todavía más.
-¿Yo te gusto?- Le cuestionó Sehun.
Con la respiración atorada, asintió muchas veces con los ojos bien abiertos. Hubiera exclamado un sí con todas sus fuerzas si hubiera podido encontrar su voz, la realidad es que estaba tan atontado que apenas sabía lo que hacía.
-Sehun ssi.
Esa voz intrusa rompió el encanto y le recordó que sí había más gente con ellos. Se separaron al instante y vieron con un nerviosismo culposo a una de las empleadas del lugar que, ya fuera porque no sospechaba nada o porque sabía disimular muy bien, mantuvo una cara perfectamente seria. Luhan cubrió su sonrojo con una mano y Sehun acomodó su ropa entre carraspeos.
-Se llenó en la última media hora, necesitamos más ayuda.
-Ya voy.- Asintió y, antes de seguirla, miró a Luhan con una pequeña sonrisa y un bonito guiño.
A solas, por fin pudo respirar. -Dios...- Se apoyó débil contra la pared.
Echó otro incontenible vistazo luego de recomponerse y el aleteo dulce de su corazón se detuvo al ver a Sehun parado en medio del restaurante con una expresión preocupante. Siguiendo la línea de su visión, halló a una feliz familia acomodándose para ordenar; nunca los había visto y no podía descifrar qué es lo que estaba mal, así que se acercó.
-¿Estás bien?- Le preguntó en voz baja, viendo aquella mesa con desconfianza. -¿Te dijeron algo?
Sehun tragó saliva con dificultad. -Es... Mi papá.
Casi igualó su expresión aturdida. Miró al hombre junto a su mujer y la pequeña niña con nuevos ojos y luego de nuevo a Sehun con temor. ¿Qué debería hacer?
-Deja que alguien más los atienda, vamos.
-No, yo lo haré.- Reaccionó para caminar en su dirección.
Quiso detenerlo, pero los otros ya lo habían visto y era tarde. -Mi Dios...- Se llevó ambas manos a la cabeza y se quedó cerca por las dudas.
Su padre reía y conversaba de forma amena con la mujer mientras la pequeña a su lado protestaba porque tenía hambre. Se veían felices, casi como en un cuadro de familia perfecta y su estómago ardió por la rabia y el dolor; no podía imaginar cómo debería estar sintiéndose Sehun quien, con un rostro estoico, les dio la bienvenida. El tipo cambió la cara enseguida y el ambiente se tornó silencioso e incómodo. Aun así, Sehun no apartó la mirada ni una sola vez.
-¿Qué van a ordenar?
Su padre paseó una mirada nerviosa por todo el lugar. -¿No hay otro mesero que pueda atendernos?
La mujer parecía confundida, probablemente no tuviera ni idea de quién era él y de lo que estaba pasando. Luhan vio ansioso cómo un nervio en la mandíbula tensa de Sehun se hinchaba, lucía como si quisiera largar un montón de maldiciones y estuvo a un segundo de intervenir, pero se controló a tiempo.
-No lo hay.- Su voz sonó firme. -Su orden, por favor.
Cuando terminó, esperó a estuvieran lejos para volver a acercarse.
-¿Estás bien?- Posó una mano suave sobre su brazo.
Sehun se frenó y miró a la nueva y reluciente familia de su padre con ojos torturados. -Se ven felices.- Susurró. -Para nosotros nunca tiene dinero, pero a ellas las trae a este restaurante caro, ¿no es gracioso?
-¿Quieres irte antes?- Ofreció como consuelo.
Sehun respiró profundo y se dio la vuelta para continuar con su trabajo. -¿Por qué haría eso?
A partir de ahí lo dejó solo.
Sus pocas y concisas respuestas le dieron pauta de que no quería encarar el tema por el momento y aunque estuviera muriéndose de preocupación, le daría el espacio que necesitaba. Lo vio actuar con normalidad el resto de la jornada y cuando su turno terminó, se atavió con la misma velocidad para correr tras él.
-¡Sehunnie! ¿Vas a casa? Iré contigo.
-Estoy bien.- Intentó sin fuerzas.
-Aun así quiero estar contigo, ¿no puedo?- Insistió con testarudez.
Sehun balbuceó una respuesta inentendible y siguió caminando, independientemente de si eso fue un sí o un no, siguió a su lado. Incluso si hacían todo el camino en silencio, no le importaba. No tenía planeado cuestionarlo ni hablarle sobre nada, sólo quería estar con él.
-¿Recuerdas la vez que me encontraste caminando bajo la lluvia?- Sehun tomó la iniciativa. -Lo había visto a él.
-Tiene sentido, estabas muy mal.
-Habíamos discutido de nuevo.
Sehun no dijo más nada y pensó que estaba tomándose su tiempo para hablar. Tardó un momento en notar que estaba caminando solo, cuando frenó y se giró, lo vio parado con la mirada perdida.
-¿Sehun?
Este levantó la cabeza y lo miró con los ojos enormes y llenos hasta el borde de lágrimas, un solo parpadeo bastó para que se derramaran. En lo profundo, un poco pensó que era imposible ver a Sehun de esta manera, pero allí estaba...
-Mierda.- Maldijo con fuerza.
-Hyung.- Sollozó Sehun. -¿Qué está mal conmigo?- Intentó borrar sus lágrimas sin éxito. -¿Qué hice para que se fuera de esa forma?
Verlo hipar como un niño pequeño hizo que la furia de Luhan se hiciera más grande. Sorbió por la nariz con fuerza y retuvo sus propias lágrimas con obstinación. Enmarcó su rostro con suavidad e hizo que lo mirara a los ojos.
-Sígueme.- Lo tomó de la mano con seguridad y tiró de él.
Sehun no estaba en condiciones de ver a más personas, ya era tarde y el único sitio en el que pudo pensar fue en su casa; allí sólo estaban Haru, que para esa hora ya debía estar dormida, y Yan Yan, que por lo usual estaba metida en sus propios asuntos y casi ni le prestaba atención. Incluso cuando dejó de llorar, lo sostuvo fuerte y lo mantuvo cerca durante todo el camino. Puede que antes no se hubiera comportado como un hyung ejemplar, pero esa era la primera vez que Sehun se mostraba tan endeble y vulnerable frente a él, y el instinto de protegerlo afloró con intensidad
-No es tan grande...- Comentó Sehun cuando entraron.
Luhan sonrió mientras se descalzaba. -¿Pensaste que vivía en una mansión?
-Es... acogedora. Y linda. Como tú.
Volvió a coger su mano y dejó un tierno beso sobre su dorso por toda respuesta. Iban de camino a su habitación cuando la repentina voz de Haru los detuvo.
-¿Lao lao? Pensé que estabas dormida. ¡Ah! Él es Oh Sehun, es un amigo.
Haru lo observó con curiosidad. -Han no suele traer amigos a la casa, estoy sorprendida.
Sehun hizo una reverencia. -Perdón por venir a esta hora.
-Oh, no me malentiendas, es algo bueno, me hace feliz.- La anciana agitó una mano en el aire. -Es una noche fría, ¿qué les parece una cocoa caliente?
Luhan sonrió. -¡Suena bien! ¿Qué dices?
Sehun asintió mientras veía a Haru alejarse. -Qué halmeoni más agradable. Cuando pienso en la mía me dan escalofríos.
-Haru-san no es mi abuela, es mi nana.
-¿Oh?- Yan Yan los vio desde la cima de las escaleras con ambas cejas alzadas. Luhan contuvo su suspiro, justo cuando pensó que no se cruzaría con nadie... -¿Ya lo llevas a tu habitación? Eso es rápido.
-No es momento, jie jie.
Ella lo vio con aburrimiento antes de encoger un hombro y seguir su camino. Sehun se volteó a verla con una pequeña sonrisa.
-Esa noona es divertida.
-Eso es porque no tratas con ella todos los días.- A salvo dentro de su habitación, lo tomó de ambas manos con suavidad. -¿Te sientes un poquito mejor?
-Ya pasó, no fue nada.- Sehun intentó quitarle hierro al asunto.
Él se cruzó de brazos con el ceño fruncido. -Oh, no, no harás eso.
-¿Qué cosa?
-Tú y yo vamos a hablar.- Se sentó en la cama y palmeó el sitio a su lado.
Sehun lo miró un instante antes de suspirar con cansancio y sentarse también.
Luhan estiró una mano y acarició su cabello. -¿Cómo puedes pensar que algo está mal contigo?
-No me trates con condescendencia.
-No lo hago, para mí en verdad eres increíble.
Sehun se relajó un poco, pero su mirada vidriosa y amarga aún permanecía. -No quiero creer que nos dejó por culpa de mi madre o de mi hermana.
-¿Y en su lugar prefieres creer que tú eres el motivo?
Se encogió de hombros. -Supongo... Es más fácil así, creo.
-No deberías cargar con cosas que no te corresponden.
-Sólo quiero cuidar a mi familia. Cuando se fue, todo se desmoronó y a duras penas pudimos salir adelante. Yo... No puedo dejar que las cosas se destruyan otra vez. Si tengo que cargar con culpas o hacerme más fuerte para protegerlas, entonces lo haré.
Su voz sonaba temblorosa y se veía como si quisiera volver a llorar, pero estuviera haciendo un esfuerzo inmenso para evitarlo. Este niño se había endurecido tanto para no preocupar a su pequeña y preciada familia, sólo verlo hacía que su corazón doliera.
-Sehunnie.- Se acercó más a él, casi al borde de cubrirlo con su cuerpo. -Si sientes que tienes que ser fuerte por los demás, está bien, pero conmigo puedes hacer lo que quieras, ¿sí?- Sehun lo miró como si estuviera perdido, él le sonrió con tranquilidad. -No tienes por qué fingir frente a mí, puedes llorar todo lo que quieras o armar berrinches, te prometo que estará bien.
Sehun sorbió por la nariz, su cara se deformó un poco por el llanto incipiente y un pequeño gemido lastimero escapó de su garganta, entonces lo tenía escondido en la curva de su cuello e incluso si no hacía ruido, sabía por sus temblores e hipidos y por la humedad en su camiseta que estaba llorando. Frotó su espalda con dulzura y lo consoló en silencio.
-¿Sabes? Mis padres me arrojaron en Corea cuando tenía once años y se fueron sin más.- Susurró luego de un rato. -A Baek su padre lo abandonó durante años también. El de Chanyeol se fue cuando su gege era sólo un niño. Hay... Hay personas que no sirven para ser padres y no hay nada que podamos hacer más que aceptar las cosas como son y seguir viviendo por nosotros mismos, incluso si es injusto.
Sehun se apartó y secó su rostro enrojecido con las mangas de su sudadera.
-Tal vez nunca sepamos por qué tu padre se fue de esa manera, pero ¿qué importa? Tu madre y tu hermana son maravillosas al igual que tú. Si me preguntas la razón, es porque es un idiota y ya.
-Tiene... Tiene otra familia, y con esta sí es feliz...
-¿Y qué te hace pensar que en unos años no los dejará a ellos también?- Postuló con simpleza. -¿Qué otra cosa puedes esperar de alguien así? Es una pérdida de tiempo, déjalo estar y céntrate en la familia que tienes y que te ama, ¿bien?
Sehun tenía los ojos y las mejillas irritadas, no dejaba de temblar y parecía muy frágil. Luhan quería meterlo dentro de su abrazo y no soltarlo jamás. Con una suave sonrisa, borró los rastros de humedad en su rostro.
-Ahora entiendo mejor por qué te confunden tanto con un adulto. No te presiones, tienes a dos chicas fuertes a tu lado, no las subestimes.
Asintió de forma obediente. -Está bien. Gracias, hyung.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro