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IV

Sehun estaba anonadado. Mientras caminaban, Luhan no hacía más que removerse de un lado a otro con toneladas de energía contenida, pareciendo más entusiasmado que un niño a punto de abrir sus regalos de Navidad. Este hyung que había ganado era efusivo y muy extraño, aunque por completo adorable.

-¿A dónde quieres ir?

Luhan pestañeó sus bonitos ojos hacia él con el rostro ladeado. -No pensé en eso.- Se volvió al frente con una sonrisa. -Bueno, no pude pensar en nada.

-Estás muy emocionado.

-Es que hacía tanto tiempo que no salía de esta manera con alguien.- Luhan habló con una mirada de ilusión hacia el cielo.

-¿Y Baek hyung y los demás chicos?

-Ellos están muy ocupados desde que terminamos la escuela. No quiero molestarlos.

Sehun no dijo nada por un momento.

-¿Te sientes muy solo?

-Yo siempre estoy solo.- Respondió con naturalidad.

Frunció el ceño. ¿Por qué parecía algo tan casual para él? Eso no estaba bien. Sus amigos no deberían ignorarlo aunque estuvieran ocupados, al menos una hora libre debían tener alguna vez, ¿verdad? Luhan estaba contento por aquel paseo, pero en lugar de sentirse bien al respecto, sentía pesar.

-¿Qué parte del centro comercial es esta?- Preguntó curioso mientras observaba alrededor.

-¿Nunca has estado aquí?

Negó. -Las pocas veces que vinimos con los chicos recorrimos otras tiendas y lugares.

Sehun sonrió con ironía. Por supuesto que una panda de niños ricos no recorrería las zonas más baratas. Él, por otro lado, se había dirigido hacia allí por instinto. -Bueno, en ese caso vamos a divertirnos un rato hoy.

Luhan se volteó con ojos brillantes. -¿Divertirnos? ¿Con qué? Quiero saber.

-Pues...- Pensó detenidamente. -¿Alguna vez visitaste un arcade?

-¿Arcade? ¿Las máquinas recreativas? Jamás he tocado una.

-¿Hablas en serio?- Estaba sorprendido en serio, ¿qué clase de vida llevaba la gente con dinero para no conocer cosas tan comunes?

Luhan se rascó la cabeza con una sonrisa apenada. -Nunca he salido mucho de mi casa.

Ah, qué tonto, no debería ser tan precipitado en sus pensamientos.

-¿De niño tampoco?- Luhan negó y Sehun hizo una mueca. -No importa, te enseñaré muchas cosas nuevas.

Luhan volvió a explotar con emoción. -¿Qué hacemos aquí entonces? ¡Vamos, vamos!- Se estiró y lo cogió de la muñeca para arrastrarlo.

El menor jadeó y se zafó del agarre con brusquedad. -N-no me toques...- Luhan quedó pasmado; él desvió su mirada, claramente incómodo. -No me gusta.- Intentó volver a ser tan natural como había estado comportándose hasta ese momento, pero simplemente no pudo y sonó demasiado rudo. Lo sabía.

Continuó solo, estaba tan avergonzado que no sabía qué hacer más que huir hasta que se le pasara. Luhan se quedó consternado un instante antes de seguirlo, volviendo a ser tímido y silencioso. Vio de reojo cómo levantaba su mano y la miraba como si estuviera mal, mordisqueándose los labios con ansiedad. Quiso suspirar de frustración, no había nada malo con él, sólo no le gustaba que lo tocaran.

Sacudió sus hombros tensos y le regaló una sonrisa torcida. -Rápido, así no cogeremos fila.

Luhan lució más relajado, pero no terminó de soltarse hasta que llegaron al arcade. Entonces sus ojos se volvieron enormes, su boca se abrió de par en par con asombro y en sus facciones no cabía una cuota más de ilusión.

-¡Videojuegos!- Gritó.

-Es tan fácil complacerte.- Negó divertido.

-¡Sehunnie! ¿¡Qué es esa cosa gigante con luces!?

Quiso advertirle que hablara más bajo, pero al final se rindió y lo dejó ser. -Es un juego de fichas.

-¿¡Podemos ir!?

-Si quieres, pero suelen jugar más las personas mayores.

-¿Y este con armas? ¿¡Son reales!?

Apretó los labios para no reír. -No, hyung, no son reales. Es un juego de guerra.

Luhan hizo un mohín. -No me gustan, ¿por qué alguien jugaría a matar personas?... ¿¡Hay una pista de baile allí!?

-Te subes y elijes una canción, luego marcas los pasos que se muestran en la pantalla con las flechas bajo tus pies.

-¡Es como una clase de baile!

-¿Quieres probar?

-¿Qué vamos a hacer, Sehunnie?- Luhan se giró con un rostro preocupado. -Hay tanto para hacer, no sé ni siquiera por dónde empezar.

Posó ambas manos sobre sus hombros. -Primero: cálmate. Entiendo que esto es nuevo para ti, pero todos nos están viendo raro y no quiero que nos echen.

Luhan asintió con un rostro serio y Sehun volvió a reprimir sus ganas de reír.

-Bien, veamos...- Miró alrededor, intentando descubrir qué de todo lo que había deberían probar primero, entonces se giró y lo vio concentrado en un juego donde pequeños cocodrilos salían de sus cuevas para morder. -¿Te gusta ese?

-¡Juguemos!- Volvió a gritar.

-Tienes que golpearlos antes de que se escondan, pero llevas las manos heridas.

-¡Estoy bien, juguemos!

Sehun compró un montón de fichas y se las dio para que las usara. Se paró a un lado mientras el juego comenzaba, sin muchas expectativas. Después de todo, Luhan era muy torpe, lo había comprobado mientras trabajaba en el restaurante, muy probablemente no podría asestarle a ninguno.

-¡Gané!

Minutos después, parpadeaba con incredulidad. -Asombroso.

Luhan se volteó con una sonrisa de deleite mientras sostenía un montón de boletos ganadores entre los brazos.

-¡Quiero uno de esos!- Señaló.

Se acabaron las fichas y tuvo que gastar más dinero para conseguir otras. No debería estar haciendo eso de forma tan indiscriminada, pero no podía resistirse cuando Luhan lo miraba con esos ojos que parecían dos pequeñas estrellas refulgentes. Su hermanita no estaba del todo errada cada vez que lo llamaba "oppa brillante". La mayor parte de las fichas se perdió en el estúpido juego de la garra mecánica. Todo mundo sabía que estaba diseñado precisamente para que la gente se frustrara y gastara más hasta sacar algo de adentro, pero Luhan había parecido tan deprimido cuando quiso coger el oso panda de peluche y no pudo, que probó alrededor de veinte veces más hasta que lo consiguió.

Adiós a su preciado dinero...

Aunque el "¡eres asombroso, Sehunnie!" prácticamente lo compensó todo.

-Tengamos un recuerdo.- Luhan amagó a cogerlo del brazo otra vez, pero se detuvo en seco. Sehun lo miró con nerviosismo. -L-lo siento.- Se disculpó al instante, volviendo el ambiente todo raro otra vez.

No quería que se retrajera de nuevo, así que obvió el asunto a pesar de su incomodidad. -¿A dónde querías ir?

Luhan ladeó el rostro, todavía cabizbajo. Señaló sin una palabra hacia la cabina de fotos.

-Hey, ¿qué te dije antes?- Golpeó suave su frente con un dedo, haciendo que lo mirara. -Cuando estemos juntos, mírame a la cara, hyung.- Cuando fue a entrar a la cabina se dio cuenta de que estaba solo. Se giró y vio a Luhan parado en el mismo lugar como un estatua, luciendo atontado y sonrojado. -Hyung, ¿qué haces?

-¡Lo siento, lo siento, ya voy!

Aunque al principio Luhan no entendía del todo la mecánica y posaba con rigidez, después descubrió que era divertido e hizo todas las caras graciosas que se le ocurrieron. Por su parte sólo se quedó quieto a un lado de brazos cruzados mientras lo dejaba jugar.

Luhan observó el resultado, poco satisfecho. -¿Qué es esto? Siempre tienes la misma cara.

-¿Qué hay de ti? Mírate.- Señaló una en la cual salía con una cara especialmente graciosa.

Luhan infló las mejillas. -¡Pre-prefiero salir así y no con tu cara de viejo gruñón!

-¿Hablas en serio?

-¡Toma!- Luhan cogió el lápiz  táctil y dibujó un bigote espeso sobre el rostro de Sehun.

-Dame eso.- Se lo arrebató y pegó un par de ojos bizcos sobre el suyo. -Así te ves todos los días.

Luhan volvió a hacerse con el lápiz. -¿Qué hay de tus cejas? Son extrañas.- Con un toque se las agrandó más. Comenzó a reír como un idiota.

-¿Ah, sí? ¡Toma esto!

-¿¡Ahora soy un caballo!? ¡Quítame eso!

Finalmente, Luhan probó todos y cada uno de los juegos que vio y le llamaron la atención. Había querido probar la plataforma de baile, pero temía caerse y romperse algo, así que lo obligó a subirse a él en su lugar. Sehun no fue muy fan de la idea y protestó un poco, pero de nuevo, esa cara repleta de esperanza le robaba las palabras y lo empujaba a ser idioteces. Así fue como terminó bailando canciones tecno de los años noventa.

Cuando se bajó, tuvo que admitir que, para su sorpresa, eso había sido bastante divertido. Se había quedado la mayor parte del tiempo a un lado viendo cómo Luhan jugaba por su cuenta porque sentía que esas cosas no le sentaban bien, pero antes de darse cuenta había intentado muchas cosas también y la había pasado bien en cada ocasión.

-Por eso salimos juntos, Sehunnie.- Dijo Luhan con una sonrisa. -Sino, hubiera venido solo y ya.

Ver a Luhan disfrutar era sin dudas contagioso. Salieron del lugar sudados, agitados y con una sonrisa de oreja a oreja.

-¡Fue...!

-Divertido.- Completó por lo bajo.

Luhan se rio, sosteniendo su preciado oso de felpa con cercanía. -¡Tengo hambre!

-¿A dónde deberíamos ir?- Había gastado demasiado allí dentro. ¿Podrían intentar la comida rápida? Era barata, pero tal vez no era del gusto de Luhan.

-Cualquier sitio está bien, tengo dinero, yo te pago.

Chasqueó la lengua con fuerza. -No, gracias, no necesito que me paguen nada.

Luhan retrocedió con la cara pálida y él se dio cuenta de que había sido rudo otra vez. Maldición, con ese puchero en sus labios incluso creía que se largaría a llorar si no hacía algo enseguida. Frunció el ceño y despeinó su cabello, contenerse estaba siendo más estresante de lo que pensó.

-Quiero decir... Hay una tienda de dulces cerca que suelo visitar con mi hermana. ¿Quieres...? ¿Quieres verla?

Luhan volvió a agachar la cabeza y Sehun contuvo sus suspiros. Era justamente eso lo que quería evitar y al final acababa siendo el culpable cada vez. El ambiente fue tenso y silencioso de nuevo mientras caminaban. Sehun había estado debatiéndose qué decir y cómo decirlo y cuando por fin se hizo a la idea, se volteó para encontrarlo con un rostro obnubilado.

-¿Esta es la tienda?- Preguntó.

-Eh, hum, sí.- Carraspeó. -Es pequeña y nada de lo que hay aquí cuesta mucho, así que...

-Es encantadora.- Luhan se metió por su cuenta y no le quedó más que seguirlo. -¿¡Esto cuesta sólo cien wons!?

-Te dije que...

-¿¡Esto también!?- Cogió un paquete de caramelos con el ceño fruncido, Sehun asintió. -¿Hasta esa paleta gigante?

-Hasta esa paleta gigante.

-¿Y esas galletas?

Bien, ya no podía aguantar la risa. -Sí, eso también, has entendido el concepto. No toques todo lo que ves, ven aquí.- Lo cogió del brazo para arrastrarlo más adentro.

-Pero qué hermanos más guapos.- Comentó la ahjumma que atendía con una sonrisa. -Qué bueno que lo cuides así, querido.

Sehun la miró confundido. -Él no es mi hermano.

-¿Oh? ¿No eres su hyung?

-Yo soy el mayor.- Luhan se avergonzó de tener que aclarar aquello.

La ahjumma se disculpó y ellos siguieron con lo suyo. Compraron muchos dulces (la mayoría porque Luhan no sabía qué eran) y caminaron hasta un parque cercano cargando una gran bolsa.

-Estos...- Sehun tomó una barra de chocolate envuelta y la golpeó contra sus muslos, haciendo que el envoltorio cediera hacia abajo. -Ábrelos así.

-Wow.- Luhan aplaudió un par de veces. Luego sacó un par de paletas unidas por una extraña sustancia pegajosa color rosa chillón. Al intentar separarlas esta se caía y no sabía cómo detenerla. -Sehun.- Lloriqueó.

Lo cogió de las manos, unió los palillos con facilidad enrollando el caramelo rosa y se lo puso delante de la boca. -Di "ah".

Luhan lo obedeció y dejó que lo alimentara, masticando el caramelo sabor fruta con gusto.

-¿Quieres helado?

-¡Sí, quiero!- Se adelantó con entusiasmo, aunque luego se retrajo con el ceño fruncido.

Sehun ladeó el rostro con interés. -¿Qué pasó?

Luhan se alejó un poco. -No es nada...

-Es obvio que sí hay "algo". Dime.- Lo pinchó con un dedo.

El otro abrió y cerró la boca un par de veces ante su mirada divertida. -Me preguntaba si realmente parezco más pequeño que tú y... Creo que sí he estado siendo muy infantil, por eso la ahjumma de antes se confundió.

Parpadeó con sorpresa, ¿en serio le había molestado eso?

-Bueno, sí te comportas como un niño. Hasta yo que soy menor puedo decirlo.- Luhan lo encaró con el ceño fruncido justo cuando una gota le cayó desde el cielo. -Hyung, está lloviendo.

Terminó de decir aquello y la llovizna llegó fuerte y repentina. Cogieron las cosas y echaron a correr hasta que pudieron refugiarse debajo del toldo de un puesto de revistas.

-Qué lástima, iba a llevarte a una cafetería bonita.

Se giró al no obtener respuesta. Luhan estaba en la otra punta de brazos cruzados, con el rostro girado y una expresión de pura indignación. Quiso tomárselo en serio, pero lucía demasiado adorable como para pretenderlo. No pudo evitar resoplar por lo bajo.

El otro respingó. -¿D-de qué te ríes?

-Hyung, no te enojes.- Palmeó su hombro con una sonrisa. -Es una tontería.

-¡No lo es, yo soy dos años mayor!

-¿No es sólo un año y medio?

-¡Dos años dije!- Exclamó por encima de la lluvia. -¡Hirió mi orgullo!

Volvió a carcajearse y Luhan hizo muchas muecas graciosas con las manos empuñadas. Lucía incrédulo, enfadado y sin palabras, pero su cara sonrojada no hacía más que hacerlo ver lindo.

Se limpió las lágrimas. -¿Es tan importante?

-Tú no entiendes nada.- Al final, volvió a girarse con los brazos cruzados, decidido a ya no volver a enfrentarlo. Miró el cielo y luego de un rato, preguntó: -¿Qué hora es?

-Serán las ocho y cuarto.

Suspiró. -No podremos verlo hoy.

-¿Qué cosa?

-El arrebol.

Sehun no tenía idea de lo que hablaba, pero eso era la mayoría del tiempo, así que no le prestó mucha atención. Luhan sacó una mano fuera del toldo y mojó la punta de sus dedos finos y pálidos, tenía una sonrisa suave en los labios y sus párpados entornados trasmitían más angustia que otra cosa.

Hipnotizado por su imagen, abrió la boca antes de poder detenerse. -Espero que ya no te sientas mal por mi comportamiento de antes.- Dijo. -Me refiero a... Ya sabes, a aquel día igual a este.

-¿Lavaste toda tu culpa hoy?

Sehun apartó la mirada y asintió.

Luhan se rio. -Lo que sea.

-No quise...

-Ya no pienses más.- Lo cortó. -Esperemos que la lluvia nos lave a ambos.- Replegó su mano mojada y observó las gotas resbalando de ella. -Y todos nuestros problemas.

Sehun no supo qué decir. Luhan lo miró con una sonrisa.

-No me rendiré contigo, Sehunnie.

Su corazón se saltó un latido y, una vez más, se quedó sin palabras.

-Llamaré a mi chófer para que nos recoja.

Meneó la cabeza. -Hyung, no...

-¿Planeas volver caminando con este clima? No seas tonto.- Se llevó el teléfono a la oreja.

Sehun pasó saliva y, de nuevo, guardó silencio.

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