VI
Por algún motivo ese día estaban repletos hasta las narices de clientes. El restaurante había sido popular desde el inicio, pero en el último tiempo la demanda se había vuelto aún mayor, tendrían que contratar más personal si seguían así. No es que la prosperidad fuera mala, al menos, era todo un motivo de festejo para los dueños que se llenaban los bolsillos; para los simples empleados como ellos, pues, sólo significaba cada vez más y más trabajo.
Todo ese estruendo de platos y vasos chocando entre sí, los gritos en la cocina, los meseros entrando y saliendo sin parar, el movimiento constante y el calor en el cuerpo que lo hacía sudar, las sonrisa cortés pegada a su rostro, su mente atiborrada de ordenes, la presión de no olvidar nada... Sehun estaba estresado a morir.
-Hyung, ¿hablaste con el chef sobre las hojas de función?
Y encima de todo, tenía que continuar corriendo detrás de Luhan que, a pesar de ser el gerente, parecía que no se enteraba de nada. Parecía más disperso, manteniendo su mirada fija en las puertas de entrada con terquedad. No estaba tan activo y enérgico como de costumbre, pero eso era algo para otro momento, ese día no podían lidiar con un cambio de actitud.
-Oye, Luhan, te estoy hablando.
-¿Mm?- Luhan pestañeó quedamente. -Lo siento, no estaba...
-Escuchando.- Completó con malhumor. -Me di cuenta, te la pasaste ignorándome hoy. Te pregunté si hablaste con el chef porque sé que debo recordarte todo debido a tu memoria de pez.
Luhan lo vio con un rostro inusualmente tranquilo. -¿Te molesta?
Se cruzó de brazos con molestia. -No soy tu secretario ni una agenda viviente, ¿sabes?
-Entonces deja de hacerlo.- Postuló con simpleza.
Era de respuestas rápidas, pero ante esto se quedó tieso y no supo qué decir. Luhan le devolvió una mirada inocente, era obvio que no había tenido ningún afán de regañarlo, sólo había postulado lo lógico: si no te gusta, pues, no lo hagas.
La verdadera pregunta era, ¿le molestaba?
Estaba comenzando a sentirse muy incómodo al punto de querer huir, pero en su situación era imposible, así que agitó la cabeza e hizo como si nada.
-¿Por qué estás actuando tan raro?
Luhan se puso tenso. -Iré a ver al chef ahora.- Habló rápido antes de salir corriendo.
El día no mejoró. No es que el estado del restaurante se volviera peor, seguían igual de ocupados que al principio, es sólo que su humor no era el más amigable. Ni siquiera pudo darles su típica sonrisa falsa a los clientes, casi ni los miró al atenderlos. No podía, no quería, ojalá pudiera volver a casa. Mientras él se encontraba así vio a Luhan muy animado y sonriente cerca de una mesa y no pudo evitar pasar cerca para echar un vistazo, entonces vio a Baek junto a su largo novio y otros chicos, incluyendo el hyung de ojos cansados de la última vez.
-¡Sehunnie!- Lo llamó Luhan.
Se tensó visiblemente, ya estaba a punto de salir de allí, no quería tener nada que ver con aquella gente. Incluso cuando Baek estaba ahí, no sentía que pudiera lidiar con alguien en esos momentos, el ánimo no se lo permitía. Intentó hacerse el desentendido, pero Luhan se acercó un poco más y volvió a llamarlo, no le quedó otra que dar media vuelta y pararse frente a todos aquellos chicos con olor a cuna de oro.
Los observó por arriba, incapaz de suavizar la expresión. Aun cuando vestían el mismo uniforme, hasta Luhan parecía uno de ellos. Jamás en la vida se sintió tan fuera de lugar como en ese momento.
-¿Los recuerdas?- Mencionó el otro con entusiasmo. -Son...
-Sí los recuerdo.- Cortó con algo de brusquedad.
-Bueno...- La sonrisa de Luhan titubeó. -Teníamos planeado ir a la casa de Baek a pasar el rato, ¿quieres venir con nosotros cuando acabe tu turno?
-¿Por qué querría?- Largó sin pensar y se arrepintió al instante. Suspiró y trató de sonreír con ligereza. -Es evidente que no pertenezco a su círculo, estaría desubicado.
Luhan frunció el ceño. -¿Qué dices?
-¿Qué te sorprende? Es lo natural, ¿no?- Se dio la vuelta para salir de allí porque si se quedaba un segundo más dejaría salir una catarata de malos comentarios.
-¡Alto ahí!
Se quedó helado en el sitio cuando Luhan le alzó la voz. Se volteó con los ojos agrandados, el otro tenía un rostro furioso y su corazón latió con ansiedad.
-Ven conmigo.- Le dictó mientras pasaba a su lado. Sehun se quedó en el lugar debido a la estupefacción, entonces Luhan lo miró y con fiereza recordó: -¡Soy el dueño de este lugar, así que será mejor que me obedezcas ya!
Reaccionó y lo siguió en silencio, sintiendo el bochorno de tener todas las miradas encima. Cuando estuvieron dentro de los vacíos vestidores, Luhan cerró la puerta con fuerza y lo encaró con el rostro sonrojado de ira.
-¿Quién te crees?- Le largó repentinamente. -¿Quién te crees para hablar de esa manera frente a mis amigos?
Era la primera vez que lo veía de esta manera y estaba demasiado impresionado. Honestamente, había creído que Luhan era incapaz de molestarse por algo y, a decir verdad, estaba un poco ofendido. A diario era menospreciado por la gran mayoría de sus empleados, pero ¿decidía tomárselas contra él en su lugar, que había estado ayudándolo todo ese tiempo? Se cruzó de brazos.
-No he hecho más que decir lo que pienso que es verdad.
-¿Verdad? ¿Qué es verdad? Desde la primera vez que nos conocimos me viste por encima del hombro sólo por tener más dinero, ¿crees que no me di cuenta? ¿Eso te da derecho a creerte mejor?
-Yo no me creo mejor que nadie, esos son ustedes.
-¡Todos los días! ¡Todos los días!- Luhan caminaba de aquí para allá, moviendo sus brazos de forma frenética. -¡Todos los días percibo tu desdén y oigo tus comentarios despectivos sobre mi posición! ¿¡Qué culpa tengo yo!?
-Oh, pobre de ti.- Se encogió con sarcasmo. -Tu vida está llena de problemas, ¿no es así? No te preocupes, cuando llegues a tu mansión podrás llorar sobre tus sábanas de seda.
-¡Y-yo no tengo nada de eso, no seas ridículo!
-¿Ahora quieres aparentar ser humilde? Te lo dije antes, quédate en tu zona y no obstaculices a los demás. Sólo limítate a comportarte como lo que eres.
-¿Ah, sí? ¿Y qué soy exactamente? ¡Ilumíname!
-Niñito de papá y mamá. ¿No lo tienes todo en bandeja de plata gracias a ellos?
Luhan retrajo su ánimo combativo y lo miró como si quisiera llorar. Se mordió el labio con fuerza y lo aguantó. -¿En serio piensas así de mí? ¿Qué hay de Baek entonces? ¿Él no es lo mismo?
-Baek hyung ha sabido trabajar duro a pesar de haber nacido con dinero; él aprendió lo que es sudar cada maldito día por un plato de comida, por un mísero regalo de cumpleaños para tu hermana menor o la madre que tiene tres trabajos para mantener una familia.- Lentamente fue elevando el tono de la voz, acercándose a Luhan de forma amenazante. Este dio pasos hacia atrás, intentando alejarse. -No lo compares con gente como tú, incompetentes que jamás han tocado una escoba en su vida o han sabido lo que es vivir semanas a base de arroz, gente que hace una fiesta por lavar un plato como si fuera algo sobrenatural. No me jodas, ¿quieres? No vengas con lloriqueos injustificados.
La espalda de Luhan dio contra la pared. Su cara estaba deforme por la tristeza con sus ojos anegados de lágrimas que mantenía en su lugar por pura fuerza de voluntad.
-¿Esa imagen te di?- Cuestionó en un hilo de voz, desilusión fluyendo como caudales.
A medida que los segundos pasaron Sehun se calmó, y al hacerlo se dio cuenta de que había explotado con la persona equivocada y de que había pasado lo que había querido evitar: había abierto la boca de más.
Llevó una mano a su cabeza, aturdido. -Hyung...
-¡Luhan!- Se oyó una voz potente voz incorpórea que los hizo saltar en el sitio.
El rostro de Luhan se tornó pálido.
-¿Dónde estás?- Canturrearon con diversión.
-Dios mío.- Miró alrededor como un pequeño roedor atrapado. -¡Rápido!
De improviso, lo empujó de forma brusca hacia la parte trasera. No tenía idea de lo qué estaba pasando y todavía seguía un poco afectado, así que se dejó manejar con docilidad. Luhan abrió la taquilla donde solían guardar las cosas de limpieza y se metió dentro, jalándolo de la camisa para que se metiera también. Hacía un minuto habían estado discutiendo de forma fea y ahora estaban encerrados dentro del armario de limpieza... ¿Qué demonios? Se removió con el ceño fruncido.
-Hyung, ¿qué estás...?- Resopló cuando un trapeador le cayó sobre la cabeza. -Déjame salir.
Le chistó con vehemencia, viendo a través de la ranura con nerviosismo. -Por favor, no digas nada, de esa manera no nos encontrará.
-¿De quién hablas?
-¡Calla!
Sehun volvió a resoplar. Estaba semiacostado sobre la pared del casillero, así que intentó ser cuidadoso al elevarse un poco para no estar tan incómodo, pero entonces se encontró con toda la extensión del largo y blanco cuello de Luhan. Su respiración se volvió inestable otra vez. En aquel reducido espacio era normal que estuvieran apretados, pero no se había dado cuenta hasta ahora. Luhan se elevaba sobre él con los brazos a los lados de su rostro para mantener la casi nula distancia que había entre sus cuerpos. Estaba... Sintiéndose algo raro. Luhan olía bien, su perfume estaba por todo el lugar de repente y de la nada tuvo miedo de moverse porque no sabía lo que haría en tal caso.
Qué tonto, ¿qué más podría hacer?
Cerró los ojos y frunció el ceño con el corazón acelerado. Qué mierda, ¿por qué estaba tan inquieto?
-¿Dónde te metiste? ¡Más te vale que no estés escondiéndote de mí!- Volvieron a gritar.
-¿Te persigue la mafia?- Susurró. Luhan todavía veía a través de la rendija, preocupado. -Hyung.- Llamó.
Mala idea, porque el otro se volteó y ahora sus rostros estaba tan sólo a unos escasos centímetros de distancia, sus narices a un pelo de rozarse. Luhan abrió los ojos y él apretó los labios, frustrado como nunca... Pero ninguno se movió. Las mejillas de Luhan estaban rojas como dos manzanas y Sehun entornó los ojos, reprimiendo las insólitas ganas de acariciarlo. Luhan se veía suave y adorable como de costumbre, pero esta vez...
-¡Ajá!
La puerta se abrió de repente, dándoles un susto a ambos. Desde afuera, los observó una muchacha joven de sonrisa maliciosa que cogió a Luhan del cuello de su chaleco y lo sacó a la rastra.
-¡Por favor no me mates!- Suplicó este.
Ella lo vio con una ceja alzada. -Así que al final sí que pateas para el otro lado, ¿eh?- Le dio una especulativa mirada a Sehun. -No me extraña.
-¡Claro que no! ¡Suéltame!
-¿Me estás hablando de manera informal u oí mal?
-¡N-no! ¡Jie jie, dije jie jie! ¡Lo juro!
Si antes había estado confundido, ahora estaba perdidísimo. La chica soltó a Luhan y enrolló un brazo alrededor de su cuello para frotarle la cabeza con un puño rudo.
-¡Basta!- Luhan se liberó y cogió su cabeza con un mohín lastimero. -¡Recién llegas y no puedes esperar a volver mi vida un infierno otra vez!
Ella chasqueó la lengua. -Siempre fuiste el rey del drama, Lumei.- Le apretujó las mejillas.
Luhan la apartó. -¡Claro que no! ¡Y ya no sé cómo decirte que dejes de llamarme así!
-¿Cuándo te he hecho caso, Lumei? Vaya que eres persistente.- Volvió a mirar a Sehun con interés. -Es guapo, di di, te felicito.
-¡No es así!- Luhan ocultó su rostro enrojecido.
-Lu Yan Yan.- Se presentó estirando una mano en su dirección. Su coreano era torpe, pero entendible. -Soy su prima.
Sehun se removió con inseguridad y le hizo una reverencia. -Oh Sehun.
-Es como el típico chico de hielo.- Asintió con apreciación. Miró a Luhan con la misma malicia de antes. -Tienes trabajo que hacer aquí.
Luhan comenzó a decir muchas cosas en chino mientras él flotaba en el ciberespacio. ¿Qué rayos estaba pasando?
-Sehun ssi.- Llamó Yan Yan. -¿Qué tal si nos acompañas por ahí un rato?
-No.- Protestó Luhan. -A él no le gusta la gente como nosotros, jie jie.- No le dirigió la mirada cuando tomó a su prima del brazo y se alejó. -Vámonos.
Después de esa pelea, Sehun no pudo concentrarse en nada, ni siquiera en sus estudios. Acercarse a ese hyung fue exactamente como había previsto: problemas y líos mentales. No podía pensar en otra cosa que no fuera él, así que llevó a su hermanita de paseo a todos los lugares que quiso para distraerse y compensar el hecho de no estar prestándole la suficiente atención debido a su más reciente trabajo.
-Oppa, ¿me lo compras? ¿Oppa? ¡Oppa!
-No grites, Ha Yoo.- Replicó con hastío.
Ella se cruzó de brazos con un mohín. -Oppa está distraído y no me escucha. Lo único que hace es regañarme.
Sehun masticó una papa, rondando la mirada por todo el parque de comidas con desinterés. -Oppa no tiene ánimo.
-No me hubieras llevado a pasear entonces.
Él le sacó la lengua y ella lo imitó.
-¿Por qué estás enojado?
-No estoy enojado. Me peleé con un... Una persona.
-¿Un amigo?- Preguntó Ha Yoo, bebiendo su gaseosa por la pajilla.
-No lo sé.- Balbuceó.
Había sido impactante ver a Luhan molesto, pero sería un pasmo aún mayor descubrir que también podía ser rencoroso. No quería que su hyung dejara de hablarle o ya no quisiera tratarlo como hasta el momento.
Mientras caminaban, seguía fijándose en la zonas más caras como si pudiera encontrárselo por ahí de casualidad. ¿Qué tan tonto era eso? Y si lo veía, ¿qué haría? Ni siquiera sabía muy bien cómo encararlo después de todo lo que le había dicho. Ha Yoo advirtió que estaban desviándose de la tienda de muñecas y volvió a la Tierra. Su mirada vagaba de forma aburrida mientras la pequeña observaba los juguetes con embeleso hasta que dio con una figura conocida en el puesto de lotería frente a la tienda.
-¿Hyung?
Ha Yoo vio en la misma dirección con curiosidad y sus ojos se iluminaron. Se soltó de su mano y corrió lejos.
-¡Ha Yoo!
-¡Oppa!- La niña tiró de la manga de Luhan con energía.
Este sonrió con sorpresa cuando la vio. -¡Ha Yoonnie!- La cogió en brazos. -¿Qué haces aquí?- Vio alrededor antes de encontrarse con él.
Sehun hizo una mueca, incómodo, y se acercó lento intentando parecer natural y nada afectado. ¿Estaría funcionando? Esperaba que sí porque de otra forma podría morirse de la vergüenza. Hizo un movimiento de cabeza como saludo, con el corazón lleno de ansiedad y nervios porque no sabía cómo reaccionaría el otro.
-¡Sehunnie!- Inesperadamente lo recibió con su usual extensa y tierna sonrisa. -¡No sabía que estarías por aquí!
Su próxima respiración quedó atascada en la garganta. Con un ligero sonrojo, desvió la mirada mientras frotaba su brazo. -Paseamos un rato. ¿Tú también?
-He estado viniendo a esta parte del centro comercial desde que me la mostraste, ¡es genial!
Se volvió sonriente hacia el puesto de lotería y Sehun aprovechó que nadie lo veía para sonreír en secreto, repleto de alivio. Se acercó ya con más confianza.
-¿Participas en esto?
-Siempre quise ganarme el tercer premio.- Comentó con ilusión.
Ha Yoo lo miró confusa y Sehun agitó la cabeza, instándola a que dejara de lado el tema. Ni él entendía a su hyung, menos podría su hermanita de siete años.
-¿Cuál es?
-¡Una canasta de naranjas!
-Wow, qué incentivo.
-¡Lo sé!
Sehun se rio por lo bajo y Ha Yoo se aferró a los hombros de Luhan para verlo con curiosidad.
-¿Estás mejor ahora, oppa? Sonríes mucho.
Luhan lo miró y él cambió a su rostro inexpresivo otra vez. -No sé de qué hablas.
-¡Mientes!- Acusó la pequeña y, porque parecía haberlo recordado, Luhan también fue foco de su enojo. -Eres mentiroso igual que este oppa.
-¿Ah? ¿Por qué me llamas así, Ha Yoonnie?
-¡Antes dijiste que nos volveríamos a ver y no fue así!
Luhan sonrió con pena. -¿Me perdonas por eso? A partir de ahora nos veremos más seguido, lo prometo.
Ella lo miró como si no creyera del todo en sus palabras. Luhan se rio y la meció de un lado a otro con expresiones divertidas, haciéndola reír al final. Con una promesa de meñiques, quedó sellada la promesa de volverse a encontrar para jugar.
Llegó el turno de Luhan para jugar y se acercó al puesto lleno de emoción, hizo que Ha Yoo volviera con él mientras pagaba para que la muchacha sacudiera una caja. Si sacaba una pequeña pelota dorada de esta ganaría el primer premio, si era roja ganaría el segundo y si era verde ganaría el último y más querido tercer premio. El resto de las bolas eran negras, si sacabas alguna de esas no ganarías nada.
Luhan metió la mano y tardó bastante revolviendo. Con los ojos cerrados, sacó el puño y lo abrió con una gran sonrisa, pero esta se desvaneció enseguida.
Sehun se ahogó con su propia saliva. -Hyung...
-¡Esto es injusto!- Se quejó Luhan.
-Santo cielo...- Dejó a su hermanita en el suelo y le quitó la pelota dorada que había sacado. No podía ser cierto.
-¡Sacó la pelota dorada!- Aplaudió la muchacha, haciendo sonar la campana de felicitación. -¡Muchas felicidades!
-¿Cuál es el premio?- Preguntó Sehun dado que Luhan estaba molesto y ya no quería saber nada al respecto.
-¡Un viaje de dos días y tres noches a la Isla Jeju para cuatro personas!- La muchacha le extendió amablemente un sobre donde estaba el premio.
-¿No puedo cambiarlo por otro?- Preguntó Luhan.
-¡Hyung!- Aceptó el sobre por él con una reverencia, lo cogió del brazo y se lo llevó lejos antes de que hiciera una tontería. -Tómalo.
-No lo quiero.
Lo obligó a extender la mano y dejó el sobre sobre esta. -Deja de comportarte como un niño.
-Oppa, ¿por qué estás triste? ¡Ganaste!
Luhan observó el papel en su mano, entonces miró a Ha Yoo con una sonrisa y luego a él. -Es tuyo.- Se lo ofreció.
-Ajá, sí.- Rodó los ojos.
-¿No te gustaría ir con tus padres y tu hermana a Jeju?
Sehun titubeó. -No dije que no me gustaría... ¡Ese no es el problema!
-Tómalo.- Insistió. -No me importan estas cosas.
Agitó el sobre con una sonrisa y muy, pero muy lentamente estiró una mano para cogerlo como si se tratara de algo radioactivo. Lo miró con recelo de vuelta, esperando que se retractara.
Ha Yoo vio el intercambio desde abajo con interés. -Oppa.- Tiró de su manga. -¿Es este oppa brillante con quien estás peleado?
-Ha Yoo.- Regañó por lo bajo.
Luhan ladeó su rostro. -¿Eso dijo?
Se tensó al escucharlo y le dio miedo encararlo para evaluar su reacción. ¿Y si había recordado el incidente y volvía a molestarse?
-Sehunnie y yo no estamos peleados.- Postuló entonces, volviéndolo a shockear. -Sehunnie y yo somos buenos amigos.
Pensó que podría estar fingiendo por el bien de Ha Yoo para que esta no viera una fea situación o no se llevara una desilusión, pero esas palabras eran sinceras y la sonrisa en sus labios era genuina y entonces recordó que a quien tenía delante era a Luhan: la persona con menos malicia del mundo.
-Disfruta el regalo.- Palmeó su hombro con ligereza cuando pasó por su lado.
Sehun pensó que le sentaría mal, pero su toque no fue una amenaza en absoluto. Hacía rato que había olvidado su incomodidad alrededor de este hyung de hecho. Ya no le molestaba que Luhan se le acercara y ya no temía tanto a su amistad como antes, pero aun así...
Amigos ¿eh?
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