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048

Maraton 2/2

Corazón de bruja.

¿Nuestra pareja favorita está peleada?
Fuentes confiables nos han dicho que; el otro dia vieron a nuestra pareja favorita peleando en un bar de Hogsmeade. Dicen que se le veía a Draco Malfoy muy alterado y agresivo, también nos han informado que Isabella Malfoy estaba al borde de las lágrimas. Las fuentes nos confirman que Isabella Malfoy ha abandonado la estupenda mansión Malfoy y ha vuelto a su antigua mansión.
¿Será este el fin de Isabella y Draco Malfoy?
¿Volverá a ser Draco Malfoy nuestro soltero favorito más codiciado? 
¿Buscará una nueva esposa?
¡No lo sabemos! Pero nuestro consejo es que se pongan las pilas. Ya sabemos que a nuestra querida familia Malfoy, ex-Mortifagos, les gustan los Matrimonios Arreglados.
¡Pero no se adelanten, nuestra fiesta de caridad es en unos pocos días, entonces podremos confirmar nuestras sospechas!
•~•~•~•

I S A B E L L A.

Seguía sin ver a Draco. No tenía ganas de lidiar con él, tampoco quería hacerlo.

Escucharlo hablar en su mente todos los días, estaba empezando a fastidiarla.

También escucharlo a primera hora de la mañana tocar la puerta de su casa, entrar y quedarse treinta minutos hablando con su madre. Preguntándole por ella y tratando de justificar sus acciones.

Lo extrañaba, lo quería, pero no podía dejar que Draco la tratara como él quisiera.

Lloraba todo el día, y casi no comía. Había pasado una semana desde la última vez que lo vio en aquella taberna, y la voz de su esposo aún retumbaba en sus oídos. De la forma que le suplicaba volver a la mansión. De la forma que sus ojos la miraban y su toqué quemaba.

Estaba comunicándose con Narcissa mediante cartas, un poco cortas pero lo hacían.

La última carta que recibió de Narcissa, le informó que según, Draco estaba devastado. Estaba volviendo a beber y a fumar, se la pasaba fuera de casa con Blaise y volvía hasta el amanecer; lo que Narcissa no sabía era que, no volvía al amanecer por estar bebiendo, sino, por escabullirse en la habitación de Isabella por la madrugada.

Cada noche, sin falta, Draco entraba por la ventana de Isabella a las tres o dos de la mañana, se adentraba en su cama y la abrazaba, durmiendo juntos. Cuando amanecía, volvía a salir por la ventana y desaparecía. Horas después, visitaba a su madre.

Bella no podía pedirle que se fuera, que ya no volviera, pues ella también deseaba tenerlo cerca. Dormir junto a él y escuchar su pacifica respiración en su oído, para poder descansar. Porque cuando no estaban juntos, ninguno de los dos podía conciliar el sueño. Entonces Isabella le permitía quedarse por las noches, aunque ninguno de los dos pronunciaba palabra alguna. Simplemente entraba, se metía bajo las sábanas, la envolvía con su brazo y la acercaba más a su cuerpo, entonces se quedaban dormidos los dos. No se veían a la cara, no se hablaban, simplemente dormían.

•~•~•~•

He olvidado qué tan metidos pueden ser los magos.— Enora se llevó la taza de té a los labios, dejando la revista sobre la mesa.

— Es por eso que debes ir con tu esposo, Isabella.

— No iré a esa fiesta, ni mucho menos iré con Draco.

— Qué terca eres, niña.

— No volverán a manipularme, madre.

— Bella — su padre se acercó y le besó la frente —, hasta que el divorcio no esté listo y firmado, no hay nada más que hacer. Tienes que presentarte a esa fiesta con los Malfoy.

— No quiero estar cerca de él.

— Serán pocas horas.

— No, no iré.

— No es algo discutible, Isabella. Por una vez en tu vida, obedece, por favor.

— ¿Por una vez? Los he obedecido siempre, papá. He dejado mis sueños por casarme, he estado bajo sus órdenes desde que tengo uso de razón.

— Entonces una vez más. Obedece, una vez más.

— No.

— Lo siento, deberas hacerlo.

Isabella gruñó en respuesta.

•~•~•~•

Bella estaba vestida, en sala, esperando por Draco.

Toda su familia había abandonado la mansión, dirigiéndose hacia la fiesta de recaudación. Era una estúpidez, una verdadera estúpidez. Después de años, todavía no podían arreglar todo el mundo mágico, entonces cada año nos reuníamos a recaudar fondos. Era una fiesta chica. Algunos vendían pastelitos, otros cantaban. Bailaban, dibujaban, enseñaban algunos hechizos nuevos,  hechos por aquellas personas. Susbastas, se subastaban. En especial los solteros de  Sangre pura, esta noche, era Blaise. Pero sin duda, los que más ganaban, eran los gemelos Weasley.

Dos toques en la puerta, Isabella se puso en pie y arregló su vestido, entonces abrió la puerta.

Se quedó sin aire... se mojó. Era tan apuesto, tan alto, tan guapo...

— Buenas noches, Bell.— una sonrisa torcida.

Levantó una mano.— No hables.

— ¿Estaremos toda la noche sin hablar?

— Lo menos posible mejor.

— ¿Podré explicarte lo que pasó?

— ¿Puedes entender que no me interesa escuchar tus mentiras?

Resopló.— Sí me dieras la oportunidad...

— Tuviste muchas oportunidades.

Draco dio un levé asentimiento.— ¿Viste la revista?

— Está en todas partes.

Los dos comenzaron a caminar hacia el coche.

— Mi padre me ha dicho, que tu padre decidió no levantar más sospechas. Debemos actuar como antes.

— Estoy enterada.

Draco le abrió la puerta del coche y ella subió.

— Habrán reporteros.— subió a la parte del piloto. Prendio el coche y lo puso en marcha.

— También sé eso.

— Nos querrán hablar.

— Sí.

— Necesitamos saber qué diremos.

— ¿Qué quieres decir tú?

— Que has vuelto a tu mansión por razones personales, que nosotros estamos bien.

— Ajá, ¿y sobre la pelea?

— No fue una pelea.

— Todos escucharon como me pedías regresar a tu mansión.

— Y sigue en pie, Bell — la miro por el rabillo del ojo —. Estaba borracho y se me cruzaron los cables, eso diremos. Cuando nos vean juntos esta noche, se calmarán.

— Eso espero.

— He hablado con Theo.

— ¿Harán un trío junto con Astoria?

— No. No me acostaré con nadie que no seas tú.

— Te harás virgen de nuevo.

— Bella, volveras.

— No volveré.

— No firmaré ni una mierda.

— Lo tendrás que hacer, Malfoy.

— ¡Deja de llamarme por el apellido y creer que firmaré el maldito divorcio! — gritó y golpeó el volante.

Bella pegó un respingo.

— Lo siento... no quería gritarte.

— No estamos hechos el uno para el otro.— musitó Bella.

— No digas eso... — le suplicó—. Somos perfectos juntos, Bella.

Se quedaron en silencio hasta que llegaron. Draco volvió a bajar del coche y le abrió la puerta a Isabella. Colocó su mano sobre su espalda baja y comenzaron a entrar.

Al momento que pusieron un pie dentro, las personas empezaron a cuchichear.

— ¡Es una perra! Sí Draco Malfoy me hubiera suplicado volver a casa con él, lo hubiese hecho sin más.— le decía una bruja a otra.

— Pero están juntos.— le susurró su amiga.

— Lo están haciendo a propósito... Ellos no siguen juntos.

Draco arqueó una ceja y dirigió a Isabella hacia ellas. Bella trato de detenerlo.— ¿Qué haces?

— Callarle la boca — sonrió —. Buenas noches, ¿quieren preguntarnos a nosotros directamente, o quieren seguir haciendo suposiciones?

— ¿Eh? — la bruja se ruborizo—. Lo siento, no hablábamos de ustedes.

— Estoy seguro que lo hacían.

— No, no. Se lo aseguro.

— Sí le interesa nuestra vida privada, puede venir a preguntarle a mi esposa como la follo todas las noches, no tenemos problema con ello.

Se ruborizó aún más y desvió la mirada. Bella le dio un empujón en el hombro, obligándolo a caminar.

— No follamos todas las noches.

— Lo hacíamos, y te gustaba.

Puso los ojos en blanco y se acercó a una mesa en donde habían pasteles, cupcakes y brownies.

Draco la siguió de cerca, observándola.

Ella hablaba animadamente con una pequeña bruja y su madre, que vendían aquellos pasteles. Le sonrió a la niña, le dio un pequeño beso en la frente y le dijo que se quedara con el cambio. Entonces giró y vio a Draco sonreírle.

— ¿Qué?

— ¿Quieres un varón o una hembra? — Bella no le respondió, emprendió sus pasos —. Yo quiero un varón, pero lo que tú quieras está bien.

— Deja de hablar.

— Tendrá el cabello castaño y los ojos grises...— siguió hablando —. Será alto, apuesto y todas las brujitas querrán casarse con él. Necesitamos un jardín más grande y una escoba para bebés, le ensañaré a jugar al Quidditch, para que sea un buscador como su padre.

Una sensación de calidez y tristeza le abrazó el corazón a Isabella.— ¿Te casarás con un hombre?

Draco paró en seco.— ¿Huh?

Isabella dejó salir una risita.— Tú y Blaise harían una linda pareja.

— En primer lugar, Zabini era un cazador, no un buscador. Y en segundo, no, no me casaré con Zabini, ya estoy casado contigo.— bufó.

Un mago de estatura mediana se les acercó. Una pluma y pergamino volaba cerca de su cabeza.— ¿Están aquí para que dejen de hablar de ustedes?

Draco se metió una mano en su bolsillo.— Estamos aquí por la razón que están todos.

— ¿No hay otro motivo oculto?

— Ninguno.— les aseguró.

— ¿Qué opina usted, srta. Malfoy?

— ¿Por qué más tendríamos qué estar aquí? Vinimos para ayudar a la comunidad mágica, como cualquier otro.

— ¿Qué hay sobre la pelea que tuvieron en Hogsmeade?

— Cuando estoy borracho se me cruzan los cables, es algo que saben todos mis amigos.

— ¿Te molesta que tu esposo sea tan agresivo, Isabella?

— Nunca es agresivo.

— Las personas dicen otra cosa. Draco era un mortifago y un bully en sus años en Hogwarts.

— Tú mismo lo has dicho, era.

— ¿Están enamorados? — les preguntó.

Bella se quedó callada, y Draco vacilo.— No preguntes cosas personales.

— Hombre, danos algo de que hablar.

— Te golpearé la cara y te hechizaré, ¿con eso te basta?

El hombre levantó las manos en señal de rendición y se alejó de ellos.

Bella también se alejó de Draco, se dirigió hacia su tía y se sentó junto a ella.

— ¿Quién es ese?

Isabella siguió la mirada de su tía.— Blaise Zabini.

— ¿Su madre es la de los siete maridos muertos?

— Sí, es esa.

— ¿Crees que él tenga las mismas intenciones cuando tenga marida?

— Esposa — la corrigió —. No, no lo creo.

— ¿Crees que le gusten las mayores?

— Puede ser.

Cuando la subasta empezó — una cena con Blaise Zabini —, su tía la abandonó en la mesa.

Bella buscó a Draco por todo el salón, y cuando lo encontró; se dio cuenta que él ya la miraba.

No podía dejar de verlo. Se veía tan bien. Su mandíbula definida, sus hombros anchos.

Tenía que dejar de verlo.

Se puso en pie y comenzó a caminar hacia Isabella. Ella por instinto se enderezó sobre el asiento.

Mientras Bella tomaba de su copa de champagne, Draco sin sentarse, mordió la punta de su guante y lo quitó con los dientes, dejándolo caer al suelo.

Ella arqueó una ceja, él le dedicó una sonrisa de lado. Comenzó a agacharse lentamente, fingiendo recoger el guante que había caído. Cuando estuvo a los pies de Isabella, cuando sus ojos se encontraron, el cuerpo de Isabella ardió en llamar. Verlo, de rodillas ante ella... Joder, bendita imagen.

Llevó su dedo índice a su pierna y comenzó a subirlo hacia la abertura que tenía Isabella en el vestido. Cuando llego a la tela de sus panties, a la tira, volvió a mirarla. Entonces ella arqueó las caderas y Draco le bajó las panties, se puso en pie, y se llevó la pantie a los labios, sin dejar de mirarla, dejó un beso sobre ellas y después se las metió en el bolsillo de su pantalón.

Tomó asiento y no volvieron a hablar en toda la noche.

En resumen, los Weasley fueron los que vendieron más y mi tía gano la cena con Blaise.

Las personas comenzaron a salir, al igual que Isabella y Draco.

Y cuando estuvieron en el auto, el corazón de Bella estaba muy acelerado.

Minutos después comenzó a llover. Las gotas caían con fuerza sobre el parabrisas, y era el único sonido.

Solamente con sentir a Draco a su lado y recordar lo que hizo en el evento, se mojaba. Se mojaba y su cuerpo reaccionaba de una forma que solamente Draco lograba.

Jugó con sus manos en su regazo. Jugó con el anillo en su dedo. Vio por la ventana, trató de ignorarlo, pero no podía.

Cuando Draco aparcó el coche, respiro.

— Lo dejaré aquí y me iré por Aparición, ¿bien? — ella asintió —. Lamento... todo. Y cuando quieras y puedas, puedo decirte lo que pasó en realidad, Bella.

— ¿Más mentiras?

— Ninguna mentira, Bell. No volvería a mentirte, no lo haría.

— Sobre la carta...

— Él me mando una carta, diciéndo que me apurara, pero no lo hice exactamente por él. Bell. Yo quería hacerlo, lo deseaba.

— Se me hace difícil creerte.

— Por favor, por favor — suplico —. No quiero que nos divorciemos, no quiero hacer esto, Bell. Te necesito.

De un momento a otro; Isabella estaba sobre las piernas de Draco a horcajadas. Él reaccionó con rapidez e inclinó el asiento más atrás. Colocando las manos sobre su trasero y besándola.

— Quiero que me folles...— murmuró Bella sobre sus labios mientras trataba de desabotonarle los botones.

— Mierda, lo haré.

Draco enganchó sus dedos en el final de su vestido y lo subió hacia sus caderas, dándole la libertad de tocar su piel desnuda.

Le mordió los labios, succionó su labio inferior y tiro de él con toda la fuerza.

— Por las noches pienso en ti, Bell. Antes de entrar por tu ventana, pienso en ti. En tu cuerpo, en tus hermosos senos y tu precioso coño.

Sintió sus dedos clavarse en sus caderas, y gruñó mientras la besó una y otra vez, respirando con dificultad.

Sus labios se movieron hacia su cuello, y apenas notó la correa de su vestido deslizándose por su brazo mientras el calor de su boca cubrió su hombro.
Agarró la parte de atrás de su cuello, manteniéndola en su lugar mientras pasó la nariz y la boca por su cuello, inhalando.

—¿Me sientes? —susurró, presionando su cadera contra él. Gimoteó mientras Bella se frotó contra su grosor entre sus piernas.

—Sí.

Draco bajo los labios a sus senos, besándolos uno por uno y después chupando su pezon izquierdo, dándole toda su atención.

— No tenemos mucho tiempo.

— ¿No?

— Apúrate.

Draco la tomó por las caderas levantándola un poco.— Quédate así — le pidió. Entonces comenzó a desabrocharse el pantalón, bajándolo lo más que pudo, y con ellos sus bóxers —. Móntame.

Bella cerró los ojos, delirando de placer. Y cuando sus caderas comenzaron a bajar lentamente por la longitud de Draco, gimió.

Cuando lo tomó por completo, se quedó quieta, sin moverse.

— Muévete, joder.— jadeó Draco.

Ella se tomó de sus hombros y comenzó a subir y a bajar por su longitud, con lentitud, sintiendo dolor en el abdomen bajo.

Pero cuando Draco lo notó, llevó dos de sus dedos al clitoris de Isabella, masajeándolo con suavidad y firmeza. Besó sus labios.— ¿Así se siente mejor? ¿Huh? ¿Te está gustando?

Ella asintió, y comenzó a aumentar la velocidad.

Subió y bajo, y se movió en círculos, tomándolo todo.

Antes de llegar al orgasmo, dejó caer su cabeza sobre el hombro de Drago, sintiéndose cansada.

Draco se inclinó en el asiento un poco, la tomó de las caderas y desde abajo, comenzó a embestirla él. Cada embestida era dura y profunda. Los senos de Isabella se movían con cada penetracion y sus gemidos resonaron en el auto, las ventanas se empañaron.

— Qué bien se siente tenerte dentro, Draco.— gimió, y tomó la mano izquierda de Draco, se arqueó y pasó su lengua por la marca Tenebrosa de Draco. En todo el momento lo miro a los ojos y él a ella.

— Oh, mierda.

Dejó caer el brazo de Draco y nuevamente se aferró a sus hombros.— Qué bien se siente tener sexo contigo.

— No hables sucio, cariño.— dijo y sus embestidas se volvieron más torpes, más descuidadas.

Bella sintió la electricidad pasarle por todo el cuerpo, se estremeció completamente y los dedos de sus pies se arquearon.— Me corro.

— Córrete.— le susurró en su oído.

Mientras Bella se deshacía en sus brazos, temblando y gimiendo, Draco siguió con sus embestidas, gimiendo y jadeando en el oído de Isabella.

A los pocos minutos, él logró correrse.

Bella se quedo sobre él hasta que logró recuperarse, entonces volvió a su asiento, se arregló el vestido y abrió la puerta.

— Te acompañó.— le dijo mientras abrochaba sus pantalones.

— No es necesario.

— Quiero hacerlo.

Ambos salieron del auto y se dirigieron a la puerta.

Draco se metió las manos en los bolsillos y le sonrió.— ¿Cuándo vuelves, Bell?

— No volveré.

— ¿Y esto? — frunció el ceño y se humedeció los labios —. ¿Qué fue esto?

— Necesitaba hacerlo, lo siento.

— ¿Ahora soy alguién a quien follas solamente y después lo dejas?

— No te preocupes, Malfoy. No volverá a pasar.

— Jodete — escupió —. Jodete, Rosier.

— Vete a la mierda.

— Me iré a cualquier lado donde tú no estés.

— ¡Vete al infierno entonces!

— No sé qué te crees o qué, pero te dire algo; no eres más que una pequeña sucia y puta, anhelando ser follada. Solamente para eso eres buena, para follar.

Bella le saco el dedo del medio y entró en su casa, dirigiéndose directamente a su habitación.

— Bella, querida. ¿Has recapacitado? ¿Volverás con tu esposo?

— A la mierda contigo, mamá.

Subió las escaleras y se encerró en su habitación, quitándose el maquillaje y el vestido.

Se sintió tan cansada... Sin embargo, no logró conciliar el sueño.

Mañana saldrían los estudios, por fin, y estaba demasiado nerviosa para ello y también por la pelea con Draco.

Más tarde esa noche, cuando Bella creyó que Draco no iría a dormir con ella; se echó a llorar.

Se maldijo miles de veces y comenzó a golpear la cama, hundiendo su cara en la almohada. Entonces escuchó la ventana abrirse y se quedó callada y quieta.

Escuchó como Draco se sentaba sobre la cama, se quitaba los zapatos y levantaba las sábanas, colocándose junto a ella y envolviéndola con su brazo.

— Lo siento, no quería decir eso.

Me dan ter-nu-ra, y a la vez me enojan.

Tengo sentimientos encontrados con estos dos.

¿Ya vieron? ya llegamos a los 700 :')

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También échenle un vistazo a la próxima historia.

Gracias, gracias, mil besitos.

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