XI
Sehun se removió con inseguridad. -Hyung, ¿está bien esto?
Luhan dejó de tararear por lo bajo y lo miró. -¿A qué te refieres?
-Ya sabes, comer aquí. No sé si se verá bien que el gerente...
Posó una mano sobre su hombro, haciéndolo saltar. -¿Sehunnie?
-¿Sí?
-Hoy es tu día libre y yo soy el dueño de este lugar, ¿no?
-Ajá...
-Entonces deja de hablar y hazme caso.
Hizo un mohín, pero lo obedeció. Al principio se había resistido por costumbre a pasar el día con los amigos de Luhan, pero al final cedió porque, a su pesar, estos le agradaban. En el restaurante, Yixing y Junmyeon ocupaban la mesa junto a otros rostros conocidos.
-¡Luhannie!- Lloriqueó ruidosamente uno de ellos, aquel al cual identificaba como "el hyung que parece un bollito". -¿Dónde has estado, niño?
-Ocupándome de algunos asuntos, nada importante.
-¡No te pierdas tanto la próxima vez! Es poco tiempo, pero ya odio mi trabajo. No importa cómo, sólo quiero escapar de él.- Le sonrió con picardía. -Dame más excusas.
El que estaba sentado a su lado con apariencia gatuna lo vio con el ceño fruncido. -No harás nada de eso.
-Tú no eres mi padre.- Se mofó.
-No hagas tonterías, está lleno de gente.- Abrió el menú, impasible, pero antes lo miró a él con curiosidad. -Eres el dongsaeng de Baekhyun.
El otro parpadeó en su dirección como si recién acabara de notar que estaba allí con ellos. -Ah, es verdad.
Junmyeon se adelantó. -Sehun, ¿recuerdas a Minseok? Te hablamos de él la última vez.
-¿Hablaron de mí?
Le advirtieron antes que debía prepararse para cuando conociera a esta persona y no supo con qué iba a encontrarse. Seguía sin ser bueno para lidiar con gente que no conocía, así que cuando el tal Minseok lo miró con más interés, su corazón latió muy rápido y su boca se sintió seca, sus nervios se intensificaron. Luhan lo cogió de la mano y le dio un apretón suave y reconfortante. Aún viendo hacia delante como si nada pasara, sonrió delicado mientras bebía un sorbo de agua. De alguna forma, pudo adivinar lo que pasaba por su mente. Luhan había insistido en que sus amigos eran buenas personas, aunque estuviera receloso, sí podía confiar en él.
Apretó su mano de vuelta y, como si también pudiera entenderlo, Luhan dio un asentimiento y lo soltó. Sehun se sintió infinitamente más tranquilo.
Minseok vio con detenimiento la mano de Luhan que había subido a la mesa y parpadeó antes de volver a ver a Sehun con una extraña sonrisa. –Soy Kim Minseok.- Le extendió una mano. –Es realmente un gusto, Sehunnie goon.
-El gusto es mío.- Murmuró aceptando el saludo.
-Yo soy Kim Jongdae.- Sonrió el otro. -Me alegra que hayas venido hoy, es agradable que el círculo se agrande.
Aunque su expresión y sus palabras parecían sinceras no sabía muy bien cómo responder, así que hizo otra respetuosa reverencia. No supo si fue lo correcto, pero Jongdae volvió a sonreírle y se sintió bien al instante. Ninguno de ellos lucía como una amenaza, en el fondo logró relajarse.
-Jong.- Minseok se giró para hablarle a su compañero con cercanía. -Hace tiempo, Sehunnie dijo que parecías un gatito.
-¿En serio?
-También dijo que yo parecía un bollito.- Infló sus mejillas a posta. -¿Lo soy?- Balbuceó poniendo morisquetas lindas.
Jongdae se rio. -No seas tonto.- Lo empujó un poco.
Sehun estaba un poco incómodo. Recordaba esa vez, había abierto la boca sin pensar porque no los conocía y no importaba lo que pensaran de él, incluso creyó con total confianza que jamás volvería a verlos, pero ahora todo era diferente.
-Hum, y-yo no quise...
-Tampoco olvido que llamaste a Luhan "lindo".- Largó repentinamente, viéndolo con algo de picardía.
Tanto él como Luhan se hicieron hacia atrás con sorpresa. Lo miró de reojo tragando saliva, Luhan agachó el rostro enrojecido y él desvió la mirada sin expresión.
-¿Lo hice?- Preguntó con indiferencia.
Minseok asintió con la misma sonrisa divertida de antes. -Cómo olvidarlo.
-No recuerdo.- Zanjó el tema ocupando su boca con el primer vaso con líquido que encontró. Volvió a echar un vistazo a su lado, Luhan estaba callado y parpadeaba muy rápido, claramente avergonzado.
Minseok rio de la nada. -Eres muy curioso.
Sehun se aclaró la garganta. -¿Sí? No creo.- Probablemente no era lo mejor seguirle el juego, pero se rehusaba a parecer intimidado desde el primer momento.
-Oye, ¿recién lo conoces y ya empiezas?- Murmuró Jongdae con el ceño fruncido. -No lo molestes, Minseok.
-Pero es divertido.- Balbuceó este como un niño caprichoso. Se lo quedó viendo unos segundos antes de acercarse a su oído y susurrarle algo.
Jongdae lo escuchó y se separó con una expresión extraña. -Lo haremos, pero a cambio no volverás a hacer ni un comentario exasperante, ¿okay?
Minseok asintió con satisfacción, tomó la carta del menú y se quedó callado y bien portado en su lugar. Casi parecía una persona distinta y Sehun comenzaba a hacerse una idea de lo que habían estado advirtiéndole sobre esta persona desde siempre.
-Cómo habrás visto y seguro estés pensando, Minseok es un idiota.- Asintió Junmyeon. -Siempre se desubica, pero es buena persona, está corroborado.
-¡Hey!- Minseok quiso replicar, pero miró a Jongdae y cerró la boca.
-Estás siendo inusualmente cruel hoy.- Comentó Yixing a Junmyeon. Pareció un comentario casual, pero la diversión podía leerse en sus ojos. Sehun estaba sentado justo al lado de ellos, así que no pudo evitar notarlo.
Junmyeon se le acercó con una chispa de travesura. -Hoy me levanté con ganas de dejar en evidencia a la gente.
-Qué inesperado, por lo general no te metes en asuntos ajenos.
Junmyeon se encogió de hombros con gracilidad. -Resulta que hay ciertos asuntos ajenos que sí me interesan.
Yixing se lo quedó viendo con una sonrisa imborrable. -Leí el libro que me diste.
-¿Y qué tal?- Junmyeon prácticamente se abalanzó sobre él con emoción. Las cejas de Sehun temblaron.
Estos dos... ¿Se suponía que estaban siendo disimulados o qué era esto exactamente?
-Me gustó mucho.
-¡Lo sabía! Te dije que podías confiar en mis recomendaciones.
-A estas instancias, dudo que cualquier cosa que me des no me encante.
Sehun se ahogó con el agua que bebía, Luhan le dio palmaditas en la espalda con una mirada preocupada. Le preguntó si pasaba algo y negó con un ademán mientras se secaba la boca. ¿Qué demonios?
-Dios, pensé que no llegaba más.- Se escuchó el gruñido de alguien aproximándose, era Baek.
Se sintió instantáneamente aliviado y feliz de verlo. De hecho, todos parecían bastante alegres.
-¡Baek!
-No sabía que vendrías.- Murmuró Yixing a su lado sin dejar de mirarlo.
-Sí, bueno.- Este se echó sobre su asiento con pesadez. -El tráfico a esta hora es odioso.
Yixing se rio. -Te entiendo, es un fastidio.
Baekhyun por fin lo miró. -No sabía que el crío estaría aquí.
-Hola, hyung.- Sonrió con emoción contenida. Si fuera un cachorro, movería su cola con energía de un lado a otro.
-Ha pasado un tiempo. ¿Cómo estás? ¿Cómo están eomeoni y Ha Yoo?
-Estamos bien.- Respondió con un obediente asentimiento. Vio cómo el resto alrededor se sorprendió ante semejante cambio y más o menos podía entenderlos, Luhan había tenido la misma reacción en el pasado.
Le echó un curioso vistazo y, en lugar de encontrarlo sorprendido, lo vio haciendo muecas de disgusto. Frunció el ceño.
-Luhan.- Llamó Baek de repente, este lo miró con renuencia. -¿Cómo lo ha estado haciendo?- Lo señaló con un movimiento de cabeza.
Luhan se encogió de hombros. -No me quejo.
Baekhyun asintió. -Cuida bien de él.
Esta interacción estaba siendo demasiado extraña, como tensa, pero la atención de Sehun se vio arrastrada sin quererlo hacia el otro par a su lado que seguía un poco en su mundo y a la vez no.
Junmyeon titubeó. -¿Yi-Yixing? ¿Qué hay de...?
-Baek.- Llamó este, pareciendo no haberlo oído. -¿En qué estás metido últimamente? No respondes mis mensajes.
Junmyeon quedó con la palabra en la boca. Se retrajo un poco, volviendo a su lugar.
Baekhyun suspiró. -Ahora que Chanyeol se fue estoy centrado cien por ciento en la empresa.
-¿Cómo llevas eso?
-No se fue hace mucho, así que está bien.- Se encogió Baek, jugando distraído con su copa.
Yixing frunció el ceño, angustiado. Del otro lado, Junmyeon se rio por lo bajo de una manera seca, casi irónica podía decir.
-Debes estar a cargo de un montón de diseños nuevos.
-Algo así. Por cierto, ¿recuerdas a April Kim?
-¿La directora del Fashion Gasp?
-Ha estado llamándome sin parar desde hace una semana.- Baekhyun negó con incredulidad.
-¿No es una victoria acaso?
-¿Olvidaste esa horrorosa reseña que publicó sobre mi desempeño en el festival de modas de Singapur? Debe estar toda tonta si cree que voy a hacerle caso.- Resopló.
Yixing sonrió de forma estúpida mientras lo veía y Junmyeon dejó su copa sobre la mesa con un estrépito. Sehun, que había estado al tanto de todo, pegó un pequeño respingo ante la sorpresa. A esas instancias, más o menos tenía una idea de lo que pasaba.
-Yixing.- Volvió a llamar Junmyeon.
Él estiró su cuello a ambos lados, intentando relajarse. El ambiente era cada vez más tenso y temía que algo feo pasara, pero ¿cómo podía intervenir si ni siquiera los conocía lo suficiente?
-¿Sabes? Yo...
Pero Yixing volvió a ignorarlo, poniendo todo su empeño en la conversación con Baekhyun. Sehun frunció el ceño y lo miró de soslayo, ¿era en serio?
-¿Ya has encontrado un reemplazo para Chanyeol?- Preguntó con interés. -No debe ser...
Entonces Junmyeon se puso de pie, su silla rechinó fuerte hacia atrás haciendo que todos se callaran. Sehun llevó un puño delante de su rostro, costándole bastante pretender ser ignorante.
-Maldición.- Murmuró.
-No estaría sintiéndome muy bien, perdónenme, por favor.- Balbuceó a las apuradas, sin el valor de dirigirle la mirada a ninguno de sus amigos, demasiado avergonzado.
Yixing obvió a Baekhyun por primera vez y quedó viendo pasmado cómo huía. Sehun lo miró directamente, ya incapaz de disimular, y quiso espetarle que por favor se hiciera un favor y corriera tras él, pero no fue necesario porque antes de que pudiera siquiera abrir la boca, Yixing se levantó igual de rápido y salió corriendo.
******
Desde que comenzó a tener dominio sobre sus propios sentimientos, Yixing no supo ver por otra persona que no fuera Baekhyun.
En su memoria aún seguía fresco el recuerdo de la primera vez que lo vio, seguía tan nítido como si hubiera ocurrido ayer.
Siempre lo consideraron un bicho raro. No era bueno para entablar relaciones, así que prefería evitar a la gente en su lugar. Según los rumores que oía, su apariencia también dejaba mucho que desear con el cabello largo y su ropa desaliñada y pasada de moda. No le interesaba mucho sin embargo, había espacio para sólo una cosa en su vida y eso era leer libros. Sus días de escuela se redujeron en gran medida a vivir en la biblioteca. No le molestaba asistir a clases porque le gustaba aprender, lo único malo era tener que dividir su tiempo entre eso y sus únicos amigos apilados uno al lado del otro, llenos de polvo, con hojas amarillentas, letras negras e historias que conocer.
Todo lo que quería y necesitaba.
Su afición nada disimulada sumada a su apariencia poco halagadora lo volvieron el centro de burlas y bromas. No le importaba tampoco. Desde pequeño había sido expuesto a un exhaustivo proceso de endurecimiento: de posición acomodada, se había movido en los ambientes más hostiles y falsos. Estaba acostumbrado a afrontar lo peor de la gente.
La cosa cobraba relevancia cada vez que volvía a casa con moretones en todo el cuerpo y debía comprar un uniforme nuevo porque al golpearlo arruinaban el que ya tenía puesto. Jamás entendió cuál era el problema de los chicos que solían acorralarlo en lugares desiertos y aporrearlo hasta sacarle lágrimas, pero lo aguantaba porque al final, así es como era la vida. En la naturaleza el más débil sucumbía ante el más fuerte, él no era fuerte, así que se rendía. No tenía las fuerzas suficientes para defenderse de todas formas.
Se volvió natural pensar que nadie lo ayudaría jamás, pero se equivocó.
"¿Qué le están haciendo?", exclamaron un día mientras estaba a punto de ser golpeado en el callejón otra vez. Lo habían arrastrado entre mofas lacerantes y algunos golpes que sabía bien eran tan sólo el preámbulo de algo peor. Y entonces esta persona apareció. Desde el suelo creyó que había sido su imaginación y que había empezado a delirar de dolor.
"¡Muévanse! ¿¡No oyen!? ¡Fuera de mi vista!". Oyó golpes, forcejeos, maldiciones y pasos torpes alejándose.
Alguien le puso la mano sobre el hombro y se estremeció pensando que eran más golpes.
"¿Estás bien?", pero fue esa pregunta la que recibió en su lugar.
Byun Baekhyun era el reconocido hijo de la famosa diseñadora de modas surcoreana Nita Kwon. No lo conocía, pero había oído hablar de él. Naturalmente, todos hablaban de él. Lo había visto por ahí alguna vez, con su presencia avasallante. Baekhyun era el tipo de persona que atrae a todo el mundo. Él no fue una excepción. Después de que lo defendiera un par de veces más, le causó curiosidad la razón por la cual hacía eso por un simple desconocido.
"Porque quiero y porque puedo", le había respondido con un encogimiento y eso lo atrajo más. Por primera vez, había algo más que le interesaba además de los libros. Baekhyun se movía por el mundo con gracilidad y confianza, desprendiendo carisma. Se preguntaba, ¿cómo podían existir personas tan asombrosas?
Se vio siguiéndolo a todos lados. Baekhyun nunca lo apartó.
"¿En serio esa es toda la ropa que tienes? ¿Y qué con ese cabello? Ven, haré que veas tu potencial". Lentamente, se transformó en alguien muy diferente. Fue una creación de su mano.
Dejó salir su personalidad y moldeó su carácter. Ya no se quedaba callado y hablar con otros no fue tan difícil. Gracias a su nueva apariencia, la gente lo trató mejor y por estar con Baekhyun lo identificaron como alguien relevante.
Los libros comenzaron a quedarse apilados en un rincón olvidado de su cuarto.
Pasaron los años y su vida social ya estaba asentada, pero lo que más le gustaba era pasar el rato con Baekhyun. A diferencia del resto de chicos en el instituto, no era un insufrible. Todo lo que estos hacían era jactarse del dinero que tenían y competir entre sí. A pesar de haber evolucionado, nada de eso le había importado antes. Su bien sentida y fría amabilidad lo protegía de relaciones indeseables.
El Baekhyun que más admiraba comenzó a comportarse extraño entonces. Dejó de hablar como de costumbre, se volvió solitario y su semblante era más serio. Reconoció el cansancio en sus ojos y quiso saber lo que pasaba, después de todo, cuando se trataba de su mejor amigo, siempre era sincero.
"Mi madre está enferma, debo cuidarla".
Empezó a cocinar para él, lo obligaba a comer, procuraba que durmiera al menos un poco y lo ayudó en sus tareas cuando no tenía tiempo de hacerlas. Creía que Baekhyun dependía de él, pero era todo lo contrario. Si estaba feliz, él también; si estaba triste, él también. Pasó de ser su salvación a su ídolo y desde ahí, el pilar que sostenía todo lo que era, cada parte de su espíritu, su forma de ver, su apariencia...
Todo estaba firmemente afianzado en las manos de Baekhyun.
Un día tormentoso, Nita Kwon murió. Los medios hablaron de ello durante semanas y el mundo entero lamentó semejante pérdida. Sin embargo, ni todas las lágrimas vertidas ni todo el dolor más grande de todas las personas tristes en el mundo, pudieron equiparar la pena que azotó a Baekhyun como si de una balsa náufraga en un mar salvaje se tratara. La última vez que vio a su amigo fue en el funeral: una forma gris, pequeños pedazos rotos unidos torpemente, desolación.
Después de eso, Byun Baekhyun no volvió.
Llamó, fue hasta su casa, contactó a la gente de su servicio, trató de averiguar si estaba bien, pero no halló respuesta alguna. Después de un largo tiempo a la deriva, recibió su llamado: quería que fuera su secretario, la mano derecha con quien contar de forma incondicional. De alguna manera y a pesar de la situación, pudo sentir su meta alcanzada. Era especial para Baekhyun. No había elegido a cualquiera, sino que lo eligió a él.
No obstante, el día que volvió a verlo, halló a una persona distinta. Su rostro era duro, su expresión arisca, su forma de moverse era brusca y desconfiada, y su hablar directo. Todo eso reemplazaba al chico carismático, bien visto y popular que había sido.
Así, conoció a Kwon Baek.
Como si no se conocieran de nada, Baek empezó a llamarlo por su apellido y redujo los tratos al ámbito laboral. Quedó petrificado al entender que la pérdida de su madre había causado en su amigo más de lo que cualquiera podría imaginarse. Baekhyun dejó la escuela y dedicó todo su tiempo y esfuerzo a mantener en pie la empresa de su ser más amado. Lejos de alejarse o acobardarse, siguió firme a su lado. Si lograba conseguir que Baekhyun volviera a confiar en él en ese estado, entonces sería aún más especial.
Iría más allá de lo imaginado.
Lo volvió su vida entera. Todo giraba en torno a él: los desvelos, los máximos esfuerzos, todo el trabajo, todo era por Baekhyun.
Siempre fue por Baekhyun.
Y entonces se dio cuenta de que sus sentimientos iban más allá de la admiración. Estaba obsesionado. Lentamente, sin darse cuenta, las cosas se volvieron así. ¿Era amor? Se lo planteó muchas veces y aunque nunca consiguió una respuesta, prefirió creer que sí, que Baekhyun le gustaba demasiado. Después de todo, de una cosa estaba seguro: no era lo contrario.
Nunca más volvió a coger un libro.
No al menos hasta que él llegó a su vida...
Corrió por la acera con el corazón en la garganta. Estaba lleno de gente y vio hacia todos lados intentando hallarlo sin éxito. Se decidió por la derecha y continuó desenfrenado. Procuraba medir todas sus acciones todo el tiempo, pero siempre terminaba lastimándolo al final.
Era un imbécil y una basura.
-¡Espera! ¡Espera, por favor!- Le gritó sin aliento.
Junmyeon, algunos metros más adelante, detuvo su trote y lo miró igual de agitado con el rostro deformado de angustia. Fue hasta donde estaba, puro enojo fluyendo a caudales, y le estrelló un fuerte puñetazo en el hombro. Le dolió, pero no estaba en posición de quejarse, así que sólo lo aguantó.
-Perdóname.- Balbuceó a duras penas.
Junmyeon frunció el ceño con incredulidad. -¿Me tomas por idiota, Yixing?
Meneó la cabeza. -No es así.- Quiso acercarse, pero el otro se lo impidió.
-Siempre es lo mismo contigo. No importan las veces que me repitas que conmigo es diferente porque no me haces sentir nada de eso.- Se dio la vuelta para irse, pero lo cogió del brazo.
-¿Es por él?
-¿Tú qué crees?- Se deshizo de su agarre con rabia. -Sólo basta que lo nombren para que te olvides de todo... Para que te olvides de mí.
-No, no...- Negó una y mil veces. Quería ponerse de rodillas y suplicarle por lo que sea. -No es así, te juro que no es así, yo...- No sabía cómo explicar lo que llevaba dentro.
-¿Tú qué?
-Yo te quiero a ti.
Junmyeon sonrió con tristeza. -Cuánto desearía poder creerte.- Agachó el rostro. -Pero ya no sé nada, Yixing.
-Sé que soy un idiota y que siempre tengo las respuestas equivocadas, pero eso no quiere decir que aquí dentro no pase... lo que pasa.- Se adelantó con una mano en el corazón. -Por favor.- Insistió.
Pero los ojos de Junmyeon sólo desprendían dolor para él.
-¿Para qué?- Replicó con dureza. -¿Para que luego él vuelva a aparecer y terminemos así otra vez? Ya no... No sé si quiero esto, Yixing, tú... Siempre vas a preferirlo a él y no es justo, ¿sabes? No es justo para mí.
-Lo sé, lo sé, Junnie, pero escúchame...
-Sólo... no quiero verte más por ahora.- Lo cortó, alzando ambas manos. –Déjame solo.
Se apartó y se alejó por fin. Yixing se quedó petrificado, sumido en una consternación que parecía no abandonarlo y una pena y arrepentimiento que amenazaban con ahogarlo.
-¿Yixing?
La tenue y dulce voz de Luhan lo hizo reaccionar.
-¿Estás bien?
Sólo eso bastó para hacerlo derramar las lágrimas que había estado aguantando. Meneó la cabeza, incapaz de pronunciar palabra alguna.
Luhan posó una mano sobre su hombro. -¿Qué pasó? ¿Dónde está Junmyeon?
Yixing siguió negando, cabizbajo. Luhan guardó silencio un instante antes de aventurar.
-Estás enamorado de Baek.- Ni siquiera fue una pregunta.
-¡No!- Trató de explicarse con frenetismo, pero su garganta estaba apretada, sentía dolor y mucha presión en su cabeza. La razón no tenía lugar en su mente, ni siquiera podía formular una sola frase coherente. -Yo no, no...
Desistió cuando el llanto se hizo más fuerte en su lugar y las lágrimas fueron abundantes.
¿A quién quería engañar?
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