No era el mejor fotógrafo,
no tuve la mejor cámara,
no estuvimos en el mejor paisaje,
pero las memorias quedaron grabadas
en una vieja cámara
que ahora voy a mostrar en mi galería,
fotos en las que quedó plasmada tu sonrisa
mirando un horizonte
desde la ventana del apartamento.

Dudabas,
no sabías,
¿quería vivir?,
¿deseabas morir?.

Veíamos el azul cielo por la ventana,
me acercaba a ti,
tomaba fotografías.

Tu figura reposando en una ventana
fue la vista perfecta,
el recuerdo enmarcado,
la fotografía grabada.

¿Qué pasaba por tu mente cuando mirabas al horizonte con una cuchilla en el pecho y con manos ensangrentadas?.

¿Por qué había sangre en el recuerdo?.
¿Intentabas curar tus heridas?,
con inocencia veía tu figura.

En el marco de la imperfección,
reposaba otro ser,
anhelando no tener un paisaje al cual ver.

Perdóname por devolverte brillo,
perdóname por darte la esperanza,
mi intención fue hacerte ver vida,
pero carecías de esta.

Fue mi error,
te mostré algo que no podías tener,
sonreí cuando tu habías olvidado lo que era ser feliz
Llené tu corazón de esperanza cuando estábamos a punto de morir.

Perdóname por hacerte creer en algo que no iba a suceder.

La culpa también quedó grabada en la cámara. Mi corazón masoquista la proyecta cuando pienso en ti.

Nuestros momentos quedaron guardados,
parecen películas viejas,
las cuales ya ni sentido les veo,
y falta de color tienen.

El anuncio de tu muerte resuena,
aunque no lo creas,
la culpa juega con mi mente
en un partido que es imposible que yo gane.

La imagen siempre se vuelve eterna,
el momento fue capturado,
imposible liberar de la jaula
que custodian los recuerdos.

Tal vez no estábamos en las mejores condiciones, no éramos más que unos tontos bromeando en un paisaje equivocado.