Capitulo 7🔥 (Parte 1.1)
(Acuerdense que los capitulo con el .1 son narrados por nuestro querido peli blanco)
Brooks Heaven:
La carretera de la costa de California se presenta ante mis ojos de una manera interminable y sin obstáculos a la vista, incentivando a mis manos a aumentar la velocidad.
Veo el contador de kilometros,152 km marca este y el pensamiento de que no es la velocidad suficiente pasa por mi mente.
Elevo nuevamente la vista para mirar enfrente y lo que veo ya no es la carretera, son imágenes fugaces que se distorsionan con la realidad. Imágenes del rostro de Bambi aparecen en ella, de su cabello rojizo entre mis dedos durante la noche, de sus afilados ojos analizando cada uno de mis movimientos de una manera que calienta nuevamente todo mi cuerpo, y las imágenes de cómo sus dedos recorren mi abdomen mientras ella gatea sobre mi reviven como si no fueran un simple recuerdo.
―Mierda―digo en voz alta, pero mis voz se pierde entre el viento que golpea mi casco. Pestañeo fuertemente hasta que me duelan los ojos, a pesar de saber, que de esa manera no es la forma adecuada para quitarla de la mente y de que mis ojos no se la imaginen.
Gruño al mismo tiempo en que hago que mi moto aumente su velocidad.
Quiero olvidarla. Quiero dejar de pensar en ella. Quiero dejar de sentir su maldito perfume impregnado en mi piel. Quiero jodidamente y con desesperación olvidarme de todo momento junto a ella aunque solo hayan ocurrido pocas veces. Pero mi mente se resigna a hacerlo y para qué decir de mi corazón, que antes ni un signo de vida había dado hasta el día que ella se apareció frente a mí durante la fiesta, con toda la seguridad y determinación de querer algo conmigo.
La valentía que tuvo esa noche, aun sabiendo que podria haberla rechazado, aun me sorprendía
Pero lo que más me hervía la sangre era no poder olvidarme de su dolor al escucharla gritar durante la noche, de la misma manera o un poco menos, de lo que lo hacía la persona que marcó mi vida durante mi niñez. Junto con el hecho de no poder retroceder el tiempo, para poder eliminar de aquel día cómo la ignore en su propio departamento por interponer mis miedos y así arrancar como el cobarde que era.
Volví a mover la cabeza―¡Deja de pensar en ella!―me grite sabiendo que solo la carretera desierta y el sol que comenzaba a emerger por detrás del océano, serían los únicos testigos de mi locura matutina.
Volví a mirar el contador de kilómetros y una idea que todos estos días llevaba imaginando hacer, se cruzó entre los pensamientos que me llevaban directo a Bambi, ¿Sería posible alcanzar los 300 km/h y hacerla desaparecer?. Mi lado cuerdo me advirtió que me detuviera, pero la determinación de lograr olvidarla si quiera por unos minutos, fue más fuerte.
Baje la pantalla polarizada de mi casco al mismo tiempo que tome una profunda respiración y sin pensarlo subí la velocidad de mi moto. Nunca había sido fanatico de la velocidad, hubo un tiempo que quise experimentar con ella pero el miedo a sufrir un accidente me detuvo.
Hasta hoy.
El asfalto de la carretera que apenas sentía bajo las ruedas, comenzó a hacerse más claro. Comencé a sentir las pequeñas imperfecciones de este más marcadas, mientras la presión del aire sobre mi cabeza y hombros tenían la intención de empujarlos hacia atrás, obligándome a abrazar con más fuerza mi moto y mantener la cabeza inclinada hacia adelante. Las cosas empezaron a verse fuera de foco en mi campo de visión pero ya con algunos kilómetros recorridos mi vista se acostumbró a la velocidad y la imagen de la carretera cada vez era más clara.
Con un poco de miedo de dejar de mirar hacia adelante, a pesar de que nadie viniera hacia mi dirección, mire el velocímetro. Ya iba en 250 km/h, una sonrisa de satisfacción recorrió mi rostro oculto por mi casco, ya que durante ningún segundo había vuelto a pensar en ...―¡Mierda!―volví a gritar y segui aumentando la velocidad.
En este punto no podía voltear ni a la playa a mi derecha, ni a la izquierda para ver los montes verdosos, ya que si por la fuerza del viento golpeando mi caso lograba que entrara alguna, aunque fuera muy poca, cantidad de aire entre la moto y yo, la posibilidad de salir volando era demasiado.
Quizás era hora de disminuir la velocidad, quizás no, faltaba tan poco para los 300 km/h y llegar al punto de tener mi mente enfocada solo en esa meta que la decisión de completarla apareció.
Y aquí estaban, 299 km /h, no 300. La decepción y el enojo comenzaron a brotar en mi―Malditas sean todos los mecánicos y gobiernos de velocidad―despego mis manos sudorosas de los aceleradores de la moto y comienzo a disminuir la velocidad hasta llegar a detenerme luego de derrapar solo para hacer sonar la ruedas de una manera furiosa.
Siento como estoy detenido, con los pies en el asfalto caliente luego de manejar como un desquiciado. Me sentía en modo sobrehumano, una sensación bastante extraña pero adormecedora que hace que vea todo más lento a mi alrededor y los pensamientos de mi mente desaparezcan. Me gustaba, necesitaba más. Pero antes siquiera de subirme a la moto y volver a la misma velocidad, el mar se tornó de un color tan rojizo que hizo que mi mente volviera a mis pensamientos en aquella chica.
―¡Joder!―grite ahora siendo escuchado por la naturaleza. En un arrebato, me desmonte de la moto dejándola caer, camine hacia la punta del acantilado y lance el caso hacia el mar que yacía al otro lado, como si eso fuera un castigo para él por recordarme a la pelirroja―¡Aaaaaaa!―grite a todo pulmón hasta quedar sin ninguna gota de aire en mis pulmones. Luego de calmarme un poco, y de darme cuenta de la estupidez que había hecho volví a correr hacia la orilla del acantilado para divisar mi casco, pero ya no había nada―¿Por qué?―me pregunté frustrado mientras miraba el cielo que se tornaba a su color natural y no el de una madrugada oscura.
Negué con la cabeza y me resigne a encontrar mi casco y que mi mente pudiera olvidarla. Tendría que hacerlo de otra forma, me tiré los mechones de cabello sueltos que caían sobre mi rostro y luego metí las manos en los bolsillos mientras caminaba hacia mi moto derrumbada.
Alguien tendría que volver andando a no más de 80 km/h.
―Idiota―me dije a mi mismo antes de subirme a ella y emprender el viaje a mi casa.
(...)
Después de lo que había parecido el camino más largo en motocicleta y que más de una abuelita me pasara adelantando por ir muy lento en la carretera, que a esta hora de la mañana era más transitada, por fin estaba en "casa".
Cerré la puerta de entrada detrás de mí y lance las llaves al sillón de la sala.
>>Bueno, al menos tendré la casa para mi solo<< pensé mientras cruzaba por el pasillo que daba directo a las escaleras y a la cocina que estaba a la derecha.
―¡¿Brooks?!―provino un grito desde el segundo piso. Llevé la vista hacia el segundo piso y poco después apareció una niña con los cachetes rojos en signo de estar muy enojada.
Coloque los ojos en blanco―No, el viejo del saco.
Como respuesta Jazmin desapareció. Di por terminada la conversación por lo que me di vuelta y comencé a caminar hacia la cocina, pero un golpe en la espalda y luego otro directo en mi nuca me detuvieron.
―¡Ey! ¿Que hice ahora?―le pregunté mientras me giraba, tomé los cojines del suelo y se los lance de vuelta. Un cojín chocó con la muralla y el segundo directo en su cara. Un grito por parte de ella fue ocultado por el cojín y las ganas de reírme de ella aparecieron.
Dignamente sacudió su cabello para echarlo hacia atrás y luego se afirmó en la baranda de madera―¿Qui hici ahiri?―me imitó en forma chillona―¿Que que hiciste?―volvió a preguntar, pero esta vez más enojada. Sacó las mano de la madera y se dirigió a las escaleras para bajar hasta donde me encontraba.
Cuando estuvo enfrente mio, me dio un leve empujón de pecho con sus pequeñas manos. Si su intención era empujarme, no lo logró ni lo más mínimo.
―Has faltado cuatro días a clases,¿Por qué?―me preguntó mientras colocaba sus manos en las caderas.
―Mira―dije riendome falsamente mientras la apuntaba―Hasta pareces mi madre retandome―negué con la cabeza y comencé a caminar por su lado, ignorándola―Jaa, verdad que no se como es tener una madre―bromeé.
―No empieces con tus chistes que solo haces para autodañarte más―habló detrás de mí mientras me seguía hasta la cocina. Me dirigí hasta el refrigerador, saque la caja de jugo y bebí directo de ella.
―No lo hago para autodañarme― respondí sin muchas ganas después de beber un gran trago. Guarde la caja de nuevo y cerré el refrigerador―¿Donde tenemos pan?―pregunté mientras abría y cerraba los cajones con una mano y con la otra me sobaba el estomago―Tengo hambre.
―Oye, ¿Me puedes tomar en serio Brooks?.
El tono de su voz me indicaba que ya no estaba para que siguiera esquivando la conversación que quería establecer. La conocía como la palma de mi mano pero en vez de evitar su enojo conmigo, respondí―¿Y galletas? Ahora quiero comer algo dulce.
―¡No te dire donde estan las tontas galletas hasta que te dignes a hablar conmigo!.
Voltee los ojos sin ningún interés y sin ganas de hablar con ella, pero para no ser un mal amigo, decidí sentarme en una de las sillas de la cocina―¿De que quieres hablar?.
Jazmin exhalo con una sonrisa triunfadora y dejó caer las manos hasta sus caderas que iban cubiertas por una de las chaquetas de cuero larga que le había regalado por su cumpleaños hace dos años. Corrió la silla que estaba enfrente mio, pero por el otro lado de la mesa y afirmó sus brazos sobre esta.
―¿Estas bien?.
―¿Porque preguntas?―respondí mientras comenzaba a tirar uno de los hilos de mis pantalones desgastados. Era eso o estar mirando directo a los ojos de Jazmin que seguro podrían delatarme ante ella.
―Llevas cuatro días faltando a clases, y si, se que son tus decisiones...pero jamás habías faltado y....
Dejó la frase hasta la mitad, dudando si continuar o no.
―¿Y qué?―le pregunté mientras recién elevaba la mirada hacia su rostro, arriesgando que viera en mis ojos el torbellino de emociones.
―Siento que tiene que ver con cierta chica.
Al escuchar eso, mi cuerpo reaccionó enderezandose en el asiento y que una risa nerviosa brotara de mi―Claro―segui riendome―Que Brooks Heavens falte a clases por una chica, muy lógico Jazmin...muy lógico.
―Brooks, ¿Sabes que estás hablando conmigo verdad? Con la persona que has estado en tus peores momento y con la que compartes todo lo que sientes.
―Capaz que no comparto todo contigo―respondí queriendo dañarla, aunque en el fondo solo lo hacía para evitar que hablara.
―Puede...pero no creo que sea así, así que dime por favor que te sucede.
―Nada Jazmin―solté un suspiro que sin querer me delataba más de lo que debía. El pensamiento de que conversando con mi mejor amiga me podría hacer bien cruzó por mi mente. Siempre había sido así, ¿Por qué ahora no?.
Poco tiempo de silencio después, fue como en solo segundos literalmente escupí lo que sentía―¿Sabes que me pasa?,¿No?, pues bueno...pasa que mi maldita cabeza no puede dejar de pensar en Bambi―me pare del asiento sulfurado y comencé a caminar de un lado a otro―Pasa que nunca me había fijado de la nada en alguien Jazmin porque no lo necesitaba. ¡Dios!, siempre he estado bien solo y contigo a mi lado pero eso cambió de repente y ahora lo único que sucede es que que si no la vuelvo a ver una vez más me volveré loco.
―¿Entonces por qué no vas a la universidad?, si es ahí donde tienes más posibilidades de verla, aunque no estemos en la misma facultad.
―Porque si lo hago―estire el brazo una y otra vez apuntando a la nada en específico y sin expresarme bien―Literalmente me lanzare encima de ella y no, ¡por el amor de dios!, apenas la conozco. Y menos lo haría sabiendo como la ignore hace unos días atrás.
―Lo que yo no entiendo aquí―comentó mientras giraba en su silla―Cuál es la razón de porque la ignoraste a la mañana siguiente si obviamente durante la noche estuviste con ella.
Camine hacia ella y me senté a su lado―¿No escuchaste sus gritos durante la noche?―me resultaba curioso que fuera así, debido a que los pulmones de Bambi en ese momento habían cobrado vida haciéndola gritar demasiado.
―No―negó con la cabeza―No la escuche, digamos que estaba ocupada con mis propios gritos―respondió sonrojándose.
―Callate porfavor, no quiero escuchar eso―hice una muesca de asco.
―Bueno, apretare el botón de omitir que yo igual grité en la noche como una cabra loca―Antes de que yo pudiera decirle algo o me parara de mi asiento porque la conversación no estaba tomando un buen camino, Jazmin me detuvo tomándome de la mano para que me volviera a sentar―No Brooks, no la escuche―negó con la cabeza nuevamente mientras me miraba extrañado―¿Tuvo una pesadilla?.
Asentí mientras viejos recuerdos llegaban a mi mente.
―Fue...―trago saliva y comenzó a hacer pequeños círculos sobre las palma de mi mano―¿Fueron como los de tu mamá?.
Volví a sentir mientras un líquido tibio corría por mis mejillas. ¿Qué mierda?, ¿Estaba llorando?.
Me pasé las manos por las mejillas y luego enderecé la espalda―Si, fue exactamente igual.
―Ahora entiendo porque corriste―me miró apenada.
―No puedo pasar de nuevo por esa pesadilla de vida Jaz, no de nuevo.
―Tu no sabes si ella tiene esas pesadillas constantemente―trató de hacerme cambiar de opinión―Y si las tiene, ¿Qué pasa con eso?.
―Que me rehúso a ser la almohada de alguien, ya lo fui cuando pequeño, no lo haré ahora de nuevo.
Tomo mi rostro entre sus manos y limpió mis lágrimas mientras me decía―Vuelvo a repetirte, tu no sabes si ella necesita una almohada para llorar o recibir los golpes de su vida.
―Por eso corrí en la mañana...No podía correr el riesgo de volver a ser eso para una persona.
Me separe de su manos y fui al lavavajilla para mojarme el rostro.
―¿Entonces ya no quieres hablar con ella a pesar de que te tiene con los sentidos alborotados?.
Me gire para verla y arrugue mi frente. Jazmin se mordió el labio inferior mientras comenzaba a jugar con sus manos en signo de nerviosismo. Algo andaba mal.
―Estás nerviosa, ¿Qué hiciste?.
Antes de responderme, se rasco la nuca y luego se paso las manos por los short de cuero negro―Que como te vi correr asustado, crei que te habias ido porque pense que solo la habias usado como conquista de una noche...asi que...
―¿Así qué?.
―Que tu nunca la podrías querer, aunque en realidad más le di a entender que "Tú no sabes querer a alguien"―respondió finalmente.
―¡Pero que mierda te pasa!―grite―¡Tu no sabes si no puedo llegar a querer a alguien o no!.
―¡Tú solo te quieres a ti mismo Brooks!―gritó tan alto como yo. Jazmin nunca dejaba, ni siquiera yo, que alguien le gritara―¡Era mejor dejarle en claro las cosas antes de que tu volvieras a huir!.
―¡Puede! ¡Pero tú no puedes andar diciéndole eso a las personas y menos a ella!.
―¡¿Y porque menos a ella?!―me miró indignada―¡Si me acabas de decir en otras palabras que no la volverás a ver!.
Me tomé el cabello entre las manos y lo jale―¡Porque no se!.
Y antes de que siguiéramos gritando, ambos terminamos estallando en risa por lo ridículo de la conversación. Esto amaba de tener una amiga como Jazmin, se podía tener una conversación explosiva pero nunca terminaba en algo serio.
―Eres un bipolar―Jazmin dijo finalmente mientras se sujetaba el estómago.
―Ni me lo digas―le respondí justo antes de ser interrumpido por el tono de llamada de mi celular. Al ver el nombre en la pantalla mi cuerpo se congeló.
Jazmin no tardó en llegar a mi lado para apretar mi brazo―¿Quién te está llamando?.
Gire la pantalla de mi celular para que leyera el nombre que aparecía. Lo hizo y luego buscó mis ojos―Tranquilo, respira―trato de calmarme―No debe ser por nada malo, nunca es algo malo cuando te llaman.
―Es mi hermano Jazmin, todo en ese pequeño grita problemas.
Negué con la cabeza y me llevé el celular al oído―Diga―respondí sin saber a quién me dirigía.
―Hola, Buenos días Jovencito Brooks―respondió la voz de una de las monjas del hogar de niños.
―¿Hermana Anna?―pregunte extrañado.
―Sii, habla con ella―respondió con alegría, como si todas las mañanas fueran algo lindo de la vida. Y lo era, pero para justo ahora, no―Necesito que venga al hogar ahora mismo.
―¿Por qué?―pregunte asustado―¿Le sucedió algo grave a mi hermano?.
―Venga y hablaremos de eso aquí...además debemos hablar sobre la mensualidad del niño.
Solté una palabrota por lo bajo, mire hacia el cielo y respondí sin ánimos―Ahora mismo voy Hermana Anna.
―Nos vemos pronto Joven, que Dios lo proteja.
―Igualmente―respondí y luego corté la llamada.
Caminé fuera de la cocina con pasos largos y apurados y luego busqué las llaves que había lanzado al sillón al llegar.
―No, tu vas en auto― Jazmin me detuvo en mitad de mi camino para luego entregarme las llaves de su auto―En ese estado alterado en que te encuentras, ni loca te vuelvo a dejar manejar tu moto vieja.
―¿Y tú?―pregunté mirando las llaves y luego a ella.
Dudo en que decir, pero igual respondió a mi pregunta―Oliver me vendrá a buscar para irnos a la universidad―dijo con un brillo diferente al nombrar a ese chico.
Wow, de verdad le gustaba.
―Entonces...verás a...―no quise decir su nombre como si eso le restara importancia a mi curiosidad.
Jazmin negó con la cabeza y comenzó a empujarme hacia la puerta de entrada que había abierto para mi―No pienses en ella ahora mismo y céntrate en ver a tu hermano pequeño. Lo mas seguro es que necesita de ti.
No quise volver a preguntar sobre Bambi aunque me mataran las ganas, pero antes de subirme al asiento del conductor Jazmin pronuncio mi nombre desde la entrada.
―¿Que?―le miré ansioso.
"Que me diga algo de ella",
"Que me hable de ella".
"Que me diga como se siente"
"Sé que ella sabe algo".
"Que no la esté pasando mal por mi culpa Dios".
―Adivina quien tampoco ha ido a clases estos días.
Hola mis pimpollos preciosos, espero que se encuentren muy bien y esten felices porque ya casi llega la navidad. 🎄🎄🎄
Vengo a decirles que es pero que le haya gustado este nuevo capítulo. Ya de apoco se va conociendo la vida de cada personaje y los lazos de uno con otros 🖤.
Quiero saber sus opiniones porque siempre los leo, amo leerlos.
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Gracias por estar a mi lado, los quiero.
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