043
DRACO
1 step forward, 3 steps back — Olivia Rodrigo.
En la orilla de la cama, Draco escuchaba como Isabella trataba de mantener sus sollozos en silencio mientras que los temblores que atravesaban su cuerpo la delataban.
Se odiaba por no saber cómo responderle cuando le decía que lo quería. Se odiaba por no poder pronunciar aquellas palabras. Tal vez para alguien parecían simples, fáciles. Pero para él no. A Draco se le dificultaba decir esas palabras. Porque los marcarían para siempre. Y no era porque él no sentía nada por ella; al contrario, con Bella había sentido muchas cosas que pensaba que no existían.
No estaba listo para decirlo y no sabía cuándo lo estaría. Lo único que deseaba era que; Bella siguiese queriéndole, cuando él, por fin, le dijera que le quiere.
Minutos después, los temblores cesaron, al igual que los sollozos. Draco agradeció a Merlin, y cerró los ojos finalmente.
Se debatió por un momento, en voltear y rodear a Isabella con sus brazos, para que ella se quedará dormida. Como todas las noches... en sus brazos.
Pero esa idea quedó descartada, cuando escuchó unos gritos afuera. Quería cachetearse la cara repetidamente.
Bella pegó un brinquito, asustada. Un latido después; la chica se puso de pie y salió de la pequeña habitación que compartían en la tienda mágica.
Se levantó también. Vistió unos pantalones de chándal grises y la camisa que llevaba puesta ese día. Negra y lisa. Abrochó un botón y salió.
Buscó con la mirada a Isabella, la cual estaba fuera de la campaña, con los brazos cruzados y las piernas desnudas. Viendo hacia adelante.
— ¡Tú te comiste el brownie! — gritó Pansy, dirigiéndose a Astoria.
— ¿Siempre tienes que mentir?
— ¡Acéptalo, Greengrass! — Blaise convino con Pansy.
— ¿Por qué no aceptaría que me comí un maldito brownie?
— ¿Maldito brownie? — repitió Pansy perpleja —. ¡Era el último brownie de Mari!
— Malditos adictos.— refunfuñó la chica.
Y antes de que Pansy tomará la varita y le apuntará a Astoria, Draco avanzó hacia ellos y se puso en el medio.— ¿Tanto alborotó por un maldito brownie?
— ¡¿Maldito brownie?! — Pansy y Blaise repitieron al unísono.
— Joder, se están volviendo locos.
— ¿Por qué no se van a dormir? Mañana conseguimos más.
— Mañana, amigo mío, será muy tarde.
— ¿No tendrás algún cigarrillo, Blaise? Estoy seguro que sí.
— Los brownies pegan diferente.— se encogió de brazos.
Astoria al ver que estaban concentrados en Draco, se escabulló y se fue. A los pocos segundos Theo la siguió, después se marchó Adrián y Bella volvió a su tienda.
Draco se sentó en el suelo y apoyó la cabeza en el tronco de madera, seguido por Blaise y Pansy.
— ¡Oh! — gimoteó la chica —. Extrañaba estar los tres juntos y solos.
— Es bueno — dijo Blaise —. Ya nunca lo hacemos.
— Nuestro querido Draco está muy ocupado follando con su chica.
Se encogió de brazos.— Claro que lo estoy — siseó—. Es encantadora. ¿La has visto Blaise?
Asintió.— Es encantadora. ¿Sus pechos están tan recónditos y firmes cómo parecen? — preguntó inocentemente.
— No hables de sus pechos, Blaise — advirtió —. O tendré que golpearte.
— ¡Era una simple pregunta! — se justificó.
— Y para responderla, te diré: que son mejores de lo que parecen.
— Theo lo confirma.— señaló Pansy.
— ¿Disculpa? — Draco giró la cabeza —. No trates de meter cizaña, solamente porque estás celosa
— No lo estoy haciendo. Simplemente estoy repitiendo lo que dijo Theodore.
— ¿Y qué dijo, exactamente?
De la nada, Draco percibió un olor que ya conocía bastante bien, y no pudo evitar humedecerse los labios y aspirar profundamente. Blaise, a su lado estaba prendiendo un cigarrillo y dándole una profunda calada. Se lo tendió, y Draco dudó, pero finalmente; se lo arrebató y le dio una pequeña calada. «¿No le haría daño a nadie, cierto?»
«Maldición, ¡qué bien se sentía.» Saboreó el sabor del cigarrillo en su lengua y permitió que el humo se colara por sus pulmones. Cerró los ojos, solo un momento. Permitiéndose disfrutar de la sensación. Aunque estaba familiarizado, al no fumar por tantos meses, tosió un poco y se sintió mareado.
Pansy fue la siguiente en darle una calada al cigarrillo.— Dice que sus pechos son mejores de lo que parecen — se encogió de brazos —. No lo puedo negar; los he visto con mis propios ojos, y tiene unas tetas que te cagas.
— ¡Yo también quiero verlos!
— Nadie más los verá. Nadie más que yo.— espetó. La chica gruñó y Blaise hizo un mohín.
— Estás obsesionado con ella.— dijo Blaise.
— Es amor.— aseguró Draco.
— ¿Pueden dejar de hablar de la chica Rosier por un momento? Gracias.
— ¿Por qué lo haríamos? Mi esposa está buena.
— Además, Draco — añadió —, no hables de amor, ¡cómo si supieras qué es! No lo sabes. No lo conoces. Nunca lo has sentido.
— ¿Y qué, sí ahora lo siento?
— Sabes que no es así.
— ¿Y sí lo es?
— No lo es — insistió —. En unos meses te aburrirás de ella y buscarás un coño nuevo para complacerte.
— ¿Y si no?
— No seguiré discutiendo sobre esto.— giró la cabeza se acostó sobre una de sus manos y cerró los ojos.
Blaise y Draco rieron. El chico volvió a tenderle el cigarrillo, pero él negó con la cabeza.
•~•~•~•
No sabía cuándo ni cómo, pero se había quedado dormido en medio de Blaise y Pansy, con la cabeza sobre el tronco y su cuerpo sobre el frío pasto.
La mañana estaba completamente fría. Cielo nublado, gotas frías cayéndole sobre la cara, empapándolo.
Entró en la tienda de campaña. Estaba igual que el día anterior, todas las cosas en su lugar. La pequeña cocina, un pequeño comedor, otra pequeña sala y una puerta cerrada que daba a la habitación.
Entró cuidadosamente, tratando de no despertar a Isabella. Pero... ella ya estaba despierta. Tenía sobre la cama el equipaje y estaba metiendo ropa en la pequeña maleta.
— ¿Qué haces?
— Regresar a casa.— respondió sin mirarle.
«¿Casa? ¿Qué casa? ¿Mansión Malfoy o mansión Rosier? No podía regresar a la mansión Rosier, ¿cierto? No era posible...»
— ¿Cuál? — preguntó.
— ¿Cuál qué? — le devolvió la pregunta.
— ¿Cuál casa?
— ¿Cuál más?
— ¿Mansión Malfoy?
Asintió, entonces Draco pudo respirar nuevamente.— No me siento cómoda — confesó —. No me siento bien alrededor de tus amigos. Lo siento, lo he intentado. He intentado encajar con ellos, tratar de llevarme con ellos, simplemente no puedo.— parecía bastante alterada. Tenia la mirada clavada sobre la pequeña y pobre maleta mientras tiraba con fuerza la ropa dentro. De vez en cuando, dejaba de hacerlo y movía las manos exageradamente. Respirando con dificultad y la voz ahogada.
— Está bien, Bell.— dio un paso hacia ella
— No, no lo está — tiró otra prenda a la maleta y después se dejó caer sobre la cama. Abatida, tomó bocanadas de aire demasiadas profundas y enterró la cara entre sus manos —. Nada está bien. ¿Qué es esto, Draco? — señaló toda la habitación y a ellos dos —. En serio, trato y trato de entender, qué es lo que somos. De saber, qué es lo que tenemos, pero no puedo. Todo parece nublado, oscuro, ¿sabes?
— ¿Qué necesitas saber exactamente, Bella?
— Todo — se puso de pie y repitió —: Todo. No entiendo nada.
— No hay nada que entender, Bell. Estamos casados, nos llevamos bien... No sé, creí que era suficiente.
— ¿Me amas, me quieres o me odias? — dio un paso hacia él.
— Bella, no regresemos a eso. No, de nuevo no, por favor.— suplicó.
— Siempre es un paso adelante y tres pasos atrás.— murmuró. Se acercó hacia la maleta nuevamente, la cerró y la colgó sobre su hombro.
— ¿Adónde vas?
— Nos vemos en casa, Draco.— dicho eso, la chica desapareció de su vista.
Draco clavó la vista en donde su esposa estaba hace un momento. Se llevó las manos a la cara y se la restregó.
«Joder, estaba cansado. Realmente estaba cansado.»
Tenía que regresar en unas horas a la mansión, era obvio. Se sabia, todos lo sabían. Bella y Draco eran los únicos que habían ido para quedarse solamente dos días. Los demás tenían planeado quedarse una semana.
Pero ellos no podían. Además que el ambiente siempre estaba denso con Astoria, Theo y Pansy. Draco tenía que regresar para asistir a su trabajo en el Ministerio de Magia.
«Tal vez Bella tenía razón — se dijo a sí mismo —. Siempre era un paso adelante y tres atrás.»
Estaban así durante meses. Un mes de maravilla, el otro mes, volvían al principio.
Trato de calmarse tomando una ducha, lo cual sirvió, un poco.
Se sentó en el lugar que dormía Bella. Por alguna razón, siempre escogía el lado derecho de la cama. Pensó en ella, en su linda cara y su preciosa sonrisa. De la manera en que se rascaba la punta de la nariz cada vez que algo la ponía nerviosa o incómoda. De la manera en que divagaba cuando no encontraba las palabras correcta. De la manera en que sus mejillas, clavícula y cuello, se teñían de un color rosa cuando estaba excitada. Cada y una de esas pequeñas cosas, que él había descubierto de ella.
Siempre tenia una sonrisa en la cara, pero cada una de sus sonrisas eran diferentes. Tenia esa sonrisita tonta cuando le daba pena algo. O aquella sonrisa radiante cuando estaba feliz de verdad. También tenia esa sonrisa cuando estaba excitada y quería hacerlo.
Su piel se erizó al pensar tanto en ella, y sacudió la cabeza para apartar sus pensamientos.
— Dolcezza mía... Mi esposa.— le habló mediante el lazo, pero no hubo respuesta.
No hubo respuesta de ella en las siguientes horas, por más que Draco trataba de contactarla.
— Estará bien, Draco. Joder, dale su espacio, hombre.
— ¿Espacio? — frunció el ceño —. ¿Para qué carajos necesita espacio? No estaré en la casa por horas, con eso tiene suficiente, ¿no?
— No le has dicho que la quieres, ¿no crees que por eso actúa así?
— No es tan inmadura.
— Sin embargo; es una mujer.— se encogió de brazos y curvó los labios hacia abajo.
— ¿Y?
— Pues, que te ha dicho que te quiere y tú no le has respondido.
— No estoy preparado.
— Pues nada, Draco. Te aguantas. ¿No te sentirías mal, si tú estuvieras en su lugar? Es decir, sí tú le hubieras dicho que la quieres y ella no te respondiera.
— Un poco.— aceptó.
— Ella es una mujer — repitió Blaise —. Ellas sienten las cosas más que nosotros. Y sobrepiensan las cosas demasiado...
— Una tortura.
— Sin embargo, lo hacen.
— Deja de usar esa palabra.— se quejó.
— Debería. Sin embargo, no lo haré — Draco le pegó un golpe en la nuca, y el moreno se llevó la mano hacia el área adolorida —. ¡Deja de golpearme la nuca cada vez que quieras!
— ¿Dónde está Theo? — preguntó después de unos minutos.
— ¿Theo? ¿Theo, Theo? — se sorprendió —. ¿Theo Nott? ¿Theodore Nott?
— Ajá, ese mismo.
— Persiguiendo a Astoria, ¿no?
— No sé, por eso te pregunto.
— ¿Y ahora qué, Draco? ¿Qué harás o qué hizo él?
— Nada. Simplemente quería saludarlo. ¿Es que no puedo?
— Ustedes ya no se saludan.
— No obstante... — dijo Draco y rió un poco —, deberíamos. Somos amigos desde hace años, no podemos echar nuestra amistad por algo tan tonto, ¿no lo crees? Además, yo nunca tuve la culpa. La culpa fue de él, que quería acostarse con Bella después que nos casamos. Claro, cuando estaba soltera no lo hizo.
— No te quejes... por lo menos te permitió quitarle la virginidad.
Otro golpe en la nuca.— No seas tonto.
— Siempre te han gustado las virgenes.
— No es algo que me obsesione.
— Sin embargo, te gustaban y te volvían loco. Bella no podía ser la excepción.
— No quería su virginidad — dijo y era verdad —. Con Bella fue y sigue siendo diferente.
— ¿Diferente a qué? — inquirió su amigo —. No me lo tomes a mal, me encanta que estés tan... así. Pero no lo entiendo. ¿No la odiabas? ¿Qué fue lo que cambió?
— No sé, Blaise — admitió con la mirada perdida —. Creo que con el tiempo pude ver a través de su piel y me atrapó.
— ¿Cuándo?
— ¿Qué?
— Te diste cuenta de que... bueno, la deseabas y todo eso.
Draco tiro del pasto.— Me sentía atraído hacia ella desde el primer momento en que la vi — confesó y dejó salir un suspiró largo —, en la discoteca. No sabía sobre nuestro Matrimonio Arreglado, y me sentí atraído hacia ella. Creo que siempre lo supe y por eso la odiaba. Odiaba saber que podía tenerme alrededor de su dedo cuando quisiera, y que... yo a ella no.
»Porque claramente, no le atraía en nada. Ni siquiera me temía o algo así... Nunca fue como las demás, siempre fue tan suya, tan ella, tan diferente. La odiaba por atraerme. La odiaba porque hizo que me diera cuenta que no estaba tan enamorado de Astoria cómo creía.
»¿Cómo me di cuenta? — se hizo la pregunta a si mismo —, porque cuando decidí que Astoria era el amor para mi vida, ninguna chica me atraía más y cuando Bell apareció, esa noche en la discoteca — hizo un sonido de una explosión —, despertó un deseo y una curiosidad en mi, que no sentía hace años, Blaise. Cuando mi padre, practicamente mediante a una carta me obligó a follarla y yo lo hice... todo aumento. El deseo, las ganas, la curiosidad y todo lo que sentía. Me hice adicto a ella, sin siquiera darme cuenta.
— Estás jodido.
— ¿Es tan obvio?
— Joder, amigo — se exaltó —, ni siquiera tratas de ocultarlo. Odias los contactos físicos en público, odias mostrar sentimientos en público, y con ella lo haces. Haces toda esa mierda que odiaste alguna vez. La mantienes cerca de ti, delante de todos. La abrazas, le besas la cabeza, la sien, los labios.
Sintió algo revolverse en su interior. No se había dado cuenta que hacía eso. Hizo un mohín y se golpeó la cara.— No me había dado cuenta.
— Nosotros sí, te lo aseguro. Todos lo han visto y se han sorprendido.
— ¡Awwws! — escucharon un chillido y giraron la cabeza —. ¡Pero qué tierno!
— ¿Hace cuánto tiempo estás aquí? — el muchacho se llevó una mano al pecho —. Joder, Parkinso, que me matas. He sentido algo en el corazón, lo puedo jurar. Fue como un infarto.
— He aprendido a ser invisible.— alardeó.
— ¿Cómo? — preguntó Blaise —. ¿Tienes una Capa de invisibilidad?
— No, no, nada de eso. Mis movimientos son tan lentos que es imposible verlos.
Draco frunció el ceño.— Menudas estupideces que salen de tu boca.
— Puedo hacer mejores cosas con ella...— la comisura de su labio se elevó.
— Oh, Parkinson... Joder, cállate — exclamó Blaise y le tiro lo primero que encontró. La chica lo esquivó con rapidez y agilidad —. No arruines el puto momento. ¡Lárgate!
Lo ignoro por completo y se sentó junto a ellos.— ¿Así que no le has dicho que la quieres, eh? — hizo un puchero y añadió —: ¿Es tan dificil para nuestro Draquito abrirse ante su queridísima esposa?
— No te metas.
— Me metí en sus panties, puedo meterme en esto también. Dato curioso — prosiguió —, si no le puedes decir a tu pareja que la quieres, es probable que no la quieras.— con la varita hizo aparecer unas frituras y se las llevo a la boca.
— Dato curioso — la imitó Draco —, cuando una persona mete las narices en los asuntos de su ex, o bien, sigue enamorada de él, o bien, se enamoró de la pareja de su ex. ¿Cuál es tu situación, Pansy? ¿Sigues enamorada de mi... o ahora estás enamorada de Bella? Porque te juro... Te juro que estás siendo insoportable.
— Ninguno de los dos es de mi agrado.— se limitó a contestar, llevándose otra fritura a la boca.
— Oh, vamos — insistió —, ¿somos amigos, no? Los amigos se cuentan todo. ¿De mi o de Bella? No te culparía si estás enamorada de Bella, créeme, es imposible no estarlo. Pregúntaselo a Theodore.
— Púdrete en el infierno, Malfoy.
Draco se puso en pie e hizo una reverencia.— Mi placer — dijo y se dirigió hacia Blaise —. Necesito irme, nos vemos luego — comenzó a caminar hacia su campaña y en medio camino se volteó y gritó—. ¡No te acuestes con Pansy, tiene clamidia!
Blaise estalló en una carcajada mientras que Pansy empujaba su hombro y le daba unos cuantos golpes.
Se sentía bien después de hablar con Blaise. De decirle todo lo que esta en su interior y dejarlo salir. Confiaba plenamente en él, sabía que no le diría a nadie. En cambio, Pansy... no sabia con certeza cuánto tiempo estuvo allí, pero había escuchado absolutamente todo y por el momento no era de fiar.
—
En la nochecita estaré actualizando ¿Solamente amigos? *Baile de apareamiento*.
Buenos días, genteee...
¿Se vendrá el drama?
Tal vez sí, tal vez no.
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Las quiero muchito. <3
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