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062

All I want — Kodalline.

D R A C O.

¿Alguna vez han esperado algo tan desesperadamente que todo se vuelve malditamente lento? Los minutos, lo segundos y hasta los microsegundos. Todo estaba malditamente lento.

Levantó una mano al aire y fingió sostenerlo en la palma de su mano, después hizo como si estuviese ahuyentando el aire de su vista. Patético, ya que el aire no se podía ver.

Bufó unas cuántas veces y después se llevó el cigarrillo a los labios.

Le dio una profunda calada, sintiendo como el humo se adentraba en su boca, la exploraba y después bajaba a sus pulmones, llenándolos.

Se inclinó aún más y vio la nube de humo que salió de su boca.

Cuando te sientes ansioso, desesperado o estresado, buscas cosas para aliviar ese sentimiento.

El ser humano busca desesperadamente la manera de producir Oxitocina, Serotonina, Dopamina, para poder combatir la Prolactina.

Por ello, muchas personas se han refugiado en drogas, alcohol e incluso sexo.

Otra calada más y echó el cigarrillo al suelo, pisándolo y echándolo a la basura.

Giró la cabeza y vio a su madre a unos cuantos metros, observándolo con el semblante serio y los brazos cruzados.

— ¿Qué?

— No puedes seguir haciendo eso, Draco.— lo reprendió.

— Soy mayor de edad.

— Me da igual.

Rodó los ojos con fastidio.

— ¿Noticias?

Negó con la cabeza.— Ninguna.

— Estaré en mi habitación.

Entró a la mansión Malfoy y se dirigió a su habitación. Cuando estuvo dentro, cerró la puerta y se dejó caer sobre la cama.

Todo estaba en penumbra, no tenía ganas de darle algo de luz a su habitación, tampoco a su vida.

Cada segundo era un estrés completo para él.

No podía aguantarlo más.

Se estaba quedando en la mansión de sus padres, y mayor parte del tiempo se mantenía en su habitación, no tenía ganas para toparse con su padre.

La habitación le traía recuerdos buenos y malos.

Se rió de todas las veces que juró no dormir en la misma habitación que Isabella, y ahora... Ahora no podía dormir sin ella a su lado.

La puerta de la habitación se abrió con un sonido chirriante, permitiéndole a un pequeño rayo de luz colarse dentro de la habitación.

Se tapó los ojos con su antebrazo y gruñó.

— ¿Draco?

— ¿Hmm?

— El bebé no ha parado de llorar — él se incorporó y miró a su madre —. Por favor.

Asintió, entonces su madre se acercó a él y le dejó al bebé en las manos, después volvió a salir.

Draco se quedó observando al pequeño bebé en sus brazos. No tenía el tamaño de un bebé normal, ya que había nacido antes de tiempo.

Al instante el bebé dejó de llorar, y Draco respiró aliviado.

Le toqueteó la nariz y luego bajo a sus labios; al último tomó una de sus manos y jugó con sus pequeños dedos.

Sus largas pestañas le rozaban la suave y dulce piel de sus mejillas. Su nariz era un poco respingada y sus labios tenían un color rosa. Sus ojos eran tan grises como la plata, con algunos destellos azules.

Suspiró y le dejó un beso sobre la punta de su pequeña nariz; entonces se levantó y rodeó la cama.

Colocó al bebé y se acostó a su lado. Seguía mirándolo y Scorpius lo miraba a él; como si entendiera que él era su padre.

Parpadeó lentamente, no quería perderse ningún detalle; por eso estudio sus facciones.

Scorpius bostezó y Draco sonrió al sentir su cálido aliento sobre la cara, entonces pasó algo que Draco pensó qué era imposible... Scorpius le devolvió la sonrisa. Sin dientes.

Cualquier sentimiento de tristeza fue remplazada por amor. Un amor que le llenaba cada parte de su corazón. Un amor que no se comparaba con nada en el mundo, solo con Isabella.

— Te enseñaré a jugar quidditch — dijo —. Ambos tendremos en nuestro jardín las cosas necesarias para jugar. Y cuando Theodore tenga su bebé, jugaremos con ellos.

» También te enseñaré a cocinar, porque tu madre es una pésima cocinera. Me encanta cenar pancakes, pero no todas las noches.

» Debes ser muy amigable con tu mamá, Scorpius, porque ella no tiene muchas amigas... Solo nos tiene a mi y a ti, ¿bien? No es una orden, es una sugerencia. La amarás, te lo prometo. Y nosotros te amáremos a ti.

«Joder, no podía hacer esto.»

— Ay, Dios. ¿Huelo a cigarro? — se olfateó la camisa —. Joder.

Puso varias almohadas alrededor de Scorpius y se levantó a buscar una nueva camisa.

•~•~•~•~•

Temprano salió al jardín de sus padres junto con Scorpius en sus brazos.

Le enseñó el pequeño lago artificial y los pavos reales.

Scorpius admiraba los pavos reales con sus ojos grises muy abiertos, su boca entreabierta y un poco de baba cayéndole a la barbilla.

Paseo todo el día con él. Aprendió a darle el biberón y hasta a cambiarle los pañales, este último no era muy agradable para Draco.

Se sentó con sus padres a comer. Y aunque la mesa estaba en completo silencio y miradas de lástima, Draco no se inmutó por ello.

Acostó a Scorpius en su hora de la fiesta y se quedó viéndolo todo la tarde; como su respiración era profunda y el pequeño sonreía de vez en cuando. Se preguntó que estaba soñando.

— ¿Draco?

— ¿Hmm?

— Blaise está aquí.

— Dile que vuelva mañana.

— No volveré mañana.

Al escuchar la voz de su amigo alzó la cabeza y lo vio a los ojos.

— Bien. ¿Qué necesitas? — preguntó, poniéndose en pie.

— Ver cómo estás.

— Estoy bien.

— ¿Scorpius está durmiendo? — se acercó a él.

— Sí, es su hora de la siesta.

El moreno vio al bebé sobre la cama de Draco dormitando.

— Se parece a ti.

— Tiene algunas cosas de Isabella.

— Sí, no lo niego, pero se parece más a ti. Es como un Draco en miniatura.

— Sus ojos son grises.

— ¿Y ella? ¿Lo ha visto ya?

Draco negó con la cabeza. Sintió un nudo en su garganta y se pasó la mano por su cabello rubio.

— No, todavía.

— Está... ¿Ella está?

— No reacciona, aún.

Draco y Blaise pasaron la mitad de la tarde juntos en aquella habitación junto con Scorpius.

El moreno cargó al bebé y chilló tantas veces que Draco quería pegarle en la cara.

Parecía más emocionado que el propio Draco.

Cuando Blaise se  tuvo que ir, Draco lo acompañó a la salida y se despidió de él. Blaise prometió que volvería al día siguiente junto con Theo.

Volvió a entrar a la mansión con pasos cortos, el cabello desordenado y la camisa con los primeros botones desabotonados.

Subió la escalinata de la mansión y en vez de dirigirse a la habitación del fondo, subió al piso de arriba y entró a esa habitación.

Había una pequeña luz prendida sobre la mesita auxiliar. Había un poco de polvo y todo estaba cerrado.

Rodeó la cama y se sentó sobre una silla, colocó la mano sobre el colchón y la junto con la mano de Isabella.

— Es el bebé más lindo de todo el mundo mágico, Bella — comenzó a hablar con un nudo en la garganta —. Me sonríe, ¿te lo puedes creer? Cuando yo le sonrió, me devuelve la sonrisa.— meneó la cabeza.

El silencio lleno la habitación. Draco vio el rostro de su esposa y suspiró. Tenía los ojos cerrados, la respiración profunda y los labios en una línea recta.

Trazó círculos sobre su mano y apoyó la cabeza sobre el colchón.

— Te he pedido que no lo hicieras. Que no quedaras embarazada, Bell... ¿Por qué insististe? ¿El amor que sentías por mi no era tan grande como para quedarte conmigo por el resto de nuestras vidas? Te pusiste en peligro, Bell. Nos pusiste en peligro.

» No te culpo, menos ahora que tengo a un niño precioso durmiendo en nuestra cama... pero si me dieran a elegir entre quedarme contigo toda la vida, o tener un bebé, te elegiría a ti. Siempre a ti.

» Tal vez no te he demostrado mis sentimientos correctamente, pero... Bell, te he dado lo mejor de mi. Regresa, por favor. No nos dejes solos.

Sintió una lágrima caer por su mejilla y se limpió con rapidez. Inclinó la cabeza y dejó un beso sobre los labios fríos de Isabella, después se levantó y salió de la habitación, dejando a su esposa descansar.

Salió nuevamente a los jardines de la mansión, se sentó sobre un banquito y sintió una ráfaga de viento recorrerle el cuerpo y golpearle en la cara.

Palmeó sus bolsillos y sacó un cigarrillo, le prendió fuego y le dio una calada.

Sus pies estabas estirados sobre el pasto y su cuerpo inclinado hacia atrás; miraba las estrellas salpicando el cielo.

Sintió alguien sentarse a su lado y no volteó a ver quien era; siguió allí, sin hablar, simplemente respirando y dandole caladas al cigarrillo que sostenía entre sus dedos.

— Cuando tenía tu edad también fumaba esa cosa.

— ¿No dijiste que las drogas muggles son peligrosas?

— Sí, lo son. Pero cuando uno es joven eso no le importa.— replicó Lucius y le quitó el cigarrillo de la mano.

Draco se incorporó y vio a su padre llevarse el cigarrillo a sus labios y pegarle una calada.

— ¿Fumabas mucho?

— Todo el día. Tu madre me regañaba.

— ¿Y dejaste de hacerlo?

— Deje de hacerlo cuando te tuvimos.

— ¿Por qué fumabas?

— Para salir de la realidad. ¿No lo hacen todos por eso? Ayuda mucho — se encogió de hombros —, no lo negaré.

Aunque era la primera vez desde hace mucho tiempo que Lucius y Draco mantenían una conversación de más de 3 palabras, Lucius no dejaba su tono frío y distante.

— Además, el olor es insoportable — agregó el hombre —. Te agradezco que ahora fumes afuera de la casa. Cuando lo hacías en tu habitación era insoportable el olor.

— ¿Sabías que fumaba?

— Sí, Draco. Es imposible no saberlo con este olor.

Draco estuvo a punto de reír.

— Debo confesarte algo qué tal vez aumente tu odio por mi, Draco.

— ¿Qué?

— Yo y Jack... no estábamos seguros, pero lo sabíamos.

— ¿El qué?

— Sobre la maldicion de sangre, Draco.

— ¿Me estás jodiendo? — frunció el ceño, molesto.

Todo la tranquilidad que estaba sintiendo hasta ese momento, se esfumó.

— Jack quería que su hija tuviera una vida llena de felicidad y amor, y pensó que a tu lado lo tendría todo. Yo quería que el apellido Malfoy no se perdiera y, obviamente, que el apellido Malfoy siguiera siendo puro. Entonces hicimos el juramento inquebrantable y el pacto de sangre.

— ¿Una vida llena de felicidad y amor? ¿Acaso ustedes no sabían que los primeros meses yo y Bella nos odiábamos? — se puso en pie. Comenzó a gesticular y a caminar sobre el jardín —. ¿Están locos?

— Era un trato bien hecho, Draco.

— ¡No, claro que no! ¡Le arruinaron la vida a Isabella! ¡Me la arruinaron a mi! — exclamó con la voz ahogada —. ¡Se la arruinaron a un bebé!

— Todo salió tal cual lo habíamos planeado — el hombre también se puso de pie —. Isabella al final tuvo su vida feliz junto a ti. Una vida llena de amor. Sintió tanto amor que decidió ponerse en peligro para darte a ti un heredero, Draco. ¿Acaso no lo ves? ¿No lo entiendes?

»Las mujeres son eso, mujeres. Van y vienen, pero los hijos siempre se quedarán contigo, siempre serán una parte de ti. En cambio las mujeres nunca serán una parte de ti. Siempre querrán ser ellas las que dan órdenes y no las que reciben órdenes. Nunca estarán de acuerdo con tus decisiones.

— ¿Los hijos siempre se quedarán contigo? — se burló —. Creo que no te has dado cuenta que me has perdido hace mucho tiempo, padre.

— Siempre volverás a mi Draco.

— ¡Scorpius no tendrá una madre que lo cuide! — exclamó —. ¡No reconocerá el amor de madre! ¿Y cuándo vaya a Hogwarts? ¿Cuando mire a todos los niños con sus madres y él no tenga una? ¿Sabes siquiera como se sentirá tu nieto? ¡Crecer sin una madre!

— Te buscaremos otra mujer y listo. ¿Cuál es el problema? Cualquier mujer se vendería por tener a un Malfoy como esposo.

Lo señaló con el dedo índice y se acercó a él.

— Si Bella muere, será tu culpa. La tuya y la de Jack. Y si ella muere, tú también lo harás. Tómalo de una forma literal. Ahora, por favor — extendió la mano hacia la entrada de la mansión —, lárgate.

— Ridiculo.— espetó en un susurró y emprendió sus pasos.

Draco se dejó caer nuevamente sobre el banquito, palmeó sus bolsillos y sacó otro cigarrillo más.

Estuvo toda la noche viendo hacia el cielo y dándole largas y profundas caladas el cigarrillo.

Todo se distorsionó a su alrededor. Todo era más lúcido y menos real.

Poco a poco, los ojos se le cerraron y Draco quedo dormido sobre el banco.

No olviden votarrrr 😡✌🏻👊👊👊💪🏻💪🏻💪🏻💪🏻💪🏻

Dos o tal vez tres capítulos, Arranged Marriage llega a su fin *se limpia las lágrimas*.

Pd: ¿qué están haciendo que todavía no leen Imperius?

Léanla.

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