Capitulo 4 🔥 (Parte 1)
Bambi Jones:
―¡Apaguen esa maldita alarma!―gritó Karlarsson desde la entrada de mi habitación.
Me gire por debajo de las sabanas gruñendo. Mi sueño era tan profundo que no había escuchado la vibración de la alarma sobre el pequeño mueble del otro lado de la cama, ni su estruendoso ruido que chocaba contra las paredes.
Estire las piernas hacia el final de la cama y los brazos sobre mi cabeza, saque la almohada de debajo de mi rostro y con ella le pegue con todas mis fuerzas al cuerpo de Oliver que se encontraba plácidamente durmiendo a mi lado. Aún se encontraba en un profundo coma de ensueño, pero a diferencia de mí, él sí que era difícil de despertar.
―Oli―le pegue con la almohada. Como respuesta obtuve una patada contra mi cadera―Auch, Oli―pronuncie más fuerte su nombre, junto a otro almohadazo contra su cabeza―Apaga la alarma―me queje, solte la almohada y me hice bolita debajo de las sabanas, pegandome a su cuerpo que estaba calentito. Amaba el calor humano y muchos más cuando hacía demasiado frío como para levantarse.
Sentí como mi cama crujió y el cuerpo de Oli comenzó a estirarse mientras yo me daba vuelta y le daba la espalda. Minutos después, la alarma dejó de escucharse y un brazo muy pesado se acomodo en mi cintura para abrazarme y hacernos bolitas juntos.
―Debemos levantarnos, pelirroja―habló mi amigo interrumpiendo el comienzo de mi nuevo sueño―Tenemos práctica hoy.
Me gire de nuevo para esta vez quedar con la cabeza en su pecho―No quelo―dije como bebe mientras me aferraba su cuerpo que estaba cubierto por un pijama de polar que yo desearía tener―Hace frío―moví mi rostro, acomodandome mejor.
―No te acomodes―dijo mientras soltaba un bostezo―A la cuenta de 3 nos soltamos―sus palabras fueron desmentidas por sus brazos que me apretaron más contra el.
―Ujum―afirme adormilada.
―1,2…
―3―termine de decir, pero ninguno de los dos se soltó. Solté una pequeña risita que Oli acompañó a los segundos―Somos un fiasco.
―Ya lo creo―negó con la cabeza y besó mi nuca. Me armé de valor y me enderecé afirmando mis brazos sobre su pecho, provocando que las mantas cayeran hacia atrás y el frío de la madrugada nos congelara a ambos―Ay, que hace frío.
Oli se restregó los ojos y pestañeó varias veces hasta poder enfocar bien la vista. Cuando lo logro, lo primero que vio fue mi sonrisa adormilada que era escondida por mi cabello rojo que cai sobre su rostro.
―¿Estas mejor?―me pregunto mientras tomaba mi cabello entre sus manos y hacía un chongo con él para que no nos molestara a ninguno de los dos―Anoche...tus pesadillas fueron peor que las de antes―hablo evitando mi mirada.
Suspire pesadamente y me salí de encima de él para dejarme caer sobre el colchón mientras soltaba un ruidito de frustración―Me encuentro como debo estar; Con ojos de mapache rabioso.
―Bambi, es enserio―hablo mi amigo mientras se bajaba de la cama, con un tono bastante serio y cortante―Me asuste y muy pocas cosas me asustan en la vida.
Solté un suspiro y hablé para tranquilizarlo mientras me sentaba en la cama. Amaba que fuera preocupado, que le preocupara mi estabilidad emocional, pero algunas veces había momentos en que no le quería contar sobre mis pesadillas. Este era uno de esos, pero me obligue a mi misma a hacerlo para tranquilizarlo―Fue la misma pesadilla de siempre. Mismo lugar. Mismas personas...Solo que esta vez a quienes mataban era a mi.
Oliver me miró apenado, arrepintiéndose de haber preguntado. Camino hacia el lado en que me encontraba y se agacho para depositar un beso largo y sonoro sobre mi frente―Si necesitas que vayamos a ese sitio, debes decirme sin dudarlo. No importa el momento, ¿Si?―levantó las cejas al preguntar.
―Si, claro―dije poco convencida esta vez. No quería volver a ese sitio en mucho tiempo más. Antes de que él volviera a hacer algún comentario de eso, cambié de tema―¿Vamos con los demás por unos cafés antes de entrar a clases?―sonreí mostrando mis dientes y batiendo mis pestañas.
―Yo por mi parte acepto―camino hacia la puerta y antes de salir volvió a hablar―Le preguntare a los demás. Ahora levántate y échate bastante base bajo esas horrendas ojeras, en realidad pareces mapache―hizo ese comentario para molestarme mientras comenzaba a reírse en mi cara.
―¡Oye!―grite alargando la e. Tome una almohada y la tire hacia su cuerpo, pero antes de que impactara contra el la puerta ya se había cerrado.
Quince minutos después, mi cama ya estaba hecha al igual que mi bolso con mis materiales. Ahora me encontraba sentada enfrente de la ventana observando el amanecer mientras me terminaba de esparcir el corrector bajo las ojeras negras por falta de sueño.
El sol estaba justo en la línea que lo separaba de la oscuridad. En la línea en que todos las almas se juntan para encontrarse con sus seres queridos una vez más. Cada mañana quería estar en esa línea y siempre sería así.
Cuando ya el sol comenzó a colocar mi vista borrosa, me levanté de la silla y me salí de la ventana para observarme una vez más en el espejo. No tenía mucho arreglo, eran apenas las 6:30 de la mañana y mi cabello jamás estaba de mi lado a esta hora por lo que hacer una trenza era mi única solución. Cuando estaba colocando la liguita de pelo para que sujetara mi peinado, el tono de llamada del celular de Oliver me asustó. Había dejado el celular aquí, camine hacia él y vi la pantalla. “Número Desconocido”, subí y bajé los hombros y conteste.
―¿Hola?―no se escuchó nada al otro lado―¿Quién habla?―pregunté pero aún no tenía respuesta, más que una respiración delicada―Este es el celular de mi ...―y sin siquiera terminar la frase cortaron.
―Que raro―dije para mi misma. Le di poca importancia por lo que metí el celular de Oli en mi bolsillo trasero y en el otro bolsillo mi celular, tome el bolso, mi chaqueta y mi bufanda y salí de mi habitación.
Caminé el pequeño pasillo y vi a los tres hombres que vivían conmigo adormilados en cada rincón del departamento. Oliver estaba echado sobre la mesa americana casi roncando, Jackson estaba tendido boca abajo en el sillón y Robbie se encontraba contra la ventana estudiando y durmiendo a la vez.
Ninguno noto mi presencia por lo que malvadamente grite―¡Buenos días corazones de melón!―Los tres pegaron un salto por el susto y me miraron con odio―¿Ya están listos?.
―No―dijeron al mismo tiempo Oliver con Karlarsson. Robbie me ignoro.
Fui directo a los muebles de la cocina abierta y busqué mis pastillas entre los cajones―Oye tu―le dije al rubio pegando un caderazo a su cuerpo―Tu celular estaba en mi habitación.
Oli me miró apenas con los ojos abiertos―¿En qué bolsillo?.
―Mi izquierda―dije para que sacara su celular de mi trasero―Te llamó un número desconocido, respondí―me eché las dos pastillas a la boca y las tragué echando la cabeza para atrás―respondí por ti, pero nadie respondió.
―No debió de ser importante―dijo restándole importancia―Si necesita hablar, volverá a llamar.
Guarde los frascos y me encamine hacia Karlarsson mientras me colocaba la bufanda―Levanta el culo perezoso―dije pegándole en el trasero―Que necesito mi café.
Abrí la puerta del departamento y esperé a que los tres salieran primero. Robbie fue el último en salir. Pero antes de hacerlo, se paro enfrente mio, colocó el libro entre sus rodillas y sin que se lo pidiera, me acomodó la bufanda y unos mechones que salían de mi trenza mal hecha. Mis ojos analizaron cada uno de sus movimientos y se quedaron absortos en analizar los ojos negros de Robbie.
A él muy pocas veces le importaba mi presencia y que tuviera ese detalle conmigo era muy
raro.
Cuando terminó, le di las gracias en susurro casi inaudible.
Y al igual que el mio, un pequeño―Te vez linda―se escuchó de sus labios, pero antes de siquiera saber qué fue eso, salió disparado del departamento y pasó de largo a Oli y a Jack para bajar por las escaleras en vez de en el ascensor con nosotros.
―¿Que te dijo el Idiota?―preguntó Jack después de ver esa escena.
Negué con la cabeza―Nada―pero mi rostro rojo me delató lo avergonzada que estaba―¿Llevan sus llaves?―pregunté cambiando de tema y achinando los ojos a Oliver, como para recordarle que siempre se les olvidaba.
―Las llevamos mamá―asentí sonriente ante sus respuestas y cerré la puerta detrás de mí.
Me tire encima de ellos y pase mis brazos por encima de sus hombros―¡A por un café!―grite mientras reía. Jackson y Oli me tomaron de la cintura y juntos comenzamos a ir al ascensor.
(...)
―Mierda, mierda mierda, vamos muy atrasados―habló alarmado Robbie, mientras comenzaba a caminar más rápido para adelantarnos a Oliver y a mi que íbamos caminando con los brazos cogidos y lo más tranquilos del mundo.
―Hombre, aún faltan diez minutos para que comiencen las clases denuevo―le indico Oli―Llegaras a clases cuando queden cinco minutos antes de que se termine la hora de almorzar.
En la mañana luego de tomarnos nuestros cafés y venir a la universidad. Robbie, Oliver y yo, nos separamos de Karlarsson, que a diferencia de nosotros tres, estudiaba Derecho y su facultad quedaba en la otra esquina del campus. Por lo que al estar en la misma facultad nosotros tres, nos acostumbramos a almorzar juntos cuando nuestros horarios coincidían.
Robbie miró hacia atrás y nos regaló una cara de odio a los dos―Cuando ustedes dos―nos apuntó con la mano en que no llevaba ningún libro―estén por finalizar la carrera para elegir especialidad, sabrán lo que es que el profesor te odie por no llegar antes a sus clases.
―Aún nos quedan 4 años para prepararnos ante tremendo sufrimiento―respondí mientras me soltaba del brazo de Oliver para poder empujar a Robbie entre la gente―Corre―le ordene.
Robbie miró hacia abajo, osea hacia mi dirección y me regaló una pequeña sonrisa de labios cerrados. Muy pocas veces sonreía―Gracias por entender―respondió y con eso comenzó a apurar el paso.
―¡Entiendo que nosotros importamos menos!―le grité para tomarle el pelo. Pero ni una mirada hacia atrás obtuve y en menos de lo que canta un gallo, desapareció entre tanto alumno―Odio que sea tan frígido―le dije a Oliver mientras me volvía a enganchar a su brazo.
―Es la edad y la enorme responsabilidad que tiene―dijo Oli, haciendo que yo soltara una risa estruendosa.
―Tampoco es tan mayor que nosotros―subi y baje los hombros―Te creo que fuera amargado si tuviera cuarenta, pero no, sólo tiene veinticinco años de edad y está en plena adolescencia.
Oliver me regaló una mirada en la que me decía que era más tonta que un burro―La adolescencia es hasta los 16 y lo dice la medicina.
―Cierra la boca―apresure el paso para entrar primero a la sala de clases, me sujete en la puerta obstruyendo el paso y lo mire mientras me balanceaba―lo que diga yo vale más que la estúpida medicina.
―Espero que lo que hoy interprete sacando muestras de sangre, valga más de lo que diga la estúpida medicina y los exámenes, Señorita Jones.
Oliver y yo al mismo tiempo de estar con nuestro color normal de piel, pasamos a estar blancos como papel. Al darme vuelta en la puerta y al recuperar la compostura, lo primero que me encuentro es con la cara enojada del profesor. Creo que acababa de faltarle el respeto.
―Espero que no profesor―dije acomodandome el bolso. Siempre me tomaba las situaciones como si fueran bromas, así que esta no fue la excepción―Porque si es así, debería ganar un Herper Every, de esos que da el Grey's Sloan Memorial―respondí sonriente.
El profe me regaló una mirada condescendiente y me indico la sala―Vaya a buscar su asiento y deje de ver tanta televisión.
―Grey’s Sloan existe pero con otro nom...―y ni siquiera terminé la frase porque Oliver me empujo para que entrara.
―Bambi no durmió por estar viendo su serie favorita, le falla la mente cuando no duerme―le sonrió Oliver al profesor para que no tomara en cuenta mis palabras―No la tome en cuenta.
―Oh, créame que hoy sí que tomaré en cuenta a la señorita Jones porque quiero ver qué tanto sabe con estos tres años de estudio.
Agache la cabeza y camine avergonzada a mi puesto de siempre, dejando atrás a Oliver que aprovechó la instancia a preguntarle una duda de la materia y de las prácticas de hoy. Cuando me senté en mi asiento aproveche a saludar con la mano a otros chicos que conocía por ser amigos de Oliver, deje mi bolso encima de mis rodillas y saque mi celular para distraerme mientras empezaba la clase.
Como no tenía tantas cosas que ver, pasó mi mente ver si en instagram Brooks había colocado algo sobre mi notita o no, a pesar de que ya habían pasado dos días del magnífico encuentro. Pero me arrepentí al instante en que abrí la burbuja de sus historias. Solo había una foto publicada hace 18 horas y para mi mala suerte, era una foto de él apretando el trasero de alguna chica cualquiera que no era el mío.
Mi corazón dio un brinco y terminó cayendo al suelo de mi cuerpo hecho mil pedazos.
Mierda.
―¿Qué ves?―preguntó cantarín Oliver y sin siquiera darme cuenta, ya me había quitado el celular de las manos―Oh―fue lo único que dijo mientras se sentó, para luego darme devuelta mi celular.
―Si, “Oh”―dije mientras me acomodaba en mi asiento y bloqueaba la pantalla. Mis niveles de estrógeno junto a mi síntesis de serotonina, oxitocina y dopamina lograron que mis hormonas se desequilibraran a un nivel demasiado alto para mi corazón. En pocas palabras mis hormonas me provocaron que mi estado anímico cambiara de estar alegre a un nivel decadente, en donde una pequeña tristeza comenzó a envolverme.
Mire a Oliver quien me miraba con un brillo de tristeza―¿De verdad no le importo nada lo que pasamos?.
Oliver negó y dejó caer la cabeza en el respaldo de su silla―¿De verdad creías que Brooks Heaven iba a cambiar de un revolcón a otro?.
―La verdad es que si―dije girando mi rostro hacia el frente―pero qué importa. No soy ni su novia como para decirle que no se acueste con alguien mas, se que en el fondo algo le debió de importar ―me pase las manos por el rostro y saque una sonrisa desde el fondo de mi corazón dañado― No perderé la esperanzas.
―Pero si la dignidad.
Al escuchar eso, tome mi bolso y lo golpee lo mas fuerte que podia―Dignidad perdia, sexo ganado, Nuevo lema de vida―y le guiñe un ojo dado por finalizada la conversación.
En el preciso momento en que dejé de hablar, el profesor nos indicó que saliéramos de la sala en una fila ordenada y lo siguiéramos hasta el campus general para comenzar con las prácticas. Cuando cruzamos las puertas que daban a un lugar enorme en que la mayoría de los estudiantes de todas las facultades se ganaban para pasar el rato o estudiar bajo los árboles o tendidos en el pasto, ahora la mayoría del lugar estaba ocupado con tiendas de campañas blancas con todo instrumental médico que cualquier hospital tendría.
―¡Esto un hospital andante!―chille de emoción mientras zarandeaba el brazo de Oliver.
―Esa emoción es la que quiero de la mayoría de ustedes―hablo el profesor indicando con una mano en donde me encontraba ubicada. Mis mejillas se sonrojaron al ver que el resto de mis compañeros giraban sus cabezas para mirarme por lo que preferí esconderme detrás del cuerpo de Oliver―Ustedes aun son unos pequeños pollitos a los que debemos entrenar y es por eso que la facultad tomó la decisión que deben comenzar a poner en practica lo basico que un doctor debe saber―tomo una pausa y comenzó a bajar las escaleras―El semestre pasado tuvieron un examen en el que se les evaluó lo básico que deberían de entender en la medicina, el momento en el que una persona se les presenta con síntomas extraños, pero lamentablemente estudiar las causas y darle solución por escrito es muy diferente a hacerlo en persona. Hoy quiero que se luzcan y le den solución a cualquier persona del campus que se les presente, estarán acompañados de un estudiante de séptimo año que ya está experimentado en esto y para que así, no cometan ningún error.
“No cometer ningún error, anotado”
―Cada tienda tiene el nombre de un estudiante y dentro ya esta el o la acompañante que los asistirá, así que vayan. Los estaré vigilando.
La mayoría de los estudiantes caminaron asustados hacia las tiendas. Esto era el inicio del semestre y ya nos habían colocado un reto enorme. Estudio de una persona.
Antes de que todos nos fuéramos separando para buscar nuestros nombres, el profesor volvió a hablar―¡Una cosa más!―comenzó a gritar para los que se encontraban más atrás―¡Deberán anotar todo en una libreta, lo que vean de extraño, algo anormal, todo. Todo lo que un médico debería ver, ya que esto es el 80% de la nota final del semestre!.
Varios alumnos soltaron un sonido de asombro.
―¡80%!―gritamos al mismo tiempo Oliver y yo, nos giramos hasta quedar uno frente del otro y nos abrazamos dramáticamente―¡Moriremos!―dije contra su pecho.
―No seas patética―dijo después de volver a recuperar su masculinidad―Oh mira, nos tocó uno enfrente del otro. Empezamos con el pie derecho.
―Suerte desvirginado―le dije sonriendo mientras yo giraba a la izquierda y él a la derecha.
Respire tres veces, hice un repaso mental de toda la materia que había visto durante los tres años y después por fin me atreví a abrir la cortina blanca para ver lo que me esperaba dentro.
Al abrir la cortina me llevé una pequeña sorpresa―¡Robbie!―dije en forma de saludo.
Robbie no esperaba escuchar mi voz por lo que la bandeja con instrumental que tenía en las manos, cayó al suelo con un sonido estruendoso―Mierda―insultó al aire.
Mi intención fue ayudarlo a recoger las cosas pero me detuvo antes de que siquiera me agachara―Lo tocas y tendré que volver a desinfectar todo.
―Oh lo siento―dije tomando la correa de mi bolso, dando unos buenos pasos hacia atrás. No me gustaba la gente que no era muy amable con el resto, pero por ser mi compañero de piso lo deje pasar―Creí que me tocaría a mi hacer eso.
―Lo hice por ti―dicho esto se dio la vuelta y volvió a dejar todo ordenado en una mesa plegable―Deja tu bolso en el perchero y colocate la bata con los guantes.
Asentí a pesar de que no me estuviera viendo―De acuerdo―dije en susurro.
Tenía el presentimiento que sería uno de los peores días de mi semana.
Robbie era muy frígido y de un carácter volátil que tendía siempre a estar más en el lado enojon que en el alegre. Yo le echaba la culpa a que nunca paraba de estudiar. Respiraba y comía materia desde los 18 años. Él nos había contado cuando nos conocimos que a esa edad había ingresado a la universidad para estudiar medicina debido a su gran y avanzado CI. El colegio lo terminó a los diecisiete y un año después ya se encontraba envuelto de universitarios que no le llegaban ni al tobillo.
Lo admiraba, demasiado hasta llegar al punto de querer su inteligencia, pero me arrepentía cuando me daba cuenta que lo único que él hacía era vivir de ello. Yo era inteligente, la primera de mis clases pero no por eso me encerraría en una burbuja.
―Primero que nada, debes....
―Primero debo de rellenar los informes con mis datos y luegos del paciente, después escuchar sus latidos y sonidos respiratorios, todo mientras el me dice sus síntomas para ir relacionando las causas que podrían estar provocando su mal estar―recite mientras me cerraba la bata―Ya si no logro encontrar nada con el examen preliminar puedo hacer dos pruebas, una tomografía, cosa que no se podrá hacer aquí así que la descarto. Así que me queda la segunda prueba que es una muestra de sangre del paciente, luego voy al laboratorio de la universidad y espero los resultados que...tardarán unos 30 minutos―dije finalizando la lista con el sonido de los guantes ajustándose a mis manos.
Levante mi mirada y vi como Robbie se cruzaba de brazos y levantaba una ceja curiosa―¿Ya lo has hecho?―preguntó curioso.
No debía de estar acostumbrado a que le cerraran la boca y menos con el tema de su carrera.
“No, solo vi como dos residentes se saltaban los pasos básicos y hubieron consecuencias graves gracias a eso” quise responder pero de mi boca salió otra respuesta―Noup, mucho Grey 's Anatomy―quise tomarle el pelo, pero ni una sonrisa obtuve―Robbie, relaja la vena, fui la mejor en la prueba escrita así que no me saltaré ningún paso y si lo hago tú estarás para corregirme.
Robbie asintió un poco inseguro, pero no dijo nada. Camino dentro de la tienda y abrió la cortina para que cualquier persona que creyera que estuviera enferma se acercara.
Me senté en una de las sillas que habían, tome la pequeña tabla con los papeles para rellenar y comencé a colocar mis datos mientras esperaba.
Me encontraba nerviosa y no porque no recordara nada, si no, por no confiar en mi. Estaba un cincuenta por ciento preparada para esto, pero la experiencia de ver cómo otras personas se equivocaban en algo tan básico hacía que yo me preocupara y pensara que también me podría suceder. Y no, no debía ser así. Debía ser perfecto.
―White―alce mi cabeza al mismo tiempo que Robbie, que era a quien llamaban por su apellido. Un chico de unos 3 años mayor que mi superior, se encontraba parada enfrente nuestro con las manos en los bolsillos de su bata con un aire inquieto― Te necesito.
―¿Qué sucede?―respondió serio.
―Hay una alumna con problemas de embarazo―hablo el chico, torciendo los labios hacia un lado en signo de preocupación.
―Si ves que es grave, dile que vaya al hospital porque si llega a romper fuente o comienza un sangrado irregular, aquí no podemos atenderla.
―Si se puede atender aquí, sabes que sí―negó con la cabeza frustrado―Ven, ella no puede pagar un hospital, somos su única solución para ver si el bebe presenta algún problema.
Robbie bajo una capa de frialdad, apiadandose del caso pero antes de salir de la tienda se acordó de que no se encontraba solo. Me miro con bastante inseguridad―¿Crees que puedas atender tu sola si llega alguien?.
“No” gritó mi inseguridad.
―Si, claro―respondí mientras asentia frenéticamente y mi mirada pasaba del chico extraño a Robbie.
―Si necesitas ayuda, pídele a cualquier superior de otra de las tiendas o buscame a mí, ¿Entendido Jones?.
Se me fue el habla por los nervios, asi que volvi a asentir hasta que deje de verlos a los dos.
Cuando desaparecieron deje salir de mi interior el peor suspiro de preocupación y comencé a alisar mi bata esterilizada. Oliver que estaba enfrente revisando a un alumno, miró hacia donde estaba yo preguntando sin pronunciar ninguna palabra, que estaba pasando.
Pase mi mano por la garganta en forma de estarme degollando. Mi hora de la muerte.
Oliver dejó de estar revisando unos segundo al alumno y me regaló sus pulgares arriba en forma de apoyo.
Me giré y observé el pequeño cuadrado con toda las maquinarias. Cerré los ojos y me permití por unos segundos sentir que era la dueña de una pequeña salita de hospital. Que era el médico encargado de todo caso que se presentara y que todo sucedía excelente… pero todo se fue abajo hasta que escuche una voz prepotente.
Esto era una broma muy mala.
Wow, desde febrero 22 que no me pasaba por aquí y juro que estoy muy feliz de volver a esta historia.
Espero que les sea del agrado volver a leer a nuestra querida Bambi 💕
Este capitulo tiene una segunda parte que muy pronto se subira.
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