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Capitulo 7 🔥 (Parte 3)

        (Como siempre, les recomiendo que lean el capitulo anterior)

Bambi Jones:

Alcanzo el primer cole que encuentro dentro de mi pequeño velador ubicado al lado de mi cama y mientras camino devuelta a la sala, me hago un gran rodete con todo mi cabello sudoroso por estar moviéndome de aquí para allá sin descanso. 

Tener mi mente ocupada estos días es lo único que me ha ayudado. 

Ya he perdido la cuenta de cuantas veces me he transformado en la cenicienta pelirroja (como me llamo Robbie) durante estos días que no he asistido a clases. He barrido, trapeado, pasado el limpia vidrios en las ventanas, hasta he limpiado el inodoro unas tres veces durante estos cuatro días y cada vez que no estoy haciendo algo y mi mente vuelve a recorrer sin darme piedad los caminos que llevan a los pensamientos relacionados con cierto personaje de cabello blanco, he vuelto a hacer todo...denuevo. 

Mi “no madre” estaría demasiado orgullosa de verme en este momento. Por fin me he transformado en ella desde que pasó ...negué con la cabeza.

“No te vayas por ese camino Bambi”, me dije a mi misma, "Ni siquiera es la misma situación". 

Volví a negar nuevamente con la cabeza mientras abría las ventanas de la salita para que entrara el aire de la mañana y luego camine hacia mi celular que se encontraba conectado a un pequeño cable del televisor con el que podía colocar música. 

Abrí spotify y coloque el aleatorio de mi playlist con el nombre de  “Despecho/Empoderamiento”. Porque si, estaba demasiado despechada con Brooks. Le odiaba, le quería ahorcar hasta quitarle la última partícula de oxígeno, pero más me odiaba a mi por seguir pensando en él cuando realmente no valía la pena o eso me quería hacer creer a mi misma.

En tan poco tiempo se había logrado meter en todos mis pensamientos, hasta limpiando un inodoro pensaba en él, situación muy poco romántica para ser verdad, pero no lo podía evitar. Esa sensación de sentirme libre psicológica y sexualmente cuando estaba junto a Brooks me hacía sentir viva. Él lograba que volviera a  experimentar todo lo que perdí hace algunos años. Eliminaba por completo a la chica que simplemente se enfocaba a estudiar y que una que otra vez recurria al sexo casual para poder distraerse. No es que eso sea malo, para nada, solo que me sentÍa en una constante rutina...Hasta que lo vi. 

Mi rutina monótona pasó a ser una rutina emocionante en la que cada día cambiaba algo en mi para ser mejor. Comencé a cambiar mis buzos deportivos que de repente utilizaba como pijama, a jeans sueltos pero bonitos, a faldas y a legins más nuevos para ir a la universidad. Volví a cuidar mi cabello rojizo como la chica hormonal de dieciséis años lo hacía, aunque lo único que no cambie fue mi alimentación, porque “Chancha se nace y chancha se muere”. 

Y si...lo hacía un ochenta por ciento para mi y un veinte por ciento para que ese chico de cabello blanco se fijara en mi. ¿Estaba mal eso? No, porque fue una simple motivación para mejorar mi persona, ¿Pero como esa rutina se volvió en mi obsesión? Ni la menor idea. La obsesión de querer algo con él, la obsesión de lograr que se fijara en mí se volvió en una leve adicción. 

Y ahora que probé esa droga, me podría declarar adicta llevándome directo al infierno, si es que él no lo hacía antes. 

Tome una respiración profunda y me pegue en la frente mentalmente por haber vuelto a pensar en él. Dios, de verdad tendría que estar enfocada en otras cosas que no fueran el. 

La entrada de la  canción “I’m a mess” comenzó a sonar a través de los parlantes y una leve sonrisa depresiva comenzó a aparecer en mi rostro. Deje a un lado las ganas de terminar de barrer la salita y tome el palo del escobillón para hacer como si éste fuera un micrófono, lo lleve cerca de mis labios y comencé a cantar con todas las fuerzas del mundo para desahogarme. 

Que me chupen una teta los vecinos ancianitos que me quieran tirar su artillería por estar interrumpiendo su sueño mañanero.

“Últimamente todo por aquí está hecho un desastre” Inconscientemente pensé en mi vida y los cambios bruscos que he sufrido en ella.

“Estoy bastante segura de que el no quiere ser mi bebé” 
Que triste realidad pensé. Maldito, ¡¿Porque escapaste?! quise gritar.

“Oh, el no me quiero, él no me quiere, 
él no me quiere, él no me quiere, pero eso está bien.
Porque me quiero,
 si, me quiero
si, me quiero
si, me quiero a mi misma de todos maneras”.

El último porciento de dignidad que me quedaba, con esa parte de la canción comenzó a cantar mientras me hacía subir a la mesa de cristal para bailar. Solté el escobillón dejándolo caer al piso con un sonido ronco, lleve mis manos al rodete recién hecho para desarmarlo dejando caer mi melena rulienta y comencé a mover mi cuerpo como una loca mientras terminaba de cantar al ritmo de la música. Pocos minutos después, unas pequeñas gotitas de sudor comenzaron a rodar por mi frente, me baje de la mesa con la respiración agitada y caminé hacia el reproductor para cambiar a la siguiente canción, ya que una de mis canciones de despecho había terminado y no sabía cual seguía. 

Bailar tenía un efecto placentero para mí.

―Chayanne no, Lewis tampoco si no me quiero poner a llorar―comente en voz alta mientras comenzaba a bajar los nombres de las canciones sin gustarme ninguna para mi momento de locura, hasta que un grupo me llamó la atención―Uuh, five second of summer. 

Antes siquiera de colocar la primera canción de ellos, el timbre de la puerta sonó. Mi mirada se dirigió a la puerta y luego a mi ropa que llevaba puesta. Andaba vestida solamente con una polera de Robbie que le saque prestada hace un tiempo y aún no se la había devuelto, y abajo de esta unos boxers de mujer. Mi presentación no era para nada presentable por el bien visual de algún vecino. 

Subí cada uno de mis brazos y oli mis axilas―Jumm no huelo tanto―Subí y agache los hombros restándole importancia, deje el celular sobre la mesa en que estaba el televisor y me dirigí a la puerta mientras preparaba en mi mente algún discurso de disculpa para los pobres oídos de mi público que les gustaba el chisme. 

Me acerque a la puerta y al abrirla mi corazón se detuvo.

Deje de respirar.

No estaba ningún vecino queriendo enterrarme viva. Estaba él.

Y yo...en boxer. 

Mi nerviosismo hizo que antes de que él pudiera decir algo, le cerrara la puerta en la cara y saliera corriendo. Mi mala suerte que siempre aparece en los peores momentos me hizo tropezar con el escobillón y que terminará de rodillas en el suelo.

―Ay―lloriquee lo más bajito que pude mientras cojeaba los más rápido que podía hacia el baño para poder echarme desodorante y luego un poco de mi perfume que había dejado aquí. La ropa no me importó, ya me había visto desnuda más de una vez, y para él debía de estar muy vestida en este momento. Lo más rápido que pude, me regrese hacia la puerta nuevamente y antes de abrir tome una bocanada de aire mientras eliminaba esa sonrisa tonta que había aparecido en medio de mi torpeza. Pero me fue imposible gracias a lo que estaba deduciendo por su visita inesperada “Volvió a pedirme perdón por su acto de cobardía”. 

Volví a abrir la puerta. 

Brooks seguía parado en el mismo lugar, salvo que esta vez me percaté de su estado. Era un desastre mañanero y no del sexy. Su cabello parecía un nido de pájaros, mientras que sus mejillas estaban repletas de lágrimas silenciosas que seguían siendo desparramadas mientras yacía con la mirada en el suelo.

La idea de que se encontraba llorando porque se sintiera mal de su forma de actuar conmigo fue muy descabellada, así que aparte de mis pensamientos esa idea y muy maduramente esperaría a que me dijera en algún momento la razón de sus lágrimas. Aunque no sabría al cien porciento si existe entre los dos esa confianza para contarnos nuestros dolores emocionales. 

Mi primer instinto fue abrazarlo al verlo tan devastado fuera de mi departamento, por lo que di dos pasos hasta que no había espacio entre los dos, pero algo me hizo detenerme. Retrocedí cautelosamente y abrí más la puerta un poco avergonzada.

―¿Quieres pasar?―le ofrecí amablemente, tratando que no escuchara mi tono de preocupación.

Mi intención de estar enojada se fue lejos al verlo tan devastado. Creo que lo que menos quiere en este momento es gente que le haga problemas, a mi tampoco me gustaría que lo hicieran.

Brooks no levantó la mirada pero sin hacerse del rogar camino hacia la salita dejando caer su cuerpo en el sillón viejo. Una estela de perfume cítrico de hombre con una mezcla de shampoo quedó impregnada en su camino, olfatee disimuladamente y mi estómago se retorció de los nervios. Olía muy bien. 

Cerré la puerta detrás de mí y ahí quedé. 
No supe qué hacer. 
¿Que se suponía que debía ser ahora? 

El silencio que se formó dentro del departamento fue interrumpido por las pequeñas respiraciones ahogadas de Brooks, comencé a morderme las uñas mientras retorcía a mi cerebro para que se le ocurriera algo que pudiera hacer para ayudarlo, hasta que un recuerdo llego a mi mente. 

Camine animada (aunque no debería estar volviendo a hacer lo mismo que al parecer lo ahuyentó la primera vez) hacia la mesa americana  pero primero recogí el escobillón y lo deje en una esquina para que no estorbara. Coloque el hervidor y de uno de los muebles en donde guardaba el café, saque el tarro de mi sección “Arregla corazones” que se conformaba por mucho chocolate, pero en este caso saque el chocolate dulce en polvo y la leche en bolsita. Deje una taza en la mesa y le eche dos cucharadas de chocolate y cuatro cucharaditas de leche mientras hervía el hervidor. 

No quería que el sabor de la leche quedara simple. Ese era el secreto mágico.

―¿Qué haces?―la voz ronca de Brooks debido a que ha estado llorando, provocó que pegara un saltito. Cuatro días y ya había olvidado lo varonil que era su voz, pero en especial había olvidado el efecto que tenía en mi a pesar de no estar insinuando nada comprometedor. 

Aunque no me sorprendería, ni molestaria, que en realidad si lo estuviera insinuando. 

Mire hacia él, quien se paró del sillón mientras limpiaba sus lágrimas y se acercaba a mi.

Al conectar miradas noté la vergüenza que sentía por haber estado llorando frente a mi. No quise hacer ningún comentario por lo que baje la mirada hacia la taza.

―Ya verás―susurré junto con una sonriente. Me di vuelta y tome el hervidor para dejar caer la suficiente agua. Revolví todo con una de las cucharitas y luego pique con mis manos un poco de chocolate dejando caer todo en la mezcla. Cuando terminé empuje el tazón hacia él, que en este momento se encontraba en el otro lado de la mesa mientras me observaba detenidamente―Mi obra maestra para los dolores. 

Sin una pizca de duda, tomó el tazón entre sus manos y lo llevó hacia su nariz―Humm―soltó un pequeño gruñido, que inconscientemente hizo que apretara mis piernas ocultas por la mesa. Ay dios—Huele demasiado bien.

Sonreí triunfante ante su sonrisa, pero de la nada comenzó a llorar deliberadamente de nuevo. Mis ojos se abrieron mucho por darme cuenta lo emocional que se encontraba—Noo—dije. Dii vuelta  alrededor de la mesa hasta llegar a su lado, le quite la taza de las manos y mi lado que se preocupaba mucho por el resto de la gente salió a flote. 

Tome su rostro con delicadeza y con mis pulgares comencé a limpiar sus lágrimas, sus ojos siguieron mis acciones hasta que fijó su mirada en los mios. Sus ojos reflejaron confusión ante mi actitud que había adoptado de la nada, por lo que detuve lo que estaba haciendo.

Que estúpida era, ni siquiera sabía si él quería mi cercanía como para estar haciendo esto tan personal.

Antes de poder alejarme un poco, sintiéndome herida por su actitud hostil, sus manos atraparon mis muñecas.

—Tus manos son suaves—dijo llevándolas devuelta a sus mejillas mojadas—Me agradan.

Comencé a mover mis dedos por todo su rostro. Dibujando el contorno de sus ojos profundos y heridos, lo afilada de su nariz que envidiaba por completo por lo perfecta que era, sus espesas cejas y antes de bajar mis dedos a sus labios… me detuve. No quería tan solo sentir sus labios con mis dedos, necesitaba su boca sobre la mía. 

Como si él se hubiera dado cuenta de mis pensamientos movió su rostro logrando que mi mano quedará muy cerca de sus carnosos y rosados labios.

Mi batalla interna de dibujar y trazar cada línea hundida o alguna parte de sus labios resecos y el resto de ellos tan suave como el pétalo de una rosa, era muy grande. No debía hacer esto. Ni siquiera había hablado o me había pedido disculpas por su actuar desde que llegó.

Roce la llema de mi dedo sobre su labio y él instintivamente los abrió un poco hasta dejarme rozar la zona húmeda de ellos.

—N-no puedo—me coloqué nerviosa.

Antes de poder alejarme nuevamente, Brooks me sujetó de la cintura para que me quedara donde estaba. Y en pocos segundos ya tenía su respiración chocando con mis labios.

“Adiós autocontrol”.

—Ayúdame a pensar en otra cosa—hablo despacio, casi como si no quisiera pedirme esto—Lo necesito.

"Si, si tengo autocontrol".

Negué con la cabeza provocando un leve roce de labios—Si querías distracción de tus problemas debiste ir con otra chica, no conmigo—susurré como si esta fuera una discusión muy íntima. Y lo era.

Sus manos viajaron hasta mi trasero pero no se quedaron ahí, levantaron de a poco la polera que llevaba puesta hasta que pudiera sentir mi piel bajo su tacto. Sus manos heladas al tocar la piel de mi espalda mandaron una corriente exquisita por todo mi cuerpo.

—No, no quiero lo que tienen las otras chicas—lleve mis ojos de sus labios a su mirada—No tienen el efecto sedante que tu tienes. 

Arrugué mi frente y el noto mi confusión. 

—Eres una droga Bambi, y justo ahora la necesito.

—Brooks, no quiero ser tu distracción.

—No me hagas rogar por favor.

—Brooks.

—Bambi.

El debate entre el pensamiento de que justo en este momento el me estuviera buscando solo para que pudiera ayudarlo a eliminar su dolor y el pensamiento de que debía quererme a mi misma y no debía caer en su juego, me estaba provocando un colapso mental. Sentí que mi batalla interna era tan grande, como la que él reflejaba en sus ojos sobre si debía acercarse más a mi o no. 

Y como si los dos hubiéramos notado que solo perdíamos el tiempo, encontramos nuestros labios a mitad de camino.

Brooks y yo nos besamos con una mezcla de dolor y pasión. El dolor de su cuerpo y la pasión proveniente del mio. El sentir sus labios sobre los míos y como me pide permiso con su lengua para adentrarse al interior de mi boca, me hace perder la cabeza mientras envía continuamente corrientes eléctricas por todo mi cuerpo. Me vuelvo consciente de cómo sus manos ásperas recorren mi columna y de cómo su respiración acelerada aumenta el doble al notar que no llevo algún sostén que esconda mis senos debajo de la polera. 

—Te subiré a la mesa—me avisa antes de llevar de vuelta sus manos hacia mi trasero para alzarme hasta que dejar mis piernas alrededor de su cintura. Al hacerlo siento su erección la parte baja de mis gluteos. Solo con algunos besos y ya lo siento duro como piedra. Me encanta. 

De la nada sus manos son reemplazadas por el frío de la mesa. Profundizó el beso mientras llevo mis manos a su cabello, jalando y masajeando, mientras nuestras lenguas se rozan con desesperación. Desvio una de mis manos hacia la parte baja de sus jeans y como respuesta él se acerca más para que lo sienta. Que sienta lo duro que esta para mi. Una de sus manos sube la polera que llevo puesta, pero antes de que haga algo pregunta pidiendo permiso —¿Puedo?.

—Las dos primera veces yo misma me la saque—respondí sin aire separandome de sus labios—Ahora va la tercera—dije separando mi cuerpo un poco del suyo para sacarme la prenda que sobraba. 

Sus ojos recorren mi torso desnuedo mientras se masajea su propia erección. Una de sus cejas se levanta al llegar a la zona de más abajo—Aún no estás totalmente desnuda.

Desenrosque mis piernas de su cintura y con un pie sobre su pecho lo empuje levemente lejos de mí—¿Entonces qué esperas para desnudarme?. 

Brooks sonrió triunfante y sin demora tomó los tirantes de mi boxer y los bajó hasta mandarlos a alguna parte de la sala junto con mi polera. 

No me sorprende que uno de sus dedos se resbale por lo mojada que me encuentro, antes de que Brooks haga algo con mi cuerpo, vuelve a besarme logrando que me olvide de mi alrededor. Uno de sus dedos se introduce de la nada y como respuesta muevo mis caderas con deseo—Ah, Brooks—gimo dejando caer parte de mi cuerpo y de mi cabeza hacia atrás. Brooks sigue penetrandome con sus dedos ágiles y sin poder evitarlo se me escapa de mis labios un susurro con su nombre—Brooks...más rápido—ruego. Sus dedos entran y salen de mi junto con el sonido de mi humedad que solo hacen que más aumente mi deseo. Mi cuerpo comienza a estremecerse, me falta poco para llegar al orgasmo. 

—Supongo que estas apunto—escucho el tono de orgullo en su voz. 

Como respuesta tomo otro de sus dedos y lo introduzco en mi, junto a los otros dos que ya se encuentran en mi interior. Estoy perdida. Me siento en el limbo del deseo. 

—Más rápido—logró pedir. 

—¿Y no te gustaría que te penetrara mejor con mi pene?.

—M-mierda Brooks—me ahogo en mitad de mis palabras. Me exita aun mas que abre libremente—con lo que sea, solo haz que me corra. 

—Como quieras.

Sin esperarlo mueve mi cuerpo más a la orilla de la mesa e introduce su miembro en mi interior sin piedad hasta estar completamente dentro. Un grito de placer se escapa de mi boca seca, que luego humedezco con mi lengua. Para acallar mis gritos mientras me penetra duro, brusco y junto con cada estocada de su miembro, me besa con desesperación. Extrañaba el sexo. Extrañaba sentir a Brooks dentro de mi. No sé en qué momento he acabado pero siento como voy llegando a mi segundo orgasmo y como él está llegando al límite junto conmigo. Deslizó como puedo mis manos sobre su espalda mientras él aprieta mas mis caderas con su gruesas manos.
Nose cuanto tiempo a pasado pero gemimos y decimos nuestros nombres al mismo tiempo, Brooks gruñe mientras se libera y yo me deshago en sus brazos como una muñeca de trapo. Lo único que se escucha en el departamento es el sonido de nuestras respiraciones agitadas. 

Antes de si quería poder moverme, Brooks hace unos movimientos con sus piernas y luego me vuelve a obligar a que envuelva mis débiles piernas a su cintura que aun sigue con su chaqueta y lo que lleva debajo. Camina unos par de pasos y se deja caer en el sillón conmigo horcajadas.

—Perdón—dice de la nada después de un rato.

Dejó un último beso sobre su cuello que hace que se estremezca y me digno a mirarlo mientras me preparo mentalmente para alguno de sus comentarios o alguna excusa de que se debe ir. 

—¿Perdón porque?.

Brooks se rasca la nuca un poco nervioso—Porque termine dentro de ti.

Sonrio por su inocencia—Tomo anticonceptivos Heaven, no quedare embarazada.

—¿Pero no te asustan las ets?—vuelve a preguntar con miedo en sus ojos, como si justo ahora se estuviera imaginando a mi corriéndome de su lado por esa pregunta. 

Coloque los ojos en blanco. Debía de ser muy estúpida por no pensar en eso, pero más por pensar que un hombre de vida sexual activa no se cuida a sí mismo—¿Cuando te hiciste tu último examen?. 

—Hace una semana, estoy limpio de todo.... ¿Y tú?. 

—Hace dos semanas, también estoy limpia—sonrió incómoda.

Okey, esto era todo, no era un perdón por su actitud, no habrá más tema de conversación. 

Que lindo. 

Comienzo a moverme sobre él pero me detengo al sentir de nuevo su erección sobre mi centro que hace que me coloque húmeda nuevamente. 

—Okey….—hago un ruido raro con mis labios y me decido por salir de encima de él—Si quieres te puedes ir...no tienes ninguna soga amarrada en el cuello para que te quedes—digo cuando ya estoy parada enfrente de él.

Su mirada que recorría mi cuerpo desnudo se tornó dolida al buscar mis ojos—¿Quieres que me vaya?. 

—Bueno...no realmente...digo nose Brooks... ya te fuiste la segunda vez que nos vimos ¿Por qué no hacerlo ahora?. 

Dios que no se haya escuchado mi voz dolida por favor.

—Ven—alzó una mano hacia mi dirección. 

—¿Para que?—miro con desconfianza su mano y luego niego. 

—Ahora no puedes ver mis manos, cuando recién una de ellas estaba penetrandote h…

Me tire encima de él tapándole la boca nerviosa mientras me reía con el rostro rojo por la vergüenza. Brooks comenzó a reírse conmigo mientras de alguna manera lograba que mi cuerpo volviera a estar a horcajadas encima de él.

Una de sus manos descansó en mi trasero desnudo, mientras que la otra la llevó a su rostro para sacar mis manos de sus labios. 

Cuando ya solté su boca, lo que menos esperaba era que juntara sus labios con los míos. Al inicio no reaccione por la sorpresa, pero luego volví a perderme en ellos. Esta vez el beso era suave y lento, nada comparados a los de hace un rato. Pero para mi gusto duró muy poco

—Vístete, iremos a dar una vuelta. 

 

¡Felices dias de los reyes preciosas y preciosos! Espero que hayan tenido un muy lindo dia junto a sus familias.

Primero que nada, ¡Cambio de portada! Quise darle un toque picante y sensual y eso salio (Lo mas seguro es que vaya a cambiarla jsjsjsjsjs ya veran) Pero igual, diganme que opinan o si prefieren la otra o si alguien quiere hacer otra🔥♥️

Bueno...el capitulo estuvo un poquito diferente😏 y espero que le haya gustado. Diganme sus opiniones, lo que esperan o lo que desean de la historia.

¡Acuerdense de votar con la estrellita, seguirme en wattpad y en Instagram ya que es un gran apoyo para mi como autora!

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